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La perspectiva del «comunismo» es la clave de las actuales luchas del proletariado

Obligados a tratar la movilización obrera alrededor de la lucha de los mineros españoles (no pudiendo ignorarlo a riesgo de desprestigiarse totalmente) los medios burgueses han recurrido de nuevo al apagón informativo sobre el tema, tras la manifestación de mineros en Madrid el 11 de Julio de 2012, aprovechando el período veraniego y los juegos olímpicos. La censura que esos medios internacionales ejercen sobre las reacciones obreras a la crisis es una clara ilustración de la amenaza que representa para el orden capitalista la dinámica de las luchas obreras internacionales que recorre especialmente Europa. Tras Grecia, es alrededor de la Península Ibérica, España y Portugal, en donde el proletariado está obligado a intentar plantar cara a las condiciones de vida que le son impuestas. El silencio ejercido por la clase dominante no impide la realidad de las múltiples respuestas obreras de este verano.

Tras Grecia, la movilización obrera en torno a la lucha de los mineros asturianos ha tendido a focalizar la atención del proletariado internacional y ha representado para la clase obrera en España un lugar propio en el que todos se reconocen. La participación masiva de la población obrera de Madrid en la «Marcha Negra» de los mineros así como la calurosa acogida que han recibido en todo el país testimonian de hecho que todos los obreros españoles tendían a identificarse con este combate y eran conscientes de la necesidad de una respuesta unida de todos los sectores y de todas las regiones para hacer frente al Estado. El ejercicio de la violencia de clase para defenderse frente a la represión burguesa, los intentos de paralizar el funcionamiento del Estado y de la economía capitalista mediante el bloqueo de transportes y la ocupación de pueblos de las zonas mineras, han mostrado a todos el camino a seguir, y es en lo que se ha reconocido el conjunto del proletariado español. Especialmente en esta movilización de un sector «tradicional» e «histórico» de la clase obrera, con decenios de lucha tanto bajo la República española en los años 30 como después bajo la dictadura de Franco, se han mostrado los límites del movimiento de los «indignados» y, en realidad, la trampa que este representaba para el combate del proletariado. Los mineros asturianos recordaron a todos que el combate contra los ataques capitalistas debidos a la crisis no era un combate «ciudadano», por una democracia mejor, sino claramente el combate de una clase explotada contra otra clase dominante y explotadora, ya sea «democrática» o no. En este sentido, la lucha de los mineros y la movilización que ha supuesto en todo el país es un ejemplo a seguir, la vía a tomar en todos los países.

Sin embargo, es necesario indicar que esta movilización –los mineros cesaron globalmente sus luchas sin obtener nada y las medidas de austeridad continúan abatiéndose sobre la clase obrera española- no ha desembocado en una elevación del combate de clase contra la burguesía y su Estado hasta el punto de sacudir este y hacerle, aunque solo fuera momentáneamente, retirar sus ataques económicos.

¿Por que la cólera obrera real, generalizada, la voluntad de combatir, el sentimiento de que hay que marchar todos juntos no han conseguido modificar de manera significativa la relación de fuerza entre las clases? La manifestación obrera de Madrid, a pesar de su éxito y el respaldo de la población obrera de la capital española ha terminado por suponer una parada, y una especie de final, al menos momentáneo. ¿Por qué? ¿Es, simplemente por el hecho de que los sindicatos han conservado el control sobre la movilización obrera, sobre la organización de la Marcha sobre Madrid, sobre las consignas y las reivindicaciones, frecuentemente regionalistas y corporativistas, por el hecho de que han, incluso, vuelto en parte contra los obreros la autodefensa ante la represión, haciendo un mito y un fin en sí misma, limitando así al máximo todo riesgo de extensión real y generalización del movimiento? Ciertamente, los sindicatos y las fuerzas políticas de izquierda han jugado su papel y hecho de todo para encerrar a los obreros en su específico papel de «mineros» y los «salvemos nuestra región»; desgraciadamente, ningún grupo comunista ha podido, ó no ha sabido1 intervenir, oponerse junto a los obreros a las paradas y a los sabotajes sindicales, y avanzar consignas y perspectivas de acciones alternativas. Pero esto no basta para explicar los límites de las luchas obreras actuales, porque los límites de la movilización en España son sensiblemente los mismos que el proletariado internacional se encuentra por todo el mundo.

¿Por qué el papel de los agentes de la burguesía en el medio obrero, los sindicatos, los partidos de izquierda, los izquierdistas, y su acción no bastan para explicar porque la clase obrera no consigue elevar sus luchas al nivel requerido por la situación (gravedad de la crisis capitalista y de los ataques)? Mientras que nunca en la historia del capitalismo –y sopesamos nuestras palabras- nunca han sido tan favorables las condiciones objetivas para la evolución de la relación de fuerzas entre las clases yen favor del proletariado. Nunca en la historia del capitalismo ha tenido que atacar la burguesía con tanta fuerza –y estamos empezando- y de manera tan frontal, en todos los países y todos los sectores, de forma simultánea, mientras que el conjunto de la clase obrera, si bien sufriendo la incesante matraca mentirosa de la ideología burguesa, no queda menos lejos de adherirse a los grandes temas nacionalistas, democráticos, antiterroristas, antifascistas u otros de esta ideología.

Estos ataques frontales y masivos no hacen mas que comenzar y se van incluso a redoblar, no solamente porque la crisis económica es insoluble desde el punto de vista capitalista, pero también justamente porque la burguesía no tiene otra elección mas que presionar para que el conjunto de la sociedad se movilice y se comprometa en una nueva guerra imperialista generalizada. Esta otra «perspectiva histórica», esta «oferta» para la burguesía, implica también, incluso antes, la imposición de nuevos y mas dolorosos sacrificios. En la actualidad, y en contra de los que sucedía en 1914 y 1939, la clase obrera ya no está dispuesta a aceptar y unirse a esta marcha hacia la guerra generalizada. ¿Por qué entonces, cuando las condiciones históricas objetivas (el fracaso cada vez mas evidente del capitalismo, el debilitamiento histórico de la clase dominante…) son mas favorables que nunca, repetimos, por que el proletariado es aún incapaz de beneficiarse de esta situación para poner la situación a su favor? ¿Por qué entonces sus ilusiones sobre el capitalismo y la democracia burguesa están hundiéndose bajo los golpes de los ataques de los Estados burgueses? ¿Qué es lo que falta? ¿Cuáles son las carencias?

La debilidad esencial del proletariado internacional (las luchas obreras en Grecia y ahora en España lo manifiestan) reside en lo esencial en el nivel de su consciencia de clase, en el nivel de la extensión y la profundidad de esta en sus filas. Cuando es consciente, en sus masas, de que es una única y misma clase, continúa sufriendo el impacto enorme y en profundidad de las campañas anticomunistas que han continuado al hundimiento del estalinismo y que se apoyan en la mentirosa asimilación del verdadero comunismo con la dictadura estalinista y con la URSS. Después, con estas campañas lanzadas sin cesar, la burguesía hace de todo para hacernos creer que «el comunismo está muerto» y sobre todo que no hay ninguna alternativa al capitalismo.

Un hecho es significativo y va más allá de la anécdota: las fotos de la masiva manifestación de Madrid muestra una abundancia de banderas regionalistas o sindicales pero prácticamente ninguna bandera roja, aun teniendo en cuenta su uso por los izquierdistas. Esta es una ilustración particular del hecho de que la conciencia, aún a niveles mínimos de difusión, y aquejada de confusión en las filas obreras, de que otra sociedad es posible y de que es preciso por tanto destruir el capitalismo, esta particularmente disminuida y en gran parte ausente de la movilizaciones obreras. Esto tiene naturalmente un impacto negativo en el desarrollo (en extensión, en unidad y en profundidad) de los combates obreros de hoy en día. Sin esta perspectiva histórica más o menos clara y presente en la clase, la lucha del proletariado no puede auparse a la altura que la situación exige. Sin perspectiva histórica, se ve gravemente debilitada incluso a nivel de sus luchas inmediatas que tienen pocas probabilidades de hacer retroceder a la burguesía, sobre todo hoy que el sistema capitalista está en declive. Porque la necesidad de paralizar a la burguesía y su poder de estado, hacerla frente políticamente y disputarle su poder, pierde su fundamento sin tener la conciencia de que el proletariado es una clase destinada a subvertir el capitalismo y a instaurar, mediante el ejercicio de su propio poder la desaparición de las clases y la llegada del comunismo.

Esta es toda la dificultad de los combates de clase hoy y su límite. Esta debilidad se expresa también claramente en el nivel de su vanguardia política y está lustrada particularmente en la ausencia de influencia que ejercen las minorías comunistas existentes. Por definición, los grupos y organizaciones que se reclaman comunistas se determinan con relación a esta perspectiva. Sin embargo, también han sufrido campañas anticomunistas con posterioridad a 1989. En particular, el oportunismo político ha ejercido destrozos en su seno como lo demuestra ampliamente, la catastrófica deriva política de la CCI2 que se ha manifestado abiertamente a partir de 2001. Y el sectarismo que, por otro lado, continúa afectando a los grupos existentes y su dificultad para asumir las tareas de debate y discusión política con vistas a favorecer el indispensable reagrupamiento de fuerzas, es otra manifestación de ello.

En este sentido, el hecho de que ciertos elementos y círculos a menudo procedentes… de la CCI se hagan eco de campañas anticomunistas de la burguesías poniendo su grano de arena y su supuesta «autoridad» en la materia por haber militado en la filas de la Izquierda comunista durante decenios, contribuye también a debilitar directamente el campo comunista y las organizaciones.


Todo esto hace necesario que las grandes masas proletarias, con el apoyo decidido de sus minorías más conscientes y más combativas que son los grupos políticos comunistas, deben recuperar la perspectiva de la revolución proletaria y del comunismo. Este camino pasa por la vuelta a las aportaciones obreras y comunistas del pasado; para el conjunto del proletariado internacional, por retomar el camino de los combates obreros liberados de mentiras y de ilusiones democráticas; para las minorías comunistas organizadas, por la defensa de las experiencias obreras del pasado, y muy especialmente de la Revolución rusa de 1917, de la insurrección obrera, del ejercicio de la dictadura proletaria; y del partido bolchevique de Lenin, que la burguesía se afana en ensuciar. Para las amplias masas obreras, la vuelta a las conciencias de la perspectiva revolucionaria construirá y hará más eficaces las luchas inmediatas que, a su vez, precisarán y reforzarán cada vez más esta perspectiva. De ser así, estos combates harán de esa perspectiva una necesidad material. Para la vanguardia política, defender el «programa comunista» en el seno de la clase es poner en primer plano la herencia del pasado, es renovar los lazos con las precedentes generaciones de revolucionarios. Esto favorecerá su confianza y su determinación en su papel dirigente y dinámica de vanguardia política, y esto favorecerá aún mas esa influencia que las masas les devuelven.

«No hay mas que una sola lucha de clases, enfocada simultáneamente a limitar los efectos de la explotación capitalista y a suprimir esta explotación junto con la sociedad burguesa» (Rosa Luxemburgo, Huelga de masas, partido y sindicatos, 1906).

Agosto de 2012

1 . La intervención de la CCI ha brillado por su ausencia en un primer tiempo, y después, con mucho retraso, por su contenido digno de la ideología «indignada» y anarquizante del ¡«hay que cambiarse a uno mismo»!

2 . Remitimos al lector a los sumarios de nuestros boletines y a los de la extracción interna de la CCI para el estudio de esta deriva oportunista y catastrófica de una organización que fue la nuestra (www.fractioncommuniste.org)


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