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Asco, náuseas, es lo que hemos sentido al principio, luego de conocer las nuevas innovaciones de la CCI oportunista sobre el anarquismo. Juzguemos los títulos de los artículos: La Izquierda comunista y el anarquismo internacionalista: lo que tenemos en común; o este otro: Reunión CNT-AIT de Toulouse del 15 de abril de 2010: hacia un crisol de la reflexión internacionalista. Dos títulos que vienen -¡y cómo!- a verificar la justeza de la advertencia que lanzamos en el boletín 48 de la Fracción Interna de la CCI: El anarquismo busca infiltrarse en el campo proletario, la CCI le abre la puerta.
¡Asco, náuseas, pero ahora también cólera y rabia! No se puede dejar pasar esto sin reaccionar, sin luchar contra el desenlace fatal que esta nueva etapa anuncia, desenlace fatal que se está realizando “tranquilamente”. Si aún hay militantes y simpatizantes sinceros de la CCI que buscan resistir y salvar lo que aún sea posible, nos corresponde ayudarlos con nuestras máximas fuerzas, así como nos corresponde salvar el honor comunista y la herencia política de la CCI.
Ya habíamos denunciado lo que todavía aparecía solamente como un peligroso desliz de la CCI actual frente al anarquismo1. ¿No había ya difundido un volante común con dos grupos abiertamente anarquistas en México? Pero ahora, con su apertura “fraternal” hacia el anarquismo, ¡la CCI emprende su ruptura con el campo del proletariado, con el marxismo, con la historia del movimiento obrero, en particular con la de la Izquierda comunista, y por tanto con su propia historia! Es un paso importante hacia la previsible desaparición de esta organización en tanto que organización del proletariado, lo que se perfila en la ruptura con su propia plataforma, en la pérdida o -peor aún- en la disolución de sus últimas fuerzas militantes comunistas ante el aflujo de elementos izquierdizantes, en otros términos, ¡en su desagregación tanto teórico-política como militante! ¿Hay todavía tiempo para salvar algo de esta organización? ¿Hay todavía tiempo para que algunos militantes finalmente reaccionen y se organicen en consecuencia en su interior para luchar contra la muerte anunciada y a punto de realizarse de la CCI en tanto que organización política del proletariado? ¡Porque está en esta situación! ¿Acaso no está fraternizando abiertamente con el anarquismo, corriente que la Izquierda comunista clasificó definitivamente como contrarrevolucionaria y que la verdadera CCI nunca cesó de denunciar como un componente de la extrema izquierda del capital?
¿Exageración de nuestra parte? Juzguemos:
“Concretamente, nuestra organización, que es marxista, considera que lucha por el proletariado al lado de los militantes anarquistas internacionalistas y frente a los llamados partidos 'comunistas' y maoístas (que sin embargo se proclaman también marxistas). ¿Por qué?
Dentro de la sociedad capitalista, existen dos campos fundamentales: el de la burguesía y el de la clase obrera. Nosotros denunciamos y combatimos todas las organizaciones políticas que pertenecen al primero. Y discutimos, a veces vivamente pero siempre fraternalmente, y tratamos de colaborar con los miembros del segundo. Ahora bien, bajo la etiqueta de 'marxista' se esconden organizaciones auténticamente burguesas y reaccionarias; ¡igual que bajo la etiqueta de 'anarquista'! (CCI. La izquierda comunista y el anarquismo internacionalista: lo que tenemos en común).
¿Cómo pueden los camaradas de la CCI que aún conservan un poquito de memoria y convicción comunista avalar este bodrio según el cual existen actualmente organizaciones anarquistas que pertenecen al campo de la clase obrera? ¡Acepten entonces traicionar y romper con nuestras posiciones de clase, con nuestra plataforma! La traición se acompaña además, algunas líneas más abajo, con una colaboración de clase abiertamente reivindicada:
“Actualmente en Francia por ejemplo, la misma denominación 'CNT' recubre dos organizaciones anarquistas, una con posiciones auténticamente revolucionarias (CNT-AIT) y otra puramente 'reformista' y reaccionaria (CNT Vignoles)” (Ibídem).
Los camaradas de la CCI que aún conservan un poquito de reflejo comunista ¿han echado un vistazo al sitio web de la CNT-AIT y sus documentos? ¿Saben que esta organización sigue reclamándose abiertamente del anarcosindicalismo? ¿De la autogestión? ¿De la política de la CNT durante la guerra de España (es decir de Monseny y los suyos quienes participaron activamente en el Frente Popular, mortal para nuestra clase) y de la lucha antifascista? ¿Décadas de combate de la CCI contra el peligro anarquista son así arrojadas por la ventana sin ningún debate, sin ninguna confrontación... sin ninguna reticencia ni oposición?
Los camaradas de la CCI que aún conservan algunas “nociones de clase”, ¿pueden aceptar que en su nombre se pronuncien frases tan próximas del izquierdismo embaucador como la siguiente?: “Los militantes comunistas son actualmente poco numerosos y no hay nada peor que el aislamiento. Hace falta también luchar contra la tendencia todavía muy grande de la defensa de 'la capilla', de 'la familia' (anarquista o marxista) y contra el espíritu de tendero que nada tiene que hacer en el campo de la clase obrera”. (Ibídem).
¡La lucha histórica del marxismo contra la ideología pequeñoburguesa anarquista es de este modo rebajada a una rivalidad de tendero! Si que hay para atragantarse de rabia ante tales declaraciones.
Pero qué decir, qué dicen ustedes camaradas de la CCI, del artículo escrito en lengua española ¿Cuál es nuestra actitud ante compañeros que se reclaman del anarquismo?Este artículo trata de responder a las reacciones indignadas de simpatizantes -y al parecer a “reticencias internas” de militantes-2 y justificar la nueva posición. Tiene la desfachatez de afirmar que la posición de la CCI en relación al anarquismo “no ha cambiado”3. Peor aún, este artículo llega incluso a decir que la ideología anarquista “expresa una voluntad de lucha contra la explotación y la opresión y, por tanto, se sitúa en un terreno inequívoco de combate contra el capitalismo. Compartiendo claramente ese terreno, las divergencias que tenemos se sitúan a nivel de método”. Los camaradas de lengua española de la CCI siempre han tenido la “cualidad” de ahondar en las nuevas orientaciones, sobre todo en las más confusas y oportunistas, y de volverse voceros a ultranza de éstas, a veces al precio de grandes desilusiones. ¿Así que, camaradas de la CCI, de nuestra CCI (si aún queda), entre el marxismo y la “ideología anarquista” sólo hay -según dicen quienes les representan- una diferencia de método? ¡El camarada MC, principal fundador de la CCI, de quien ustedes esgrimen el icono, debe estar revolcándose en su tumba!
Y para terminar esta nauseabunda literatura, la cereza del pastel -si le podemos llamar así a tal excremento izquierdista-, el artículo “... Lo que tenemos en común” concluye clamando alto y fuerte, agitando su declaración como una bandera, que “La CCI pertenece al mismo campo que los anarquistas internacionalistas que defienden realmente la autonomía obrera ¡Sí, nosotros los consideramos como camaradas con los que deseamos debatir y colaborar! Sí, nosotros pensamos igualmente que estos militantes anarquistas tienen más en común con la Izquierda Comunista que con los que, bajo la misma etiqueta anarquista, defienden en realidad posiciones nacionalistas o 'reformistas' y que son de hecho, defensores del capitalismo, reaccionarios!”
¿Los comunistas en el mismo campo que los anarquistas?
¿Cómo pueden los últimos militantes de la CCI que han conservado un mínimo de memoria y preocupación de coherencia con las posiciones programáticas de esta organización aceptar esto?
¿Los dos argumentos que se esgrimen para justificar tal revisión, tal traición? Son la sinceridad de los “buenos” militantes anarquistas (en oposición a los “malos”) y su supuesto internacionalismo. Hace ya mucho tiempo que la CCI, nuestra CCI, arrojó al bote de la basura el argumento de la sinceridad de los militantes:
“Cuando cuestionamos la naturaleza de clase de una organización política que se auto nombra 'obrera' o 'revolucionaria', se nos responde con el argumento de la 'sinceridad de los militantes' (sobre todo la de los de base4). Lo absurdo de este argumento se basa en la separación metafísica entre la organización y sus miembros, entre 'los buenos militantes' y los 'malos dirigentes' (…). De dos cosas una: o bien se razona en términos de clase y su funda la naturaleza política de una organización sobre criterios de clase; y entonces la única actitud revolucionaria frente a las ilusiones que surgen inevitablemente entre los elementos en ruptura con la sociedad actual, es la de la denuncia sin maquillaje de sus ilusiones y del papel que objetivamente les conducen éstas a jugar. O bien uno se hunde en el terreno individualista para chapotear inevitablemente en las metafísicas moralizantes de las 'motivaciones individuales'. Se comienza afirmando el 'derecho al error' y se termina siempre confundiendo el respeto al individuo que se equivoca con el respeto a su error (…). Toda esta actitud 'no sectaria' tiene su fuente en la confusión y sólo puede servir a la confusión; se niega de antemano todos los medios para abordar la cuestión de la naturaleza de clase de una organización política ya que abandona desde el inicio la problemática de clase.
Tal manera de abordar el problema sería una simple confusión (…) si esta confusión no fuera una fuerza contrarrevolucionaria, si su resultado concreto no fuera, una vez más, el de permitir la defensa de las organizaciones de la burguesía en el interior del movimiento obrero”. (¿Somos sectarios? Révolution internationale N° 8, 1974, firmado RV).
En lo que respecta al supuesto internacionalismo de algunos anarquistas, nos limitaremos a remitir al lector a nuestro artículo del Boletín 48 de la Fracción interna de la CCI, especialmente cuando dice:
“Podemos ver aquí, en qué consiste el 'verdadero internacionalismo' de Marx y Engels: en la defensa intransigente de la Internacional, en tanto que 'organización real y militante de la clase obrera de todos los países' que lucha por el derrocamiento de todos los Estados capitalistas y la instauración del poder político de la clase obrera (la dictadura del proletariado), en oposición a los 'creadores de sectas', incluyendo a los anarquistas en primer lugar, que tienden a minarla. Es decir que, para el marxismo revolucionario, el internacionalismo proletario nunca ha sido un mero principio abstracto, ni siquiera es solamente una declaración de estar 'en contra de todos los Estados, naciones y guerras imperialistas'. Para el marxismo, el internacionalismo implica el esfuerzo concreto de la clase obrera, por organizarse a escala internacional, para actuar de manera unida y centralizada, asimismo a escala internacional, en dirección de la revolución comunista mundial. Estas dos expresiones concretas del internacionalismo proletario: la organización centralizada de la clase obrera y la lucha por la revolución comunista mundial -a través de la instauración de la dictadura proletaria, son opuestas, antagónicas, a los fundamentos del anarquismo . (De allí que la CCI, buscando la colaboración con los anarquistas, deba reducir el 'internacionalismo' a 'la actitud ante la guerra').”
Sin duda habrá que recordar brevemente a los últimos militantes de la CCI que conservan discretamente, sin exponerse en el interior de su organización -¿secretamente y a escondidas? ¿vergonzosamente?- algunos restos políticos del pasado, que los anarquistas que se han vuelto realmente internacionalistas, en particular durante la Primera guerra mundial, solamente lo lograron adhiriendo a la revolución rusa, a la dictadura del proletariado, al comunismo, y volviéndose militantes bolcheviques, es decir, rompiendo con su anarquismo original. El caso más conocido es el de Víctor Serge. Pero hay otros más.
¿Así que el anarquismo y el comunismo en el mismo campo? La facción liquidadora que tomó el control de la CCI en 2001, y que se vio “obligada” a eliminarnos y excluirnos para poder hacer su trabajo sucio de liquidación de nuestra organización llega a su objetivo. La CCI “oficial” está en vías de auto destruirse al confabularse con enemigos de clase, al rechazar todo el combate del marxismo contra el anarquismo. No hay un momento de la historia del movimiento obrero en el que el combate contra el anarquismo no hubiera estado presente. Marx, evidentemente el primero, quien en Miseria de la filosofía, zanja ya la cuestión de la relación del anarquismo con el comunismo ajustándole las cuentas a su eminente “teórico”: “El señor Proudhon quiere planear como hombre de ciencia por encima de los burgueses y los proletarios; no es más que el pequeñoburgués, sacudido constantemente entre el Capital y el Trabajo, entre la economía política y el comunismo (…) En resumen, el señor Proudhon no va más allá del ideal del pequeñoburgués”.
Desde entonces, el marxismo siempre ha combatido la ideología anarquista como una ideología extraña al proletariado y particularmente peligrosa para éste. Las citas de revolucionarios marxistas que critican e incluso denuncian al anarquismo como ajeno al proletariado forman una legión -hemos reproducido algunas en nuestros artículos del Boletín 48 de la fracción interna y en el primer número de este Boletín comunista internacional. Si bien en un primer tiempo, en los primeros tiempos del capitalismo, la ideología pequeñoburguesa anarquista aún podía representar una ideología independiente del capital, en nuestros días, al haberse vuelto el capitalismo el modo de producción universal, esta ideología no puede ni siquiera ya reivindicar cierta “autonomía” y es utilizada por el capital como un instrumento directo contra el proletariado y su teoría revolucionaria. El combate de Marx y Engels en el interior de la Primera Internacional contra Bakunin marcó momentos importantes y avances teórico-políticos fundamentales, en particular sobre la dimensión política de la lucha del proletariado y sobre la cuestión del Estado. Este combate contra la ideología anarquista continuó durante la Segunda Internacional -por ejemplo con Anarquismo y Socialismo de Plejanov: “los anarquistas son utopistas. Su punto de vista no tiene nada en común con el socialismo científico moderno”.
Lenin, incluso en su libro más “favorable” -si se puede decir así- para los anarquistas, El Estado y la Revolución, vuelve sin ningún equívoco sobre la relación del anarquismo con el comunismo:
“También en este pasaje de Engels -Lenin se refiere al texto Sobre la autoridad (1872)- la parte más notable es el planteamiento de la cuestión contra los anarquistas. (...) El concepto anarquista de la abolición del Estado es confuso y no revolucionario: así es como plantea la cuestión Engels. En efecto, los anarquistas no quieren ver la revolución en su nacimiento y en su desarrollo, en sus tareas específicas con relación a la violencia, a la autoridad, al Poder y al Estado”. (Negritas de Lenin).
Excepto que se crea que las cuestiones de la violencia de clase, del poder y del Estado son sólo cuestiones de “método” y no cuestiones de principio, de clase, es claro que es una fosa de clase lo que separa al anarquismo del marxismo. Precisamente uno de los aportes de la Izquierda comunista italiana es el de haber puesto en evidencia el carácter, no táctico, no simplemente de “método”, sino de principios respecto a estas cuestiones. Es con esta concepción que no dejó de denunciar al anarquismo: “El anarquismo se opone profundamente a las concepciones comunistas” (Tesis de la Fracción comunista abstencionistas del Partido Socialista Italiano, 1920); “El partido (…) condena (…) al anarquismo, que niega la necesidad histórica del Estado y de la dictadura proletaria para transformar la organización social y suprimir la división de la sociedad en clases” (Proyecto de tesis presentada por la Fracción de izquierda en el Tercer Congreso del Partido Comunista de Italia, Lyon 1926). Posteriormente, Bilan, la revista de la fracción de izquierda del PC de Italia es particularmente clara sobre el origen de clase del anarquismo y no deja de denunciarle en España:
“El 4 de mayo de 1937, estos mismos proletarios, provistos de armas, dejan sobre los adoquines mucho más víctimas que en julio, cuando deben repeler a Franco y es el gobierno antifascista -incluyendo hasta a los anarquistas, de quienes el POUM es indirectamente solidario- quien desencadena la escoria de las fuerzas represivas contra los obreros. (…) Para realizar su plan contrarrevolucionario, la burguesía puede apelar a los Centristas, a los Socialistas, a la CNT, a la FAI, al POUM, quienes -todos ellos- hacen creer a los obreros que el Estado cambia de naturaleza cuando el personal que lo dirige cambia de color. (…) Los últimos acontecimientos de Barcelona confirman lúgubremente nuestra tesis inicial y descubren que es con una crueldad comparable a la de Franco que el Frente popular, flanqueado por los anarquistas y el POUM, se arrojó contra los obreros insurrectos del 4 de mayo” (Bilan 41, mayo-junio 1937).
Pero no es sólo con el conjunto de la historia del movimiento obrero que la CCI actual está rompiendo el hilo, sino también con su propia historia, la cual se inscribía precisamente en la continuidad del marxismo en su combate contra el anarquismo. Ya hemos recordado, también en los textos de nuestros boletines anteriores citados más arriba, varios pasajes de nuestros escritos. Todavía en los años 1990, y contrariamente a lo que declara ahora, la CCI defendía claramente que la ideología anarquista representaba “la penetración en las filas del proletariado de puntos de vista extraños a la clase” (El comunismo no es un bello ideal..., anarquismo o comunismo, Revue Internationale 79, 1994).
Si no se levanta una reacción política determinada y fuerte en el seno de nuestra organización, suficientemente fuerte como para poner un alto a la dinámica catastrófica actual, ésta no tardará en explotar por la acumulación de contradicciones políticas y de clase que se acumulan en su interior y en desaparecer para el proletariado. Los puntos 7: Los sindicatos, órganos del proletariado ayer, instrumentos del capital hoy); 9: El frentismo, estrategia de desviación del proletariado; 11: La autogestión, auto explotación del proletariado; 12: Las luchas marginales, impasse reaccionario; de nuestra plataforma política, de la plataforma política y de principios de la CCI, por no citar más que estos puntos, se oponen directamente al anarquismo. Todos terminan casi en los mismo términos: “Todas las corrientes políticas que, incluso en nombre de la 'auto experiencia del proletariado' o del 'establecimiento de relaciones entre los obreros', defienden la autogestión -o el sindicalismo, o el frentismo- no son más que los defensores objetivos del orden capitalista -y sirven directamente a los intereses de la burguesía.”
Estos sucesivos puntos de nuestra plataforma le permiten concluir y trazar una enseñanza política extremadamente importante, la cual se halla en contradicción con lo que desarrolla ahora la CCI “oficial”:
“El conjunto de las corrientes, sedicentemente revolucionarias, tales como el maoísmo -que es una simple variante de los partidos definitivamente pasados a la burguesía-, el trotskismo -que luego de haber constituido una reacción proletaria contra la traición de los partidos comunistas fue atrapado en un proceso similar de degeneración- o el anarquismo tradicional -que se sitúa actualmente en el marco de una misma postura política al defender algunas posiciones de los partidos socialistas y comunistas, como por ejemplo las alianzas antifascistas-, pertenecen al mismo campo que el del capital. El hecho de que tengan menos influencia o que utilicen un lenguaje más radical, no quita en nada el fondo burgués de su programa y de su naturaleza, sino que los vuelve útiles enganchadores o suplentes de estos partidos”.
Nuestra organización, la Corriente Comunista Internacional, y sus militantes... “sinceros” se encuentran ante una contradicción dramática; dramática por sus consecuencias políticas, y tanto más dramática por cuanto el término y el ajuste de cuentas final de todos estos últimos diez años de fuga ante el combate contra el oportunismo no podrán ser diferidos mucho tiempo más. ¡La organización CNT-AIT, cuyas posiciones nos presentan los liquidadores de la CCI como “auténticamente revolucionarias”, ha probado, desde hace mucho tiempo, su naturaleza antiproletaria, y todos lo sabemos! Y, entonces, la plataforma de la CCI, o bien hay que arrojarla al bote de basura, o bien aún es válida, y entonces lo que hay que combatir y eliminar de la CCI es la dinámica política -y la facción liquidacionista que se ha vuelto el actor principal y que parece superada por el bastardo que ha criado- que ha conducido a nuestra organización hasta el grado en que se encuentra hoy, ¡al grado de defender como proletaria a una organización enemiga del proletariado!
Combatir, una y otra vez; y en el caso de ustedes, militantes sinceros de la CCI, combatir finalmente a pesar de todos los bodrios avalados y las humillaciones sufridas, retomar la bandera de la CCI, la de sus posiciones, de sus luchas pasadas; es el único medio para recuperar la convicción y la energía comunistas. ¡Levántense y combatan!
2 de agosto de 2010.
La Fracción de la Izquierda comunista internacional.
Notas:
1. Véase el Boletín 48 de la Fracción interna de la CCI, El anarquismo busca infiltrarse en el campo proletario, la CCI le abre la puerta:
http://fractioncommuniste.org/ficci_esp/b48/b48_7.php
,
y el Boletín
comunista internacional N°1
de nuestra FICI, Carta
al Grupo Socialista Libertario :
2.“Sin embargo nuestra intención no ha sido bien percibida. Esta serie ha sido recibida momentáneamente con una cierta frialdad. De un lado, los anarquistas han visto un ataque en regla contra su movimiento. Del otro, los simpatizantes de la Izquierda Comunista y de la CCI no han comprendido nuestra voluntad de 'aproximación a los anarquistas'." (CCI. La izquierda comunista y el anarquismo internacionalista...).
3. “La primera cuestión que queremos abordar y que parece ser una de tus preocupaciones es la "nueva" actitud de la CCI hacia el anarquismo. Nuestra posición al respecto no ha cambiado.” (negritas nuestras).
4. Es exactamente el mismo argumento utilizado en el artículo de la CCI: “El error más embarazoso (y que nadie ha señalado hasta ahora) cometido en este artículo, concierne a la insurrección de Barcelona de mayo de 1937. En el artículo escribimos: 'los anarquistas se hicieron cómplices de la represión por parte del Frente Popular y del gobierno de Cataluña'. Pero en realidad, fue en contra de los militantes de la CNT o de la FAI que constituían la mayor parte de los obreros sublevados de Barcelona y que fueron las principales víctimas de la represión organizada por las hordas estalinistas. Es muy justo denunciar la colaboración en esta masacre de la dirección de la CNT antes que de 'los anarquistas'. (Nota 5 de ...Lo que tenemos en común).
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