Home  

El combate de fracción:
Un método probado del combate político y militante

Notemos, de entrada, que los camaradas del BIPR comienzan señalando que intentan “ser lo más claro posible con toda franqueza”, y se dirigen a nosotros con “una posición fraternal, de camaradas a camaradas”.

Si se trata de llevar la crítica hasta el fondo, de afirmar sus posiciones sin adornos; no podemos más que saludar esta preocupación, ya que es el método tradicional en el interior de la clase obrera, el método que nosotros ponemos en práctica, el BIPR y nuestra fracción, desde que emprendimos los debates hace ya algunos años.

Pero, manifiestamente, se trata de otra cosa con este texto del camarada C. (en nombre del BIPR): por nuestra parte, también debemos “ser lo más claro posibles con toda franqueza”, y “con una posición fraternal, de camarada a camarada”. Y afirmamos que el documento de los camaradas nos parece más bien una desestimación, la conclusión definitiva de una discusión cuyos numerosos puntos estaban (y están aún) en proceso de elaboración y clarificación.

En efecto, -a menos que no hayamos captado el enfoque del texto de los camaradas- se trata para ellos de reafirmar tesis que datan de varias décadas y que han sido ampliamente cuestionadas en puntos cruciales, entre otras ocasiones durante las discusiones en reuniones que hemos tenido con los camaradas del BIPR (de las cuales hemos dado cuenta en nuestro boletín).

El enfoque es de por sí curioso y, para nosotros, se parece mucho a un “repliegue estratégico” cuyo sentido no comprendemos. Pero, además, la argumentación de los camaradas se funda en un punto muy preciso: las condiciones de fundación del partido y el papel que juegan los diferentes organismos políticos que intervienen en ésta, especialmente la Fracción.(1) He aquí como plantea la cuestión el texto del BIPR:

"La crítica que hacemos de la postura metodológica de Marc (y por consiguiente de la CCI, de la que ustedes reivindican las posiciones originales) concierne a las condiciones que deberían conducir al nacimiento del partido y al papel de la Fracción.

Para Marc (y también para el Bordiguismo) el partido revolucionario no debe surgir más que en las fases ascendentes de la lucha de clases, si no es que preinsurreccionales, mientras que en las fases de reflujo y contrarrevolución debe replegarse bajo la forma de Fracción, la cual tiene esencialmente como tarea hacer el balance político-teórico de la derrota."

¿Cómo pueden escribir esto los camaradas? ¡Misterio!

Pues no se trata solamente, por su parte, de un “olvido” de los puntos de vista y posiciones que hemos defendido en su presencia o a través de nuestras publicaciones, como en el pasaje siguiente:

"Sobre la cuestión del partido, hubo numerosos e importantes puntos de acuerdo, tal como el de la necesidad vital del partido, de la organización política de la clase obrera; acuerdo sobre el hecho de que este organismo no es automático y no surge espontáneamente al “calor” de las luchas. Ha habido también un pleno acuerdo sobre el hecho de que todas las fuerzas comunistas actuales deben canalizar sus esfuerzos para favorecer la aparición del partido antes de la oleada revolucionaria." (Boletín n°33 dic. 2005 "Discusiones con el BIPR el 30 y 31 de julio det 2005").

Se trata también de un olvido de amplitud mucho más importante, ya que se han olvidado de sus propios escritos… o los dejan discretamente de lado. Así, en el mismo boletín 33, la Fracción publicó un documento del BIPR titulado: “La cuestión de la conciencia: bases de discusión”, en el que los camaradas escribían:

"... Lo que no quiere decir que el partido pueda tener una vida autónoma, independiente de todo el contexto social circundante. En las pesadas fases contrarrevolucionarias es posible que las relaciones establecidas que les ligan queden rotas, que la clase sea derrotada por el adversario y que el partido quede literalmente anulado, pero ello no impide que las vanguardias continúen el esfuerzo de dar el mínimo de continuidad política y organizativa que la situación permita. No es el partido el que elige las condiciones en las cuales interviene, nace o desaparece, al contrario son las condiciones económicas y sociales las que definen los ritmos de la lucha de clase y la posibilidad de intervención del partido, que no puede eximirse de intentar ser el punto de referencia de la lucha de clase, sea cual sea el nivel de ésta."

En el primer pasaje citado, nuestra fracción clarifica un punto que podría parecer ambiguo en los textos de nuestra corriente política: el Partido es una herramienta indispensable para la clase, y su fundación no se da al calor de la lucha; es decir, en los períodos insurreccionales (o preinsurreccionales). Es desde ahora que hay que trabajar para las condiciones del nacimiento del partido comunista. Tal es la posición que avanzamos, y que es una precisión y una clarificación. En ninguna parte de ese pasaje, así como en los textos de la fracción (incluso ni de la CCI antes del 2000) se trata de esperar una “fase creciente de la lucha de clases” antes de considerar la fundación del partido y de replegarse en la forma fracción en las fases contrarias.

Que, en cambio, puedan existir periodos de retroceso tan profundos que “el partido sea literalmente anulado”, son los mismos camaradas del BIPR quienes lo dicen y lo escriben. Y estamos en completo acuerdo con este juicio.

En esas “pesadas fases contrarrevolucionarias”, el proceso que lleva a la “anulación” del partido mismo pasa no solamente por la ruptura de los lazos entre el partido y la clase, sino también por una degeneración política y organizativa del partido.

Al filo de este proceso, en un primer tiempo, los militantes (o más bien sectores del partido) tienen como tarea prioritaria el combatir en el interior del viejo partido para intentar enderezarle si la situación lo permite, conservar el máximo de fuerzas militantes para el proletariado, de salvaguardar los principios cardinales del programa. Tambíen consiste en trazar el balance, sacar las lecciones de la derrota.(2)

En un segundo tiempo, cuando se vuelve claro y evidente que el partido se ha pasado al enemigo, el papel de las minorías que se mantienen en el terreno político de la revolución consiste en preservar las adquisiciones políticas y programáticas, en formar los militantes del futuro partido, en trabajar así para su futura fundación, cuando las condiciones lo permitan. Existe, pues, un lazo e incluso una continuidad política evidente entre el trabajo hecho por estas minorías y el nuevo partido.

Con el conjunto de la Izquierda comunista –y sobre este punto preciso, con la Izquierda italiana, que es la única que ha definido y llevado a cabo esta estrategia política- nombramos a esta práctica política “el trabajo de fracción”.

Si los camaradas del BIPR juzgan que este nombre no es claro o contiene ambigüedades, pueden aún proponer otra denominación, no nos importan los fetiches. Pero que nos expliquen claramente donde han visto un “multiusos”. Ni en el grupo “Internationalisme” de los años 1940, ni en la CCI anterior al 2000, ni en la FICCI, la cuestión ha sido exaltar la “forma” fracción como si fuera “la solución al fin encontrada” de la organización en las fases de retroceso y contrarrevolución.

Tanto en esta corriente política (de la cual nos reivindicamos) como en los grupos que, en el periodo de entreguerras, han combatido la degeneración stalinista del PC y la IC, la noción de fracción se impuso como el nombre dado al combate por la salvaguardia de los principios comunistas en el interior de los partidos en vías de degeneración. En este combate, los camaradas de la Fracción de los años 1920 a 1940, fueron llevados a mostrar que, en la vida de las organizaciones políticas del proletariado, en los partidos revolucionarios, la presión de la ideología burguesa se hace sentir a través de concesiones políticas y teóricas por parte de algunos sectores de los partidos y organizaciones.

Contra esos abandonos, toda la historia de la clase lo muestra, militantes y corrientes se han levantado para en el partido su intransigencia programática. Puede ser reduccionista nombrar esto como un combate de fracción, pero la idea esencial de Bilan y de Internationalisme ayer, de la FICCI hoy –¡y los camaradas lo saben bien!- es afirmar que en el interior mismo de las organizaciones políticas, en el interior de los partidos, se desarrolla una lucha política que expresa la vida de estos organismos y de su combate contra la influencia ideológica de la clase enemiga.

Así, pues, ¡ningún “misticismo hacia la Fracción" por nuestra parte! En cuanto a decir, como lo hacen los camaradas del BIPR, que “las fracciones, cuando han existido realmente, jamás enderezaron el curso degenerativo del partido del que han nacido”. ¡Disculpen camaradas, pero este argumento es estúpido!

De entrada, aún si fuera cierto que ninguna fracción ha logrado enderezar un partido, ello no quitaría en nada la absoluta necesidad de llevar a cabo el combate. ¿Habría que dejar el terreno al enemigo? ¿Habría que renunciar a llevar a cabo la batalla porque no se está seguro de vencer? ¡Ese no es un punto de vista comunista, ustedes lo saben bien! Eso no es lo que se dice cuando se interviene en una lucha obrera en la que se sabe que el resultado, aunque no sea más que en el plano reivindicativo, es poco seguro.

Por otra parte, ¿quién jamás ha pretendido que el trabajo de fracción se diera cómo sólo y único objetivo el enderezar al partido? ¿Cómo se puede ignorar que en este trabajo, precisamente, se clarifican y precisan las orientaciones políticas y programáticas que permitirán mañana dar nacimiento a una organización, un partido, mejor armado para jugar su papel en la clase? ¿Qué seríamos nosotros, los “herederos” de la Izquierda, sin ese combate que ciertamente no logró enderezar los partidos de la IC, pero que nos ha legado un patrimonio político incomparable?

Pero, sobre todo, los camaradas callan alegremente sobre el combate de la fracción bolchevique del POSDR(3) que a lo mejor no "enderezó el curso degenerativo" del partido obrero socialdemócrata ruso (¡y esto hay que demostrarlo todavía!), pero logró, gracias a un trabajo de varios años, sentar las bases que permitieron la fundación del Partido Comunista de Rusia.

Lo importante a señalar en este contexto es que, en el interior de un partido u organización política que vive un curso degenerativo, la primera responsabilidad de los comunistas es combatir para intentar enderezarlo y luego, si esto resulta imposible, salvar los principios fundamentales (así como al máximo de fuerzas militantes). Y es sobre la base de estos principios programáticos, de las lecciones trazadas de la derrota y, eventualmente, de las fuerzas militantes que han podido desprenderse del curso degenerativo, que será fundado el nuevo Partido, en función de las condiciones sociales e históricas pues, como lo dicen los camaradas en su texto: "No es el partido el que elige las condiciones en las cuales interviene, nace o desaparece”.

Proceso de reagrupamiento: una clarificación ya obtenida y que nadie puede ignorar

Dicho todo lo anterior, habría que interrogarse sobre el enfoque de los camaradas del BIPR.

Desde hace algunos años, las discusiones entre el BIPR y la FICCI habían llegado a desprender un marco común, a partir del cual era posible proseguir la clarificación. Sobre numerosos temas, incomprensiones mutuas habían sido superadas, se habían dado pasos adelante, especialmente sobre la cuestión de la decadencia, sobre la conciencia, sobre las condiciones de surgimiento y de fundación del partido.

No pensamos que nos estamos haciendo ilusiones si decimos que estas discusiones -de las cuales hemos informado en nuestro boletín- han tenido un efecto benéfico, no solamente para nuestras dos organizaciones, sino también para los grupos e individuos en búsqueda de clarificación política.

Nos parece que aún hay muchas cuestiones que deben y pueden clarificarse. Las condiciones de la fundación del Partido Comunista Internacionalista en 1942-1943, y los debates a que dió lugar son una de estas cuestiones (y ciertamente ni la única, ni la principal). Pero a diferencia de los camaradas del BIPR, lo que nos importa no es dar buenos o malos puntos a este o al otro, sino de tomar en consideración las cuestiones que quedaron, en esa época, sin una respuesta satisfactoria, de volver a plantear en un marco definido en común, con el fin de delimitar precisamente en dónde estaban los desacuerdos, e intentar superarlos.

Una vez más, nos parece evidente que la clarificación sobre estas cuestiones no concierne solamente a la FICCI y al BIPR. Es, según nosotros, un trabajo que va en el sentido de la preparación del futuro partido de la clase obrera, y por ello concierne al conjunto del campo proletario. Cualquiera que sea la conciencia que éste tenga o no actualmente

Hay otros puntos que quedan por clarificar, sobre la cuestión del partido entre otros. Pero también sobre el papel de las minorías comunistas en las luchas en el período actual, sobre el combate contra las formas que toma el oportunismo actualmente, sobre el análisis de la situación política de la burguesía y las perspectivas que los revolucionarios deben dar a su clase, sobre el modo del proceso de reagrupamiento y selección de las energías revolucionarias en la perspectiva del partido.

Sobre todas estas cuestiones, afirmamos que el BIPR tiene un papel central que jugar, como polo de reagrupamiento. La enorme responsabilidad que este papel le confiere al BIPR debe ser claramente captada y tomada a cargo. Y lamentamos profundamente que, con una actitud como la que su texto muestra, los camaradas no cumplan este papel, peor aún, corran el riego de obstaculizarlo.

Por su parte, la fracción prosigue y proseguirá el trabajo de clarificación, y continuará apelando al BIPR para que asuma su papel como polo de reagrupamiento.

La Fracción, octubre de 2006.


Notas:

1El ejemplo de la formación del PCInt. en 1943, está evidentemente en el centro de la cuestión.

2Esta tarea prioritaria puede y debe hacerse en ligazón con la clase en su conjunto. Lo que significa la intervención de los militantes en las luchas de la clase que, incluso en las fases contrarias, siguen resistiéndo ante los ataques de la burguesía.

3Que los camaradas dispensen esta precisión, pero el término de fracción bolchevique no es producto de nuestro "misticismo hacia la fracción", es la denominación que Lenin y sus camaradas se daban. Cuando se conoce la preocupación de Lenin por este tipo de asuntos (ver su combate por el nombre de "Partido Comunista" en marzo de 1918) se comprende que no es una casualidad si hablaba de fracción bolchevique.


Fracción interna de la CCI - Boletín Comunista (Nº 37)