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LUCHA CONTRA EL OPORTUNISMO
La CCI le dice adiós al marxismo

1. La lucha contra la religión como sustituto de la lucha de clases

La actual CCI abandona total y abiertamente el marxismo proletario, para adoptar una forma de ideología liberal-atea-humanista burguesa. Es lo que muestra el artículo de Revolution Internationale 408, de enero de 2010 “150 años después de la aparición de El Origen de las Especies (Charles Darwin), el obscurantismo religioso persiste” (1):

Esta variante del creacionismo [el diseño inteligente] se aprovecha del auge actual de la popularidad de las ideologías espiritualistas, obscurantistas y sectarias. Estas ideologías reaccionarias frecuentemente son inoculadas directamente por ciertas fracciones de la burguesía que con ello encuentran la forma de manipular a masas de poblaciones desorientadas y desesperadas por la miseria, la barbarie y la falta de perspectivas del mundo capitalista. Es esto lo que las impulsa a evadirse de la realidad objetiva, refugiándose en la fe , la creencia ciega en un más allá, en un “orden superior”, invisible y omnipotente, que escapa a todo pensamiento racional . (...) La religión es siempre la primera muralla de las fuerzas conservadoras y reaccionarias para anestesiar las conciencias contra los avances científicos . Intenta adaptarse para intentar preservar el status quo [la situación existente] pretendiendo ser siempre un refugio para “consolar a los hombres de las desgracias de la sociedad” sometiéndolos a una creencia y sobre todo a una sumisión hacia el orden social existente. (CCI, Révolution internationale 408, enero 2010. “ 150 años después...” Las negritas, aquí y en las siguientes citas, son nuestras).

Así, pues, la división social que presenta el artículo no es ya una división entre las clases, sino entre seres humanos creyentes y racionalistas. Lo que existe es un lucha del obscurantismo religioso contra la ciencia , de los prejuicios religiosos contra la conciencia humana. De la Biblia contra el “El Origen de las Especies”. Al frente de esta lucha se encuentran las iglesias y sectas religiosas -sobre todo las más obscurantistas-, opuestas a los científicos, principalmente a los naturalistas.

Por cierto, el artículo no niega la existencia de clases sociales, como, por lo demás, tampoco lo hace ni la religión ni el liberalismo burgués. Pero la existencia de clases no aparece ya como la división social fundamental, y mucho menos como el motor de la historia. La división y lucha fundamentales es entre “fe y ciencia”. Así dentro de la burguesía son “ciertas fracciones” las que inoculan las ideologías reaccionarias del creacionismo; esto quiere decir que hay otras que no lo hacen, es decir, que están del lado del racionalismo científico. Por su parte, el proletariado desaparece de la escena como la clase más revolucionaria y consciente de la historia, para dar paso a las “masas desorientadas y desesperadas que se evaden de la realidad y se refugian en la fe”.

Asimismo, este abandono del marxismo no significa que la CCI niegue su existencia. Tampoco la religión ni el liberalismo lo hacen. Lo que hace la CCI es considerar en adelante al marxismo como una ciencia más, al lado de las otras ciencias que se han desarrollado bajo el dominio y el impulso del capitalismo, como una ciencia “humana”, y no como una ciencia “de clase”:

Todo opone la creencia religiosa a la ciencia y al modo de proceder científico. El modo de proceder materialista en ciencia (...) no es ni una “filosofía” ni una “ideología” sino la condición necesaria de un enfoque consciente e histórico de las relaciones entre el hombre y su medio natural, incluyendo su propio comportamiento como objeto de estudio; es un enfoque de los límites de un conocimiento al cual no se le podría fijar ningún límite. El desarrollo de la ciencia está totalmente asociado al desarrollo de la conciencia por la humanidad. (...) A la inversa de los prejuicios religiosos (que son ante todo una ideología al servicio del orden existente, del poder establecido, que extraen su salvaguarda del conservadurismo y el status quo), el desarrollo de la conciencia es el elemento motor que acompaña al desarrollo de la ciencia. Así, el método científico no teme la impugnación de sus hipótesis, el trastocamiento de sus adquisiciones, y es por ello que ella evoluciona, que es dinámica. Tal como lo dice Patrick Tort: “ La ciencia inventa, progresa y se transforma. La ideología recupera, se ajusta y se remodela”. (...)

el modo de proceder científico de un Copérnico, de un Marx, de un Engels o de un Darwin ha sido y es aún en relación a la mayoría de ellos, combatido o deformado encarnizadamente por los defensores de un orden social inmutable. (CCI. 150 años...).

La conciencia de clase, revolucionaria, del proletariado desaparece, para dejar su lugar, entonces, a una conciencia humana general, apoyada en la ciencia general. Por su parte, Marx y Engels se vuelven otros científicos más, al lado de los Copérnico y Darwin. Nuevamente, de lo que se trata de es de la lucha entre los prejuicios religiosos que son una ideología conservadora, al servicio del poder establecido, contra la ciencia que es el motor del progreso.

Por otra parte, la discusión ha reafirmado que no hay ciencia burguesa o proletaria. Hay una clase social, el proletariado, que se nutre de los trabajos de los científicos con el fin de enriquecer su comprensión del mundo para poderse dar los medios de transformarlo. (Jornadas de discusión en Lille II, Darwin: los instintos sociales, la moral, la naturaleza humana. Publicado por Revolution Internationale, en el sitio web de la CCI, enero 2010, traducción nuestra del francés).

Entonces el proletariado no tiene ya una teoría revolucionaria específica, de clase, que le permite su “comprensión del mundo para darse los medios de transformarlo” , pues “no hay ciencia burguesa o proletaria” , sino solamente la ciencia humana y es de ella que debe “nutrirse” . Lo contrario de lo que afirmaba Marx mismo, para quien cada clase desarrolla su propia ciencia, de acuerdo a sus propios intereses:

En la medida en que es burguesa, esto es, en la medida en que se considera el orden capitalista no como fase de desarrollo históricamente transitorio, sino, a la inversa, como figura absoluta y definitiva de la producción social, la economía política solo puede seguir siendo ciencia mientras la lucha de clases se mantenga latente o se manifieste tan sólo episódicamente (...) La burguesía en Francia e Inglaterra había conquistado el poder político. Desde ese momento la lucha de clases, tanto en lo práctico como en lo teórico, revistió formas cada vez más acentuadas y amenazadoras. Las campanas tocaron a muerto por la economía burguesa científica. Ya no se trataba de si este o aquel teorema era verdadero, sino de si al capital le resultaba útil o perjudicial (...)

En Alemania, el modo de producción capitalista alcanzó su madurez después de que su carácter antagónico se hubiera revelado tumultuosamente en Francia e Inglaterra a través de luchas históricas, y cuando el proletariado alemán tenía ya una conciencia teórica de clase mucho más arraigada que la burguesía del país (...) El peculiar desarrollo histórico de la sociedad alemana, pues, cerraba las puertas del país a todo desarrollo original de la economía “burguesa”, pero no a su crítica. En la medida en que tal crítica representa, en general, a una clase, no puede sino representar a la clase cuya misión histórica consiste en trastocar el modo de producción capitalista y finalmente abolir las clases: el proletariado. (Marx, 1873. Epílogo a la segunda edición del tomo I de El Capital. Ed Siglo XXI).

Y, como remate, el método específico del marxismo: el materialismo histórico (o materialismo dialéctico) también se va, de una vez, al bote de la basura:

La teoría de Darwin aspiraba a demostrar de manera dialéctica , rigurosa y científica, (...)

Este modo de proceder materialista y científico de Darwin fue de entrada violentamente atacado por todas partes (...)

El modo de proceder materialista en ciencia (los hechos y el estudio de las reacciones, diferentes o similares, en tal o cual medio, son la base de toda experiencia científica) no es ni una “filosofía” ni una “ideología” sino la condición necesaria de un enfoque consciente e histórico de las relaciones entre el hombre y su medio natural (CCI. 150 años...)

O, también:

El aporte de Darwin es de hecho el mismo que el de Marx, esto es, el de un razonamiento dialéctico que introduce la evolución en el método de análisis y permite así comprender el mundo bajo una luz nueva: la de un mundo en constante evolución. (Jornadas de discusión en Lille. Op cit.)

Aquí se esfuma el materialismo histórico mediante un juego de manos: Primero, se hace pasar el método de Darwin como “dialéctico” e “histórico”. Segundo se hace pasar al vulgar método del empirismo que se enseña en la escuela secundaria ( “los hechos y la experiencia como base de la ciencia” ) a título de materialismo histórico.

Pero el marxismo no es una teoría de la evolución, sino de la revolución. Su método no es el de observar hechos y acumular conocimientos, sino el de poner al descubierto el fundamento del movimiento y la transformación: la lucha de contrarios.

En su forma mistificada, la dialéctica estuvo en boga en Alemania, porque parecía glorificar lo existente. En su figura racional, es escándalo y abominación para la burguesía y sus portavoces doctrinarios, porque en la intelección positiva de lo existente incluye también, al propio tiempo, la inteligencia de su negación, de su necesaria ruina; porque concibe toda forma desarrollada en el fluir de su movimiento, y por tanto sin perder de vista su lado perecedero; porque nada la hace retroceder y es, por esencia, crítica y revolucionaria . (Marx. Epílogo a la segunda edición del tomo I de El Capital, op cit.).

2. Abandono del marxismo y adopción del darwinismo

A la vez que la CCI abandona el marxismo, se apropia del “darwinismo” como su teoría. En los últimos meses, aparecen en su prensa bastantes artículos sobre Darwin. Pero no se trata sólo de la conmemoración del 150 aniversario de “El Origen de las Especies”. Como lo declara la CCI misma, para ella constituye algo mucho más importante, esencial para el combate de la clase obrera:

Porque lo que puede parecer en un primer momento como una cuestión científica alejada de las necesidades de la lucha de clase, es de hecho un elemento esencial para fundamentar la necesidad y la posibilidad de una sociedad comunista. Es, en efecto, comprendiendo mejor la naturaleza humana, la existencia de instintos sociales y su papel en el desarrollo de la civilización, que se puede definir mejor en qué constituye instrínsecamente el capitalismo una traba para el progreso de la especie humana, y el comunismo el marco indispensable de su emancipación (Introducción al artículo sobre las Jornadas de discusión en Lille. Op cit. Firmado por: CCI).

Se ve ya desde aquí el objetivo de la actual CCI: dar un “fundamento a la necesidad y la posibilidad de una sociedad comunista” . Sin embargo, según Marx y Engels, este fundamento proviene de las contradicciones del propio capitalismo, del desarrollo de las fuerzas productivas que entra en contradicción con las relaciones de producción capitalistas, y de la lucha entre el proletariado y la burguesía. Esto lo repiten una y mil veces en sus principales obras. Por ejemplo:

A partir de cierto momento el desenvolvimiento de las fuerzas productivas se vuelve un obstáculo para el capital; por tanto la relación del capital se torna en una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo. El capital, es decir el trabajo asalariado, llegado a este punto entra en la misma relación con el desarrollo de la riqueza social y de las fuerzas productivas que el sistema corporativo, la servidumbre de la gleba y la esclavitud, y, en calidad de traba, se le elimina necesariamente. Con ello se quita la última figura servil asumida por la actividad humana, la del trabajo asalariado por un lado y el capital por otro y este despojamiento mismo es el resultado del modo de producción adecuado al capital; las condiciones materiales y espirituales para la negación del trabajo asalariado y del capital, las cuales son ya la negación de formas precedentes de producción social, son a su vez resultados del proceso de producción característico del capital. En agudas contradicciones, crisis, convulsiones, se expresa la creciente inadecuación del desarrollo productivo de la sociedad a sus relaciones de producción hasta hoy vigentes. La violenta aniquilación del capital, no por circunstancias ajenas al mismo, sino como condición de su autoconservación, es la forma más contundente en que se le advierte que se vaya y que deje lugar a un estadio superior de producción social. (Marx. Grundrisse, Tercera Sección, El capital que rinde ganancia, folio original 635. - Vol 2, Pág 282, Ed Siglo XXI-.)

Y esta contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción capitalistas, la contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista se manifiesta como el antagonismo entre el proletatriado y la burguesía . (Engels. Antiduhring)

La actual CCI, por el contrario, considera ahora que el fundamento tanto de que el capitalismo se vuelva una “traba”, como de la necesidad y posibilidad del comunismo está determinado por... los instintos sociales y la naturaleza humana. Se ha vuelto tan apremiante el darwinismo en el seno de la CCI, que ha considerado necesario ¡dedicarle una parte de su último congreso internacional, invitando a un eminente biólogo evolucionista para que impartiera sus enseñanzas a los militantes!

(...) solicitamos a un investigador especializado en la cuestión de la evolución del lenguaje (...) hacer una presentación ante el congreso de sus trabajos, los cuales están basados, evidentemente, en el enfoque darwiniano. Las reflexiones originales de Jean-Louis Dessalles sobre el lenguaje, el papel de éste en el desarrollo de los lazos sociales y de la solidaridad en la especie humana están relacionadas con las reflexiones y discusiones que se han llevado a cabo, y que prosiguen, en nuestra organización sobre la ética y la cultura del debate . (Revista Internacional 138. Informe sobre el 18º Congreso de la CCI).

Adoptando un “enfoque darwiniano”, la actual CCI se despide, pues, sin ningún complejo de culpa, del marxismo.

3. Revisionismo y darwinismo

El intento de la CCI actual de mezclar de algún modo el darwinismo con el marxismo, de crear una especie de darwinismo-socialista, o de plano “superar” al marxismo con el darwinismo, no es algo novedoso, como tal vez algunos de sus lectores, simpatizantes o jóvenes militantes podrían pensarlo. A este respecto, la actual CCI no hace más que reproducir -casi literalmente- una vieja forma de revisionismo.

En efecto. A finales del siglo XIX en la Segunda Internacional se desarrolla el oportunismo y el reformismo político (evolución pacífica de la sociedad, colaboración de clases), y como justificación teórica de éste acompañado del revisionismo teórico. Uno de los aspectos es quitar el carácter de clase al marxismo, y proponiendo una ideología “humana” abstracta, introducir la ideología dominante: la de la burguesía. Entre los intentos de revisar, “completar” o “superar” el marxismo clasista “unilateral” (en el sentido de que se pone como teoría del proletariado) surge la concepción de sustituir o “completar” el materialismo histórico con el darwinismo. Esta concepción deriva la sociedad de los características naturales del hombre.

I gual que unos ideólogos justificaban la competencia capitalista con la teoría de la supervivencia de los más aptos; este socialismo darwinista preconizaba que la sociedad tenía que adaptarse a la naturaleza humana esencialmente “buena”, solidaria, colectivista, etc. La búsqueda de una nueva sociedad aparecía entonces no como el impulso de la lucha de clases, sino, nuevamente, como la búsqueda de la armonía entre todos los seres humanos. El marxismo hubo de entablar un combate contra esta concepción (representada especialmente por L. Woltmann):

Existe, probablemente, una tercera posibilidad, la de caer en el sincretismo y la confusión. Una buena ilustración de este tipo es L. Woltmann, quien reconcilia las leyes eternas de la moralidad con el darwinismo, y a Marx con el cristianismo.” (Antonio Labriola. Socialismo y filosofía . Cap 7.- Nota de pie 3. . Traducido del inglés por nuestra cuenta).

Pero Woltmann va más allá, y aquí nuestras opiniones difieren tajantemente. Él dice: “Pero Bebel, y con él todos los dogmáticos defensores del materialismo histórico, pasan por alto el hecho de que el hombre tiene no solamente un razonamiento científico, sino que también es un ser moral y práctico, y que la reacción de la conciencia moral ante las actuales condiciones engendra la idea de una forma superior de sociedad y traerá la realización de ella.

Ciertamente, el hombre es un ser moral; tiene percepciones que llamamos moral. Pero cuando a estas percepciones morales las relacionamos con la sociedad encontramos que los puntos de vista morales dependen de los intereses de clase. La influencia que produce la moralidad social es también de naturaleza materialista, (…) La idea de que la conciencia moral ha causado hasta ahora la transformación de las formas económicas y políticas de la sociedad humana será combatida por nosotros, los “dogmáticos defensores” del materialismo histórico hasta que que nuestros oponentes puedan ofrecernos otra base más clara de explicación de los fenómenos en cuestión. Para nosotros, la explicación del materialismo histórico es completamente suficiente, (…) . (Augusto Bebel. La teoría darwiniana y el socialismo. Social Democrat Vol. III No. 4, 1899 ).

Como vemos, a finales del siglo XIX, el marxismo ya tuvo que lidiar, pues, con teorías de “principios humanos” abstractos, como la “moral humana” que sustituye a la producción y lucha de clases como motor de la historia. Y, al mismo tiempo, dentro de estas teorías, con la utilización de la “naturaleza humana”, de algunos rasgos biológicos (como su ser social), para dar una supuesta base “científica” a la existencia de esos supuestos principios humanos abstractos:

Cuando se quiere trasladar una teoría de un dominio a otro, en el seno de los cuales se aplican leyes diferentes, sólo se puede llegar a deducciones erróneas. T al es el caso cuando queremos descubrir, a partir de la ley de la naturaleza, qué forma social es natural y la más acorde con la naturaleza; y es exactamente lo que los darwinistas burgueses han hecho. Han deducido de las leyes que gobiernan al mundo animal, donde se aplica la teoría darwiniana, que el orden social capitalista, que está en conformidad con esta teoría, es por tanto el orden natural que debe perdurar para siempre. Por otro lado, hay también socialistas que quisieran probar del mismo modo que el sistema socialista es el sistema natural. Estos socialistas dicen :

(...) La superioridad natural de los que son más sanos, más fuertes, más inteligentes o moralmente mejores, sólo predominará en tanto que el nacimiento, la clase social o sobre todo la posesión de dinero determinen esta lucha. El socialismo, al suprimir todas estas desigualdades artificiales, vuelve las condiciones igualmente favorables para todos, y es solamente entonces que la verdadera lucha por la existencia prevalecerá, en la cual la excelencia personal constituirá el factor decisivo. Según los principios darwinianos, el modo de producción socialista constituiría, pues, el verdaderamente natural y lógico”.

En tanto que crítica de las concepciones de los darwinistas burgueses, esta argumentación no es mala, pero es tan errónea como esta última. Las dos demostraciones opuestas son igualmente falsas porque parten ambas de la premisa, superada desde hace mucho tiempo, según la cual existiría un sólo sistema social natural o lógico. El marxismo nos ha enseñado que no existe un sistema social natural y que no puede haberlo o, dicho de otro modo, que todo sistema social es natural, porque cada sistema social es necesario y natural en determinadas condiciones. (...) El capitalismo no es el único orden natural, como lo cree la burguesía, y ningún sistema socialista mundial es el único orden natural, como ciertos socialistas tratan de probarlo. (Anton Pannekoek, 1912.Marxismo y Darwinismo.) (2)

Finalmente, los marxistas han subrayado que el socialismo no será el resultado de la aplicación de un principio moral abstracto, ni el resultado del convencimiento de explotados y explotadores acerca de una supuesta “verdadera naturaleza humana”, sino que necesariamente será el producto de la lucha de clases del proletariado, de la revolución:

Marx ha dado al movimiento obrero y al socialismo un fundamento teórico. Su teoría social ha mostrado que los sistemas sociales se desarrollan en un movimiento continuo en el interior del cual el capitalismo constituye solamente una forma temporal. Su estudio del capitalismo ha mostrado que, debido al perfeccionamiento constante de la técnica, el capitalismo debe necesariamente ceder el lugar al socialismo. Este nuevo sistema de producción sólo puede ser establecido por los proletarios en su lucha contra los capitalistas, cuyo interés es mantener el antiguo sistema de producción. El socialismo es, pues, el fruto y el objetivo de la lucha de clase proletaria . (A. Pannekoek. Marxismo y Darwinismo.)

4. Fundamentalismo o liberalismo, totalitarismo o democracia... religión o ciencia

La actual CCI retoma, pues, viejos argumentos del revisionismo. Pero no es el único punto de apoyo de la sustitución que se opera seno del marxismo al darwinismo. En los últimos años la burguesía ha levantado una serie de campañas ideológicas alrededor de la falsa alternativa: “totalitarismo o democracia”. Por ejemplo, todas las guerras lanzadas por los Estados Unidos en los últimos años (Afganistán, Irák...) tienen la justificación de defender el “mundo libre y democrático” contra los “regímenes totalitarios.” Mediante esta campaña la burguesía intenta que el proletariado se mantenga atado al Estado burgués, que mantenga la ilusiones en el juego electoral y democrático como único medio para intentar solucionar sus problemas, pues de lo contrario caerá en una situación peor, de dictadura, falta de libertad, etc. Esta campaña se complementa con otra falsa alternativa entre “fundamentalismo y liberalismo”. Ante el espantajo del avance del fanatismo y la intolerancia religiosas se pone como único dique el liberalismo, el humanismo, la tolerancia, etc. Es decir, a fin de cuentas, nuevamente la defensa de.. la democracia burguesa.

Este bombardeo ideológico permanente, y a través de todos los medios de difusión tiene muchas variantes, y se ha ido modificando y precisando según las necesidades de las burguesías nacionales. Por ejemplo, en los países europeos está de moda mofarse del creacionismo (como otra forma de fanatismo religioso) que se difunde en las escuelas de Estados Unidos. En los Estados Unidos, el cambio de Bush por Obama suscitó también debates sobre la tolerancia del segundo en comparación al fundamentalismo del primero, etc. En un país como México en los últimos meses también los diferentes partidos de la burguesía han atizado la lucha iglesia-liberalismo con temas sobre el “Estado laico”, la “educación religiosa en las escuelas”, “la familia y la homosexualidad”, etc.

Veamos un ejemplo. En el año 2000 se lanzó un “Manifiesto Humanista”, firmado por científicos e intelectuales. En éste se puede leer cosas como la siguiente:

Estamos particularmente preocupados por las tendencias anticientíficas y antimodernas que incluyen la emergencia de estridentes voces fundamentalistas y la persistencias del fanatismo y la intolerancia, sea de origen religioso, político o tribal. En muchas partes del mundo son las mismas fuerzas las que se oponen a los esfuerzos para resolver los problemas sociales o mejorar la condición humana (...) El único mensaje del humanismo sobre la escena mundial actual es su compromiso con el naturalismo científico. La mayor parte de las visiones del mundo aceptadas aún hoy son de carácter espiritual, místico o teológico. (...) la teoría científica de la evolución proporciona un informe mucho más parsimonioso acerca de los orígenes humanos y se basa en evidencia extraída a partir de un amplio número de ciencias. (...) Ni la cosmología moderna ordinaria, ni el proceso de evolución proporcionan evidencia suficiente acerca de designios inteligentes , (...)

La realización de los valores éticos más altos es esencial en la cosmovisión humanista (...) Las tendencias morales están profundamente enraizadas en la naturaleza humana y han evolucionado a lo largo de la historia humana. (...) La perentoria necesidad de una comunidad mundia l emerge hoy para desarrollar un nuevo Humanismo Planetario –que es aquel que pretende no sólo preservar los derechos humanos y mejorar la libertad y la dignidad humanas, sino que subraya además nuestro compromiso con la humanidad tomada en conjunto. (...) De hecho, las fronteras políticas del mundo son arbitrarias. Necesitamos traspasarlas, ir más allá de ellas. (Manifiesto Humanista 2000, a favor de un Humanismo Planetario (3)).

Diez años después, la actual CCI no hace sino retomar -casi literalmente- todas estas ideas. Además, el manifiesto habla también de la necesidad de combatir la desigualdad social, de la contaminación ambiental, del peligro de la mala utilización de los progresos industriales y de más guerras. Sin embargo, junto a todas esas piadosas preocupaciones y deseos, el Manifiesto Humanista desliza, como algo que se sobreentiende y forma parte de esas preocupaciones, como parte del combate contra el fundamentalismo y las tiranías, y por una ética humana, lo siguiente:

Esto significa que el fin no justifica los medios ; por el contrario, nuestros fines están modelados por nuestros medios, y hay límites acerca de lo que nos está permitido hacer. Esto es especialmente importante hoy a la luz de las tiranías dictatoriales del siglo XX, en las que determinadas ideologías políticas manipularon comprometidos medios morales con fervor casi religioso para realizar fines visionarios . Somos agudamente conscientes de trágico sufrimiento infligido a millones de personas por quienes estuvieron dispuestos a permitir un gran mal en la prosecución de un supuesto bien mucho mayor. (Manifiesto Humanista).

El manifiesto liga esas tiranías del siglo XX con el actual fundamentalismo, como ideologías visionarias que manipulan a las masas. La historia oficial nos dice que las “tiranías dictatoriales del siglo XX” fueron el fascismo y el stalinismo. Y también que el stalinismo es el producto del marxismo, de los bolcheviques y de la revolución. Queda desechada entonces la posibilidad de una revolución proletaria. ¿Cuál es entonces, según este Manifiesto Humanista, la salida política?:

Muchos desarrollos sociales y políticos positivos han sucedido también en el siglo XX y estos macizan bien de cara al futuro:

* Los imperios coloniales del siglo XIX han desaparecido por completo.

* La amenaza del totalitarismo se ha rebajado.

* La Declaración Universal de Derechos Humanos ha sido aceptada al día de hoy por la mayor parte de las naciones del mundo (de palabra aunque no de hecho).

* Los ideales de la democracia, la libertad y la sociedad abierta se han propagado ampliamente por la Europa del Este, América Latina, Asia y África. (...)

* Como las economías nacionales han llegado a estar globalizadas, la prosperidad económica está siendo transportada desde Europa y Norte América a otras partes del mundo. Los libres mercados y los métodos empresariales han abierto las regiones subdesarrolladas a las inversiones de capital y al desarrollo.

(...) Necesitamos continuar defendiendo el incremento de la democracia en las diversas naciones de la comunidad mundial, pero también necesitamos mejorar los derechos transnacionales de todos los miembros de la comunidad planetaria.(...) (Manifiesto Humanista 2000).

La única salida política, según el Manifiesto humanista es, pues... la misma actual democracia burguesa, el mismo Estado capitalista, y el mismo régimen capitalista de “libre mercado” y trabajo asalariado. Es decir, de lo que se trata es de maquillar los rasgos más brutales del capitalismo (el fundamentalismo, la falta de ética, la pobreza, la contaminación, las guerras...), para lograr que éste siga subsistiendo. Podemos decir que éste “humanismo”, al presentarse cobijado con la “ética humana” , con una “visión científica”, “preocupado por los desheredados” , es un instrumento ideológico para el mantenimiento del sistema de explotación capitalista mil veces más insidioso y efectivo que el fundamentalismo más bárbaro. Pues bien, esta ideología es exactamente la misma que hoy está adoptando la actual CCI.

Más allá de las campañas ideológicas, existen ciertamente pugnas entre diferentes fracciones de la clase capitalista (tanto entre naciones, como en el interior de cada país). Sin embargo en éstas no se trata de que unas fracciones son “reaccionarias” u “obscurantistas” y otras “progresistas” o “racionales”. Desde hace un siglo, cuando el capitalismo entró en su fase de decadencia, todas las fracciones de la burguesía son igualmente reaccionarias, pues para la burguesía no se trata ya de impulsar la “civilización”, sino de evitar que su enemigo de clase -el proletariado mundial- la derribe para siempre. Y en este sentido, la burguesía usa a conveniencia tanto la religión como la ciencia, tanto el fundamentalismo como el liberalismo. El aniversario de “El origen de las especies” ha servido magníficamente a la burguesía para alimentar sus campañas ideológicas, sus debates entre “religión y ciencia”, entre “fundamentalismo y humanismo liberal”. Y la CCI, en lugar de denunciar estas campañas, en lugar de poner al descubierto la falsa alternativa... se ha puesto a participar en ella activamente.

Cuando la CCI actual afirma que son “algunas fracciones” de la burguesía las que “inoculan las ideologías reaccionarias”, diluye las fronteras de clase, abre peligrosamente la puerta a la vía de tomar entonces partido, en determinado momento, por la fracción “menos reaccionaria”, “menos obscurantista” o “progresista”. Abre, el camino de su total “perdición” en tanto que organización proletaria.

¿Pero acaso Marx y Engels no defendieron también la ciencia? ¿cómo es posible que ahora ésta defensa de la “ciencia contra la religión” conduzca a la CCI al abandono del marxismo?

5. Ciencia humana o... revisionismo

En numerosas ocasiones Marx y Engels tuvieron que referirse a la importancia que tenía para ellos el desarrollo de la ciencia en su época, y en particular Darwin, junto a la estrechez del método téorico que las acompañaba. Al desarrollarse las ciencias naturales, éstas probaban empíricamente que la naturaleza no era rígida e inmutable, que no tenía “verdades eternas”, ni tampoco obedecía a un “fin” preconcebido (teleología), sino que obedecía a las leyes del movimiento dialéctico. Del mismo modo, la sociedad capitalista no era un mundo inmutable, eterno, sino que tenía que tenía un límite histórico y tenía que dejar su lugar a otra sociedad. Sin embargo Marx y Engels, no dejaban de observar que los científicos se hallaban encerrados en un modo de pensar no dialéctico, y que constantemente sus descubrimientos chocaban con su método de razonamiento y exposición:

Apenas se puede tomar un libro teórico de ciencias naturales sin tener la impresión de que los propios naturalistas se dan cuenta de cómo están dominados por esa mezcolanza y confusión y de cómo la llamada filosofía hoy en curso, no puede ofrecerles absolutamente salida alguna. Y, en efecto, no hay otra salida ni más posibilidad de llegar a ver claro en estos campos que volver, bajo una u otra forma, del pensar metafísico al pensar dialéctico . (Engels, Sobre la dialéctica).

En este sentido, Darwin era el ejemplo típico de estos científicos. Por una parte consideraban “El origen de las especies” como “la base, en la historia natural” de sus propias concepciones (Carta de Marx a Engels, 19 diciembre 1860), pero no dejaban de poner de manifiesto las “deficiencias” de su método:

El libro de Darwin es muy importante y me sirve de base en ciencias naturales para la lucha de clases en la historia . Desde luego que uno tiene que aguantar el crudo método inglés de desarrollo . A pesar de todas las deficiencias, no sólo se da aquí por primera vez el golpe de gracia a la “teleología” en las ciencias naturales, sino que también se explica empíricamente su significado racional. (Marx. Carta a Lasalle, 16 enero 1866).

En cuanto a Darwin al que he examinado de nuevo, me divierte cuando pretende aplicar igualmente a la flora y a la fauna, la teoría “de Malthus”, como si en el señor Malthus no residiera la audacia justamente en el hecho de que no es aplicada a las plantas y los animales, sino sólo a los hombres... Es curioso ver cómo Darwin descubre en las bestias y en los vegetales su sociedad inglesa, con la división del trabajo, la competencia, la apertura de nuevos mercados, las “invenciones” y la “lucha por la vida” de Malthus (Marx. Carta a Engels, 18 junio 1862).

De la teoría darwiniana acepto la teoría de la evolución, pero sólo tomo el método de demostración de Darwin (lucha por la vida, selección natural) como la expresión primera, provisional e incompleta de un hecho apenas descubierto. Antes de Darwin, la misma gente (Vogt, Buchner, Moleschott, etc.) que ahora no ve otra cosa que la lucha por la existencia por todos lados subrayaba precisamente la cooperación en la naturaleza orgánica (...) Ambas concepciones tienen una cierta justificación dentro de ciertos límites, pero cada una es tan unilateral y estrecha como la otra. La interacción de los cuerpos naturales -ya sea animados o inanimados- incluye a la vez armonía y colisión, lucha y cooperación. Si, por tanto, algún llamado científico naturalista se permite incluir toda la múltiple riqueza del desarrollo histórico bajo la unilateral y precaria frase de “lucha por la existencia”, frase que incluso en la esfera de la naturaleza sólo puede tomarse como un grano de sal, tal procedimiento será su propia condena. (...)

Toda la doctrina darwiniana de la lucha por la existencia no es más que la transposición pura y simple de la teoría de Hobbes sobre “la guerra de todos contra todos”, la tesis de los economistas burgueses de la competencia y la teoría maltusiana de la población, del dominio social al de la naturaleza viva. Tras de hacer ese juego de manos (…), se transpone esas mismas teorías de la naturaleza orgánica a la historia y se pretende luego haber probado su validez como leyes eternas de la sociedad humana”. (F. Engels, 1875. Carta a Piotr Lavrovich Lavrov).

Durante ya varios años la CCI actual nos ha machacado la concepción de la existencia de una “moral humana”, una moral general y abstracta colocada por encima de las clases sociales; una “moral humana” que no proviene de la historia social, sino de la “ naturaleza humana”, la cual asimismo se define de manera abstracta y ahistórica a partir de ciertos rasgos naturales (los instintos sociales). Hemos probado (4) que toda esta concepción no es sino la reproducción casi literal del viejo revisionismo del siglo XIX. Ahora, la CCI actual da un paso más y extiende es noción a otros campos de la ideología: a las “ciencias” en general. Ya no hay ciencia burguesa o proletaria, solamente la “ciencia” en general.

Las ciencias sociales, tal como se desarrollan bajo la actual sociedad burguesa, dejan de ser -según la CCI actual- un instrumento y expresión del dominio de la burguesía. La economía política, el derecho, la sociología... no son ya ciencias que pretenden justificar y eternizar el modo de producción capitalista, no son formas de la ideología burguesa, sino la expresión del pensamiento humano puro, abstracto y ahistórico. Por su parte el socialismo científico (como gustaba llamarle Engels) -que incluye tanto la teoría de la revolución comunista como el método del materialismo histórico-, es decir, el marxismo, deja de ser la expresión más profunda, precisamente científica, de la conciencia de clase del proletariado, y que sólo el proletariado mismo puede desarrollar; el marxismo se convierte entonces una ciencia neutra más, al lado de las otras.

Pero -tal vez, se podría objetar- la idea de que “no hay ciencia proletaria ni burguesa, sino simplemente 'ciencia general', de la que se nutre el proletariado” no se refiere a las ciencias sociales, sino solamente a las naturales. A este respecto, responderíamos que, precisamente una de las características del revisionismo es la ambigüedad, la generalidad abstracta, por medio de la cual evita una crítica directa, sin dejar de introducir su postura. El revisionismo casi nunca reniega abiertamente del marxismo, “solamente” trata de “superarlo”, de “mejorarlo”, de “actualizarlo”. Así la frase “no hay ciencia burguesa ni proletaria” implica la ciencia en general, es decir, todas las ciencias, pero a la vez es indefinida, por lo que deja la puerta abierta a la salida de una “precisión”: “por ciencias entendemos las ciencias naturales”. Por lo demás, tampoco le dejamos al revisionismo las ciencias naturales, como ciencias “neutras”, “ahistóricas” o “aclasistas”.

En primer lugar, las ciencias naturales acompañaron el ascenso y las revoluciones de la burguesía, jugando un papel de ariete contra las concepciones religiosas que estaban en la base del dominio ideológico de los poderes feudales. Este papel es, por ejemplo, destacado claramente por Engels (en Dialéctica de la naturaleza), quien recuerda justamente cómo los científicos eran perseguidos y echados a la hoguera por la iglesia. Es decir, las ciencias naturales se desarrollan en primer término con un carácter de clase, como un instrumento revolucionario al servicio de la burguesía. (Si bien, una vez en el poder, la burguesía vuelve a utilizar para sus propios intereses a la iglesia, mientras ésta a su vez se “aburguesa”).

En segundo lugar, en tanto que una fuerza productiva más, las ciencias naturales adquieren el mismo carácter contradictorio de todas las fuerzas de producción bajo el capitalismo: si bien por un lado tienden al desarrollo absoluto, universal, prescindiendo de su carácter específico, al mismo tiempo no pueden librarse de éste: el ser un medio para la obtención de la ganancia, por lo cual -en el marco del capitalismo- sólo pueden desarrollarse en la medida y en el sentido en que lo marca la acumulación del capital.. No existe, pues, un “desarrollo puro” de las ciencias naturales, sino únicamente un desarrollo de acuerdo a los intereses de la clase capitalista. Esto marca nuevamente a las ciencias naturales con un carácter de clase, en tanto siga subsistiendo el capitalismo.

Así como la producción fundada en el capital crea por una parte la industria universal -es decir, plustrabajo, trabajo creador de valor-, por otro crea un sistema de explotación general de las propiedades naturales y humanas, un sistema de la utilidad general; como soporte de ese sistema se presentan tanto la ciencia como todas las propiedades físicas y espirituales, mientras que fuera de esa esfera de la producción y el intercambio sociales nada se presenta como superior-en-sí, como justificado-para-sí mismo. (Marx. Grundrisse. III, El capítulo del capital, Folio original 313).

Por otra parte, las “ciencias naturales” no planean en el aire, sino que son el producto de personas que -por más que intenten encerrarse en sus laboratorios- viven también en la sociedad de clases -pertenecen ellos mismos a determinada clase social- y son influenciadas por las diferentes ideologías y luchas de clase. De allí que sus investigaciones se hallan influidas por sus concepciones políticas, religiosas, morales, etc... lo que, nuevamente, le da a la exposición teórica de sus investigaciones un sesgo ideológico de clase. Lo vemos con el mismo Darwin, pero ello es así incluso en terrenos tan aparentemente “neutros” o “abstractos” como la astrofísica (por ejemplo, los esfuerzos de Einstein por “obligar” a sus ecuaciones matemáticas a determinar un universo estático y no en movimiento de expansión-colapso). Finalmente, en la medida en que los “hombres de ciencia” intervienen en política, en la lucha de clases, lo hacen también con un punto de vista de clase determinado, por más que su función social les revista con una aureola como si estuvieran por encima del común de los mortales, por más que se vean a sí mismos como una especie de “guardianes de la humanidad” (y por más que alguien los tome como tales) -como lo vemos, por ejemplo en el caso de los científicos que firman el Manifiesto Humanista, quienes en realidad defienden con uñas y dientes el actual sistema de explotación asalariada.

En fin. Sobre esta “nueva” concepción que introduce la CCI actual, acerca de la existencia, junto a una “moral humana” general y abstracta, también de una “ciencia humana” por encima de las clases, no tenemos que desarrollar mucho más: el marxismo revolucionario proletario , ya le ha ajustado las cuentas, durante el combate contra el revisionismo tipo Bernstein o DeMan :

Esta teoría, formada de trozos elegidos caprichosamente y pertenecientes a otros sistemas, parece, a primera vista, hallarse libre de prejuicios. Bernstein no quiere oír hablar de una ‘ciencia de partido’, o, más justamente, de una ciencia de clase, así como tampoco de un liberalismo y de una moral de clase. Cree defender y representar una ciencia humana común, abstracta; un liberalismo abstracto, una moral abstracta. Pero como la sociedad viva se compone de clases con tendencias, intereses y concepciones diametralmente opuestos, tenemos que, hoy por hoy, una ciencia humana, común en cuanto a las cuestiones sociales; un liberalismo abstracto, una moral abstracta, son una fantasía, es engañarse a sí mismo. Lo que Bernstein tiene por ciencia humana común, por moral, por democracia, es sencillamente, la ciencia, la democracia y la moral burguesas.” (Rosa Luxemburg. ¿Reforma o revolución? - Segunda parte.- IV. El derrumbe).

La CCI actual sigue corriendo, cada vez más aceleradamente, tras los pasos de Bernstein hacia el revisionismo y el oportunismo y, desgraciadamente, a la vista de su nueva crisis organizativa que ha llevado a la escisión de algunos militantes, 5 al parecer no quedan ya en su interior muchos (si es que aún quedan) militantes dispuestos a parar esta carrera.

La Fracción, enero 2010.

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Nota sobre la versión en español de nuestro artículo
“La CCI le dice adiós al marxismo”

Inicialmente, cuando redactamos nuestra crítica a la CCI, utilizamos la versión original en francés del artículo de la CCI “150 años después de la aparición de El Origen de las Especies (Charles Darwin), el obscurantismo religioso persiste”, que apareció en su sitio web en diciembre de 2009 (Revolution Internationale 408, enero 2010). Posteriormente, nos enteramos de que la CCI había publicado su artículo también en español (web de la CCI y Acción Proletaria 211). Sin embargo, al intentar utilizar la versión en español de la CCI, nos dimos cuenta de que en ésta había muchas modificaciones, en relación al original en francés, no sólo de sintaxis o redacción -lo cual es propio de cualquier traducción-, sino de conceptos significativos. Veamos tan sólo un pequeño ejemplo (indicamos en negritas las diferencias):

Versión original del artículo de la CCI, en francés (RI):

(...) Ces idéologies réactionnaires sont souvent inoculées directement par certaines fractions de la bourgeoisie qui y trouvent matière à manipuler des masses de populations désorientées et désespérées par la misère, la barbarie et le manque de perspectives du monde capitaliste. C’est ce qui les pousse à s’évader de la réalité objective, en se réfugiant dans la foi, la croyance aveugle dans un au-delà, dans un “ordre supérieur”, invisible et tout-puissant, qui échappe à toute pensée rationnelle. (...)

Traducción nuestra al español:

(...) Estas ideologías reaccionarias frecuentemente son inoculadas directamente por ciertas fracciones de la burguesía que con ello encuentran la forma de manipular a masas de poblaciones desorientadas y desesperadas por la miseria, la barbarie y la falta de perspectivas del mundo capitalista. Es esto lo que las impulsa a evadirse de la realidad objetiva, refugiándose en la fe, la creencia ciega en un más allá, en un “orden superior”, invisible y omnipotente, que escapa a todo pensamiento racional. (...)

Traducción de la propia CCI (Acción Proletaria) al español:

(...) Muchas de ellas directamente inoculadas por fracciones de la burguesía que encuentran un terreno propicio para la manipulación en mucha gente desorientada y desesperada por la miseria, la barbarie y la falta de perspectivas del mundo capitalista. Esto es lo que les empuja a huir de la realidad objetiva y a refugiarse en la fe, en una ciega creencia en el "más allá", en un "orden supremo" invisible y omnipotente que escapa a cualquier comprensión racional. (...)

En apenas un pequeño párrafo encontramos, pues, 3 modificaciones importantes:

- RI se refiere a que ciertas, algunas fracciones de la burguesía son las que inoculan las ideologías reaccionarias. Se concluye entonces, queda implícito, que algunas otras no lo hacen. Al borrar la palabra “ciertas”, “algunas”, Acción Proletaria, intenta diluir esta grave conclusión.

- RI habla de la manipulación de las “masas de poblaciones”. AP, utiliza, en cambio, un término aún más abstracto y general: “mucha gente”, borrando así la diferenciación social que introduce RI, ajena al marxismo, y la cual se acerca al concepto izquierdista de “masas populares”.

- RI habla de la evasión de la realidad que escapa a todo pensamiento racional. AP nuevamente suaviza la idea de RI sustituyéndola por: comprensión racional, a pesar de que una cosa es “pensar” y otra “comprender”, y a pesar de que en español existe la palabra equivalente al francés, con el mismo significado, e incluso la misma raíz etimológica: penser – pensar.

De modo que, como la versión de AP en lugar de una traducción parece más bien una “interpretación libre” del texto de RI, hemos decidido utilizar nuestra propia traducción. Por ello, el lector encontrará que las citas que insertamos en nuestro artículo no coinciden con las de la versión española de la propia CCI (AP).


Notas:

1 . Este artículo ha sido reproducido en español en Acción Proletaria 211, y en inglés, bajo el título de The persistence of religious obscurantism , en las páginas “online” del sitio web de la CCI. Aclaramos que, sin embargo, para nuestro boletín en español, tuvimos que utilizar nuestra propia traducción de la versión original en francés, por razones que explicamos al final de este escrito.

2 . Esta obra de Pannekoek, por cierto ha sido publicada por la CCI recientemente, como parte de su marcha hacia el darwinismo. Pero como el marxismo de Pannekoek le resulta un poco “incómodo”, tiene que puntualizar en el prólogo de la publicación: Al operar una ruptura entre moral natural y moral social, entre naturaleza y cultura, Pannekoek no comprendía suficientemente la continuidad evolutiva existente entre la selección de los instintos sociales, la protección de los débiles por la ayuda mutua, y lo que ha permitido al Hombre encaminarse por la vía de la civilización . (Revista Internacional 138. Prólogo al artículo de Pannekoek). Se entiende la divergencia entre Pannekoek y la CCI actual: el primero está en la “vía de la lucha de clases del proletariado”; mientras la CCI actual está en la “vía de la civilización del Hombre ”.

3 . El Manifiesto Humanista 2000 fue publicado originalmente en: Free Inquiry, Otoño de 1999, vol. 19, nº 4, pero se puede conseguir fácilmente en Internet en diversos sitios e idiomas. http://www.filosofia.org/ (español) ; http://www.secularhumanism.org/ (inglés) .

4 . Véase: Boletín Comunista 38 y 39 de 2007. Los artículos de crítica a la teoría de la “moral humana” los publicamos posteriormente también en forma de folleto en: “Moral proletaria, lucha de clases y revisionismo”.

5 . De la cual habla vagamente el informe sobre el 18º Congreso internacional de la CCI.


Boletín Comunista 49 - Fracción Interna de la CCI