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¡Adiós Jerry !

Nos hemos enterado, por el sitio web de la CCI, del deceso de nuestro camarada Jerry Grevin. Es con emoción y tristeza que escribimos estas líneas y pensamos en Jerry. A todo lo largo de su vida, fue un militante. Primero en el movimiento contra la guerra de Vietnam en los Estados Unidos en los años 1960, luego en un grupo que se llamaba “Wildcat” (“Huelga salvaje” en español), que estaba en el ámbito de los IWW (Trabajadores Internacionales del Mundo), el más radical, antes de conocer a Internationalism en los Estados Unidos, de adherirse al medio de los años 1970 y volverse un militante infatigables de la CCI desde entonces. Durante todos esos años, fue el pivote de nuestra sección en los Estados Unidos, a veces como en los años 1980, inicio de los 1990, prácticamente el único militante activo. Era miembro del Buró Internacional y venía regularmente a Europa a pesar de los graves problemas de salud que volvían tales viajes cada vez más difíciles.

Nuestra estima y nuestro respeto hacia él no se desmintieron luego de la crisis que golpeó a la CCI en 2001, y ello a pesar del hecho de tomó partido contra nuestra fracción, porque su actitud siempre siguió siendo digna y militante en esta prueba. Muchos militantes, de un día para otro, habían echado a la basura las posiciones y orientaciones que habían defendido hasta entonces, en nombre de una supuesta defensa de la organización y de la lucha contra nuestro supuesto “clanismo”. En esa ocasión, en su mayoría, se habían arrellanado lamentablemente, sin reserva ni pudor, en las acusaciones más vergonzosas y calumniosas hacia nosotros, con el fin de dar el máximo de garantías a la facción liquidacionista vuelta dominante. Jerry, por su parte, se rehusó a abandonar el terreno político y cambiarlo por el lodazal psicologizante. Fue hasta la reunión del BI plenario de septiembre de 2001 que adoptó el punto de vista vuelto mayoritario de los “liquidadores”. Pero incluso entonces, sus intervenciones se mantuvieron únicamente en el terreno político. No dudamos de su sinceridad (y no lo dudamos aún hoy), porque teníamos la certeza que, dividido entre la elección de sus convicciones políticas profundas y la defensa de la organización, el eligió la segunda esperando y creyendo, equivocadamente, que la existencia y mantenimiento del pequeño núcleo de los Estados Unidos dependía de la existencia formal de la organización, que ésta ofrecía más garantía que “la aventura” del combate minoritario que se emprendería. Él no fue el único entre los núcleos aislados de las secciones territoriales de la CCI en elegir, de buena fe, el marco formal y tranquilizante de la organización, en lugar del combate minoritario. Desafortunadamente, al creer salvar lo esencial, Jerry y otros se engancharon a su vez en la deriva oportunista de la nueva orientación política liquidacionista -ver nuestra crítica del análisis de Internationalism sobre la reelección de Bush en nuestro boletín 30, marzo 2005- y sirvieron de aval a esta política catastrófica.

Pero esto forma parte de la vida de los combatientes comunistas. No por ello su partida deja de representar una gran pérdida para el proletariado y el campo proletario, y que nos entristece personalmente. Todos lo conocíamos, y algunos de nosotros fuimos recibidos con frecuencia en su casa, en su departamento tan típico de los edificios de Brooklyn, “como en las películas”, en el sótano, con su tablero de básquetbol en el pequeño patio trasero. Él también estuvo en nuestra casa muchas ocasiones. Recuerdos militantes y recuerdos personales se mezclan y se juntan.

Pensamos con afecto en su compañera Sandy, en sus dos hijas. Saludamos también a los camaradas de la sección de la CCI en Estados Unidos que se encontrarán sin duda muy tristes, y seguramente marcados por un sentimiento de aislamiento.

La Fracción interna de la CCI, 26 de enero de 2010.