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La guerra de Líbano:
Un “test” para los grupos del campo proletario

El conflicto guerrero entre Israel y Líbano que estalló en julio de este año, constituyó un “test”  para los grupos del campo proletario, en el sentido de que puso a prueba la capacidad de estos para analizar, comprender, y clarificar y denunciar su significado político ante el proletariado, en el marco de las actuales pugnas imperialistas, así como el reto que éstas representan para la clase.

Nosotros hicimos una breve toma de posición destacando cómo, detrás del conflicto “regional” entre Israel y sus vecinos (Líbano, Siria, Irán), se encontraba, nuevamente, de manera “primera y determinante”, la pugna entre las mayores potencias imperialistas del mundo, la cual, desde hace algunos años ya, toma la forma de una preparación y marcha hacia una tercera guerra imperialista mundial, a través de una nueva bipolarización imperialista de todos los países del mundo, que tiene como ejes, de un lado a los Estados Unidos, y del otro a Alemania (acompañada de Francia y Rusia):

" (...) El hecho principal y determinante es la reafirmación de la tutela de Estados Unidos sobre un Líbano en el que la influencia de varias potencias rivales de los EUA [...]) comenzaba a hacerse sentir (nuevamente) de manera notable. El ejército del Estado israelí ha sido puesto en acción, no esencialmente para “meter en cintura” a Hezbollah, sino para echar abajo todas las bases concretas y todos los elementos materiales de Líbano que autorizaran y justificaran la presencia e influencia de los competidores de los Estados Unidos en la región.

"(...) Estos actos guerreros se explican perfectamente en la óptica de hacer de Líbano un territorio arrasado, en el que los imperialismos competidores no tengan puntos de apoyo para llevar a cabo su política regional. Las mujeres, niños y ancianos libaneses que mueren bajo las bombas israelíes, así como las mujeres, niños y ancianos israelíes que mueren bajo los misiles de Hezbollah, lo deben fundamentalmente a la ofensiva imperialista de los Estados Unidos que quiere asegurar su dominio sobre la región y a la respuesta de los imperialismos francés, alemán, ruso, etc. que hacen todo lo posible para defender sus posiciones estratégicas locales.

"Una vez más, los hechos nos muestran que la bipolarización imperialista del mundo prosigue su camino... su camino sangriento." (Boletín de la Fracción Nº 36, julio 2006).

Los acontecimientos posteriores solamente confirmaron nuestra posición: Por una parte, se hizo evidente que los Estados Unidos no solamente “apoyaban”, sino que eran quienes realmente tenían el mando y ordenaban la intensidad y duración del ataque israelí. Por otra parte, mientras que las potencias antagónicas encabezadas por Alemania y Francia rechazaban la conformación de una fuerza multinacional de “interposición” bajo el mando de Estados Unidos, ellas mismas se encargaron de crear la suya propia, de tal manera que, por primera vez desde la segunda guerra mundial, Alemania ha podido volver a poner su pie militar en Medio Oriente, al frente de una fuerza multinacional, “modesta”, pero altamente símbolica de sus pretensiones (1).

La denuncia a las grandes potencias imperialistas

Otro grupo del campo proletario, el Buró Internacional por el Partido Revolucionario (BIPR), en su toma de posición sobre la guerra de Líbano, destacó también, este aspecto determinante de la actual política imperialista mundial: el proceso de “recomposición” de un nuevo juego de bloques imperialistas:

(...) La crisis libanesa debe ser analizada en su contexto medio-oriental, (...) pero también en el plano internacional, con sus confrontaciones interimperialistas de dimensiones planetarias. Es precisamente el debilitamiento del imperialismo estadounidense y la aceleración del proceso de recomposición de polos imperialistas alternativos, en el cual Europa, Rusia y China son los principales actores, lo que refuerza la tendencia hacia la expansión de la guerra imperialista permanente hacia áreas clave desde un punto de vista estratégico y económico. (Los dos niveles de la crisis libanesa. BIPR, 1º agosto 2006. Tomado de su sitio web, http://www.ibrp.org subrayado nuestro).

Es cierto que el BIPR no lleva hasta el final su razonamiento sobre la “aceleración del proceso de recomposición de polos imperialistas alternativos” a los Estados Unidos y sobre todo, no logra destacar explícitamente que, detrás de esa “recomposición”, actúa una tendencia fundamental del capitalismo en su actual fase de decadencia: la tendencia hacia una nueva guerra imperialista generalizada, limitándose a hablar de la “expansión de la guerra imperialista permanente” a otras áreas de importancia estratégica o económica. Sin embargo, el BIPR se orienta claramente al destacar que las pugnas entre las grandes potencias imperialistas son el elemento “clave” para comprender los conflictos regionales actuales y, en general, todas las tensiones a escala mundial.

Por su parte, el PCI-Le Proletaire, a través de hojas volante (ver Le Prolétaire 481) ha denunciado también la responsabilidad central de las grandes potencias imperialistas en el conflicto de Líbano y, en general, en la agudización de las pugnas imperialistas:

El ataque israelí en curso en Líbano ha recibido, según la propia expresión de la prensa internacional, la "luz verde" de los Estados Unidos y el "acuerdo tácito" de los otros grandes Estados imperialistas (...) Demostración de que estos grandes Estados que dominan al mundo y que se pretenden los defensores de la civilización, son en realidad los terroristas jefes, los responsables de los crímenes del capitalismo, incluso cuando son los Estados más pequeños los que se encargan del trabajo sucio" (Palestina, Líbano: ¡Sionismo asesino, imperialismo francés cómplice! 23 de julio de 2006, subrayado nuestro).

En un volante posterior, el PCI remarca claramente la alternativa histórica actual, de guerra o revolución:

"Proletarios de Francia, Alemania, Italia, España, Rusia, Europa y América: nuestras burguesías, todas imperialistas, buscan explotarnos cada vez más, pero también explotar de manera cada vez más bestial a los proletarios de los países y regiones menos desarrolladas. Obligadas a aliarse o enfrentarse entre ellas, según la evolución de sus intereses nacionales, utilizan los conflictos en los países más débiles como derivado de las contradicciones que se agravan en el capitalismo mundial y de las oposiciones interimperialistas que maduran al ritmo de las crisis económicas cada vez más incontrolables. La guerra es la solución hacia la cual se torna cada vez más la burguesía cuando las dificultades económicas y políticas se vuelven insuperables.

"Ante la guerra entre Estados, ante la guerra entre burguesías, el proletariado solamente tiene una perspectiva que oponer: la guerra de clase, la lucha de la clase proletaria contra la clase burguesa (...)

"Sólo la lucha de clase puede transformar la guerra en revolución (...) Para dar los primeros pasos en esta dirección, hay que volver a los métodos y medios de la lucha anticapitalista, comenzando por la lucha de defensa inmediata. Esto implica romper con los partidos políticos y las organizaciones sindicales que son los agentes de la colaboración entre las clases, las fuerzas reformistas que apoyan de hecho al imperialismo, ayer pidiéndole a Chirac que Francia esté 'más presente', ahora apoyando el envío pretendidamente pacífico de soldados a Líbano, mañana en una nueva guerra mundial -y siempre saboteando la lucha obrera (¡No al envío de soldados franceses a Líbano!, 14 de agosto de 2006, subrayado nuestro).

Sin embargo, esta posición que evoca la tendencia actual del imperialismo hacia una nueva guerra mundial, y la lucha de clase del proletariado como única alternativa a esa tendencia, se ve empañada por la mezcla constante que hace el PCI de ella, con su postura tradicional de apoyo a las “luchas nacionales” o actualmente “a los pueblos oprimidos”:

"El ataque de Israel a Líbano se inscribe en la continuidad de sus ataques contra los palestinos en Gaza y Cisjordania (...) Su objetivo es en realidad, por una parte, aplastar toda veleidad de resistencia a la opresión permanente sufrida por los palestinos y, por otra parte, acentuar la presión sobre los Estados de la región (Siria, Irán) que rechazan plegarse a las presiones de los Estados Unidos y de los imperialismos occidentales (...)" (Palestina, Líbano: ¡Sionismo asesino, imperialismo francés cómplice! 23 de julio de 2006, subrayado nuestro).

La guerra de Israel en Líbano tiene varios aspectos: algunos muestran sus intereses territoriales propios, otros la política imperialista americana (...), otros, en fin, están ligados a la 'inestabilidad' de Líbano y a la insumisión de las poblaciones palestinas que no logran, sin embargo, emanciparse de la opresión nacional". (¡No al envío de soldados franceses a Líbano!, 14 de agosto de 2006, subrayado nuestro).

De hecho, esta segunda postura del “ataque de Israel a Líbano para aplastar la resistencia a la opresión nacional de... los palestinos” (sic) contradice completatmente a la anterior, que ve el conflicto interimperialista y la alternativa histórica. En efecto, el PCI expresa simultáneamente dos posiciones sobre el conflicto de Israel-Líbano, lo que nos conduce a plantearle las preguntas siguientes: ¿es una pugna imperialista por ambas partes?, ¿o es una “agresión” de Israel imperialista contra una “nación oprimida” que solamente se “defiende”? La primera posición implica el reconocimiento de que, actualmente, todas las burguesías nacionales –independientemente de su fuerza- son por igual imperialistas, y por lo tanto que para el proletariado la única alternativa es su lucha de clase contra todas las burguesías nacionales. La segunda, por el contrario, tiende a reconocer la “justeza” de las “luchas” de ciertas burguesías contra la “opresión nacional” en las cuales estaría implicado “el pueblo” incluyendo al proletariado, lo que llevaría a que éste debería apoyar a “ciertas” burguesías, lo cual significaría que no existe ya una “unica alternativa de clase”.

Por lo demás, esta segunda postura forma parte de las trampas de la ideología burguesa para enrolar al proletariado en las guerras imperialistas, en este caso, en aras de una supuesta “defensa nacional”... trampa en la que tiende a caer el propio PCI. Es así como, al denunciar el conflicto como una “agresión de Israel contra Líbano y Palestina” –y esto a pesar de reconocer que Hamas o Hezbolla son solamente instrumentos de otros imperialismos-, el PCI –quiéralo o no- siembra la noción de que, por tanto, el proletariado debería apoyar a Líbano y Palestina contra Israel, es decir, que el proletariado, afin de cuentas, debería enrolarse... en las pugnas interburguesas.

La incoherencia y oportunismo de la CCI actual

Lo que caracteriza la posición de la CCI actual sobre el conflicto de Líbano (como, en general, su posición sobre las pugnas imperialistas actuales) es en primer término una creciente incoherencia, producto de sus esfuerzos, no por tratar de analizar los hechos concretos y reales, para de allí precisar y profundizar su marco teórico, sino, por el contrario, por tratar de “cortar” la realidad a la medida de su ideología apocalítptica de la “descomposición, el caos y la irracionalidad social”.

Es así como, su postura inicial ante el conflicto de Líbano de julio aparece como un corolario de la postura que ya venía desarrollando anteriormente sobre el Medio Oriente, y en particular sobre la actitud del gobierno israelí, como el ejemplo más patente de " la irracionalidad más total, el hundimiento irremediable e irreflexivo en la barbarie" (2):

"En breve, la situación en todo el Medio Oriente demuestra que los Estados Unidos no controlan la situación y se encuentran ante el desarrollo de un caos incontrolable. La precipitación en la aventura militar es la única respuesta que cada camarilla o cada potencia, de las más grandes a las más pequeñas, puede aportar para defender sus pretensiones imperialistas frente a sus rivales. Es lo que muestra la actitud ultraagresiva de Israel. (Medio Oriente: contra el hundimiento en la guerra, la lucha de clase es la única respuesta, CCI, traducción nuestra de la versión francesa. 17 de julio de 2006, http://fr.internationalism.org/book/print/2277 ).

Según la CCI, pues, Israel, actuando “ultraagresivamente”, lanzó su ofensiva contra Líbano, por cuenta propia y fuera del control de los Estados Unidos. (3) Es decir, la CCI exonera al primer responsable, es decir, al imperialismo norteamericano, de la guerra del Líbano. Pero la CCI no conforme con esto, sigue:

"Respecto a las otras grandes potencias [éstas] no se interesan en la paz, sino en el mantenimiento de su propia esfera de influencia en la región. Tratarán ciertamente de aprovechar la debilidad del imperialismo americano, pero ninguna de ellas está en posición de asumir el rol de gendarme del mundo, además de que sus intereses imperialistas conflictivos vuelven imposible su evolución hacia alguna política común coherente" (CCI, ídem).

Detrás de la aparente condena a las “otras” grandes potencias porque “no se interesan por la paz”, hay en realidad un ocultamiento de su carácter imperialista, un embellecimiento de su política: Las grandes potencias, vean ustedes, habrían renunciado a cualquier pretensión de “expansión”, la cual, obviamente, en un mundo ya repartido, sólo podrían lograr a costa de los Estados Unidos, y mucho menos sueñan con ocupar el lugar de ese país, lo único que quieren es “mantener sus esferas de influencia”. Esta posición es completamente ajena al marxismo, para el que la lucha por una nueva repartición del mundo es permanente, está en la naturaleza del capitalismo imperialista.

Tenemos, pues, aquí, un nuevo ejemplo de las consecuencias de la desdichada “teoría de la descomposición”: No solamente choca con la realidad concreta –por ejemplo, en la teoría del “mantenimiento de las zonas de influencia”, no cuadra el retorno de Alemania a Medio Oriente; sino que, como ya lo hemos denunciado en muchas ocasiones, abre la puerta al oportunismo político, a la colaboración de clases: al poner a las grandes potencias como fuerzas opuestas al caos y la descomposición (esto representado más bien por los “pequeños” países como Israel) alimenta la noción ideológica difundida por la burguesía de que la “intervención” o “interposición” de los ejércitos de las grandes potencias tendría efectivamente el objetivo de mantener o recuperar el “orden” y la “paz” de una determinada región sumida en el caos; noción que esconde precisamente las actuales maniobras estratégicas de las grandes potencias en su marcha hacia una nueva carnicería mundial.

Pero, el texto de la CCI nos reserva todavía otras incoherencias y contradicciones. Enfrentada, sin duda, a la multiplicación de hechos que ponen cada vez en mayor evidencia las maniobras diplomáticas, comerciales, políticas y, sobre todo, los preparativos guerreros de todas las burguesías, comenzando por las de las grandes potencias, que apuntan hacia su culminación en una nueva carnicería imperialista generalizada -y, sin duda, espoleada también por nuestra crítica constante (4)- la CCI actual intenta una nueva formulación de su teoría de la irracionalidad:

"Todos los Estados y todas las fuerzas implicadas en este conflicto están muy ocupados elaborando planes militares y diplomáticos que corresponden a sus propios intereses. Ciertamente, utilizan los métodos de cálculo más racionales para elaborar esos planes, pero todos están atascados en un proceso fundamentalmente irracional: el hundimiento inexorable del sistema capitalista en la guerra imperialista, que toma actualmente, cada vez más, el carácter de guerra de todos contra todos. Incluso el poderoso Tío Sam está atrapado en esta vorágine (...) El hecho de que el capitalismo se haya vuelto un sistema que vive en la guerra permanente es la prueba más evidente de que también está en un estado de putrefacción avanzada y que su supervivencia misma se ha vuelto un peligro mortal para la humanidad" (CCI. idem).

En una sóla oración de un texto que tiene otro tema, de paso, a hurtadillas, y sin avisar a sus lectores, la CCI nos da una interpretación completamente diferente, contradictoria, en relación a la que ha venido ofreciendo desde hace ya algunos años. En efecto, en numerosos textos la CCI actual ha planteado que, como consecuencia de la “descomposición social” surgen camarillas, fracciones e incluso Estados que actúan de forma cada vez más “irracional”. Por ejemplo en un artículo de 2004 decía:

"(...) más el capitalismo cae en su fase final de declive, la fase de descomposición, más el terrorismo está llamado a volverse más salvaje e irracional (...). Más la descomposición de su sistema avanza, más engendra fracciones irracionales e irresponsables, que nutren a los grupos terroristas, los señores de la guerra y los gángsteres locales" (CCI, 19/03/04).

Todavía, a finales de junio de este 2006, la CCI hablaba en estos términos de Israel:

"Porque la actitud del gobierno israelí, en perfecta línea con la de Sharon, muestra la irracionalidad más total, el hundimiento irremediable e irreflexivo en la barbarie. (...) Lo que caracteriza toda la situación actual, es el 'no future', las destrucciones cada vez más violentas y sin objetivo. Cada día ve un paso adelante hacia la nada". (30 de junio de 2006, subrayados nuestros,

http://fr.internationalism.org/ri370/conflits.html ).

No se puede ser más claro: La CCI nos ha hablado durante años de “irracionalidad total”, “salvajismo”, “irresponsabilidad”, “hundimiento irreflexivo en la barbarie”, “destrucción sin sentido”... Pero ahora, de repente ¡nos dice lo contrario! ¡Ahora resulta que los Estados y “fuerzas implicadas” utilizan “los métodos más racionales” para hacer “planes militares y diplomáticos” de acuerdo a sus intereses!

¿Cómo sale la CCI de esta incoherencia? Mediante otra mayor: "utilizan los métodos de cálculo más racionales para elaborar esos planes, pero todos están atascados en un proceso irracional". En otras palabras,la actividad de las burguesías, fracciones, Estados, es racional y planeada... lo que es irracional ¡es el “proceso” de esa misma actividad! Pero esto es puro misticismo. Es como el refrán mexicano que dice: “el hombre propone, pero dios dispone”, es decir, presupone la existencia de una voluntad etérea –el “proceso irracional”- por encima de la actividad concreta, real –y planificada- de los hombres, de las clases sociales.

Pero, lo que es aún más grave, detrás de este misticismo encontramos nuevamente la tendencia a “exonerar” a las grandes potencias de su actual política imperialista y en particular de su marcha hacia la guerra. Resultaría, según la CCI, que esas potencias podrían actuar “racionalmente” (lo que, en el lenguaje particular de la CCI significa que buscan el mantenimiento del orden actual) pero “desgraciadamente” estarían metidas en un “proceso” ajeno a su raciocinio, a sus planes que les conduciría a la guerra. Las grandes potencias imperialistas no serían ya las responsables ni de las guerras actuales, ni de la preparación de una posible guerra mundial, el único “responsable” sería el tal “proceso fundamentalmente irracional”.

Un mes después, la CCI publicó otro texto sobre el Líbano. En éste encontramos, nuevamente, sin la menor muestra de pudor por parte de esa organización, sin advertir al lector, una serie de posturas que contradicen no solamente la primera toma de posición, sino también su posición sobre los conflictos imperialistas adoptada en su 16º congreso internacional.

Así, mientras en julio hablaba de que “los Estados Unidos no controlan la situación”, en agosto nos dice que:

"Esta guerra no pudo desencadenarse sin la luz verde de los Estados Unidos (...) La ofensiva israelí (...) demuestra la perfecta convergencia de intereses entre la Casa Blanca y la burguesía israelí" (Guerra en Cercano Oriente: ¿se puede terminar con la barbarie del capitalismo? 28 de agosto 2006 http://fr.internationalism.org/ri371/edito.html ).

Pero lo más interesante es que, abrumada por el cúmulo de acontecimientos internacionales que clarifican la actual tendencia del imperialismo mundial, la CCI contradice ahora, de manera empírica, las premisas que, en su 16º congreso, planteaba para concluir que una nueva guerra mundial era ya imposible. Por ejemplo, al establecer que, frente al poder incontestable de los Estados Unidos, las otras grandes potencias no podían aspirar ya a cuestionar de raíz la hegemonía norteamericana, conformándose en adelante con impugnarle “indirectamente”, la CCI señalaba en particular la ofensiva de Estados Unidos con miras inmovilizar a Europa y Rusia:

"Al mismo tiempo, estas guerras han revelado cada vez más una estrategia global precisa por parte de los Estados Unidos: lograr un dominio total sobre el Medio Oriente y Asia Central, cercando así militarmente a todos sus principales rivales (Europa y Rusia), privándoles de salidas y volviendo posible la clausura de toda fuente de energía para ellos" (punto 5 de la Resolución sobre la situación internacional del 16º congreso).

Pero ahora, la CCI tiene que reconocer “el fracaso patente” de esa estrategia global (si bien ahora la reduce a una mera “táctica”):

"Hundidos hasta el cuello en el lodazal de la guerra en Irak, en Afganistán, y luego del fracaso de su 'plan de paz' para arreglar la cuestión palestina, los Estados Unidos no pueden más que constatar el fracaso patente de su táctica de cercamiento de Europa, en la que el Cercano y Medio Oriente eran estratégicamente cartas maestras. (...)

"Todos estos fracasos y esta impotencia dan testimonio del debilitamiento histórica de la burguesía estadounidense en la región, que, en cambio, ve su liderazgo cada vez más impugnado en el mundo entero. Esta es, además, la razón por la cual nuevas pretensiones imperialistas de otros Estados se afirman cada vez más (...)

"El fracaso patente de Israel y Estados Unidos representa un nuevo paso importante en el debilitamiento de la hegemonía americana. Pero lejos de ser un factor de atenuación de las tensiones guerreras, solamente acrecienta éstas. Constituye un impulso para decuplicar las pretensiones imperialistas de todos los otros Estados" (Guerra en Cercano Oriente: ¿se puede terminar con la barbarie del capitalismo? 28 de agosto 2006).

¡Muy bien! Pero entonces, ¿qué se desprende de esta importante modificación en la correlación de fuerzas entre Estados Unidos y las otras grandes potencias imperialistas antagonistas (Alemania, Francia, Rusia)? Pues, ni más ni menos que la confirmación de un proceso de bipolarización imperialista en la marcha de todas las burguesías hacia una nueva guerra mundial. Pero, en cambio ¿qué concluye la CCI de esta constatación empírica? Deshilachada completamente su resolución del 16º congreso sobre la situación internacional, sólo acierta a seguir balbuceando en la confusión más completa: "No anuncia ninguna otra perspectiva que una desestabilización y caos crecientes" (CCI, ídem, 28 de agosto).

La alternativa histórica: "guerra imperialista mundial o revolución proletaria mundial"

Este vistazo a las posiciones de algunos grupos del campo proletario muestra que, si bien hay una tendencia a convergir en la comprensión de la marcha hacia una nueva guerra mundial emprendida por la burguesía, las posturas están muy lejos de ser homogéneas. En especial, nos parece que el mantenimiento de posturas teóricas “dogmáticas”, que no corresponden a la realidad actual y concreta son un obstáculo para una cabal comprensión.

Por una parte, el PCI-Le Prolétaire sigue cargando con el fardo histórico de la defensa de las “luchas de liberación nacional”, por más que esta posición ha estado en el centro de las crisis políticas de la corriente de la izquierda comunista que representa. La vacuidad de esa postura se revela en la afirmación absurda de que Israel atacó Líbano para contener la lucha de liberación... ¡de los palestinos!. Sin embargo, el que el PCI sea capaz de denunciar también a las fuerzas que supuestamente representan la liberación nacional en la zona (Hamas y Hezbollah) como instrumentos del imperialismo, es una muestra que esta organización puede ser capaz de desprenderse de esa posición "histórica" algún día.

El caso de la CCI actual es aún más dramático, ya que todo su análisis y marco teórico se encuentra atrapado en la triste “teoría” de la descomposición y el caos. Una comprensión de la situación real solamente puede tener como punto de partida la crítica de esa teoría, lo cual implica una lucha política interna, lo que dudamos fuertemente de que sea aún capaz de dar. A falta de esa crítica, la CCI se encamina cada vez más, en el plano del análisis de la situación internacional, a la pura incoherencia, confusión ... y oportunismo.

Por nuestra parte, no podemos sino mantener el llamado que hicimos al conjunto del campo proletario, a finales de 2002:

"Desde el 11 de septiembre de 2001, la alternativa 'Socialismo o Barbarie' (...) es, de nuevo, inmediata y plenamente de actualidad. El proletariado internacional se encuentra, una vez más, ante responsabilidades históricas que es el único capaz de asumir, es decir, impedir al capitalismo que imponga su 'solución' y, para ello, llevar a cabo el combate hasta la destrucción de éste (...) Sin embargo, más allá de los proyectos belicistas de la clase dominante, el periodo que vivimos se caracteriza por una clase obrera no derrotada, que conserva todas sus potencialidades de lucha. Además, este periodo pone de relieve la convergencia de dos factores esenciales: la crisis y la guerra, convergencia que es a la vez fuente de toma de conciencia y poderoso estimulante de la lucha proletaria. Más que nunca, en la conciencia y en la práctica obrera, se plantea el vínculo entre las reivindicaciones económicas inmediatas y las cuestiones políticas.

Frente a esta situación que contiene terribles retos, pero también formidables potencialidades, la responsabilidad de los revolucionarios es inmensa y su intervención determinante. Respecto al peligro de guerra, la cuestión central, primera, a la cual deben responder no es la de las "razones de la guerra": petróleo para unos, guerra "sin razón", "irracional" o "geoestratégica" para otros. La primera cuestión a la cual deben responder es esta: ¿sí o no la burguesía hace todo lo posible para imponer su solución guerrera, y en primer lugar para imponerla al proletariado? Dicho de otro modo, la guerra es un elemento central en la situación, un peligro que los revolucionarios en conjunto deben denunciar alto y fuerte a su clase. Pero, al mismo tiempo, deben apelar a ésta a asumir su tarea histórica, la revolución proletaria, porque es la única respuesta que se puede aportar al capitalismo, el cual es hoy más que nunca generador de miseria y muerte" (Un nuevo periodo se abre.Boletín 14, noviembre 2002).

Octubre 2006.


Notas:

1  La iniciativa de Alemania frente al conflicto de Líbano está cargada de significado político. En el plano internacional,  ha señalado su intención de intervenir activamente, en adelante, en misiones militares “exteriores”, mostrado abiertamente su pretensión de volverse un “paraguas” alternativo a los Estados Unidos, bajo el cual podrían “guarecerse” otros Estados. En el plano nacional, la burguesía alemana ha aprovechado para acelerar sus campañas ideológicas sobre la “reconstrucción del orgullo nacional” (borrar la vergüenza de la derrota del fascismo), y la “necesidad” de su nuevo expansionismo sobre bases “diferentes”, “humanitarias”, “democráticas”, etc., como parte de sus esfuerzos para hacer aceptar a la población trabajadora sus pretensiones y acciones imperialistas incluso en el plano militar.

2 CCI. Moyen-Orient : le gouffre sans fin de la barbarie guerrière. 30 juin 2006. http://fr.internationalism.org/ri370/conflits.html .

3 La versión en español de ese mismo párrafo no es una mera traducción, sino que va aún más lejos, al plantear no sólo que Israel actúa “sin control”, sino que además ¡es Israel el que “arrastra” y “empuja” a los Estados Unidos!: No es Israel quien sigue las orientaciones norteamericanas sino que son estos quienes se ven arrastrados por las aventuras del Estado Sionista. Particularmente, los gestos provocadores de Israel hacia Irán parecen tener como objetivo empujar a USA hacia un conflicto abierto con Teherán, ( http://es.internationalism.org/book/print/999 ). Los angloparlantes, más prácticos, optaron por una versión más concisa, cortando de plano la problemática oración intermedia: In short, the situation throughout the Middle East is demonstrating not America’s control of the situation, but the spread of uncontrollable chaos. This is shown graphically by Israel’s ultra-aggressive attitude.( http://en.internationalism.org/book/print/1860 ).

4 Ver por ejemplo nuestro artículo: La posición de la CCI actual sobre la guerra imperialista. Boletín 34 y 35 de la Fracción.


Fracción interna de la CCI - Boletín Comunista (Nº 37)