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"Jung y una multitud jamás se convencerán de que existe una diferencia de principio entre nosotros y Ruge, aferrándose a la opinión de que se trata únicamente de pendencias personales. Cuando se les dice que Ruge no es un comunista, ¡no quieren creerlo y manifiestan su pesar de ver desconsideradamente rechazada a una 'autoridad literaria' como Ruge!" (Carta de Engels a Marx, 19 de noviembre de 1844).
Desde nuestros primeros contacto con los camaradas de Comunistas Internacionalistas-Klasbatalo (antes CIM), no hemos dejado de debatir y tratar de clarificar la cuestión de las fuerzas comunistas de nuestra época, lo que llamamos el campo proletario, o también el medio político proletario. La contribución de los camaradas marca una etapa importante en nuestra discusión. Es tanto más importante por cuanto al señalar las insuficiencias actuales de los principales grupos de la Izquierda comunista -su incapacidad para asumir de manera activa y decidida su papel de polo de reagrupamiento debido al peso del sectarismo y el oportunismo políticos-, por un lado interpela a estos y por otra se hace indirectamente eco, al interrogarse, de las tendencias crecientes al rechazo y la liquidación de estos grupos.1
Mientras la crisis abierta del capital y las reacciones obreras que provoca anuncian la apertura de un proceso hacia enfrentamientos de clases decisivos, frontales y masivos, el estado de dispersión y debilidad del campo político proletario -que debería tender a fortalecerse y reagruparse alrededor de sus posiciones y orientaciones políticas- favorece por el contrario las tendencias antiorganización de tipo consejista y anarquizante. Hasta el punto en que actualmente toda una esfera de influencia -con frecuencia constituida por exmilitantes de la CCI "decepcionados" reforzados por elementos anarquizantes- milita, directa o indirectamente, explícita o implícitamente, en pro de la liquidación y la dispersión de las principales organizaciones del campo proletario.
Ya en abril de 2009, el grupo Perspective internationaliste había apelado a un reagrupamiento de los "prorrevolucionarios" el cual, por nuestra parte, habíamos rechazado especialmente por ignorar, es decir, de hecho por rechazar, a las principales organizaciones de la Izquierda comunista y por su tono anarquizante (véase nuestra "Respuesta al Llamado al medio prorrevolucionario" en el boletín 47 de la Fracción interna de la CCI). Desde entonces, esta dinámica al rechazo de las principales organizaciones del campo proletario se ha acentuado; en particular debido al refuerzo que le aportan muchos antiguos "adoradores decepcionados" tales como los que se encuentran en el interior del Foro de la Izquierda comunista. Estos, desde su salida (voluntaria) de la CCI han adherido al "llamado de PI" y se han vuelto los más activos atacantes de las organizaciones actuales de la Izquierda comunista al grado de predicar su desaparición (véase Controverses 3. Es medianoche en la Izquierda comunista2). Ya hemos rechazado y combatido esta tesis destructiva y liquidadora en nuestro Boletín Comunista Internacional 2, en el texto ¿Ha quebrado definitivamente el campo proletario?
En su contribución, basándose en los dos textos que acabamos de citar, los camaradas del CIK declaran de entrada "darse como mandato responder a los dos grupos intentando (...) conciliarlos" si bien "estas dos posiciones parecen irreconciliables".
Su contribución padece fuertemente de esta voluntad de "síntesis" y de "conciliación". Basándose en su buena voluntad de conciliar lo inconciliable, el texto de los camaradas lleva a contradicciones flagrantes y, de golpe, a concesiones políticas particularmente peligrosas. Para resumir de manera sumaria su contribución, los CIK parecen por una parte criticar el artículo de Controverses -que "implícitamente es un llamado a sabotear a las tres principales organizaciones actuales de la Izquierda comunista"- pero apoyando su argumentación basada en Marx y Engels: "Es efectivamente como Marx y Engels veían la construcción y desaparición de las organizaciones políticas que se da el proletariado (...) Tal como lo señala bien Controverses (...) luego del reflujo del curso de las luchas, esto es del agotamiento del proletariado aplastado lo más frecuentemente por su derrota, la organización tiende a buscar un legitimidad para la preservación de su existencia. Tiende entonces a hundirse en análisis particulares que la dividen a partir de cuestiones secundarias". Y los camaradas del CIK -es una de sus cualidades- dicen en voz alta en quién piensan, y sobre todo en quién piensa tan fuerte Controverses: "Fácilmente se puede hacer un paralelo a este respecto con la CCI, que parece estar profundamente hundida en la paranoia y el autismo organizativos durante estas últimas décadas"3 (negritas nuestras).
De hecho mientras critican a Controverses por su rechazo a toda continuidad histórica, a asumir frente al proletariado y al medio comunista su propia historia y sus propias responsabilidades -sus militantes tienen una historia con la cual están en deuda-, los camaradas del CIK retoman los argumentos más erróneos de Controverses que conducen a la adopción de una visión antipartido de tipo consejista. El primer error, puede ser el menos importante, es acerca de la CCI y otros grupos de la Izquierda que habrían quebrado desde hace 30 años. El segundo es que toda organización, cualquiera que sea el periodo histórico, el curso de la relación de fuerzas entre las clases, cualesquiera que sean las circunstancias, y cualquiera que sea la organización -partido, fracción, grupo, círculo...- deberá degenerar inevitablemente siguiendo mecánica, ineluctablemente, el reflujo de las luchas -lo que conduce al abandono de cualquier combate de fracción4. A fin de cuentas, Marx y Engels serían los primeros portadores de esta visión que posteriormente habrían continuado Bilan e incluso la Izquierda comunista de Francia, de la cual ha salido la CCI. ¡Nada es más falso!
En su voluntad de conciliar lo inconciliable, los camaradas son llevados a cometer dos tipos de errores: los primeros pertenecen a lo que calificaremos como malentendidos o confusiones políticas; los segundos son errores políticos.
Los principales "malentendidos" abarcan dos cuestiones: el "reagrupamiento" y la "discusión".
Cuando nuestra fracción, como siempre lo ha hecho, llama al "reagrupamiento" de las fuerzas de la Izquierda comunista alrededor de un "polo de reagrupamiento", no reduce de ningún modo este proceso a una simple e inmediata adhesión a tal "polo". Esta "simple e inmediata adhesión" sólo puede significar la eliminación completa de las divergencias existentes y por tanto la afirmación de un acuerdo casi total con las posiciones de la organización-polo. Esta visión del reagrupamiento -que desgraciadamente prevalece en la actualidad, especialmente entre las organizaciones salidas de la Izquierda comunista- es no solamente errónea sino sobre todo está en ruptura con la tradición y la práctica históricas del verdadero movimiento comunista. Son esta tradición y esta práctica las que nos esforzamos en defender y son lo opuesto al sectarismo ambiente actual, que está marcado por la defensa exclusiva de "su pequeña capilla" y por el rechazo a las otras tendencias políticas. Si sólo tomamos como referencia lo que prevalecía en el periodo de finales de los años 1920 y los 1930, a pesar de estar marcado por la contrarrevolución y una clase obrera profundamente derrotada, se ve claramente que, a pesar de esas condiciones particularmente desfavorables, las corrientes y organizaciones de la Oposición internacional y sobre todo de la Izquierda comunista (italiana, germano-holandesa y otras) han multiplicado (ya que sentían la responsabilidad histórica y tenían la voluntad política) las tentativas de reagrupamiento de sus fuerzas. Estas tentativas se basaban, por supuesto, en ciertas posiciones fundamentales comunes pero no implicaban, de ningún modo, que las divergencias debían quedarse en la entrada o puestas bajo la mesa, par formar parte de ellas. Éstas se manifestaban a través de vínculos directos y frecuentes, mediante la celebración de reuniones e incluso de conferencias internacionales, a veces también mediante el establecimiento de estructuras organizativas comunes (Secretariados o Burós internacionales...) y mediante la edición de boletines de "discusión" o de "información" internacionales; y todo esto incluso si su fusión en una sola organización no se hacía.
De la misma manera que estas numerosas organizaciones buscaron reagruparse a la vez que planteaban sus diferencias y las confrontaban, cuando hablamos de la Tendencia comunista internacionalista (exBIPR) como "polo de reagrupamiento" digno de tal nombre actualmente, esto no implica, para nosotros y para la tradición comunista, la necesidad absoluta de reagruparse en su interior sino, al menos, alrededor de ésta, teniendo a esta organización en el centro del proceso de reagrupamiento. Es en este sentido que, en nuestra opinión, la TCI debe asumir esta responsabilidad que le toca actualmente y que, por el instante, es la única capaz de asumir. Contrariamente a lo que escribe el CIK, no somos nosotros quienes concedemos "inmediatamente el 'contrato' de polo de reagrupamiento a la Tendencia Comunista Internacionalista". Lo que determina este papel es su vínculo "orgánico", es decir su vínculo histórico con las organizaciones del pasado, es también su vínculo teórico por su fidelidad al marxismo y su vínculo político por la reivindicación de la continuidad programática del movimiento obrero, y organizativo por la capacidad de intervención internacional -la prensa en particular- en el proletariado y en dirección de las otras minorías revolucionarias; y es, en fin, la profunda debilidad actual de las otras organizaciones que podrían pretender jugar este papel de "polo de reagrupamiento".
Desgraciadamente, tenemos que reconocer que la TCI tiene también una debilidad importante a este nivel -y que comparte con todas las otras organizaciones de la Izquierda comunista actuales-, debilidad que tiene su fuente en el peso de la contrarrevolución y la ruptura orgánica. Ésta se expresa especialmente a través de una tendencia a una visión monolítica y errónea de la vanguardia política del proletariado y en la dificultad para concebir la existencia de posiciones diferentes en su interior (inevitable reflejo de la heterogeneidad que existe en el interior mismo de la clase). Es de esta confrontación entre posiciones diferentes e incluso divergentes que se da el desarrollo de la conciencia de clase y que puede surgir el proceso de reagrupamiento y unificación de las fuerzas comunistas. No hay reagrupamiento ni formación de una vanguardia consecuente y unida del proletariado si esas diferencias son ignoradas o rechazadas.
Al criticar nuestro "anatema" contra la posición de Controverses, el CIK afirma por su parte que "el tiempo es de discusión, de apertura de debates, de críticas duras, cierto, pero fraternales" -con lo que todo el mundo se declara de acuerdo. Pero, los camaradas deben darse cuenta de que hay de discusión y discusión -o más bien debate político y discusión superflua. En el caso que nos ocupa aquí, la discusión sólo puede tener sentido si busca la clarificación política con miras al reagrupamiento de las verdaderas fuerzas comunistas. Sólo puede contribuir a la clarificación política con la condición de situarse en el marco programático y político de la Izquierda comunista. Cualquier otro marco de "discusión" sólo puede corresponder en el mejor de los casos a una deriva en la impotencia, participando en la dispersión y la confusión políticas; en el peor de los casos, al apoyarse en otro tipo de preocupaciones (cuestionamiento del marxismo, revisión o rechazo de la experiencia histórica de nuestra clase), tiende en general a alejarse del campo del proletariado. "Nos hemos unido en virtud de una decisión libremente adoptada, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer, dando un traspiés, al pantano vecino, cuyos moradores nos reprochan desde un principio que nos hayamos separado en un grupo aparte y que hayamos escogido el camino de la lucha y no el de la conciliación. Y de pronto algunos de entre nosotros comienzan a gritar: '¡Vamos al pantano!' Y cuando se intenta avergonzarlos, replican: '¡Qué gente tan atrasada sois! ¡Cómo no os avergonzáis de negarnos la libertad de invitaros a seguir un camino mejor!' ¡Ah, sí, señores, libres sois no sólo de invitarnos, sino de ir adonde mejor os plazca, incluso al pantano (...)! ¡Pero en tal caso soltad nuestras manos, no os agarreís a nosotros, ni ensuciéis la gran palabra libertad, porque nosotros también somos 'libres' para ir adonde nos parezca, libres para luchar no sólo contra el pantano, sino incluso contra los que se desvían hacia él!" (Lenin, ¿Qué hacer?).
Por nuestra parte, y lejos de una supuesta "rigidez" que nos opondría a la voluntad de "discusión (supuestamente) abierta" reivindicada por unos y otros, no hemos dejados, desde nuestra constitución como fracción en el interior de la CCI, de suscitar, plantear y participar en los "debates" que implican retos políticos reales, es decir, que más allá de los combates políticos que llevamos a cabo contra la influencia de la ideología burguesa en nuestra clase (peso del consejismo, del anarquismo, del democratismo, del individualismo...), privilegiamos los debates con y alrededor de las principales organizaciones del campo proletario, en referencia con estos polos históricos, y esto con el fin de favorecer al máximo el proceso de reagrupamiento y de clarificación políticas, en la perspectiva de la constitución del partido5.
Contrariamente a la tesis consejista que retoman los camaradas del CIK al apoyarse en los argumentos de Controverses, la existencia de las organizaciones políticas del proletariado es una necesidad permanente tanto en el periodo ascendente del capitalismo como en su periodo histórico de declive; y tanto en los periodos de avance como en los periodos de reflujo de la lucha del proletariado. Esta necesidad permanente está confirmada, verificada, por el combate permanente de los comunistas, comenzando por Marx y Engels -contrariamente a lo que retoma el CIK-, por la construcción, el desarrollo, la defensa e incluso el mantenimiento de las organizaciones existentes. Lejos de ser un "fetichismo organizativo", este combate permanente por la existencia de la organización comunista como expresión más avanzada de la conciencia de clase es primeramente y ante todo un combate político de confrontación y de clarificación políticas que se forma de reagrupamientos, rupturas, escisiones, e incluso desapariciones de organizaciones. Se trata del combate por la homogeneidad y la unidad políticas de las vanguardias políticas del proletariado.
En cambio, la función y la realidad formal de estas organizaciones revolucionarias dependen de los periodos históricos: organizaciones de masas en el periodo ascendente del capitalismo, organizaciones minoritarias en la decadencia del sistema; forma de partido en los periodos de desarrollo masivo de las luchas del proletariado y forma de "fracción" en los periodos de reflujo6.
Así pues, hay que cortarle el paso a esa tesis consejista según la cual las organizaciones comunistas naces y desaparecen mecánicamente en función del desarrollo y del reflujo de la lucha de clases. Decir que esa era la comprensión y la práctica de Marx y Engels, y ya sobre la marcha, que esa es la historia del movimiento comunista, es una falsificación de la historia.
No podemos abordar aquí en detalle las condiciones de la disolución de la Liga de los comunistas (1852) y de la Primera Internacional (1872-74). La tesis que con frecuencia plantean los militantes le dan la espalda a la necesidad de la organización y del partido, es la de que Marx y Engels habrían disuelto deliberadamente estas organizaciones con el fin de dedicarse a los estudios teóricos ante el reflujo de la lucha de clases. Y así aprovechan para crear un paralelo con la situación actual.
Este paralelo es ya particularmente falaz en la medida en que los periodos históricos son completamente diferentes. En la época de la Liga y de la AIT, el capitalismo se hallaba en plena ascendencia y las condiciones de la lucha de clases eran muy diferentes a las que prevalecían luego de la Primera guerra mundial y la oleada revolucionaria que le siguió. Incluso las condiciones que prevalecían entre la Liga y la AIT eran también muy diferentes: la primera se encontraba confrontada al hecho de que el proletariado comenzaba apenas a constituirse como clase, que era una clase en formación. Esto determinaba la forma y la acción misma de la Liga en comparación con la AIT: “El movimiento internacional del proletariado europeo y americano es hoy tan fuerte, que no sólo su primera forma estrecha -la de la Liga secreta-, sino su segunda forma, infinitamente más amplia -la pública de la Asociación Internacional de los Trabajadores-, se ha convertido en una traba para él, pues hoy basta con el simple sentimiento de solidaridad, nacido de la conciencia de la identidad de su situación de clase, para crear y mantener unido entre los obreros de todos los países y lenguas un solo y único partido: el gran partido del proletariado.” (Engels, 1885, Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas).
Pero sobre todo, la disolución de la Liga sólo ratifica una situación de hecho, a saber, el estallido real de la Liga dentro de la cual ya no hay ninguna unidad política: “El caso es que el retraimiento defendido por nosotros no era del gusto de estas gentes, empeñadas en que nos lanzásemos al deporte de hacer revoluciones. Y como nos negamos a ello del modo más enérgico, sobrevino la escisión; lo demás lo verá el lector en la Revelaciones” (ídem, negritas nuestras).
El carácter falaz de un supuesto “desvío” de Marx y Engels de la actividad de partido se manifiesta aún más con el ejemplo de la disolución de la Primera Internacional. Tampoco aquí podemos abundar, sin embargo, la disolución efectiva de la Internacional tuvo lugar en 18747. Lejos de desviarse de toda tarea de "reagrupamiento", de partido, Marx y Engels, que trataron de preservar la organización desplazando el centro a Nueva York, no dejaron, en los años siguientes, de favorecer e intervenir en la formación del partido alemán hasta el punto de plantear, desde... 1875, sus condiciones políticas para poder adherir8. La leyenda de un Marx que se retiraba a la reflexión teórica es sólo una deformación de la realidad histórica.
Detrás de esta "interpretación" de la historia, reposa una visión política que opone la reflexión y la profundización teórica-política a las "luchas de partido", es decir, a los debates, discusiones, confrontaciones de posiciones, a los que incluso se les considera como "pleitos" de fracción. Pero la experiencia del movimiento obrero muestra por el contrario que no es la reflexión "pura", desembarazada de las contingencias inmediatas, la más favorable para los avances teóricos y políticos, sino precisamente las confrontaciones y polémicas de partido. ¿Y no es ésta precisamente la historia de las fracciones?
No volveremos tampoco aquí sobre la historia y el papel de las fracciones -Lenin, Rosa Luxemburg, Pannekoek, etc...- en la Segunda Internacional, que el texto de los camaradas deja de lado. Sin embargo, esta historia es justamente el combate por la organización y su defensa contra el oportunismo y el revisionismo.
Tan falaz como la referencia a Marx y Engels es la que se hace sobre Bilan, para justificar la disolución de las organizaciones políticas proletarias. Es cierto que el CIK no se refieren a ésta. Sin embargo, y en la medida en que se apoyan en lo que dicen los responsables de Controverses -quienes toman el ejemplo de Bilan después del de Marx y Engels, para justificar su propio alejamiento de los "pleitos" y liquidar las organizaciones actuales-, tenemos que responder aquí.
Bilan, es decir, la Izquierda italiana exiliada en Francia y Bélgica, nació del Comité de Entente (1925), que fue el primer reagrupamiento interno en el Partido comunista italiano para oponerse a la bolchevización del partido, la cual marca la toma de poder del oportunismo en el seno del partido y en la Internacional. Lejos de alejarse de los "pleitos" de partido para dedicarse a "sacar el balance teórico-político" de la experiencia revolucionaria, la Izquierda italiana combate palmo a palmo en el partido -a pesar de las exclusiones- hasta el punto de presentar las Tesis en el congreso de Lyon en 1926. Más aún, y por lo menos algunos militantes de Controverses deberían recordarlo9, los miembros de la Fracción seguían intentando intervenir a pesar de los riesgos físicos en las reuniones de los PC stalinizados en los años 1930.
Estas deformaciones de la realidad histórica tienen implicaciones políticas muy concretas y sobre todo muy peligrosas. Cierto, el CIK10 en su texto expresa sobre todo contradicciones que revelan su vacilación entre dos caminos opuestos y su voluntad imposible de conciliarlas, lo que les conduce a los errores históricos y políticos y a una posición centrista en el momento actual del combate por el partido. Pero el texto de Controverses del cual retoman los argumentos es mucho más consecuente, como lo ha mostrado claramente (y criticado) el CIK mismo. En efecto, las consecuencias e implicaciones políticas de ese texto es el de llamar "a barrenar las tres principales organizaciones actuales de la Izquierda comunista". Es claro que, por nuestra parte, haremos lo que podamos por defender y salvar a estas organizaciones. Dos líneas, dos perspectivas diametralmente opuestas, en las que una excluye a la otra. A este respecto, nos parece necesario combatir el texto de Controverses.
Según Controverses, "con seguridad, es media noche en el siglo de la Izquierda comunista porque hace ya tres décadas que esta corriente está atravesada por una crisis política y organizativa muy profunda". Esta constatación se debería al desfase entre la realidad de las luchas, particularmente en los años 1980, y una visión demasiado optimista sobre estas, en particular con el análisis de la CCI de entonces sobre "los años 1980, años de la verdad". Lo que es verdad para la CCI lo sería también para el PCI "bordiguista" que veía la revolución en 1975. Digamos ya de paso que este argumento -la crítica de la CCI sobre los años 1980-, fue utilizado sobre todo por el ... BIPR que no compartía en nada este análisis. Hará falta entonces que Controverses encuentre otra explicación para llamar a la disolución del BIPR.
Pero sobre todo, esta constatación -errónea y extremadamente peligrosa políticamente, como veremos- se apoya en el supuesto barreno que Marx y Engels habrían hecho sobre la Liga de los comunistas y la Primera internacional, de lo que acabamos más arriba11. Tendríamos mucho que decir también sobre los argumentos, e incluso sobre las citas de Marx y Engels, que el texto de Controverses utiliza para demostrar que el mantenimiento en vida de las organizaciones del proletariado en los periodos de retroceso de las luchas sólo puede llevarlas a la degeneración. El texto no hace ninguna distinción ni entre los periodos históricos, ni entre las diferentes formas de organización del proletariado. Pero sobre todo, ignora completamente las luchas políticas que han acompañados esos procesos de degeneración, en particular el combate de las fracciones contra esos procesos. Sólo evoca "pequeñas minorías entre dos oleadas de lucha" cuya función estaría limitada a ser un vínculo entre la antigua y la nueva organización. Nos bastará con mostrar el pasaje siguiente para rechazar como típico del consejismo, del rechazo a la organización y el partido, la postura actual de Controverses: "La historia ha demostrado sistemáticamente que, fundamentalmente, estas últimas [las 'expresiones políticas organizadas'] surgen naturalmente durante las fases de efervescencia social y se dislocan durante los periodos de reflujo". ¡Más consejista, no se puede! No nos extendemos más aquí sobre esto, porque el objetivo de nuestra crítica del texto es sobre otro aspecto, más inmediato, a saber su objetivo político real. No solamente el texto llama a liquidar, a barrenar estiman los camaradas del CIK, las organizaciones del campo proletario tal como existen actualmente, sino peor aún, llama a liquidar toda su herencia teórica, política y organizativa.
Volvamos a la cita que afirma que "es medianoche en el siglo de la Izquierda comunista". Toda una serie de constataciones vienen en apoya de la afirmación. Algunas son justas, como la que señala la incapacidad "para instaurar un espacio común de debate". Pero la mayor parte son falsas y conllevan una impugnación de la Izquierda comunista. En efecto, la tesis es que la Izquierda comunista está en crisis y no ha "producido" nada desde finales de los años 1970 debido a que habría sobrestimado la realidad de la lucha de clases en los años 1980. "La inflexión a la baja del número y de la amplitud de las luchas en el conjunto de la clase obrera desde mediados de los años 1970, y su retroceso generalizado desde comienzo de los años 80, estarán en el origen de un desfase creciente en el interior de esta corriente: desfase entre una realidad objetiva marcada por este reflujo y un discurso subjetivo que lo niega (...) En lugar de comprender esta inflexión y este retroceso generalizado de las luchas adaptando sus orientaciones y modo de organización como Marx y Engels nos lo habían enseñado, los principales grupos de la Izquierda comunista persistirán en su sus errores de orientación".
En apoyo de esta tesis, surgido de la nada (en todo caso que estos camaradas sacan de su sombrero hoy, blancos como la nieve, mientras que ellos participaron en la elaboración y defensa de esos análisis durante casi tres décadas) viene primero el argumento del número de huelgas y de huelguistas. ¡Pero sin ninguna referencia explícita a ningún conflicto, a ninguna lucha! Ni una palabra sobre la lucha de los mineros en Gran Bretaña, ni una palabra sobre las luchas de los COBAS en Italia, nada sobre las huelgas salvajes de los ferrocarrileros en Francia y Bélgica, nada tampoco sobre las luchas en los servicios públicos, la siderurgia en varios países, en particular europeos. Y sobre todo ¡nada sobre la huelga de masas en Polonia! Todas estas experiencias obreras no han existido según Controverses. De este modo, efectivamente, si se niega estas experiencias -en los cuales los camaradas participaron en su mayoría como militantes de la CCI-, es difícil tomar en consideración los avances de la conciencia de clase en la clase, es decir en las grandes masas obreras, que estas experiencias han permitido: la impugnación de los sindicatos hasta el punto que los obreros en lucha se organizaban, o tendían a organizarse, de manera autónoma en coordinaciones o COBAS; la experiencia de la confrontación al sindicalismo de base en estos órganos que buscaba destruir desde el interior tales tentativas de organización; la cuestión de la extensión de la lucha y del necesario enfrentamiento contra los sindicatos, es decir, el combate por la dirección política de las luchas por las asambleas, el combate por disputar a los sindicatos la organización y la dirección de las manifestaciones de calle; la cuestión de la generalización internacional de las luchas obreras, y cuántas otras experiencias más y lecciones políticas, como el rechazo a los partidos de izquierda, particularmente a los partidos stalinistas...
Dejaremos también de lado aquí la afirmación de que los grupos "ya no conocieron procesos de reagrupamiento (...) como en los años 1970". ¿La constitución del BIPR no fue un reagrupamiento? ¿La constitución de las secciones de la CCI en Suecia y México no fueron parte de un proceso de reagrupamiento?...
Si se niega toda la experiencia de los años 1980, entonces efectivamente los avances teóricos y políticos que las organizaciones comunistas han cumplido tampoco han existido (el lector nos excusará por referirnos casi únicamente a los avances de nuestra organización, la CCI). Sin embargo, basta con tomar los ejemplares de la Revista Internacional de la CCI de los años 1980, con leer los sumarios, para ver hasta qué punto esta organización se ha pronunciado, ha clarificado, profundizado, se ha reapropiado también de cuestiones teóricas y políticas. Citemos solamente algunas en relación directa con la realidad de la lucha de clases de los años 1980: sobre el partido (entre otros: Sobre el partido y sus relaciones con la clase, 1983); el indispensable papel activo, "partícipe" decíamos, de las organizaciones comunistas en las luchas, su papel de dirección política, y por tanto su presencia en primera fila del enfrentamiento contra los sindicatos e izquierdistas (véase una gran parte de las editoriales de la revista a todo lo largo de estos años); la distinción conciencia de clase y conciencia en la clase; Las condiciones históricas de la generalización de la lucha de la clase obrera (1981) y el proceso de la huelga de masas; el curso histórico; pero también la "crítica de la teoría del eslabón más débil" que definía el papel histórico central del proletariado de Europa occidental (El proletariado de Europa occidental en el centro de la generalización de la lucha de clases, 1982) en oposición a la posición del BIPR de la época sobre la cuestión (véase sus Tesis sobre las tácticas comunistas en los países de la periferia capitalista); el funcionamiento de las organizaciones revolucionarias; El oportunismo y el centrismo en el periodo de la decadencia (1986); la lucha contra el modernismo y el consejismo; la defensa de la teoría de la decadencia: Comprender la decadencia del capitalismo (1987); la defensa de las fracciones en la historia del movimiento obrero; la guerra imperialista y la alternativa de guerra o revolución; la Guerra, militarismo y bloques imperialistas en la decadencia del capitalismo (1988); sobre el juego político de la burguesía frente al proletariado, Maquiavelismo, conciencia y unidad de la burguesía, etc...
Estamos seguros de poder encontrar, tal vez en menor grado, toda una serie de textos producidos por el BIPR e incluso entre los grupos bordiguistas que han sobrevivido, que participan todos de esta profundización y de estos avances teóricos y políticos a todo lo largo de esos años.
Lo que nos propone hoy, pues, Controverses, es ignorar todo eso, hacer como si no hubiera existido. Se trata aquí de la vieja cantinela "modernista", bajo una cubierta más cuidada, que pretende rechazar los aportes de las organizaciones del movimiento obrero e inscribirse en la innovación. Así, a imagen de todos los que chapotean en el medio consejista actual, y particularmente alrededor de Perspective Internationaliste, los camaradas de Controverses afirman su voluntad de discutir con todo el mundo, lejos de los "pleitos", es decir, también sin rendir cuentas a nadie, "libremente", esto es, sin referencia a los debates del pasado, sin referencia a los principales "proveedores" de avances teóricos y políticos de nuestros días, a saber, las organizaciones del campo proletario -que se esté o no de acuerdo con las posiciones desarrolladas no cambia el método. En breve, quieren discutir de todo excepto de lo que... enfada: las divergencias políticas reales y las tomas de posición que comprometen.
Si sólo se tratara de eso, no sería tan grave. Pero es peor. Aprovechando el sectarismo y las debilidades políticas de las principales organizaciones de la Izquierda comunista, Controverses y la esfera de influencia que se aglutina actualmente alrededor de esta revista parece ofrecer una alternativa a sus debilidades a los elementos dispersos y aislados que se acercan a la Izquierda comunista y que están desamparados ante esta situación. Les conduce a un atolladero y a la negación de la Izquierda comunista real, la que existe actualmente y alrededor de la cual hace falta reagruparse, a pesar de sus debilidades. La responsabilidad principal no es de Controverses, sino de la deriva oportunista gravísima de la CCI y de las vacilaciones y falta de seguridad, por no decir de la tendencia al sectarismo, de la Tendencia comunista internacionalista.
Sin embargo, el combate político contra la falsa alternativa que proponen los camaradas de Controverses, es decir el combate político contra el peligro del consejismo -sobre todo ahora que la CCI traza una línea de igualdad entre la Izquierda comunista y el anarquismo-, no deja de ser menos necesario. Nosotros habíamos advertido a estos camaradas y al conjunto del campo contra su postura desde sus primeras apariciones y publicaciones públicas de este modo:
"En fin, un pequeño comentario rápido sobre el Forum pour la Gauche communiste internationaliste: se trata pues, aparentemente, de militantes que han abandonado recientemente la CCI. Hemos tomado conocimiento del primer número de su publicación. Y digámoslo sin rodeos, esta primera lectura indica que estos camaradas parecen querer tomar un camino que sólo puede llevarles a la confusión política y al cuestionamiento de las adquisiciones de la CCI y de la Izquierda comunista. De entrada, en términos de método: no dicen cuál ha sido su recorrido político, lo que les ha conducido a romper con la Corriente, y por tanto no parecen querer inscribirse en la reivindicación, crítica, de una continuidad teórica, política y organizativa. Consecuencia política inmediata de este rechazo de todo marco teórico-político imperativa y obligadamente ligado a su historia: por una parte, no se comprometen en un combate en el interior de la CCI para defender sus posiciones y asumir su oposición a la política actual, y por otra parte, aparte de la buena voluntad que expresan en el deseo de 'superar todos los legados del pasado', a saber la dispersión, las profundas divergencias y las 'heridas dolorosas de las vanguardias del proletariado', se han arrojado con un entusiasmo sin fundamento sobre el Llamado de PI al punto de haberse vuelto los principales y celosos propagandistas de tal llamado en Europa. Son pues 'libres' de toda continuidad y de toda referencia. La consecuencia más evidente e inmediata de esta buscada 'libertad' en relación a su propio pasado político, se encuentra por ejemplo en el texto sobre la situación internacional de su revista, 'Tendencias y paradojas de la escena internacional'. Este texto, sin ninguna referencia a los análisis y posiciones desarrolladas por los principales grupos comunistas, sin ninguna referencia siquiera a la CCI y a sus posiciones oportunistas sobre el tema, es incapaz de destacar alguna perspectiva para el mundo capitalista y se rehúsa a tomar posición sobre las principales cuestiones teóricas y políticas que se plantean a los revolucionarios: ¿La alternativa histórica planteada por el marxismo de guerra o revolución sigue siendo válida? ¿El mundo capitalista se orienta hacia un reforzamiento de las contradicciones entre las mayores potencias imperialistas cuya dinámica propia sólo puede desembocar en una tercera guerra mundial generalizada? ¿La guerra imperialista sigue siendo una cuestión central a la cual está confrontado el proletariado internacional? Además de retomar una visión que se emparenta con la teoría de la descomposición de la CCI actual, el artículo no dice una palabra sobre esas cuestiones. Tendríamos otras críticas, tanto sobre el método como sobre la postura de los camaradas que, según nosotros, sólo puede conducirles a alejarse, a abandonar el terreno del marxismo y del combate político comunista, así como sobre las tomas de posición que se desprende de aquéllas, pero todo eso mercería una crítica más elaborada por nuestra parte que no podemos llevar a cabo aquí. Sin embargo, nos parecía imposible ignorar la aparición de este Forum y no informar a nuestros lectores y al campo proletario". (Boletín 47 de la Fracción interna de la CCI. Presentación sobre el 'Llamado al medio prorrevolucionario').
Desafortunadamente, nuestra predicción se quedó corta en relación a lo que este grupo ha desarrollado desde entonces. Actualmente, los camaradas de Controverses llegan a llamar casi abiertamente a barrenar a la CCI y a la TCI, y sobre todo a olvidar, a ignorar, en breve ¡a liquidar los debates y avances teóricos y políticos de tres décadas!
A los camaradas del CIK les decimos que, si bien mantendremos con los miembros de Controverses una actitud fraternal, no vemos cómo podríamos sobre esta base, en este marco, llevar a cabo discusiones reales, "positivas", con toda esta esfera de influencia consejista. Sólo podemos combatirla, como hemos combatido el "Llamado al medio prorrevolucionario" de Perspective Internationaliste. Esperamos que, contrariamente a Jung, ellos sí "se convencerán de que existe una diferencia de principio entre nosotros y" los camaradas de Controverses, que no se quedarán con la opinión de que "se trata únicamente de pleitos personales", parafraseando la cita de Marx del inicio de este texto.
"Pensamos que el consejismo constituye el principal peligro para el medio revolucionario desde hoy, mucho más que el sustitucionismo [visión del partido defendida en particular por la corriente "bordiguista"], se volverá un grandísimo peligro para la intervención del partido en las luchas revolucionarias futuras. (...) Si bien el sustitucionismo constituye un peligro sobre todo en periodo de retroceso en la oleada revolucionaria, el consejismo es un peligro mucho más temible, sobre todo en el periodo del avance de la oleada revolucionaria" (Revista internacional 40 de la CCI, 1985, El peligro del consejismo12).
El CIK cita un texto de Internationalisme (Izquierda comunista de Francia) de 1947 -redactado por el camarada MC- en apoyo a su opinión, según la cual es conveniente abrir la discusión y los debates a todos los elementos y grupos que pretenden reivindicarse de la Izquierda comunista, independientemente de su dinámica e historia. Se trata, según nosotros, de un peligroso error. Primero, no podemos poner en el mismo plano a los grupos históricos y a los grupos y elementos aislados que buscan reagruparse -referirse- alrededor de ellos por una parte, y por otra a los grupos e individuos que rechazan a esas organizaciones, el marco histórico y colectivo que tienen, y que llaman incluso a su desaparición (Controverses expresa en voz alta, es su mérito, lo que los otros piensan y desean). Segundo, y debido a esas mismas debilidades -el sectarismo en particular- de los grupos históricos que estructuran el campo proletario, o medio político proletario, "abrir la discusión a todas las buenas voluntades", es decir sin método ni exclusiva, significa concretamente hoy, en la realidad, caer en el medio antipartido, en el pantano cuyo grupo consejista Perspective internationaliste es la expresión más caricatural.
El texto de Internationalisme citado, recordémoslo de paso, no llama a la disolución de los grupos revolucionarios ante la peor de las situaciones contrarrevolucionarias. Pero sobre todo, el periodo de contrarrevolución extrema en el cual se sitúa, y sus consecuencias sobre la actividad de los grupos comunistas, no se puede comparar con el actual. Desafortunadamente, el CIK no toma en cuenta -es un debate que apenas hemos abordado con los camaradas a pesar, por lo menos, de las incomprensiones o divergencias- la realidad del curso histórico actual de la lucha de clases. Si se puede "entender", sin compartirlas, las vacilaciones que los camaradas podían tener todavía hace algunos años para reconocer la existencia de una dinámica histórica hacia confrontaciones de clases decisivas, la explosión de la crisis y las reacciones obreras crecientes y masivas en todos los continentes confirman desde entonces la realidad de un curso histórico hacia enfrentamientos masivos de clases. ¡Y es precisamente el momento en que se nos invita a disolver las organizaciones de la Izquierda comunista y a hacer tabla rasa de sus experiencias! En el momento mismo en que el proletariado en lucha va a tener cada vez más necesidad, una necesidad crucial, de sus expresiones más avanzadas, más altas, más consecuentes, se su propia conciencia de clase, ¡se nos pide destruirlas!
Parafraseando la cita, tenemos el derecho de preguntar a los camaradas si "las condiciones y factores que han determinado la más profunda derrota del proletariado y la noche histórica del periodo presente [el de 1947] en la cual ha caído el movimiento obrero revolucionario no se han agotado" desde entonces? ¿No hay ninguna "modificación del curso antes de la generalización de la próxima guerra imperialista" que la Izquierda comunista de Francia veía como inminente? Sobre todo luego del estallido de la crisis abierta y las reacciones obreras internacionales que aparecen ahora. En consecuencia "los revolucionarios [de hoy, de 2010] no pueden pretender ejercer una influencia directa y eficaz sobre los acontecimientos"? ¿Son sólo "islotes, hombres que van consciente y voluntariamente contra la corriente (...) forzosamente aislados de las grandes masas del proletariado"? (Negritas nuestras).
Atrapados por su deseo centrista de conciliar las tesis de Controverses y las nuestras, entre el llamado explícito a la liquidación de las organizaciones comunistas actuales y el llamado a defenderlas y fortalecerlas, los camaradas terminan desnaturalizando el sentido político del texto de Internationalisme y finalmente concediendo que los grupos comunistas actuales han cometido el error de "dedicarse a subsistir". Hemos visto que la explicación de los consejistas respecto a lo que llaman la "quiebra" del campo proletario, de lo que nosotros consideramos como las debilidades e insuficiencias de este campo, no se sostiene y conlleva en un primer momento el abandono de la experiencia y las adquisiciones políticas de décadas y finalmente el abandono del marco político, teórico, programático y organizativo de la Izquierda comunista.
Hemos visto también que el llamado retroceso de las luchas en los años 1980 fue inexistente -si bien hubo tanto avances como retrocesos durante este periodo, por supuesto- y que por tanto no puede explicar el porqué de las dificultades del campo proletario actual. Tanto más por cuanto no hay un vínculo mecánico entre los azares del desarrollo de la lucha de clases y el desarrollo de las organizaciones comunistas -periodos de retroceso pueden muy bien corresponder a momentos de fortalecimiento político e incluso numérico de las organizaciones.
Las debilidades del campo proletario son a la vez mucho más profundas, más "históricas", y al mismo tiempo la situación histórica actual favorece la superación de ellas. Llamara a la disolución de los grupos comunistas actuales cuando la situación es hacia el desarrollo masivo de las luchas obreras es estúpido y peligroso. En efecto, las dificultades de las fuerzas comunistas son de tres órdenes:
- Siguen sufriendo, como la clase obrera en su conjunto, del peso de la contrarrevolución, en particular del stalinismo. Jamás en su historia anterior, el proletariado sufrió un periodo tan largo, de 50 años, de contrarrevolución. Una de las expresiones principales del peso de ésta sobre el proletariado y sus minorías de vanguardia es precisamente el temor a lo "político", la subestimación y el rechazo del papel activo, dirigente, de las organizaciones comunistas y de la conciencia de clase, el rechazo al enfrentamiento político con las fuerzas del capital y particularmente con su Estado. En breve, una de las expresiones del peso negativo de la contrarrevolución es precisamente el consejismo en todas sus variantes;
- Sufren también, otra consecuencia de la contrarrevolución: la ruptura orgánica con las organizaciones precedentes. Jamás la clase obrera y sus minorías políticas conocieron un corte tan seco y tan largo con las organizaciones del pasado. Los vínculos que subsisten todavía hoy son tan tenues, tan delgados -solamente el PCInt-Battaglia Comunista y los Pcint "bordiguistas" pueden reivindicarse formalmente de ellos13 - que hace falta tomar en cuenta que hay una verdadera ruptura con la continuidad orgánica14 ;
- Finalmente, el fortalecimiento de la burguesía a nivel de sus armas antiproletarias, sobre todo en los planos ideológico y político, que ha sabido desarrollar en el periodo de la decadencia. El desarrollo del capitalismo de Estado no abarca tan sólo al plano económico. El estado capitalista se las ha ingeniado para ocupar y absorber a todos los sectores de la sociedad. Las consecuencias para las condiciones de vida y de lucha del proletariado son importantes: no hay ya posibilidad de vida política permanente -bolsas de trabajo, sindicatos de masas, partidos de masas, etc...- para el proletariado. Y el Estado capitalista hace todo lo posible para eliminar y callar toda expresión que se le oponga mediante el control de todos los engranes de la sociedad -no podemos desarrollar al respecto aquí- y particularmente sobre las pequeñas organizaciones comunistas.
Y sin embargo, esta situación no debe llevarnos a bajar los brazos. Por el contrario, en sentido opuesto a los consejistas, los comunistas se aferran tanto más a la cuestión de la organización por cuanto el Estado capitalista se ha vuelto totalitario como nunca. Tanto más la presión sobre los grupos comunistas aumenta, tanto más debemos aferrarnos a estos. Si esperamos que el proletariado haga surgir espontánea, mecánicamente, del desarrollo de su lucha, las organizaciones comunistas y el partido, entonces nos encontraremos seguramente en una situación del tipo de Alemania 1918. E incluso peor. Pero entonces, lo sabemos, la derrota estará asegurada. Como lo hemos dicho ya, entre Berlín 1918 y Petrogrado 1917, escogemos sin vacilar 1917.
Por pequeños que sean los grupos comunistas, y cualesquiera que sean sus debilidades, son el vínculo indispensable que hay que mantener a todo precio con el fin de poder dotar al proletariado lo más pronto posible de su principal arma: la expresión organizada y más alta de su conciencia de clase, el partido comunista. Estos grupos son el último hilo que nos enlaza con ese pasado tan precioso ¡y hay algunos que nos lo quieren cortar! Es criminal. Que no se sorprendan de que nos encontremos combatiéndolos con todas nuestras fuerzas.
Diciembre-enero 2010-11.
La Fracción de la Izquierda comunista internacional.
Notas:
1. Normalmente, cuando nuestra fracción hace una crítica a un texto de otra agrupación o militante, reproduce totalmente -o al menos la parte sustancial- de dicho texto. Y es lo que hacemos en la versión al francés de este boletín N° 4. Sin embargo, en la versión al español que el lector tiene en sus manos, debido a nuestras escasas fuerzas, no hemos podido traducir el texto (de más de diez páginas) de los camaradas de Klasbatalo. Dada la importancia del tema: la situación actual de las organizaciones de la Izquierda comunista y la defensa de éstas, nos ha parecido que a pesar de ello deberíamos reproducir nuestra respuesta en español, pues es un documento que expresa de manera amplia nuestra posición al respecto.
2. http://www.leftcommunism.org/spip.php?article169
3. O también: “Sin embargo, con Controverses, pensamos que una organización que se esfuerza en subsistir a pesar de un curso histórico desfavorable, que no produce ya luchas con fuerte contenido teórico, tiene el grave riesgo de no comportarse ya (...) como organización revolucionaria y tiene el riesgo de comportarse, en este periodo, más bien como una patética secta de elegidos”.
4. Lo que el texto de Controverses llama “pendencias”.
5. ¿Qué otra expresión de rechazo al debate, a la discusión, y por tanto expresión de sectarismo real, que la ignorancia sistemática de las tomas de posición oficiales de los otros grupos comunistas, y particularmente el silencio sobre sus congresos y otras reuniones generales? Por nuestra parte, hemos tomado posición sobre prácticamente todos los congresos que la CCI ha sostenido desde 2001, así como lo hemos hecho sobre la conferencia del BIPR en 2008.
6. El lector nos perdonará la forma rápida y simple como presentamos, a muy grandes rasgos, las diferentes formas que toman, o más exactamente están obligadas a tomar, las organizaciones comunistas según los periodos. Nos perdonará también por no desarrollar aquí las diferencias de función entre las formas de partido y fracción. Le remitimos a los textos al respecto que nuestra Revista Internacional de la CCI publicó a lo largo de los años 1970-90.
7. "Por tu partida [la de Sorge en agosto de 1874 del Consejo general de la Internacional], la vieja Internacional ha dejado de existir completamente” (Engels a Sorge, septiembre 1874).
8. Véase Carta de Engels a Bebel, marzo 1875: "Ni Marx ni yo consentiremos en adherir a un partido nuevo edificado sobre esta base”.
9. El camarada MC gustaba de relatar a los jóvenes militantes que éramos entonces, cómo los miembros de la Fracción italiana se organizaban “físicamente” para poder intervenir en las reuniones públicas de los stalinistas a pesar de los golpes y agresiones, a veces algunos iban incluso con una pistola en la bolsa.
10. Sin duda es más justo hasta hoy hablar del texto de los camaradas que del CIK mismo en la medida en que, hasta el presente, se ha inscrito resueltamente en el combate por el partido y han rechazado las posturas consejistas, hasta el punto de rechazar el Llamado al medio prorrevolucionario de Perspective Internationaliste.
11. Desde este punto de vista, el lector nos excusará por este paréntesis, para nosotros es por lo menos cómico ver cómo algunos militantes, de Controverses, hoy dan media vuelta sin ninguna explicación sobre su posición y práctica pasadas al preconizar la disolución de la organización a la menor ventisca contraria. En efecto ¿no acaso ellos participaron en nuestra exclusión de la CCI en 2001-2, algunos en primera fila, en nombre de la “defensa de la organización”, es decir, no estaban enredados en el fetichismo de organización? En tanto que nosotros afirmábamos que la unidad política de la organización ya no existía. Pero se trata de una contradicción sólo aparentemente. De hecho, tanto ayer como ahora, se trata en esos camaradas de la misma postura, y del mismo error: un profundo rechazo (o en el mejor de los casos una incomprensión) del marco colectivo, de las organizaciones políticas del proletariado, como lugar privilegiado e indispensable, e incluso como único lugar en el periodo actual podemos añadir, de la reflexión y de la acción comunistas, del combate y confrontación de posiciones. El rechazo “fetichizado” de la organización que es el producto frecuentemente de una concepción individualista de la militancia, o la decepción ante el carácter colectivo y anónimo del compromiso y las luchas políticas en la organización comunista, es la calca inversa, si no es que el resultado directo, del fetichismo de la organización, el cual también frecuentemente se ve acompañado de una concepción tan individualista como la primera, sobre la relación del militante con la organización -en particular de una visión mistificada y “sacrificada” del compromiso comunista, la cual calificábamos en la CCI como “militancia integral”.
12. Nosotros seguimos reivindicando la posición que la CCI había defendido entonces sobre el peligro del consejismo. ¿Qué dicen, tanto la CCI actual como los miembros de Controverses al respecto?
13. Si bien su rechazo o reticencias a reivindicarse de la Fracción italiana en el exilio (Bilan), única continuidad orgánica de entonces con el PC de Italia, atenúa aún más la realidad.
14. No podemos abordar aquí las consecuencias negativas profundas de esta ruptura orgánica. Mencionemos entre estas el sectarismo, que jamás había castigado tanto, hasta el punto de que los comunistas actuales son incapaces hasta hoy de retomar las tradiciones pasadas en las relaciones entre grupos y corrientes, hasta el punto que se ignoran y se decretan “el eje o la columna vertebral del futuro partido”.
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