| Home | Boletín Comunista Internacional 8 | | ![]() | ![]() |
A continuación reproducimos el artículo que la TCI acaba de traducir al francés [nuestra fracción lo traduce ahora también al español], y que fue redactado en diciembre de 1943 por Onorato Damen y publicado en Prometeo N° 2, la revista del Partido comunista internacionalista que apenas se había constituido en Italia, en el momento en que el proletariado italiano levantaba la cabeza mediante las huelgas y manifestaciones, en plena guerra, contra la misera que sufría. La introducción de los camaradas de la TCI recuerda las condiciones y el objetivo de este texto, que reafirma su convicción en los principios y los ideales de la insurrección proletaria de Octubre 1917 y de la Revolución rusa, y la necesidad para el proletariado de luchar por su propio programa revolucionario, el de los primeros años de la revolución rusa después de 1917”. Sólo esta razón justificaría ampliamente la reproducción de este texto.
Pero para nosotros hay además otra, la cual toma actualmente una importancia particular: desde hace algún tiempo, hemos visto incluso en el seno de los que se reivindican de la Izquierda comunista y de su herencia política -de la que la defensa intransigente del carácter proletario de la Revolución rusa, así como de la defensa del Partido bolchevique siguen siendo elementos centrales-, cuestionamientos más o menos explícitos hacia esta experiencia. Cierto, ya desde los años 1930, la corriente consejista rechazaba la experiencia de la revolución rusa, definiéndola como una revolución burguesa, si no es que como un simple golpe de Estado de los bolcheviques y de Lenin. Pero actualmente tiende a sumarse a este punto de vista un ambiente salido de la izquierda comunista, en particular de la CCI. Recientemente hemos visto en torno a la editorial Smolny y en ocasión de la publicación de un libro sobre la revista Komunist de 1918, cómo este ambiente adopta repentinamente la posición “infantil” de Bujarin y de la fracción reunida en torno suyo contra la firma de la paz de Brest-Litovsk entre la Rusia de los soviets y Alemania; y por otra parte, cómo traza una línea de continuidad entre el combate de esta fracción y el de las fracciones de izquierda que, posteriormente, se opondrían al ascenso del stalinismo y de la contrarrevolución. Y al establecer esta continuidad falaz, estos elementos alimentan la mentira de una continuidad entre Lenin y Stalin, entre el partido bolchevique de 1917-18 y el de 1927, entre la revolución rusa de octubre y la contrarrevolución stalinista; alimentan la visión -e incluso la retoman explícitamente- según la cual “el gusano ya estaba en la fruta” desde el inicio, desde la insurrección de octubre, y que el partido bolchevique de Lenin es el principal responsable de la “confiscación” de la revolución.
El texto publicado ahora por la TCI reafirma la herencia política y programática de la Izquierda comunista y se inscribe resueltamente en el que es también un combate político fundamental, no solamente para el éxito final del un proceso revolucionario, sino también de manera más inmediata para favorecer, tanto el reagrupamiento revolucionario y el proceso que conduzca a la constitución del Partido comunista, como para hacer de los comunistas actuales, por débiles y dispersos que estén, actores y factores activos y dirigentes del desarrollo de las luchas obreras ante la crisis del capitalismo. “Y los obreros -que han defendido y defienden aún a Rusia en tanto que primer gran experiencia de su clase- deben, a fin de cuentas, comprender la razón por la cual nosotros, comunistas, no dudamos en expresar nuestra oposición a la Rusia de Stalin, sin cesar jamás de ser combatientes convencidos por la Rusia de Lenin”, dice el texto de Damen.
Esto era cierto en 1943. Y lo es aún más hoy. La defensa del carácter proletario de Octubre y del partido bolchevique es un elemento central de la confrontación masiva entre las clases, cuyo proceso apenas comienza ahora. Sólo quienes no comprenden el papel primero, dirigente, fundamental, de las expresiones más altas de la conciencia de clase, a saber las organizaciones comunistas, pueden sorprenderse por tal afirmación. Si los revolucionarios y sobre todo su organización, el partido comunista, tuviera vacilaciones -por decir lo menos- en este combate por la defensa de la revolución rusa, entonces le faltaría a éste una de sus principales brújulas y su capacidad para ser el partido de vanguardia, el partido dirigente del proletariado, quedaría seriamente debilitada. Esto lo ha comprendido muy bien la burguesía y por ello no deja de atacar y desnaturalizar a nivel ideológico y propagandístico el carácter proletario del octubre ruso. Al hacerlo, logra introducir en el interior mismo del campo proletario, de las fuerzas comunistas, dudas, y así encuentra aliados. Que hay que combatir resueltamente y sin vacilación.
Marzo 2012, la FICI.
| Home | Boletín Comunista Internacional 8 | | ![]() | ![]() |