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SITUACIÓN INTERNACIONAL
Intervención de la fracción en una situación social en movimiento

Durante los dos meses anteriores, nuestra fracción ha intervenido en varias ocasiones, en el seno de nuestra clase, mediante la distribución de un volante de llamado a desarrollar las luchas obreras, y de una toma de posición sobre el significado de los acontecimientos sociales en los suburbios de las grandes ciudades francesas. Hemos considerado que, en un contexto general de reanudación de las luchas proletarias, a partir de 2001, después de un largo periodo de retroceso, este otoño ha sido marcado, en Francia particularmente, por un impulso de cólera y combatividad importante en el seno de la clase obrera contra la degradación acelerada e insoportable de sus condiciones de vida.

Un primer volante, fechado 16 de octubre, respondía a cierto número de luchas obreras que, especialmente en Francia luego de la “jornada nacional de acción” del 4 de octubre no habían sido sofocadas ni conducidas al atolladero, a lo que esas “jornadas de acción” conducen en general. La cólera obrera se mostraba, los motivos de esta cólera eran a la vez palpables y concernían a una proporción cada vez más importante de obreros y sectores de producción. Se presentaba a los obreros la ocasión para emprender la lucha en masa. Nuestro volante se titula “Multipliquemos y unamos nuestras luchas”.

El segundo documento sobre los “disturbios” en los suburbios fue distribuido en forma de volante a partir del 10 de noviembre. Se trataba para nuestra fracción de dar un análisis sobre estas revueltas en el marco marxista, resaltando en primer lugar que son la manifestación patente de la quiebra del sistema, el capitalismo, que las engendra, del atolladero en el cual éste mete a los hijos de los proletarios, así como hace cada vez más insoportable la suerte de sus padres mal pagados, sometidos a condiciones de trabajo cada vez más duras o, simplemente, al desempleo, a las condiciones precarias, al subempleo, etc.

Para nosotros, la revuelta de los jóvenes proletarios en los suburbios no expresa desafortunadamente más que un odio impotente al cual solamente el desarrollo de las luchas obreras, especialmente en las empresas, puede abrir perspectivas positivas.

I. Las condiciones de la reanudación obrera y sus obstáculos

El proceso de desarrollo de la lucha de clase no es lineal. Si bien las condiciones objetivas (económicas, sociales, políticas, etc.) definen un contexto general de relación de fuerzas entre las clases, en ocasiones suceden, en periodos cortos, oportunidades que la clase obrera logra aprovechar para impulsar su lucha.

Es así como, en el contexto de reanudación global en el cual estamos desde hace algunos años, se abrió una brecha este otoño a nivel internacional y especialmente en Francia, haciendo posible un impulso significativo del combate proletario.

Por no citar más que los ejemplos más recientes se puede señalar que:

- En Portugal, 20,000 personas se manifiestan en las calles de Lisboa y Porto el 10 de noviembre contra las restricciones presupuestarias;

- En Bélgica, los obreros expresan su rechazo a la instauración del sistema de retiros. En dos ocasiones, el 7 y el 28 de octubre, una huelga general bloqueó las empresas, transportes públicos y reunió masivamente en las calles a los trabajadores de los sectores público y privado, a los trabajadores precarios, etc.

- En Alemania, los empleados de varias clínicas universitarias iniciaron una huelga indefinida a principios de octubre por un aumento de salario y contra la perspectiva de un alargamiento de la jornada de trabajo.

Esta serie de huelgas se inscribe en una fase de reanudación obrera más general que abarca a todos los continentes, a todos los países: India, China, Argentina, Rusia, Suecia, América del Norte, e incluso Israel y la Banda de Gaza.

Las informaciones sobre estas luchas son, por lo menos, “discretas” por parte de los medios de difusión burgueses. De hecho, es esencialmente a una verdadera empresa consciente de censura lo que tiene lugar.

La clase dominante guarda silencio las reacciones obreras y el hecho de que, en cualquier parte del mundo en que se manifiestan, las causas y reivindicaciones son del mismo tipo, van en el mismo sentido: defensa de las condiciones de trabajo y salario, rechazo a las medidas que prolongan la duración del trabajo y retardan cada vez más la edad del retiro, disminución de los efectivos y aumento de la carga de trabajo para los que lo mantienen, precarización general de las condiciones de vida y trabajo, etc.

Esta concordancia en las reivindicaciones corresponde a la uniformización de las condiciones obreras por todo el mundo. Y la burguesía debe, para asegurar la perpetuación de su dominación, ocultar este rasamiento de las condiciones y las expresiones de su comprensión en las filas obreras que podrían desembocar en una dinámica de generalización y unificación de las luchas obreras.

Y cuando ya no es posible ocultar las reacciones proletarias, las dos armas que utiliza la burguesía –además del trabajo de sabotaje clásico y habitual de los sindicatos- consiste, por una parte, en tratar de provocar el rechazo a la lucha al máximo de obreros caricaturizando y denigrando a las que están en curso, y por otra parte, lo que es más nuevo, amenazando o utilizando la fuerza bruta. Es lo que se ha podido constatar en Francia recientemente.

La denigración: Las presentaciones públicas de ministros y políticos burgueses que desarrollan una avalancha de discursos de desprecio e insulto hacia los trabajadores en lucha, están en primera plana de todos los medios de información como nunca antes. Los obreros son comparados con “tomadores de rehenes”, si no es que “terroristas”. Y las huelgas son declaradas “injustificadas y fundamentalmente peligrosas”(1).

La fuerza bruta y la amenaza: La amenaza de una represión individual a los obreros que persistieran en la huelga fue agitada varias ocasiones para poner fin a la huelga. La huelga de los tranviarios de la RTM en Marsella fue decretada “ilegal” por las instituciones judiciales luego de 32 días; los huelguistas recalcitrantes se exponen a tener que pagar una multa de 10,000 euros. En los aeropuertos de París es... el antiterrorismo el que viene en ayuda de la dirección de la empresa CBS: luego de seis días de huelga, hizo intervenir a la subprefectura local “para restablecer el orden público y tomando en cuenta la urgencia” ligada “al contexto del plan Vigipirata”, se estableció una “orden de requisición”. Los 800 empleados de la empresa, en huelga al 100% en ese momento, tuvieron que volver a sus puestos de trabajo bajo la amenaza de sanciones ejemplares (6 meses de arresto y 10,000 euros de multa).

El sabotaje sindical y, de cierto modo, el “silencio de los medios” a propósito de las luchas no son hechos nuevos, si bien la utilización que se hace de esto actualmente es mucho más sistemática. En cambio, el hecho de que la burguesía recurra de manera intensiva a la denigración y ahora a los medios de fuerza, es significativo de la situación a la cual está confrontada. Como lo hemos dicho en nuestro boletín, la clase dominante debe a la vez orientarse hacia la guerra generalizada (bipolarización, etc.) y a la vez imponer una miseria creciente a la clase obrera. Tiene, ante esta última, cada vez menos margen de maniobra y debe “actuar mediante la fuerza” si es necesario.

Es lo que caracteriza a la situación en la cual hemos entrado desde hace algunos años; y la clase obrera, a través de sus luchas desde 2001, ha comenzado a oponerse directamente a estos planes de la burguesía. Sin tomar conciencia aún de la importancia crucial de lo que está en juego.

Es sobre este plano que el papel de algunas minorías comunistas toma todo su sentido, toda su importancia.

II. La intervención de los revolucionarios

En la situación presente, en la fase de reanudación que se confirma, la primera responsabilidad de los comunistas es de entrada trabajar por la clarificación política y el reagrupamiento de sus fuerzas, en el combate contra las derivas oportunistas que amenazan. Esto no significa que puedan dispensarse de una intervención “directa” en el seno de su clase cuando la situación lo exige y sus fuerzas lo permiten.

Es una obviedad decir que las tareas y el papel de los revolucionarios consisten esencialmente en estar al frente de su clase, “ser su parte más consciente”, como decía Marx en el Manifiesto del partido comunista.

Con estos dos volantes, nuestra fracción se esfuerza por aprovechar la brecha abierta en el frente social para llamar a extender y generalizar las luchas obrera y destacar lo que verdaderamente se halla en juego en la situación, más allá de las reacciones inmediatas contra las condiciones de vida, trabajo y salario en un caso; más allá de las explosiones de cólera impotentes de jóvenes obreros condenados a la nada social por la burguesía, en el otro caso.

En particular, nuestro llamado a la “multiplicación de las luchas” se justifica igualmente, a nuestros ojos, por el hecho de que, durante este periodo (necesariamente corto), nuestra clase, por este medio tiene, además, la posibilidad de desbaratar los planes de la burguesía que hemos evocado más arriba:

- Haría saltar así la capa de silencio que se pone sobre la mayor parte de las luchas obreras que existen ya y que no son conocidas por el conjunto de la clase.

- Rechazaría el dejarse intimidar o desmoralizar por las mentiras y otras tentativas de desacreditar la lucha obrera, así como por la represión o su amenaza.

Además del trabajo de sabotaje permanente que hacen sobre el terreno los sindicatos, y que se traduce sobre todo en el aislamiento fatal de cada lucha, con la censura y la deformación constante de la realidad, la clase dominante hace todo lo posible para que las expresiones de combatividad que existen no sirvan como ejemplo para todos los obreros, que no se extiendan como mancha de aceita; en suma, hace todo lo posible para que las lucha no se multipliquen ni se unifiquen.

Mediante estas intervenciones en el seno de nuestra clase, tenemos la certeza de que nuestra fracción asume plenamente sus responsabilidades de organización política del proletariado. Nuestra tarea de comunistas consiste, de entrada y ante todo, en trazar perspectivas para su combate histórico; pero esto no debe, en ningún caso, llevarnos a subestimar y dejar de lado sus luchas “económicas” cotidianas por la defensa de sus intereses inmediatos. En este sentido, debemos ser capaces de dar a los obreros perspectivas concretas y realizables. Sin embargo, en nuestra participación en cada movimiento de nuestra clase, debemos orientar sus expresiones de cólera hacia el único objetivo concreto y realista, la lucha sin compromiso contra un sistema capitalista que no ofrece, por él mismo, otras perspectivas que mayor miseria y la guerra generalizada, para terminar.

Es en respuesta a estas exigencias que nuestra fracción, presente en las diferentes manifestaciones desde el 4 de octubre y en las puertas de algunas empresas, ha intervenido en numerosas ocasiones mediante volantes tanto en Francia como en México.

Noviembre 2005.


Nota:

1. R. Muselier, adjunto a la administración de la ciudad de Marsella, entrevistado en un canal de la TV francesa el 10 de octubre durante los conflictos de ferrocarriles, transportes y muelles en esta ciudad, como portavoz de toda la burguesía declaraba: “Todo esto es un drama absoluto. A causa de los ferrocarriles, Marsella se pone en huelga... y por porosidad tenemos un efecto dominó en conflictos que no tienen absolutamente nada que ver unos con otros, donde quedamos atrapados como rehenes, donde los marselleses quedan atrapados como rehenes... estas huelgas son injustificadas y fundamentalmente peligrosas.”


Fracción interna de la CCI - Boletín 33