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El 19° congreso de la CCI o la declaración de quiebra de la política practicada desde 2001

La CCI llevó a cabo su 19° congreso internacional en la primavera de 2011. Como tratamos de hacerlo para cada congreso de esta organización, que sigue siendo también la nuestra, queremos tomar posición sobre el artículo de balance que ha publicado.

El artículo1 que presenta este congreso confirma la continuación de la deriva oportunista de la CCI e indica la etapa precisa en la cual se sitúa este proceso. Al respecto, podemos retomar palabra por palabra la apreciación que hacíamos hace un año del 19° congreso de su sección en Francia:

Ninguna innovación. Ninguna liquidación particular. Ninguna pseudoprofundización teórica. O política. Ningún debate real. Ninguna perspectiva trazada. Ni para la clase obrera -en particular frente a la cuestión de la guerra imperialista. Ni para las minorías revolucionarias. Nada. La CCI oportunista de la liquidación no tiene ya nada que decir al proletariado”, decíamos entonces.

¿Quiere decir que el 19° congreso de la CCI ha sido un congreso para nada? No del todo. De entrada, porque ratifica oficialmente la política de colaboración de clases con el anarquismo, que rompe con la plataforma de la CCI. Después, porque, como lo reconoce el mismo artículo, “basándose en diferentes informes, es en ese plano [organizativo] que el Congreso ha constatado las mayores debilidades de nuestra organización.”

¿Las mayores debilidades? ¿En el plano organizativo? No es posible. Ningún lector regular de la prensa de la CCI lo podría creer. A primera vista, nosotros no lo podíamos creer. Pues la organización, ¿no había superado ya sus dificultades organizativas del pasado? ¿No volaba de progreso en progreso en su actividad general, especialmente a nivel de su funcionamiento organizativo? ¿No estaba ya más unida que nunca? Y algo que nos inquieta, que nos hace interrogarnos: ¿de qué orden son estas debilidades? “El Congreso ha dedicado mucho tiempo a esas dificultades, y en particular al estado a menudo deteriorado del tejido organizacional y del trabajo colectivo que afecta a varias secciones.”

¡Reconocemos que nos caímos de espalda! ¿Que el tejido organizativo se ha degradado nuevamente? ¿otra vez? Pero cómo ha podido volver una situación tal, de la mayor debilidad del tejido organizativo, cuando todos los congresos desde la crisis de 2001 alababan el estado de espíritu reinante en el interior de la organización, la confianza recuperada y la “solidaridad humana” desarrollada entre los militantes, blandiendo en todo lo alto el estandarte de la ética y la moral y alardeando sobre la cultura del debate, en breve, jactándose de la calidad del “tejido organizativo” recuperado... después de la lucha contra el supuesto clan de métodos nazis y stalinistas, infiltrado de soplones que éramos y que había que expulsar2.

Cierto, no hay -¿aún?- “fenómenos como la pérdida de convicción o deslealtad”, se nos tranquiliza. Pero la inquietud vuelve de nuevo porque al mismo tiempo se nos dice que ¡“las causas de las dificultades actuales son en parte debidas a lo mismo” que causaron las crisis y los “clanes” anteriores! ¿Debidas a lo mismo? ¿Pero cómo, cómo reaparecen los mismos males contra los cuales la CCI se había ya blindado, protegido, gracias a las contribuciones teóricas de “primera importancia” tales como el textos sobre La confianza y la solidaridad en la lucha proletaria (Revista Internacional 112) o El marxismo y la ética (Revista 128), y se había dotado de su preciosa Cultura del debate?

¿Cómo es posible que estos males no hayan sido erradicados, o al menos frenados por la Comisión permanente de investigación -que ellos llaman Comisión especial- encargada de “velar” por la lealtad y la pureza ideológica de los militantes, a pesar de que tal comisión fue instaurada desde 2001 e incluso condujo a un cambio en los estatutos en 2009?3 

Entonces, todos esos textos, “verdaderas innovaciones teóricas” de las que cada quien puede apreciar su inestimable calidad “marxista” y que nosotros ya hemos “estimado” en su momento en su justo valor,4 todas esas “nuevas” disposiciones organizativas que introducían nuevas reglas organizativas ¿no habrían servido de nada? ¿Todos esos sacrificios políticos de muchos militantes no habrían logrado extirpar el mal? ¿Tantos serpenteos y capitulaciones políticas para volver al punto de partida? ¿Acaso el balance de diez años de supuesto combate por el “saneamiento del tejido organizativo”, por la confianza y la solidaridad entre militantes, contra el espíritu clánico y los resentimientos personales sería negativo, si no es que un completo fracaso?

Afortunadamente, la facción liquidadora que dirige a la CCI, armada de su visión teórica de la descomposición y del clanismo (raíz de las crisis organizativas en el movimiento obrero, según esta teoría), nos ofrece un análisis político -y ¡muy “coherente”!- de estas recurrentes dificultades organizativas, análisis que desemboca en una orientación igualmente “coherente” respecto a los militantes y la organización:

Todos los militantes de las secciones en que se manifiestan esas dificultades (...) se conocen a menudo desde hace más de treinta años. También existen a menudo entre ellos fuertes lazos de amistad y de confianza. Pero los pequeños defectos, las debilidades, las diferencias de carácter que cada cual debe poder aceptar en los demás han llevado a menudo al desarrollo de tensiones o a una dificultad creciente para trabajar juntos durante decenios, en pequeñas secciones que no han sido irrigadas por la “sangre nueva” de nuevos militantes precisamente debido al retroceso general sufrido por la clase obrera a nivel de su conciencia. Hoy en día, esa “sangre nueva” viene a alimentar ciertas secciones de la CCI, pero está claro que los nuevos miembros no podrán ser correctamente integrados si no se mejora el tejido organizacional”. (XIX° congreso de la CCI, prepararse para los enfrentamientos de clase, Revista internacional 146).

Invitamos a nuestros lectores a detenerse por un instante en la “profundidad” y la “coherencia” de este tipo de reflexión, del cual los liquidadores de nuestra organización se han vuelto especialistas, como lo hemos mostrado frecuentemente. En resumen: el tejido organizativo se ha degradado debido a que los militantes son “viejos” y no ha sido alimentado por la “sangre nueva” de los jóvenes militantes. Pero, para poder integrar correctamente a los jóvenes militantes con su sangre nueva, hace falta antes... ¡mejorar al tejido organizativo! Los lectores y simpatizantes serios de la CCI deben estar estupefactos. Tal es el género de estupideces del que los eminentes pensadores y teóricos (¿uno de ellos no era presentado por sus amigos próximos de la facción liquidadora como el mayor marxista del siglo XX5) se han hecho especialistas. Una verdadera marca de fábrica.

¿Qué significado concreto tiene este luminoso pensamiento? Porque a fin de cuentas ¿qué reproche -desde el punto de vista de los liquidadores- se les puede hacer realmente a los viejos militantes, presentados como los responsables del tejido organizativo degradado? ¿Su supuesta incapacidad para aceptar “las pequeñas debilidades, las diferencias de carácter” entre ellos -única explicación que se da a las mayores dificultades- mientras que “se conocen y militan juntos desde hace 30 años”? ¿Quién puede aceptar tal tontería psicologizante? Pero es cierto que el núcleo familiar de los liquidadores había logrado hacer avalar a la gran mayoría de los miembros de la CCI que la crisis organizativa de 2001 se debía al hecho de que, de los 6 miembros del antiguo secretariado internacional de la CCI, 5 de ellos (un supuesto clan, otro más) estaban celosos del afecto particular que el camarada Marc Chiric (quien había muerto diez años antes) le brindaba a quien se haría consagrar como “el mayor marxista del siglo XX”. ¿Entonces porque las nuevas tonterías sobre el carácter de unos y otros no sería aceptado? Entre más grueso, mejor pasa, dice el refrán popular.

No. De hecho, la verdadera falta de los viejos militantes, ante los ojos de la facción liquidadora, no será la de haber sido formados e integrados en la CCI sobre la base de sus posiciones originales en los años 1970 y 1980? ¿Su verdadera falta no será la de que aún son portadores de éstas posiciones, al menos en parte, a pesar de las capitulaciones políticas que han tenido que aceptar estos últimos años? Los reflejos políticos y organizativos de estos militantes -o lo que queda de ellos- obstaculizan y limitan cotidianamente, al parecer, la destrucción de la CCI y de la Izquierda comunista emprendida por la facción liquidadora. Además, ésta siempre ha provocado y mantenido la sospecha en torno a categorías de militantes6 con el fin de desarrollar la paranoia interna -la CCI como fortaleza asediada-, de justificar la existencia de la Comisión especial y de asentar su poder arrojando la anatema contra categorías de militantes; hoy es contra los “viejos”.

¡Que estos “viejos” camaradas se cuiden el trasero! Están bajo vigilancia. O bien se callan y aceptan las nuevas posiciones oportunistas sin refunfuñar; o bien se libran a expresar en la ocasión, por reflejo, las verdaderas posiciones de la CCI sobre tal o cual cuestión, y entonces las tensiones “personales” ligadas a toda divergencia política importante les serán imputadas como una marca de “su carácter” y de “su incapacidad para trabajar colectivamente”. Y, entonces, la discusión sobre la divergencia política quedará eclipsada por la discusión sobre sus rasgos psicológicos, sus amistades y sus enemistades. Les conviene, pues, -y, por lo demás, lo saben en lo más profundo de su ser- desconfiar y evitar las confidencias, las habladurías u otros informes de los cuales la comisión permanente de vigilancia podría estar al tanto.

En cuanto a los jóvenes y nuevos militantes, integrados sobre la base de las nuevas posiciones y orientaciones, tanto políticas como organizativas, pocos de ellos quedan en la organización, según declaran los liquidadores mismos, pues ellos son difícilmente integrados debido al tejido degradado... por los “viejos”.

Ante tales circunstancias, qué importan las banalidades y las contradicciones que este congreso ha librado a manera de “análisis” sobre la situación internacional, cuando ha tratado de emitir alguna opinión un poco tajante. Qué importa volver sobre el extracto reproducido en ese balance de la resolución sobre la situación internacional acerca de la crisis, que subraya “la espiral infernal” de “la crisis de la deuda soberana”, constatación de una banalidad afligente que incluso la prensa burguesa repite alegremente. Habría que reírse, o mejor entristecerse, de la satisfacción que refleja “esta confirmación de los análisis que se sacaron en el Congreso”, la cual “no se debe a un mérito particular de nuestra organización”, sino a que ésta ha sido “fiel a los análisis clásicos del movimiento obrero” ... excepto que la CCI, desde su 16° congreso ha rechazado especialmente el fundamento teórico de la decadencia del capitalismo: el ciclo crisis-guerra-reconstrucción; excepto que desde su 17° congreso ha agravado esta traición hacia los “análisis clásicos del movimiento obrero” al decretar la desaparición definitiva de la perspectiva de la guerra imperialista generalizada y, a nivel de la alternativa histórica, la aparición de una “tercera vía” (la destrucción de la humanidad debido a la descomposición).

¿Qué decir también de este último congreso, según el cual “parece que la misma brutalidad de los ataques provoca un sentimiento de impotencia en las filas obreras” al mismo tiempo que las luchas masivas no han dejado de desarrollarse desde hace más de un año, en particular alrededor del Mediterráneo? El único tipo de lucha que al parecer han visto es, “el caso de España, en el que el movimiento de los 'Indignados' se ha vuelto por meses una especie de 'faro' para los demás países de Europa y otros continentes” ; este análisis confirma que la CCI actual no solamente se ha impregnado de la visión consejista de la lucha de clases, sino que, sobre todo, se ha vuelto particularmente permeable a las campañas ideológicas y políticas burguesas, en particular la democrática, ¡hasta el punto de hacerles eco!7

La CCI actual tiende a reemplazar cada vez más la claridad de las concepciones marxistas por una pobreza de pensamiento tomada de prestado a la burguesía, y las posiciones de clase de la verdadera CCI (heredadas de la Izquierda comunista) por la ideología “de moda”, la que la clase dominante asesta actualmente contra la clase obrera.

A pesar de la teoría de la “cultura del debate” que los liquidadores nos ha restregado en las orejas durante todos estos años, no sabremos nada de los “puntos de vista diferentes [que] se han expresado” sobre la evolución de la crisis económica”; nada tampoco sobre que “no hubo total homogeneidad en las discusiones sobre el tema” (el desarrollo de la lucha de clases) y por tanto sobre los argumentos y reflexiones contradictorios que, al parecer, fueron planteados durante el congreso.

Asimismo, no sabremos nada, no hay ninguna exposición o al menos un resumen de las “numerosas y ricas discusiones” que ha suscitado la nueva “colaboración” con los grupos anarquistas (e incluso trotskistas, como lo señala de paso el propio artículo8). Tampoco sabremos nada sobre los argumentos de los nuevos miembros de la CCI, en Turquía en particular, que rechazan el análisis del parasitismo -una de las armas políticas del liquidacionismo contra la CCI y contra la Izquierda comunista.

En fin, el balance nos informa que el congreso desechó la Resolución del 16° congreso (que nosotros denunciamos en su momento) que proclamaba que “la CCI ya constituye el esqueleto del futuro partido”. Pero ¿por qué y cómo fue adoptada tal posición, en ruptura completa con toda la política de la CCI desde su origen? Y ¿por qué fue abandonada ahora? Nadie lo sabrá, y los liquidadores se cuidarán de “abrir el debate”

Así pues, la política de liquidación de las adquisiciones y de las posiciones políticas de la CCI continua, y este congreso ha sido una prueba manifiesta. Lo que, para nosotros, resalta esencialmente, es que los liquidadores mantienen el control sobre la organización, y que manifiestamente tienen la intención de llevar hasta el fin su empresa, hasta la destrucción de la organización, si no es que hasta la destrucción de la Izquierda comunista como un todo -en particular buscando la destrucción de las otras organizaciones de esta Izquierda y, en primer lugar, la de su principal: la Tendencia comunista internacionalista9.

Para los militantes sinceros de la CCI, aferrados a sus principios y posiciones políticas, ya es tiempo de hacer un balance de los diez últimos años. Es dramático sobre todos los planos, y el 19° congreso lo confirma. El resultado es una desmoralización y una falta de convicción crecientes que se manifiestan en las dimisiones y retiros, más o menos pronunciadas, de militantes. ¿Mentira? ¿Interpretación? ¿Exageración? Basta con leer la última frase del artículo sobre el congreso, para tener una idea del estado de espíritu “militante y combativo” que reina actualmente en la CCI, entre sus militantes: Al fin y al cabo, una de las características fundamental de cualquier militante comunista es la de ser un luchador”. ¿Habrá que recordarles, camaradas de la CCI, que un militante comunista es primeramente y ante todo un luchador?10


FICI, noviembre de 2011.


Notas:

1. http://es.internationalism.org/rint146-congreso

2. Une cita entre muchas: "Durante más de una década, una de las consignas centrales de nuestra organización fue 'mantenerse'. Fue una prueba difícil, y algunos de sus 'viejos' militantes no resistieron (especialmente los que constituyeron a la FICCI y que abandonaron el combate durante las crisis que conocimos en ese periodo). Hoy, a la vez que la perspectiva se aclara, podemos decir que la CCI, como un todo, ha superado esta prueba” (Balance del 16° congreso de la CCI, 2005). Y todavía dos años más tarde: “Como este congreso lo constató, y como el 16° congreso lo había confirmado, la CCI ha superado ampliamente las debilidades organizativas que estaban en el origen de esta crisis. Uno de los elementos de primer plano en la capacidad de la CCI para superar sus dificultades organizativas, consiste en un examen atento y profundo de estas dificultades. Para ello, la CCI se dotó, a partir de 2001, de una comisión especial, diferente de su órgano central, y nombrada como tal por el Congreso, encargada de llevar a cabo este trabajo de manera más específica” (Revista Internacional 130).

3. Luego del pasaje citado en la nota anterior sobre la “comisión especial”, este es el otro elemento que supuestamente permitiría a la CCI superar sus dificultades organizativas: “Dicho esto, uno de los principales elementos que permitieron esta capacidad de nuestra organización para superar su crisis, e incluso salir fortalecida de ella, fue su capacidad para dedicarse a una reflexión profunda, con una dimensión histórica y teórica, sobre el origen y las manifestaciones de sus debilidades organizativas, reflexión que se llevó a cabo especialmente alrededor de diferentes textos de orientación, de los cuales nuestra Revista ha publicado extractos significativos” (Revista Internacional 130). Tales textos son los que acabamos de mencionar...

4. Puede consultarse los boletines de la Fracción interna de la CCI.

5. Cierto que él mismo, en un texto interno que todos los miembros de la CCI de la época sin duda recuerdan con gran emoción, se presentaba como el “hilo rojo” entre los revolucionarios del pasado y los del futuro.

6. Remitimos a nuestro Historial del secretariado internacional de la CCI, sobre la utilización de la sospecha mediante los chismes y calumnias incesantes de la “militante Louise”.

7. Remitimos a nuestros lectores a nuestras tomas de posición sobre los “indignados” así como a las de la Tendencia Comunista Internacional para una comprensión clara de su realidad, de sus debilidades y límites crecientes, y sobre la utilización que hace la burguesía de estos movimientos contra la conciencia de la clase obrera.

8. Otra novedad, es la colaboración, en París, con elementos que se reclaman del trotskismo...” XIX° congreso de la CCI... (negritas nuestras).

9. Véase Resolución vergonzosa de la CCI contra la Izquierda comunista, Boletín comunista internacional n°6 y la “respuesta” de la CCI actual en su foro internet luego de la publicación en nuestro boletín de extractos de la resolución secreta del 16° congreso que llamaba a desacreditar al BIPR (la actual TCI) e incluso a su destrucción:

(http://fr.internationalism.org/forum/312/askinan/4807/resolution-secrete-du-16eme-congres).

10. Nota del traductor al español. La última frase del artículo de la CCI sobre el 19° congreso, suscitó un pequeño llamado de atención en nuestra fracción, en relación a cómo la heterogeneidad reinante dentro de la CCI se refleja incluso en sus traducciones (lo cual ya hemos hecho notar en otras ocasiones). Así, mientras la versión en inglés del artículo de la CCI trata de minimizar o eliminar el significado del original en francés de esa última frase -ver boletín en inglés-, la versión en español, por el contrario no sólo lo capta completamente, sino que incluso lo subraya, al utilizar la frase coloquial “al fin y al cabo...”, que en español no sólo tiene el mismo significado que “après tout” o “after all”: “después de todo”, sino que, al redundar, expresa un sentido aún más fuerte de resignación, de que no hay otra salida o remedio.


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