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SITUACIÓN INTERNACIONAL
"Comunicado" sobre la lucha masiva en las Antillas francesas

Publicamos a continuación un artículo aparecido en el sitio web de la CCI acerca de la huelga general de los obreros en las Antillas francesas. Redactábamos un comunicado sobre esta lucha cuando este artículo fue puesto “en línea”. En la medida en que compartimos lo esencial de lo que se dice en este documento, nos parece importante -cualquiera que sea la dinámica actual de la CCI- que los revolucionarios hablen con una sola voz cuando esto es posible y sobre todo cuando defienden las mismas posiciones de base. Hemos dejado de lado nuestro propio comunicado y elegimos participar en la difusión de este texto que cumple, según nosotros, la tarea de comunicado. Sí, esta lucha en las Antillas es un movimiento de la clase obrera, y no un movimiento “democrático”, anticolonialista, popular, como algunos medios de difusión, algunos políticos, sindicalistas, izquierdistas, tratan de hacernos creer con el fin de dividir las filas obreras, en particular entre obreros en las Antillas y obreros en Francia metropolitana. Sí, este movimiento sólo tiene porvenir en la solidaridad activa, mediante la entrada en lucha, de otras fracciones de la clase obrera, especialmente la de la metrópoli; tal es el medio esencial para lograr establecer una relación de fuerzas capas de hacer retroceder a la burguesía.

Dos observaciones complementarias. Desde la redacción de este artículo, ha habido un muerto, militante del LKP, luego del aumento de la tensión ligado al bloqueo de las negociaciones y al envío de fuerzas de gendarmería a la isla con el fin de preparar la represión estatal. Finalmente, si bien el artículo de la CCI termina con un llamado indirecto a la lucha del proletariado en la metrópoli, nos parece importante denunciar la actitud cómplice con el gobierno francés, de los partidos de izquierda, de los medios de difusión y los sindicatos para, primero imponer al máximo la censura al movimiento, luego para evitar cualquier contagio, cualquier extensión, en Francia metropolitana, en tanto que esta huelga ha sido vista, y aún lo es en el momento en que escribimos, con simpatía, y como un aliento, para el conjunto del proletariado francés. Sí, la lucha masiva de los obreros de Guadalupe y Martinica nos muestra el camino.

La fracción interna de la CCI. Febrero 19, 2009


La lucha masiva nos muestra el camino: ¡solidaridad con los trabajadores en las Antillas!

La huelga que se desarrolla desde el 20 de enero en Guadalupe, se ha extendido como una mancha de aceite en Martinica a partir del 5 de febrero y amenaza con extenderse próximamente a la isla de la Reunión y a Guyana, e incluso a los demás DOM (departamentos de ultramar). No tiene nada de exótico o de conflicto identitario. Es realmente una expresión de la recuperación internacional de la lucha de clases actualmente en curso, lo que demuestra un aumento general de la ira y la combatividad de los trabajadores frente a la vida cara y a la degradación de las condiciones de vida y de los salarios.

En las Antillas, los precios son en promedio de 35 a 50% más caros que en la metrópoli (las zanahorias el 164%, las endibias el 135%, los puerros el 107%, la carne de pollo más del 50% etc.), mientras que el desempleo alcanza oficialmente más de 24% de la población- y 56% entre los jóvenes de menos de 25 años - (este territorio cuenta también más de 52 000 RMIstes[1]). A pesar de la influencia nacionalista y sindicalista que sin duda ha pesado sobre el movimiento, los 146 reivindicaciones expuestas por los huelguistas están todas vinculadas a la cuestión de los ataques del nivel de vida: disminución inmediata del precio de los combustibles, reducción de los precios de todos los productos de primera necesidad, así como de los impuestos y gravámenes, congelación de los alquileres, aumento de los salarios de 200 euros neto para todos los trabajadores, así como para las pensiones y las prestaciones sociales mínimas, reducción del precio de agua y de los transportes públicos, titularizar los contratos para todos los empleos precarios tanto en el sector privado que en el sector público. La popularidad de esas reivindicaciones como la perseverancia de la lucha en hacer retroceder el Gobierno reflejan el alcance de la movilización y la combatividad de los trabajadores, lo que se une a las manifestaciones del 29 de enero en Francia, a las luchas de los trabajadores jóvenes en Grecia, las manifestaciones masivas en Islandia o las recientes huelgas obreras en Gran Bretaña.

A pesar de la propaganda difundida por los medios de comunicación que destacan el folclor local animado por las asociaciones culturales (manifestaciones y cantos Rítmicos a base del tambor tradicional), y especialmente con toda la bulla alrededor de la reivindicación de la "creolidad" frente a los “békés” blancos y el tono nacionalista "anticolonial" que ha querido darse al movimiento, estas características tradicionales del movimiento en las Antillas han sido constantemente relegadas a un segundo plano. El colectivo LKP (Lyannaj kont profitasyon, Unión contra los Superbeneficios) que reagrupa 49 organizaciones sindicales, políticas, culturales y asociativas con su líder Carismático Elie Domota a la cabeza, han buscado a canalizar la lucha que cuestionaba claramente las condiciones de explotación de los trabajadores.

Debemos saludar el carácter masivo, unitario y solidario de la huelga que muestra la vía en la cual el conjunto de la clase trabajadora hoy debe comprometerse ante el deterioro general de sus condiciones de vida.

Desde el comienzo de la huelga, los autobuses no circulan, los establecimientos escolares, la universidad, los hipermercados, las administraciones y la mayoría de las empresas y comercios están cerrados. El puerto, el Centro comercial y la zona industrial de Pointe-à-Pitre están desiertos. Una vez más, frente a la escasez de alimentos o de gasolina, una verdadera solidaridad de clase se ha expresado, a todos los niveles, entre parientes, amigos o vecinos. Los movimientos de protesta contra la vida cara habían comenzado desde los dias 16 y 17 de diciembre de 2008 con manifestaciones en las calles de Pointe-à-Pitre y de Basse-Terre mientras que el prefecto había negado a recibir una delegación de huelguistas considerada demasiado numerosa y había impedido su acceso a la prefectura mediante el despliegue de numerosas fuerzas de policía.

En Guadalupe, la manifestación del 30 de enero de Pointe-à-Pitre empezó con varios miles de personas y poco a poco se le fueron sumando hasta 65,000 personas que llegaron al centro de la ciudad. Fue la mayor manifestación jamás realizada en el archipiélago. En proporción a la población de la isla equivaldría a que 10 millones de personas desfilaran por las calles de París.

Un millar de estudiantes se sumaron a los trabajadores en huelga. El Palacio de la Mutualidad de Pointe-à-Pitre se ha convertido en un lugar de reunión, de expresión, de debates de muchos trabajadores y en particular las obreras han podido tomar la palabra para hablar de su ira o de su consternación por sus condiciones de existencia. En una de las primeras sesiones de negociaciones, el 26 de enero, periodistas y técnicos huelguistas de Radio-Francia ultramar (RFO) habían colocado las cámaras en el interior de las salas donde tenían lugar las negociaciones y altavoces para que todo el mundo las pudiera conocer y seguir en directo.

En Fort-de-France, el 9 de febrero desfilaron unas 20,000 personas que planteaban las mismas reivindicaciones y consignas que los trabajadores de Guadalupe.

La llegada de Yves Jégo, Secretario de Estado de Ultramar, a la isla ha permitido la vuelta al trabajo de la mayoría de los 115 estaciones de combustible (cuyos pequeños empresarios también estaban en huelga) con la promesa de limitar la creación de nuevas estaciones de servicio automáticas en manos de los grandes grupos petroleros. El Viceministro ha multiplicado las promesas para tratar de resolver el conflicto (reducción de los impuestos sobre los productos derivados del petróleo, sobre los productos lácteos, reducción de los tipos del impuesto de vivienda y el impuesto territorial), comprometiéndose a favorecer la negociación ante el patronato de exenciones diversas equivalente a 130 euros por asalariado. Mientras que la negociación de los 200 euros de aumento salarial mensual estaba en curso entre patronos y sindicatos, bajo la égida del prefecto, Jégo era llamado al orden urgentemente desde París. Su salida precipitada, sus declaraciones contradictorias (al principio decía que no se inmiscuía en las negociaciones salariales puesto que según él solo eran de la incumbencia de patronal y sindicatos), su espectacular regreso a la isla, donde se vio "acompañado" por dos "mediadores" que no le dejaban hacer nada, su nueva salida de la isla sin haber resuelto nada, acabaron por atizar la ira de la población, indignada por el desprecio de que era objeto y las continuas “mentiras”.

Bajo la presión de la ira de los huelguistas y de la población en general, los sindicatos y el LKP se vieron obligados a radicalizar sus posiciones. Se celebraron Asambleas Generales en las empresas y se formaron "delegaciones volantes" que iban de una empresa a otra a dialogar con los trabajadores, se fortalecieron los piquetes de huelga. Para desactivar el conflicto el PS local lanzó la propuesta de pagar durante 3 meses una prima de 100 euros lo cual fue aceptado por el Gobierno regional pero fue vigorosamente rechazado por los huelguistas.

El 14 de febrero, se celebró una manifestación en La Moule con asistencia de más de 10,000 personas en conmemoración de los acontecimientos de 1952 donde los gendarmes habían disparado contra los manifestantes, matando 4 obreros que trabajaban en la caña de azúcar y hiriendo a 14 más, tras una huelga que había durado 3 meses y medio. Este lugar alberga aún la fábrica de caña de azúcar Gardel que, junto con una central térmica, da de comer a unas 9000 personas. En 1967 una represión aún más sangrienta de una manifestación de obreros de la construcción y de las Obras Públicas en Pointe-à-Pître había costado un centenar de muertos.

Durante semanas, los innumerables maniobras y las redes utilizadas para dividir a los huelguistas y desactivar el movimiento, tratando de encerrarlo en un terreno puramente nacionalista, no tuvieron éxito. El 16 de febrero, mientras que el LKP organizaba bloqueos en las carreteras para "denunciar el bloqueo de las negociaciones", el Gobierno francés alzaba el tono, declarando “intolerable la continuación de la situación” y la policía comenzó a cargar contra los manifestantes (hasta entonces no había intervenido), e hirieron a dos de ellos y procedieron a una cincuentena de detenciones aunque todos eran puestos en libertad 3 horas más tarde.

En las Antillas, como en la metrópoli y como en otros lugares, ha empezado a soplar la “tempestad social” que tanto asusta a la burguesía. Por todas partes, a través de la dura experiencia de su confrontación a la agravación de la crisis y de la quiebra del capitalismo, a pesar de todas las trampas y obstáculos que le tienden sus enemigos irreductibles, la clase obrera está reapropiándose su identidad de clase y despierta a una lenta toma de conciencia de la fuerza que representa la unidad y la solidaridad en sus filas. Se prepara para entrar en un periodo histórico donde nada puede ser ya como antes, “donde los de arriba ya no pueden y los de abajo ya no quieren”, como lo afirmaba Lenin hace ya casi un siglo.

CCI, (17 de febrero de 2009).


Boletín Comunista 46 - Fracción Interna de la CCI