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Solidaridad con la librería Calusca y Cox 18

Reproducimos aquí el volante que el BIPR, Battaglia Comunista, difundió en Italia luego de la tentativa de clausurar el “Centro Social COX 18” y de la librería Calusca. No solamente queremos por nuestra parte afirmar toda nuestra solidaridad, sino también subrayar la importancia política de esta tentativa de clausura. Sería erróneo ver en ésta una simple operación municipal e inmobiliaria. Se trata de un ataque dirigido a cerrar un lugar, un espacio en donde las organizaciones auténticamente comunistas y los elementos en búsqueda de estas posiciones, podían conocerse, encontrarse y discutir. Se trata pues de un lugar de debate y reagrupamiento de las energías revolucionarias que está siendo atacado. En el momento en que la crisis golpea y cuando las reacciones obreras tienden a afirmarse, la burguesía debe tomar todas las medidas a su disposición para reforzar la represión y apagar al máximo las voces revolucionarias y comunistas. Esto incluye también la clausura de los últimos lugares y espacios abiertos a una vida proletaria y comunista.

Hasta hoy, y luego de las manifestaciones de calle que se oponían al cierre, el centro y la librería han sido reabiertos. Las autoridades han aplazado provisionalmente, la medida de expulsión.


El capital ataca al mundo del trabajo y las instituciones burguesas quieren
liquidar todos los espacios no deseados de oposición
(volante para la manifestación en Milán 28/02/2009)

El escenario es otra vez el mismo, según las mejores tradiciones del poder: las fuerzas del orden en formación antirevuelta, evacuación forzada y colocación de sellos, mientras que los habituales bienpensantes, “partidarios de la mano dura” denuncian episodios de “guerrilla urbana, barrios incendiados y ensangrentados por jóvenes violentos y perros desencadenados”. Así, Cox 18 [además de conciertos, exposiciones, encuentros, este centro social abierto en 1976 incluye una librería y el importante Fondo Primo Moroni, llamado así por el escritor-librero, actor y narrador de los movimientos de los años 1960 y 70, y al que le fue confiado sus archivos hace diez años. Ndt] “fue liberado” por la policía, lista para poner a la sombra a “las cabezas calientes” que, al parecer, obstaculizan la realización de las “causas justas” de la ciudadanía guiada por los legítimos guardianes del orden y… del “decoro”. Una parte de estos, miembros de la Liga de los apóstoles de la libertad berlusconianos se indignan contra la “vergüenza que representan estas manifestaciones y contingentes salvajes, manipulados por quienes únicamente buscan crear desórdenes y elevar la tensión social”. En resumen, cazan a los peligrosos extremistas que no quieren devolver a los ciudadanos (es decir, a los “bienpensantes”) los lugares abusivamente ocupados.

Como lo afirma el miembro de la Liga, Salvini (siempre último a nivel de la presencia en las reuniones comunales): “Milán debe recuperar la normalidad”, que favorece a la burguesía “laboriosa”, la cual posee miles de locales libres, casas de lujo deshabitadas, departamentos gigantescos, cientos de metros cuadrados que ocupa y que le permiten pasearse y hacer compras en las arterias centrales y luminosas de la ciudad, alojarse en los bellos salones después de haber arrojado la miseria invasora hacia los barrios de las afueras.

Estos últimos días el ministerio de Milán ha hecho saber que, en la caja del Palacio Marino, existe una “malversación” superior a los 96 millones de Euros (tal vez hasta de 162 millones) que además se desvió hacia establecimientos de crédito y otros marrulleros. Una gigantesca estafa, una enésima colusión entre los negocios y la política y, pase lo que pase, la unión de toda la bazofia de la clase burguesa siempre presta para moralizar y demandar sacrificios a los proletarios, para enseguida traficar y tragar de manera indecente sobre sus espaldas. En el asunto están directamente implicados administradores de bancos, los encargados de reorganizar la deuda de la Comuna, así como personajes de la administración ciudadana que se han apropiado de “beneficios ilícitos” agregados a la estafa. En realidad, parece que en ningún otro país europeo como en Italia, existe tal utilización de marrullerías respecto a las Comunas, las Provincias y las Regiones que están endeudadas hasta el cuello. ¡Estos últimos tiempos se han visto cosas hermosas! Por otro lado, el chanchullo sobre la subasta de la Vía Concheta (¡que no son departamentos para proletarios indigentes!) sería sólo un elemento de la necesaria política necesaria “de ahorros” para cubrir la deuda.

El objetivo es claro: eliminar a –con fines de saqueo comunal y privado- los últimos lugares no homologados y lo que queda de los centros sociales. En este marco se inscribe el ataque contra la Librería Calusca, que es un lugar de debate que seguramente no está de acuerdo con el “pensamiento único dominante”. Cabe señalar, por otro lado, que el centro social Cox 18 ha sido, desde hace décadas, uno de los lugares “más tranquilos” de la ciudad, siempre bien visto por los habitantes del barrio, a la vez que conservaba constante y orgullosamente su identidad.

La amplia movilización contra esta evacuación ha desembocado en la ocupación de los lugares y, al menos por el instante, las instituciones no han tenido otro remedio que mantener la situación. Sin embargo, camaradas, no hay que hacerse ilusiones, la crisis económica y social que estrangula al capitalismo golpea y golpeará cada cada vez más duro a los trabajadores y a todos los proletarios.

La burguesía quiere crear preventivamente las condiciones de control social impidiendo y, si es necesario, reprimiendo la posible reanudación de la lucha de clases. Responder al desastre social al cual conduce el capitalismo es una necesidad urgente. En este sentido, expresamos nuestra solidaridad con la librería Calusca y Cox 18, deseando que las movilizaciones actuales sean sólo el punto de partida de un más amplio y más generalizado movimiento de reapropiación de la iniciativa política y de combate del proletariado.


Boletín Comunista 46 - Fracción Interna de la CCI