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A continuación publicamos un comunicado de los Comunistas internacionalistas de Montreal en el que anuncian el cambio de su nombre y la adopción de una plataforma política. Enseguida, los camaradas reproducen los comentarios críticos que el PCI (Le Prolétaire) les hace sobre esta misma. Los CI-Klasbatalo tienen la intención de responder a estos comentario. No dejaremos de reproducir esta respuesta en un próximo boletín y añadir por nuestra parte nuestros comentarios.
Sin embargo el lector se dará cuenta ya de que las posiciones de los camaradas son casi las mismas que las de la plataforma de la CCI, la cual por nuestra parte seguimos defendiendo fielmente. No podemos sino alegrarnos, y ello invita a nuestros dos núcleos a desarrollar aún más su colaboración e intervención común.
Pero ahora queremos sobre todo subrayar la importancia y la seriedad de la reacción del PCI (Le Prolétaire) aunque no compartamos sus posiciones. Es claro que la aceleración de la situación histórica, particularmente el desarrollo de las luchas obreras, exige y va a incitar, impulsar, a los grupos y elementos revolucionarios a debatir, a confrontar sus posiciones políticas, comenzando por sus posiciones programáticas, participando así en abrir las vías para el futuro partido mundial del proletariado.
La FICI.
Los comunistas internacionalistas de Montreal modifican su nombre, el cual se vuelve Los comunistas internacionalistas – Klasbatalo! En esperanto Klasbatalo! significa “lucha de clases”. Hay dos razones para ello. Primeramente la acción revolucionaria de internacionalistas no se limita a una ciudad evidentemente, y en segundo lugar la composición militante de los comunistas internacionalistas-Klasbatalo! no se limita a la ciudad de Montreal.
Los comunistas internacionalistas – Klasbatalo!, han hecho añadidos a sus posiciones de base.
Se ha precisado que el stalinismo fue el resultado del aislamiento y la degeneración de la revolución rusa luego de los fracasos de las oleadas revolucionarias particularmente en Alemania en 1919-1923. El stalinismo es también una ideología burguesa (el maoísmo es una variante de éste).
Otra posición se ha añadido: el rechazo a la democracia burguesa. No es nuevo para los CIM (ver el artículo “Un circo de la perfidia y la mentira: la Asamblea nacional”) pero teníamos que mencionarlo en nuestras posiciones básicas.
También hemos precisado que autogestión y nacionalización son sólo formas que puede tomar el capitalismo, y por tanto que no afectan en nada a las relaciones de producción capitalista.
Finalmente la difusión del programa comunista tiene como objetivo concientizar al proletariado como clase para sí. El comunismo necesita la abolición consciente por la clase obrera de las relaciones sociales capitalistas. Por ello rechazamos cualquier actitud sectaria y de repliegue sobre sí mismo. Las ideas de la Izquierda comunista deben difundirse en el seno de nuestra clase.
1 – La revolución de octubre 1917 en Rusia fue el primer paso de una auténtica revolución comunista mundial en una oleada revolucionaria internacional que puso fin a la guerra imperialista y que se prolongó varios años. La derrota de esta oleada revolucionaria, en particular en Alemania en 1919-23, condenó a la revolución en Rusia al aislamiento y a una rápida degeneración. El stalinismo instaurado en los años 1920 y posteriormente sólo fue la representación ideológica de esta degeneración y de su aislamiento. Éste se presenta como el enterrador de la revolución rusa, instaurando un régimen de capitalismo de Estado centralmente planificado sosteniendo la doctrina del “socialismo en un sólo país”, la cual rechazamos.
2 – Desde la Primera guerra mundial el capitalismo es un sistema social en decadencia. No tiene ya ningún valor progresista que ofrecer. Ha hundido en dos ocasiones a la humanidad en un ciclo bárbaro de crisis, guerra mundial, reconstrucción, nueva crisis. La teoría de la decadencia es un punto de vista en movimiento que permite entrever la dirección que busca tomar el capitalismo mundial.
3 – Los ex-países del este de Europa, China, Corea del Norte, Cuba, etc., jamás han sido países comunistas como lo pregona la propaganda de la burguesía, incluida la propaganda stalinista. Eran, y algunos lo son aún, países donde reina una forma específica de capitalismo de Estado.
4 – La participación de la clase obrera en el circo electoral y en los diferentes parlamentos es el mejor medio que ha encontrado la burguesía para desviar al proletariado de su tarea histórica: la emancipación del conjunto de la humanidad. Tal como el fascismo, la “democracia burguesa” es un terreno en el que el proletariado ni tiene ningún verdadero lugar.
5 – Consideramos a los sindicatos como organismos ligados al Estado por mil y un hilos, leyes, subvenciones y concertaciones. Cambiar las direcciones sindicales o tratar de transformar a los sindicatos es imposible ya que sus lazos con el Estado capitalista son orgánicos. Esto implica el rechazo a los sindicatos rojos o anarquistas.
6 – Rechazamos las tácticas de “frente unido”, “frentes populares”, y “antifascistas”. Todas estas tácticas mezclan los intereses del proletariado con los de fracciones de la burguesía cualesquiera que sean, y a fin de cuentas sólo sirven para desviar a la clase obrera de sus objetivos revolucionarios.
7 – Todas las ideologías nacionalistas, de “independencia nacional”, de “derecho de los pueblos a la autodeterminación”, cualquiera que sea su pretexto, étnico, histórico, religioso, etc., son una verdadera droga para los obreros. Buscan hacerle tomar partido por una fracción u otra de la burguesía, les conduce a enfrentarse unos contra otros, pudiendo llegar hasta la guerra.
8 – La clase obrera es la única clase capaz de llevar a cabo la revolución comunista. La lucha revolucionaria conduce necesariamente a la clase obrera a una confrontación con el Estado capitalista. Para destruir al capitalismo, la clase obrera deberá derribar a todos los Estados y establecer la dictadura del proletariado a escala mundial: el poder internacional de los consejos obreros, reagrupando al conjunto del proletariado.
9 – La “autogestión” y la “nacionalización” de la economía no son medios para derribar al capitalismo ya que no afectan en nada a las relaciones de producción capitalistas. De hecho son sólo formas que puede tomar el capitalismo. El comunismo requiere de la abolición consciente por la clase obrera de las relaciones sociales capitalistas y de la creación de una sociedad sin Estado, sin clases, sin dinero, sin fronteras nacionales ni ejércitos profesionales.
10 – Un primer paso hacia este objetivo es la organización política revolucionaria de los proletarios que tienen conciencia de clase y su unión en un partido político internacional. El papel de este partido no será el de tomar el poder en nombre de la clase obrera sino el de participar en la unificación y la extensión de sus luchas, así como en el control de éstas por los obreros mismos, y en la difusión del programa comunista con el fin de concientizar al proletariado en clase para sí. Sólo la clase obrera en su totalidad, a través de sus propios órganos autónomos, por ejemplo los consejos obreros, puede instituir el socialismo. Esta tarea no puede ser delegada, ni siquiera al Partido de clase más consciente.
11 – La práctica revolucionaria no deja ningún lugar a actitudes de sectarismo ni de repliegue sobre sí mismo. Nuestras ideas deben difundirse en el seno de nuestra clase. Nos damos como mandato el intervenir lo más frecuentemente posible, según nuestras fuerzas reales, en el seno de las diferentes luchas de nuestra clase, con el fin de intercambiar y de participar en la clarificación del programa proletario, y en la edificación del partido revolucionario.
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