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A continuación, reproducimos un discurso de Lenin en ocasión de una celebración de Marx y Engels que nos parece de particular importancia sobre el papel revolucionario del proletariado. Aunque este número del boletín se centra esencialmente en la cuestión del campo proletario y de la lucha contra el oportunismo, se trata de una elección política deliberada, reflexionada: no olvidamos tampoco que la situación de crisis económica aguda que vive el mundo capitalista impone a la clase dominante acentuar aún más, y cada vez más, sus ataques “económicos” contra las condiciones de vida y de trabajo del proletariado internacional y sus ataques “políticos” contra la inevitable tendencia de ésta a reaccionar ante los ataques y a desarrollar de manera significativa sus luchas de resistencia.
Si hay un aspecto contra el cual las campañas de la burguesía no han cesado, en particular desde el fin del bloque imperialista del Este y de la mentira stalinista sobre la URSS, y siguen sin cesar golpeando, es precisamente sobre la muerte del comunismo, sobre la imposibilidad de otra sociedad, y sobre la desaparición de una clase revolucionaria. Por ello, el discurso de Lenin es de la mayor actualidad.
Inauguramos un monumento a los jefes de la revolución obrera mundial, Marx y Engels.
Durante siglos, la humanidad ha sufrido bajo el yugo de un ínfimo puñado de explotadores que oprimen a millones de trabajadores. Pero mientras los explotadores de la época anterior, los terratenientes, robaban y oprimían a los campesinos - siervos divididos, diseminados, incultos- los explotadores de los tiempos modernos, los capitalistas, han visto erguirse ante ellos, de entre la masa de los oprimidos, a su destacamento de vanguardia, a los obreros industriales de la ciudades, las empresas y las fábricas. La fábrica les ha unido, la vida urbana les ha esclarecido, la lucha huelguista común y las acciones revolucionarias les ha aguerrido.
El gran mérito, de importancia histórica mundial, de Marx y de Engels, es que han probado, mediante un análisis científico, la quiebra inevitable del capitalismo y el pasaje inevitable al comunismo en el que no habrá ya más explotación del hombre por el hombre.
El gran mérito, de importancia histórica mundial, de Marx y de Engels, es que han mostrado a los proletarios de todos los países su papel, su tarea, su misión, a saber: ser los primeros en emprender la lucha revolucionaria contra el capital, reuniendo alrededor de ellos, en esta lucha, a todos los trabajadores y a todos los explotados.
Vivimos un tiempo afortunado, cuando esta previsión de los grandes socialistas ha comenzado a volverse realidad. Todos vemos cómo, en un conjunto de países, se levanta la aurora de la revolución socialista internacional del proletariado. Los horrores sin nombre de la masacre imperialista de los pueblos provocan por todas partes el impulso heroico de las masas oprimidas, decuplican sus fuerzas en la lucha por su emancipación.
Que los monumentos erigidos a Marx y Engels recuerden siempre a los millones de obreros y campesinos que no estamos solos en nuestra lucha. Al lado nuestro se levantan los obreros de los países más avanzados. Duras batallas nos esperan todavía, a ellos y a nosotros. ¡En la lucha común el yugo del capital será destrozado, el socialismo será definitivamente conquistado!
Publicado el 9 de noviembre de 1918, Pravda n°242.
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