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Textos del movimiento obrero

Publicamos en este boletín dos pequeños textos históricos, el primero de Bordiga en 1920 sobre la cuestión de la toma del poder por el proletariado, el segundo de Lenin en 1911 sobre la Comuna de París. Los dos tienen en común el abordar la misma cuestión central, la de la relación del proletariado revolucionario con el poder del Estado, ya sea el de la burguesía y del capitalismo o el del periodo transitorio en el que la clase revolucionaria ejerce su dictadura de clase sobre el conjunto de la sociedad. También tienen en común el responder a cuestiones que se plantean ya en las luchas que van a surgir. De allí su interés “inmediato” y la necesidad de darlos a conocer y sacar las lecciones políticas.

Frente a las reacciones proletarias a escala internacional y particularmente alrededor del Mediterráneo y en Europa, contra los efectos de la crisis del capitalismo, la burguesía conduce una verdadera ofensiva ideológica y política sobre el tema de la “democracia”. Una de las consecuencias es que, entre los participantes en los movimientos actuales, tal como el de los “indignados” y, desafortunadamente, también entre los revolucionarios, hay muchos que sucumben ante la fetichización de las “asambleas generales” vistas, por una parte, como “democracia pura y ejemplar”, y por otra como panacea y finalidad del combate contra la crisis capitalista y sus consecuencias. El texto de Bordiga de 1920 fue redactado en el momento en que el proletariado italiano se organizaba en consejos de fábrica y ocupaba éstas dejándose llevar por la ilusión de una victoria proletaria sin... enfrentamiento directo y político contra el Estado capitalista, es decir, sin la destrucción de éste y sin la toma del poder político. Entre otras cosas, es a esta trampa que el texto publicado respondía, y en este sentido es de gran actualidad.

Por su parte, al reafirmar la herencia de la Comuna, al reafirmar que “la causa de la Comuna es la causa de la revolución social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es inmortal”, el texto de Lenin responde a una necesidad indispensable y de cierta urgencia: el retorno de las conciencias obreras de que otra sociedad es posible, de que existe una perspectiva revolucionaria frente a esta sociedad de miseria y de barbarie. Esta conciencia, más o menos precisa, más o menos fuerte, fue violentamente, y con éxito, atacada por las campañas anticomunistas y democráticas que han sido lanzadas desde la desaparición de la URSS y del capitalismo de Estado stalinista. Es fundamentalmente el éxito de estas campañas ideológicas lo que explica el profundo retroceso de las luchas obreras durante los años 1990. Es también ese éxito lo que explica esencialmente la lentitud de la reanudación de las luchas desde 2001. Sin esta “conciencia”, en la ausencia de esta “idea de la revolución”, es decir, sin una perspectiva revolucionaria más o menos presente entre las masas obreras, las luchas inmediatas y cotidianas de la clase obrera son inevitablemente derrotadas y reducidas. Actualmente, cuando la quiebra del capitalismo explota abiertamente ante los ojos de todos, el retorno entre las masas obreras de la idea de que otra sociedad es posible y necesaria favorece el desarrollo de los combates actuales y una evolución positiva de la relación de fuerzas entre proletariado y burguesía con el fin de abordar las confrontaciones masivas de clases que se perfilan. En este sentido, es también de gran actualidad.

La FICI.


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