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La lucha de clases, la lucha entre el proletariado y la burguesía, ha vuelto al centro del escenario mundial por un largo periodo que será determinante para el destino de la sociedad. Por más que los medios de difusión de la burguesía (prensa, TV, internet, radio...) intenten censurarlas, ocultarlas, minimizarlas o tergiversarlas, la información sobre la multiplicación de las luchas proletarias por todo el mundo se abre paso. Las organizaciones comunistas deben analizar esta situación para tratar de trazar las principales tendencias de estas luchas y deducir orientaciones que contribuyan a su extensión y desarrollo. A nivel mundial, tenemos tres tipos de acontecimientos:
Primero, las jornadas de huelga y manifestación a escala nacional organizadas por los sindicatos en muchos países, principalmente en Europa: En Inglaterra, el 30 de junio de 2011 cientos de miles de obreros en lucha, y luego el 30 de noviembre dos millones de trabajadores realizaron una huelga general; en Portugal, el 29 de noviembre y en Bélgica el 30 de enero también hubo huelgas masivas similares. En España los sindicatos frenaron una huelga de transportes prevista para finales de febrero, y ahora se ven obligados a convocar a una huelga general para el 29 de marzo. Incluso en la misma Alemania, “la locomotora” de Europa, miles de empleados públicos han realizado paros en diferentes estados. Estas conmociones sociales se producen también fuera de Europa; así, en la India, decenas de millones de proletarios se han manifestado, ante el llamado de todos los sindicatos, el 29 de febrero, en demanda de un salario mínimo y trabajo estable.
¿Qué significa todo esto? Evidentemente, es difícil imaginar que después de más de un siglo de sabotaje y aplastamiento de las luchas económicas de los obreros, los sindicatos hayan cambiado repentinamente su naturaleza, abandonado su papel como organismos al servicio del capital. Por el contrario: lo que vemos actualmente es la manifestación de una verdadera estrategia de la burguesía a escala internacional para prevenir, mediante los llamamientos de los aparatos sindicales a estas jornadas perfectamente controladas, el estallido simultáneo de grandes luchas espontáneas de los obreros. Sin embargo, es altamente significativo que por todas partes, y especialmente en el corazón del capitalismo, en Europa (incluso en países que, como Alemania, durante muchos años la lucha de clases fue poco activa), la clase dominante se vea obligada a abrir estas “válvulas de escape de vapor” utilizando a todos sus sindicatos para organizar jornadas de huelga donde cientos de miles e incluso millones de trabajadores se encuentran. Y, si bien por el momento, estas jornadas transcurren en general bajo las consignas y el control de los sindicatos, la situación de creciente deterioro de las condiciones de vida y de aumento del descontento conllevan el riesgo latente -para la burguesía- de que en cualquier momento éstas jornadas se desborden fuera de dicho control. Lo que nos lleva al segundo tipo de acontecimientos.
Simultáneamente con las jornadas organizadas por los sindicatos, aparecen cada vez más protestas y huelgas, más o menos aisladas, más o menos importantes, más o menos espontáneas, “ilegales” o “salvajes” y auto-organizadas -y sobre las cuales los medios de difusión guardan el mayor de los silencios posible o las tergiversan a sabiendas-, especialmente donde se organizan las jornadas sindicales: revueltas en Inglaterra; huelga de controladores aéreos en Alemania; una oleada de huelgas salvajes y toma de fábricas al margen de los sindicatos en la región automotriz de Manesar en la India, acompañada de enfrentamientos con la policía... Leemos, por ejemplo, en un artículo de febrero sobre España redactado por la CCI:
“La Comunidad Valenciana ha vivido 2 grandes manifestaciones: el 21 de enero (educación) con 80,000 personas en Valencia y 40,000 en Alicante y el 26 de enero (todo el sector público) con 100 mil en la primera, 50 mil en la segunda y 20,000 en Castellón. Tras estas manifestaciones, la movilización ha continuado en colegios, institutos y barrios. (...) las luchas tienden a aumentar en las demás regiones. En Madrid protesta de los bomberos; manifestación de funcionarios y concentración contra la Reforma Laboral el mismo día de su aprobación; en Bilbao manifestación del sector público; 100 mil personas se manifiestan en Barcelona de todos los sectores; en esta misma ciudad los trabajadores de escuelas infantiles junto con padres y niños se concentran ante el gobierno regional; manifestación masiva del sector público en Toledo; 10 mil personas se manifiestan en Vigo en solidaridad con el sector naval; marcha de los trabajadores de Ferrol a La Coruña.1
¡No es una casualidad, pues, que la burguesía lance con toda la fuerza a su maquinaria sindical contra los trabajadores, ya que intenta meter en su red la lucha espontánea que tiende a brotar y desbordarse por todas partes!
Pero las lucha de clases se manifiesta no sólo en el “corazón” del capitalismo, sino por todos lados en el mundo. Sin contar la oleada de protestas y revueltas que sacudió el año pasado a los países del norte de África y Medio Oriente, y los movimientos de “ocupación de plazas” como el de los Indignados en España y el de Ocupar Wall Street en Estados Unidos, -en los que cientos de miles de proletarios han salido a la calle para expresar su descontento desafortunadamente en medio de una gran confusión, confundidos con otras capas sociales con diferentes intereses, que le llevan a un callejón sin salida, el de la lucha burguesa por la “democracia”-, no terminaríamos de enumerar la lista de países que han sido sacudidos por luchas y huelgas en estos últimos meses y semanas: En Rumanía ha estallado a principio de enero un movimiento general y espontáneo que ha abarcado unas 40 ciudades contra la desaparición del sistema de salud público del Estado. En China, desde hace meses se vive una significativa oleada de huelgas que afecta particularmente a la principal región industrial exportadora de Huandong, así como a las minas. En Chile desde hace meses se mantiene la protesta de los estudiantes con frecuentes enfrentamientos con la policías, contra la liquidación de la educación pública; movimientos estudiantiles análogos ocurren en otras partes, como en Canadá. En Argentina se sucede a principios de marzo una huelga del sector educativo y otra de los estibadores de los puertos. Otras luchas y huelgas se suceden estas semanas, de Estados Unidos a Pakistán y de Egipto a Australia...
Pero Grecia sigue siendo, hasta ahora, el punto más alto de la lucha de clases, de la confrontación directa entre la burguesía y el proletariado, y por ello debemos abordarla aparte. Tenemos aquí el tercer tipo de acontecimientos que está reflejando el desarrollo de la lucha de clases. Como lo hemos informado en nuestros volantes, comunicados y en nuestro boletín2, desde hace ya varios años se vive en Grecia una verdadera situación de huelga de masas que se agudiza y se vuelve más combativa con cada nuevo golpe que la burguesía asesta contra la clase obrera: situación permanente de luchas y huelgas, frecuentes manifestaciones de cientos de miles de trabajadores en todas las ciudades, reuniones masivas ante los edificios de gobierno, enfrentamientos violentos contra la policía antimotines. El 21 de febrero pasado, el día que los políticos burgueses adoptaron un nuevo plan de medidas anti-obreras que incluye nuevos y terribles recortes en salud, en pensiones, miles de despidos más e incluso la reducción directa del salario mínimo, más de cien mil manifestantes sitiaron el parlamento y prendieron fuego en las calles y comercios de Atenas.
Por supuesto, los medios de difusión de la burguesía ocultan o deforman cuidadosamente esta situación de enfrentamiento directo y abierto del conjunto de la clase obrera contra la burguesía griega y su Estado. En primer lugar, las causas de esta situación, que no hacen sino anunciar lo que está por ocurrir por todas partes. Desde el inicio de lo que llaman la “crisis griega”, los medios de difusión siguen repitiendo la mentira de que la dramática situación económica de Grecia es un caso excepcional ocasionado por el “gasto sin control” del gobierno y de todos los griegos, quienes ahora “deben pagar las consecuencias de su despilfarro”; lo que ocultan es la cadena de quiebras nacionales de la que Grecia es sólo un eslabón, esta cadena afecta ya a otras naciones capitalistas secundarias y amenaza ahora a las mayores. El mundo capitalista se precipita actualmente en la peor recesión de su historia, lo que se traduce en cientos de miles de trabajadores despedidos por todo el mundo, en una enorme reducción de sus salarios directos e indirectos, en una terrible degradación de las condiciones de vida de la clase obrera de los países centrales como no se conocía desde la segunda guerra mundial y en una situación de hambruna y miseria como nunca se ha vivido en el resto del mundo.
Los salvajes ataques de la burguesía internacional coaligada contra el proletariado griego se reproducen y multiplican por todas partes -como puede verse en estos días contra el proletariado español- y por ello, la burguesía se da cuenta pertinentemente que la situación de huelga de masas en Grecia tiende a reproducirse también en otras partes. ¡Por ello oculta y desfigura lo que ocurre en Grecia! ¡Por ello se anticipa a las explosiones masivas de lucha obrera, lanzando a los sindicatos a organizar “jornadas de lucha” “desfiles”, perfectamente controladas y lo más frecuentemente estériles, que no eviten que los ataques sigan cayendo sobre la cabeza de los trabajadores!
Además, gracias al apoyo ideológico y práctico de los sindicatos, la burguesía asume, cada vez con mayor violencia, la represión directa y el terror de Estado contra quienes defienden más ostensiblemente sus intereses de clase. Esto es ya cotidiano no sólo en Grecia, sino también en otros países donde los sindicatos tradicionales no logran contener la lucha; tal ha sido el caso, por ejemplo, en Egipto, en Chile y en Canadá con los movimientos estudiantiles. En algunos países las huelgas son incluso consideradas como “ilegales” y debido a esto salvajemente reprimidas por la policía cuando no están bajo el dominio de los sindicatos. Los ataques violentos de la policía llegan al asesinato directo de manifestantes: una de las manifestaciones de esta barbarie burguesa se ha producido recientemente en México, donde una pequeña manifestación estudiantil fue rodeada y reprimida por fuerzas armadas con fusiles y dos jóvenes proletarios fueron asesinados con disparos directos a la cabeza.
Tal es el panorama de la situación mundial actual, como se desprende de los informes de luchas que, a pesar de la censura de los medios de difusión de la clase dominante, se filtran cotidianamente.
Sin embargo, éstas se mantienen ampliamente dispersas, y en buena parte envenenadas y debilitadas por la ideología burguesa (esencialmente “democrática” y nacionalista). Brotan por todas partes, pero sin coordinación ni real solidaridad entre ellas, sin que los obreros se den cuenta de que todos están luchando simultáneamente, por la misma situación, por los mismos intereses, y contra el mismo enemigo de clase. Asistimos también a confrontaciones de clase donde la burguesía, por su parte, logra coordinar su política a escala internacional para atacar de lleno al proletariado país por país; así por ejemplo, el proletariado en Grecia se bate heroicamente contra una clase dominante coaligada y resiste a su aplastante presión, pero sigue aislado de sus hermanos de clase de otros países. De esta manera, la burguesía logra asestar los despidos masivos, la reducción de las prestaciones, el congelamiento y disminución del salario, país por país, sector por sector, sin que aún estalle una respuesta generalizada y extensa a nivel internacional de la clase obrera.
¿Qué hacer, entonces? La ubicación del problema nos da ya el camino de la solución: es necesario romper con todas las divisiones que la burguesía trata de imponer a la lucha de los trabajadores; es necesario buscar la extensión, coordinación y unidad de todas las luchas, al margen y contra los organismos del capital que son actualmente los sindicatos y los partidos políticas llamados “de izquierda” (PS, PC, organizaciones izquierdistas de todos los tonos...). La historia de la lucha de clases -la misma que la burguesía pretendía haber enterrado para siempre- nos muestra que esto es necesario y posible. Para ello, los trabajadores deben reconocer primeramente que luchan, no como “ciudadanos” que defienden a “su” patria, ni siquiera como trabajadores que defienden “su” empresa, sino como proletarios que pertenecen a la misma clase social, que tienen los mismos intereses y objetivos totalmente opuestos a los de la clase explotadora.
La situación actual, que no puede sino acelerarse y agravarse, exige que el proletariado eleve el nivel de su combate; lo que implica de entrada que le dispute a los sindicatos la organización, contra y fuera de ellos, de sus luchas, con el fin de unirlas consciente y prácticamente. Es así como podrá, al menos, oponer un poderoso frente de clase internacional al de la burguesía, obligando a ésta a retroceder en su política anti-obrera.
Y, sobre todo, es así como el proletariado comenzará a desbrozar la vía que le conduzca a echar abajo para siempre al capitalismo, a este sistema que ya sólo puede ofrecer hambre, miseria, barbarie y muerte. En esta perspectiva, los elementos más avanzados de la clase, los obreros más combativos, los militantes revolucionarios y, por supuesto, los grupos políticos que se reivindican de la revolución comunista mundial -los grupos que se sitúan alrededor de las posiciones de la Izquierda comunista- tienen la mayor de las responsabilidades: primero, estar en la primera fila de los combates de clase actuales, asumir su papel dirigente de vanguardia en el enfrentamiento político contra el Estado burgués y sus fuerzas políticas y sindicales -entre otros aspectos, ser factores activos en el enfrentamiento a las fuerzas sindicales y de izquierda por la dirección de las luchas obreras; y la de trabajar, de la manera más acelerada posible, en la reconstrucción de la indispensable organización política del proletariado, vanguardia que no le puede faltar a la clase para su combate revolucionario. Porque sólo esta organización, el partido comunista, puede blandir en todo lo alto y de manera consecuente la perspectiva y la necesidad de la revolución proletaria, de la destrucción del Estado burgués y del capitalismo, y todavía más alto el estandarte de la sociedad sin clases ni explotación, la bandera del comunismo.
La FICI, marzo 2012.
Notas:
1. ¡Por un movimiento unitario contra los Recortes y contra la Reforma Laboral!. Corriente Comunista Internacional 15-2-2012. http://es.internationalism.org .
2. Ver en este número del boletín nuestra más reciente toma de posición: Más que nunca y todos juntos, ¡sigamos la vía que nos muestra el proletariado en Grecia! (26 de febrero de 2012).
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