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¡NO A LA FALSA ALTERNATIVA "NACIONALIZACIÓN-PRIVATIZACIÓN"!
¡SÍ A LA LUCHA UNIDA DE TODOS LOS TRABAJADORES!

TRABAJADORES:

La clase capitalista -la clase poseedora de los grandes medios de producción y que existe sólo para obtener ganancias a costa de la explotación de la clase de los trabajadores asalariados-, se encuentra hoy en México dividida acerca de qué es más conveniente para ella: "privatizar" las industrias energéticas -principalmente la del petróleo-, o mantenerlas "nacionalizadas", es decir, bajo la administración del propio Estado capitalista; ante ello, los partidos del capital (PRI, PAN, PRD) han levantado un escándalo a través de la prensa, radio y TV, con el fin de que los trabajadores acepten y apoyen una u otra medida. Por un lado, los "privatizadores" nos prometen que la inyección de capitales "privados" y "extranjeros" traería en el futuro una modernización de la industria, más empleos y mejores condiciones de vida para los trabajadores; por su parte los partidarios de la "nacionalización" dicen lo contrario, esto es, que el petróleo "ya es de todos los mexicanos" (?) y que para modernizar a la industria, crear empleos y proporcionar mejores condiciones de vida, no se requiere permitir que los capitales extranjeros controlen los energéticos y que bastaría con mejorar la administración y terminar con la corrupción del propio Estado.

Sin embargo, para los trabajadores es crucial comprender que el "debate sobre privatización o nacionalización" que la burguesía les machaca insistentemente en la cabeza, tiene como único objetivo (sea que se privatice o no la industra) lograr que los trabajadores acepten, sin resistir, una mayor explotación, peores condiciones de vida y los mayores sacrificios.

En efecto. En el caso de la "privatización" del petróleo y demás energéticos, ésta traería como consecuencia una "reestructuración" de la industria, es decir, "ajustes laborales": condiciones de trabajo más duras, despidos, restricciones salariales y de prestaciones, en suma, una mayor explotación para los asalariados. Pero, igualmente, en el caso del mantenimiento de la industria en manos del Estado, ésta traería, con el pretexto de su "modernización" y "saneamiento", el mismo tipo de "ajustes laborales"; no hay que olvidar que en los últimos años, ha sido precisamente el Estado capitalista mismo el que ha impuesto cada vez peores condiciones de trabajo (congelación de plazas y salarios, mayores trabajos temporales sin prestaciones, ritmos de trabajo más altos) en todas las empresas que sigue manejando y, además, que ha sido también el Estado el que ha llevado a cabo la liquidación del sistema de pensiones no solamente de los trabajadores del sector privado, sino también del sector público.

Esto no puede ser de otra manera pues, al contrario de lo que pregona la ideología de la clase dominante, acerca de que el Estado sería un organismo “neutral” al servicio del conjunto de la sociedad, una especie de “arbitro” para conciliar los conflictos entre las clases y mantener el “orden y la paz social”, el estado actual -cualquiera que sea la forma de gobierno que tome, incluso la más “democrática”- es una maquinaria política, ideológica y represiva de la clase capitalista cuyo objetivo no es otro que el de garantizar el mantenimiento de la explotación de los trabajadores asalariados. Y, si el Estado capitalista, mediante la “nacionalización” toma en sus manos algunas ramas de la producción (petróleo o ferrocarriles, bancos o telecomunicaciones) éstas no dejan de ser, por ello, empresas capitalistas, cuyo objetivo sigue siendo la ganancia para los capitalistas mediante la extracción del plusvalor de los trabajadores; por tanto, los trabajadores de una empresa estatal siguen siendo proletarios asalariados, explotados por el capital, exactamente igual que los trabajadores de cualquier empresa privada.

EL MITO DE LA "EXPROPIACIÓN PETROLERA"

Así, la burguesía mexicana nos ha machacado durante décadas el mito de la "expropiación petrolera" de 1938, llevada a cabo por Cárdenas, mito que se nos inculca desde niños en las escuelas y que cada año se conmemora como el máximo acto de "patriotismo". Sin embargo, la burguesía “se olvida” decirnos que este acto condujo no solamente a que los trabajadores tuvieran que pagar con sus propios salarios (con descuentos de un día de salario al mes) la jugosa indemnización -1,600 millones de pesos de aquél tiempo- de las compañías petroleras; ni tampoco que, después de la "nacionalización", Cárdenas acusó a los obreros de "saboteadores" cuando estos le reclamaron mejores condiciones de trabajo, y les impuso una "reestructuración" de la industria (su "plan de 14 puntos") que incluyó despidos, disminución de los salarios, el control completo del sindicato por parte del Estado y la prohibición definitiva del derecho de huelga para este sector de la clase obrera, el cual se contaba entre los más combativos de aquélla época. En cuanto a la alardeada "soberanía nacional sobre el petróleo", la burguesía mexicana también "olvida" que ésta se redujo, en los hechos, a que el control del energético pasara de manos de las compañías inglesas (que hasta entonces detentaban la mayor parte de la producción), a las de los... Estados Unidos, al convertirse México en el proveedor de las materias primas (petróleo, algodón, amapola, etc.) que los EUA requerían para la segunda guerra imperialista mundial, sin contar que en adelante la burguesía mexicana quedaría subordinada políticamente a la estadounidense.

Asimismo, la burguesía se cuida de "recordarnos" otro ejemplo de "nacionalización" más reciente: la de los bancos en 1982, la cual fue comparada, en su tiempo, con la de la "expropiación petrolera", pero que a fin de cuentas volvió a poner en evidencia que la función del Estado actual no es "proteger los intereses de todos los mexicanos", sino únicamente los intereses de la clase capitalista: la "nacionalización" fue solamente un medio para salvar a los banqueros de la bancarrota, mediante el endeudamiento del Estado; endeudamiento que fue cargado sobre las espaldas de los trabajadores, y que aún siguen pagando. De esta manera, la clase capitalista, a través de su Estado, y con el pretexto de la “salvación de la patria”, logra hacer recaer sobre las espaldas de los obreros todos las pérdidas y los costos de la crisis que el propio sistema capitalista ocasiona.

Evidentemente, de lo anterior no se desprende que, entonces, los trabajadores tendrían que "apoyar" la "privatización". De lo que se trata, es de comprender que la "nacionalización o privatización" es una falsa alternativa para los trabajadores, cuyo único fin es dividirlos y arrastrarlos detrás del apoyo a una u otra fracción de la clase capitalista.

PETRÓLEO Y CONFLICTOS IMPERIALISTAS CRECIENTES

En las condiciones actuales, de agravación cada vez más acelerada de la crisis crónica del capitalismo, cuya única “solución” para la burguesía de todo el mundo es la preparación a marchas forzadas de una nueva conflagración imperialista mundial, asistimos, entre otros fenómenos, a una una feroz competencia, que lleva a “fusiones” entre los gigantes industriales y financieros, a “absorciones” de los capitales “menores” por los “mayores”, o a la simple “liquidación” de los más débiles; competencia en la que intervienen -directa o indirectamente- los propios Estados nacionales. Pero esta competencia en el terreno “económico”, adquiere cada vez más los rasgos de un juego "político" y “estratégico”, en el que los “acuerdos”, “alianzas” y “conflictos” entre grandes capitales y países, comenzando por las grandes potencias, tienen el objetivo de asegurarse el control de los recursos naturales (energéticos, alimentos), tecnológicos (telecomunicaciones, transportes) y de zonas geográficas “clave”, en el marco de la preparación para la guerra.

Tal es el transfondo que tienen las “nacionalizaciones” y “privatizaciones” que en los últimos años llevan a cabo diferentes gobiernos, tales como los de América Latina. Los trabajadores deben comprender que tanto las “nacionalizaciones” como las “privatizaciones” son solamente movidas en el tablero de las actuales pugnas entre las diferentes fracciones de la burguesía -todas explotadoras y opresoras por igual-, pugnas en las que los trabajadores no tienen nada que ganar y sí mucho que perder si se dejan arrastrar hacia el “apoyo” o la “defensa” de una de estas fracciones de la burguesía tras la bandera de una supuesta “defensa de la patria”... hasta el sacrificio supremo en una tercera Guerra mundial.

Que actualmente todas las burguesias preparan activamente esta guerra mundial, y empujan de manera creciente al conjunto de la sociedad hacia dicha perspectiva, se muestra claramente con la multiplicacion de los conflictos guerreros por todo el mundo, con el desorbitado crecimiento de los presupuestos militares (superiores al periodo de la guerra "fria"), con las crecientes medidas de militarización, etc. Cerca de México, en América Latina, la agudización actual, cargada de peligros, de las tensiones entre Colombia, Venezuela y Ecuador, detrás de las que se perciben claramente los intereses imperialistas de las grandes potencias, lo muestra igualmente.

¡LUCHEMOS TODOS JUNTOS POR LA DEFENSA DE NUESTROS PROPIOS INTERESES DE CLASE!

Ante toda esta situación, la clase obrera no debe dejarse arrastrar hacia una "lucha" por la "nacionalización" o la "privatización" ya que ello signficaría, no solamente luchar por la defensa de intereses puramente capitalistas, sino también aceptar ser dividida, incluso terminar en bandos opuestos. Para la clase obrera, luchar, es luchar en su terreno de clase, por sus propios intereses de clase, los cuales son completamente opuestos a los intereses de la burguesia. En sentido contrario al que nos empuja la burguesía, ya sea que estemos en el sector "estatal" o en el "privado", lo que debemos hacer es unificar nuestras luchas, luchar todos juntos, ya que todos sufrimos por igual la misma explotación y miseria producto del capitalismo. Es solamente por este camino que podremos hacer abortar, cada vez más, los criminales planes de la clase dominante.

Marzo de 2008.

Fracción Interna de la Corriente Comunista Internacional

Boletín Comunista.


Boletín Comunista 43 - FICCI