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POR UNA PRENSA MILITANTE DE INTERVENCIÓN

Desde los orígenes del movimiento obrero organizado y militante, una de las preocupaciones principales de los grupos políticos que se constituyen ha sido la de dotarse de los medios prácticos para hacerse escuchar en el interior de la clase obrera.

Hojas volantes distribuidas en las manifestaciones obreras o a las puertas de las fábricas y talleres, folletos, panfletos y otras publicaciones de documentos destinadas a los obreros (véase la voluntad intransigente de Marx de publicar “El Capital” en pequeñas entregas baratas y accesible al mayor número posible); tal era la preocupación general de las organizaciones políticas de la clase. Incluso cuando estaban limitadas en términos de efectivos, frecuentemente compuestos por militantes emigrados y en posición precaria er relación a las leyes del país donde se encontraban, incluso cuando sus medios financieros eran muy reducidos, la voluntad de hacerse oir por otros obreros era la prioridad. Y, evidentemente, la prensa ocupaba un lugar central en estos “medios de acceso” a los obreros. La prensa de intervención lo más frecuente y regularmente posible, de publicaciones que ofrecían a los obreros no solamente análisis de la situación, informaciones precisas y globales sobre las luchas y movimientos de los otros sectores, sino proponiendo también orientaciones de lucha y vinculando las condiciones inmediatas y particulares a los objetivos generales y a largo plazo del combate: en resumen, una prensa militante.

No es por azar si esta concepción ha estado siempre en el centro del trabajo militante, esto corresponde exactamente a la función de la organización política de la cual se dota el proletariado, a la necesidad imperiosa para nuestra clase de hacer nacer y vivir una vanguardia política y militante indispensable para el cumplimiento de su misión revolucionaria.

Esto implica también para esta organización, para esta vanguardia, que el contenido, el modo de elaboración, la definición de las orientaciones y de las líneas generales de esta prensa, la manera en que es elaborada por la organización, responde a ciertos criterios. Y estos mismos criterios nos remiten a la función que se le atribuye a la vanguardia comunista, a su papel determinante en y para la clase.

Lugar de la prensa militante en la intervención de los comunistas

La razón de ser de las organizaciones políticas de la clase es precisamente la de desprender las orientaciones generales de lucha, los objetivos a corto, mediano y largo plazo y de difundirlos en la clase. Los mejores análisis, las mejores orientaciones, los objetivos de lucha más claros y concretos no tienen ningún sentido, ninguna utilidad para el combate, si la clase no se los reapropia.

Entre las herramientas de que disponen los revolucionarios para cumplir esta tarea, la prensa escrita tiene un papel e importancia muy particulares.

La prensa es una herramienta fundamental del armamento político del proletariado. “un periódico es el medio de una intervención mucho más amplia y directa en la lucha de clase”. Tal es lo que afirmábamos en el nº 22 de RI (febrero de 1976 en ocasión del paso de la forma de revista a la forma periódico).

Hablamos aquí de la prensa revolucionaria que se fija como objetivo acosar al enemigo de clase, la burguesía, bajo todas sus formas, así como a todo su sistema, y que requiere, para ello, inscribirse efectivamente en la duración y no en lo inmediato, en la regularidad y no en lo efímero.

Hablamos de una prensa que participe en la vida y la lucha del proletariado y que, como consecuencia, busque recordar y sistematizar las adquisiciones de luchas pasadas, para armar a la clase obrera con miras a sus combates futuros en la perspectiva revolucionaria. Pero también que esté presente y activa en las luchas de hoy.

Hablamos de una prensa, que se fije como objetivo permitir una reapropiación de las adquisiciones del movimiento revolucionario del pasado; pero igualmente el de clarificar las cuestiones políticas, teóricas así como las cuestiones de organización de la lucha, que se plantean constantemente al proletariado.

“… es siempre armado de esta concepción de un periódico realmente integrante de la lucha del proletariado, de un periódico que se esfuerza por responder a las cuestiones y preocupaciones de la clase obrera, que “RI” ha velado por desarrollar una intervención militante frente a los sucesos históricos de mayor importancia, mientras que, momentáneamente, la lucha de clase no ocupaba el frente del escenario.”(RI 200 abril de 1991, “La prensa revolucionaria, un arma indispensable para el combate de la clase obrera”).

Hablamos, en fin, de una prensa cuyo objetivo sea el de ser un factor activo en el desarrollo de la conciencia de clase del proletariado, y que labore por el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias aún dispersas, una prensa que proponga como consecuencia orientaciones políticas claras, que tome a cargo su defensa, con el fin de sentar las bases políticas y programáticas del futuro partido.

Esta concepción de la prensa revolucionaria, a la vez órgano de combate contra la burguesía, instrumento de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias y órgano de orientación política para el proletariado, no la inventamos en nada. La hemos retomado de toda la historia del movimiento obrero, desde Marx pasando por Lenin, de la política y la práctica de las organizaciones obreras, hasta e incluyendo la política de las izquierdas que se desprendieron de la Tercera Internacional.

(…) Es porque nuestra organización no se ha construido sobre arena, sino sobre la base de granito de una reapropiación de las adquisiciones del pasado y especialmente de las de la izquierda comunista salida de la Tercera Internacional, que nuestra prensa, contrariamente a las de otros grupos revolucionarios (…) no ha sido barrida por el viento de la historia. En particular, es gracias a esta reapropiación de toda la experiencia pasada del proletariado que nuestra prensa se ha mostrado a la altura de sus responsabilidades en esta nueva prueba de fuego que ha constituido, para nuestra intervención, la guerra del Golfo.” (RI 200 ya citado).

A esta concepción corresponde una práctica muy particular que distingue a la prensa militante de un vulgar órgano de comunicación, de destilación de la ideología de la clase dominante, o de reclutamiento.

Al estar dirigida de manera privilegiada a los obreros, a los asalariados, los militantes revolucionarios debien pues de difundirla en los lugares de trabajo, los mercados, las concentraciones de obreros (reuniones públicas, manifestaciones…). Éstas difusiones constituyen una oportunidad para llevar a cabo discusiones, debates y combates políticos irreemplazables, para hacer tomas de contacto, así como para mantener dichos contactos.

La regularidad de la prensa y de su difusión es igualmente la confrontación regular de las posiciones políticas, el choque de argumentos que permiten orientar la riqueza de la reflexión y labrar la conciencia de la clase obrera y de sus minorías comunistas.

La difusión de la prensa constituye además un medio esencial para favorecer el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias ante el aislamiento y el peso fenomenal de la ideología burguesa.

Intervención, prensa, funcionamiento de la organización

Para responder a todos estos criterios, para elaborar una prensa tal y asegurar su difusión en el interior de la clase, es claro que la organización debe a la vez satisfacer ciertas exigencias:

- Ser capaz de debatir en su interior las orientaciones políticas y el análisis de la situación;

- Darse los medios para conocer y dar seguimiento a las otras expresiones políticas de la clase y de expresarse mediante tomas de posiciones públicas si es necesario;

- Definir un modo de centralización y de responsabilidad que permita que las orientaciones y análisis definidos por el conjunto de la organización se expresen en la prensa;

- Asegurar un seguimiento del contenido y de la calidad de esta prensa por el conjunto de la organización;

- Dotarse de los medios financieros, técnicos y de fuerzas militantes para asegurar la regularidad y la calidad de la prensa;

- Definir los medios eficaces para qué la prensa sea difundida de forma óptima.

Se puede concebir que una organización que satisfaga varios de estos criterios no logre, sin embargo, dotarse de una prensa de intervención digna de este nombre; en cambio no se puede imaginar que una organización que publique regularmente una prensa en fase con la situación y las necesidades de la clase no los cumpla todos (incluso si, de manera ocasional, algunos de esos aspectos no son totalmente respetados).

Un grupo político puede, por ejemplo, tener un análisis pertinente de la situación, seguir seriamente las tomas de posición y análisis de los otros grupos del campo proletario pero considerar secundario, o incluso inútil, la difusión de su prensa en la clase, de forma militante y comprometida. Tales grupos son solamente, ni más ni menos, que cenáculos de intelectuales sin utilidad para la clase.

A la inversa, si una organización es capaz de asegurar la aparición regular de su prensa con un análisis y un seguimiento de la situación, con una orientación editorial clara; si se da los medios para difundirla en la clase y para participar en los combates de ésta, entonces se puede tener la certeza de que esta organización está viva y sana políticamente.

Puede ocurrir, por supuesto, que tal organización cometa errores en el análisis o las orientaciones inmediatas de la lucha, pero existen los medios en el interior de la organización para corregir tales errores y sacar las lecciones correspondientes.

Un caso instructivo: la CCI actual

Más arriba hemos notado que la CCI tenía, anteriormente, una concepción particularmente clara a este respecto. Es ésta, por lo demás, la concepción que nuestra fracción, en tanto que verdadera continuadora de la CCI, defiende y aplica. Pero sucede que la actual dirección liquidadora abandona, sobre este terreno como sobre muchos otros, las prácticas y los principios básicos de la organización. En el boletín 42 llamamos ya la atención sobre el hecho de que el número de enero de Revolution Internationale(1) no había sido publicado y decíamos que se trataba de una falta grave, de una especie de deserción de la batalla de clase.

No hay, en este comportamiento, nada que se inspire en la tradición propia de la Izquierda comunista. Y en todo caso, nada en común con la experiencia que ha trasmitido Bilan(2) cuando esta organización se enfrentó a dificultades tales que le obligaron a suspender en dos ocasiones la aparición de su revista bimestral.

¿Cómo se explica Bilan ante sus lectores?

En mayo de 1937, en un contexto difícil (guerra en España, preparación de la segunda guerra mundial), Bilan lanza un llamado a contribuir para su prensa que redacta así, bajo el título “Bilan en peligro”: “Con el fin de no agravar la situación financiera de “Bilan”, hemos sido forzados a suspender el número del mes de enero. Las dificultades gravísimas en que nos encontramos no nos asustan, porque solamente revelan la cruel situación de la clase obrera y nosotros nos imponemos un esfuerzo particular para continuar, a pesar de todo publicando 'Bilan'”.

Más allá de la real ruptura con la tradición de la Izquierda, lo que queremos destacar aquí es que, la no aparición del número de enero de RI, y la tendencia tan marcada de la CCI actual a poner todos sus esfuerzos de publicación en la web remiten a una degradación política mayor en el interior de esta organización.

¿”On line” o fuera de lo real?

La CCI hace mucho uso de Internet. Especialmente su sitio es objeto de un cuidado particular. En sí, no tiene nada de criticable el hecho de utilizar todos los medios que la burguesía pone a disposición para defender sus posiciones, y nuestra preocupación no es ciertamente la de lanzar un gran debate inútil sobre los beneficios o perjuicios de la web. Nos contentamos con afirmar que la cuestión se resume a la importancia política que se atribuye a este tipo de medio de comunicación: ¿complemento u órgano casi exclusivo de intervención? La CCI tiende cada vez más a apostar todo sobre la segunda opción.

Es así como se encontrará en su sitio web una rúbrica cada vez más inflada reservada exclusivamente a toda una serie de artículos inéditos pero… que no son publicados ya en la prensa tradicional, rúbrica pomposamente denominada “CCI online”. Estos artículos, como consecuencia, quedarán inaccesible para todos los que no tengan la suerte de poseer una computadora provista de una conexión a Internet adecuada; quedarán para siempre desconocidos para los obreros en las fábricas, en las cuales hay pocas probabilidades de que sean difundidos. Pero sobre todo esta decisión de publicar en masa y de todo con el objetivo le exime de hacer elegirlo con de acuerdo a criterios polítícos.

Así, se pueden plantear cuestiones sobre la capacidad real de la organización para debatir la línea editorial, los ejes de intervención, cuando está se centra en un medio de comunicación tan aleatorio. ¿Qué control ejerce la organización sobre los textos y documentos puestos en línea? ¿Cómo se decide la aparición de tal o cual texto o de su retiro del sitio? Son cuestiones que se plantean y que no dejan de inquietar.

Mientras que la forma papel de la prensa remite a ejes de intervención y de análisis decididos colectivamente y de forma organizada, mientras que el equilibrio de cada número conduce a determinar las prioridades y por tanto a debatir profundamente (y de forma constante) sobre las necesidades de la clase en determinado momento, a determinar lo que la organización quiere destacar en ese mismo momento, la publicación “online” conduce, y no puede más que conducir, a “poner a disposición” todo lo que se escribe, a una ausencia de elección política, aún “retiro político” de la organización.

¿Qué decir, aún más, del compromiso militante que se desmorona cuando “la puesta en línea” de las posiciones y análisis de la organización conlleva un estancamiento de la difusión de la prensa en el interior de la clase, al lado de sus colegas de trabajo, en las luchas y manifestaciones obreras? ¿Qué decir del abandono de la necesidad de ser parte activa de la clase y de sus luchas? ¿Qué decir de la implicación de los militantes que, según la célebre afirmación de Marx en el Manifiesto Comunista, deben ser los elementos más determinados?

¿Determinados? ¿Ante la pantalla de su computadora? ¿Vertiendo montones de textos y documentos que no se sabe quién los va a leer ni qué reacciones y reflexiones van a suscitar en el lector? ¿Sin que se pueda defender, precisar, profundizar los análisis ante las cuestiones, desacuerdos, incomprensiones del lector? ¿Sin que se pueda crear un núcleo de discusión alrededor de esas lecturas y discusiones? ¡Qué vaciedad!

En realidad, detrás de lo que la CCI se esfuerza por presentarnos ahora como un hábil recurso, como una adaptación de la intervención mediante un soporte más eficaz (las facilidades del Internet, las potencialidades de debate vía los foros(3))… hay una real impostura.

Foros…: arena de la confusión política

Las redes o los foros de Internet no son más que especies de comunidades virtuales ilusorias donde cada quien puede dejar ir su pluma efímera, sin compromiso político de ningún tipo. Su fondo de comercio, es la “democracia”, la “libertad de expresión” donde se expresan las trivialidades de moda; la mayor parte de quienes intervienen en ellos practican cotidianamente el insulto y la caricaturización de los puntos de vista para hacer olvidar su propia inanidad y su ausencia de voluntad de debate. En nombre de la “libertad de expresión individual” se prescribe al anonimato, es decir, el derecho a la cobardía más burda. Cuando no se trata pura y simplemente de un cebo por parte de bribones al servicio de la ideología burguesa.

Este tipo de medio es incompatible con los imperativos de un debate ordenado y voluntariamente orientado según criterios políticos previamente definidos. Lo que gana la CCI, no es el “debate” (al cual por lo demás ha renunciado desde que se ha puesto despreciar, si no es que a denunciar a granel a la fracción, al PCI-Le Proletaire, al BIPR y todos los grupos del campo proletario), sino el quedar atrapada en los hábitos burgueses, las costumbres de la burguesía misma con su fuerza de corrupción. Y se expone a ello tanto más por cuanto no ha dejado de renunciar a un punto de vista proletario, renunciar a sus propias posesiones, renunciar a defenderlas explícita y abiertamente.

Conclusión

No hemos mostrado esta nueva ilustración de la irresponsabilidad de la CCI, que se manifiesta aquí concretamente en relación a la defensa de la prensa revolucionaria, por el simple placer de puntualizar una nueva deriva. Pero esta práctica por parte de una organización que se reclama de la Izquierda comunista debe ser expuesta como un abandono –otro más- de una de las bases de principio de la CCI de antes.

Si insistimos en este hecho, es para que los militantes que están aún en la CCI constaten por ellos mismos el deslizamiento que se opera en la organización del que este episodio no es más que un revelador. Estos militantes deben saber lo que sucede con la elaboración colectiva de las tomas de posición de la organización, con la vida y el debate político en su seno. Deben darse cuenta del abandono creciente de la intervención en la clase en tanto que minoría activa y avanzada. Deben también constatar el repliegue sobre sí de una organización que estuvo, en otro tiempo, al frente en el combate de la clase.

A estos militantes, como a todos los combatientes del campo proletario, les incitamos a plantearse claramente las cuestiones actuales respecto a la importancia de una prensa comunista que responda a los criterios defendidos desde siempre por los revolucionarios, aquellos quienes, a imagen de Marx, Lenin o Rosa Luxemburg, han llevado a cabo un combate cotidiano para hacer surgir o mejorar los órganos de prensa comunistas.

25 de mayo del 2008.


Notas:

1 Revolution Internationale es la publicación de la CCI en Francia, y de hecho funciona (¿o funcionaba?) como eje de orientación para todos los otros periódicos de las secciones de la organización.

2 Bilan: fracción del izquierda del PCI que publicó la revista del mismo nombre desde 1933 hasta 1938.

3 La CCI privilegia la intervención en los foros de carácter izquierdista en los cuales se implica de manera importante, explicando que se trata de lugares de “debate”. Se implica igualmente en sitios (tales como Indymedia especialmente) a los que inunda con sus textos, sitios en los cuales acepta, sin combate, todo tipo de comentarios y provocaciones burguesas e insultantes. Recientemente ha sido objeto de una tosca provocación producida anónimamente en Internet. Ver nuestro comunicado de solidaridad en este boletín.


Boletín Comunista 43 - FICCI