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Presentación del boletín 46
Hacia los enfrentamientos internacionales masivos entre proletariado y burguesía

La situación mundial está viviendo una vertiginosa aceleración especialmente con la terrible agravación de la crisis económica que -tal como los economistas burgueses lo reconocen claramente- apenas está en su inicio. El atolladero histórico del capitalismo estalla ante nuestros ojos, y sobre todo en nuestra carne, a través de una crisis económica abierta de una violencia y brutalidad sin igual. Esta crisis abierta marca una ruptura en la vida del capitalismo, cuyas implicaciones, consecuencias y desafíos comienzan a aparecer ante los ojos de los proletarios y de los burgueses. Nos encaminamos hacia enfrentamientos masivos entre las clases -proceso que está ya en marcha-, a enfrentamientos decisivos desde el punto de vista histórico.

Esta nueva situación, la amplitud y la profundidad de la crisis y sus implicaciones sobre la vida misma del capitalismo y de la clase dominante, sobre la vida misma de millones de individuos, proletarios, obreros, empleados, asalariados, desempleados, y de campesinos de todas las categorías, de artesanos y pequeños patronos, de innumerables masas en la miseria y sin empleo por todo el mundo, vuelve a verificar toda la visión histórica del marxismo, su teoría, así como los análisis y declaraciones que los grupos comunistas, herederos de la Izquierda Comunista de los años 1930, no han dejado de defender y plantear desde hace décadas, hasta nuestros días. Confirma la previsión marxista sobre la inevitable crisis y quiebra “económicas” del capitalismo. Confirma el anuncio de la inevitable agudización, rápida y violenta, de los antagonismos de clase. Confirma la inevitable y única perspectiva que el capitalismo puede “ofrecer” a la humanidad: la guerra imperialista generalizada si el proletariado no logra abatir este sistema, confirma el hecho de que la guerra es la única “solución” para el capitalismo, el cual está proa hacia rivalidades e incluso a verdaderos combates mortales en todos los planos, económicos, políticos e imperialistas exacerbados por el grado alcanzado por la crisis actualmente. Confirma que mañana será peor aún, mientras este sistema continúe existiendo.

Las luchas del proletariado internacional

Las últimas décadas, marcadas por los sacrificios y el deterioro de las condiciones de vida del proletariado, habían creado ya, desde el inicio de los años 2000, un fuerte descontento que tendía a expresarse en una dinámica, lenta y débil pero sin embargo real, de desarrollo de las luchas obreras. Ahora, las quiebras en cascada y los cierres de empresas, cuyos anuncios se multiplican cada día a un ritmo desenfrenado, la aceleración desconocida de los ataques contra las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, de los asalariados, de los proletarios, la explosión brutal del desempleo masivo, en todos los países, provocan una generalización de la cólera obrera, de las primeras reacciones colectivas significativas de lucha a nivel internacional, así como una reflexión y una aceleración del proceso de toma de conciencia en la clase.

A pesar de la obra de ocultamiento, de censura casi sistemática -y, cuando no es ya posible, de deformación y mentiras desvergonzadas1- que es llevada a cabo por la burguesía (y los medios de difusión a su servicio) sobre las luchas y reacciones que han ocurrido, la respuesta naciente y creciente del proletariado internacional ante los nuevos ataques directamente debidos a la crisis económica se vuelve un elemento, un factor esencial y central de la situación mundial.

En la nueva situación histórica que se abre, el proletariado internacional afirma y proclama su voluntad de resistir ante los ataques redoblados del capitalismo. Se trata de una fuerte tendencia de la nueva situación mundial; de una tendencia que va a determinar, y determina ya, las relaciones de fuerza entre las clases y la evolución del mundo capitalista.

La burguesía se prepara para el enfrentamiento y la represión más violenta

La burguesía de todos los países no puede ignorar esta realidad. No la ignora, por lo demás. Basta con leer los artículos “especializados”y “esclarecidos” de los círculos dirigentes para percibir hasta qué punto la clase dominante se inquieta. Pero incluso sin eso, las políticas de represión -que los Estados, hasta los más “democráticos”, desarrollan actualmente- muestran a la luz del día que una de sus preocupaciones es el mantenimiento del orden social ante el proletariado. Una de las primeras iniciativas “directas”, si no es que la primera, del gobierno francés ante la lucha general en las Antillas, fue el envío masivo -y provocador- de refuerzos de policías y gendarmería antimotines cuyo resultado inmediato fue la muerte de un militante. El desarrollo de las campañas “sobre la seguridad y el orden social” -que este boletín ha denunciado desde hace varios números (véase el boletín 44 en particular)- en todos los países, preparan el terreno para la represión contra los obreros en lucha. Pero también la represión contra los grupos comunistas auténticos.

Se desarrollan campañas mediáticas, y en particular las provocaciones en los medios en revuelta de la pequeña burguesía son aprovechados para asimilar el terrorismo a los métodos de lucha del proletariado y a los grupos de vanguardia comunistas (véase la denuncia de una de estas campañas mediáticas en Francia en este boletín y la reafirmación de la posición de la CCI, nuestra CCI, sobre la cuestión del terrorismo) y así preparar la represión contra estos últimos.

La burguesía de todos los países afila sus armas para enfrentar, no sólo políticamente por medio de sus partidos de izquierda y de sus sindicatos, sino también violentamente, mediante la represión, a su enemigo mortal, al proletariado.

Una redistribución generalizada de las cartas en el mundo capitalista

Por otra parte, la explosión y la amplitud de la crisis abierta, y la única respuesta que el capitalismo puede aportar a ésta, van a provocar necesaria, inevitablemente, inmensos trastornos en el mundo capitalista mismo. Este proceso está ya en marcha. En el plano económico, empresas “históricas” del capitalismo, financieras primero, pero también comerciales e industriales ya han desaparecido, o han sido vendidas, si no es que nacionalizadas de hecho. Son numerosas las que van a seguir por este camino. ¿Quién, entre los capitalistas, habría podido creer, hace apenas algunos meses, que la General Motors, por no citar más que esta empresa simbólica del capitalismo estadounidense que ha sido, durante décadas, la primera empresa capitalista del mundo, podría entrar en quiebra y desaparecer? ¿Quién habría podido prever5 por un sólo minuto que el capitalismo estadounidense tendría que plantearse la cuestión de nacionalizar los bancos retomando así por su cuenta un método querido por el stalinismo hoy desaparecido? Este hundimiento económico brutal, por su dimensión y su violencia, va a provocar un trastorno general, una concentración gigantesca de capital, eliminando a los más frágiles... entre los más fuertes de ayer, a los más pequeños... entre los mayores de antes de la crisis abierta.

Pero, sobre todo, esta situación va a redoblar las de por sí ya violentas rivalidades imperialistas actuales. Los estragos de la guerra económica y de intereses estratégicos van a empujar inexorablemente a todos los Estados capitalistas, en primer lugar a los de las grandes potencias, a comprometerse aún más activamente en una aguda competencia en el plano imperialista, y por tanto a comprometerse en los conflictos guerreros con el fin de defender, aún más directamente, mediante las armas, sus intereses fundamentales.

Hacia combates de clases decisivos

En esta situación, todos los Estados capitalistas y todas las burguesías se hallan tanto más obligados a enfrentar al proletariado por cuanto éste, en sus luchas de resistencia ante los ataques económicos, se opone de hecho a la dinámica misma del capitalismo que conduce a la única “solución” que éste puede presentar: la marcha a la guerra imperialista generalizada.

Enfrentar la competencia exacerbada que la explosión de la crisis abierta acelera, imponer los sacrificios ligados, no solamente a la crisis sino sobre todo a las necesidades de la marcha hacia la guerra, requiere que cada capitalismo nacional pueda desarrollar una política que logre que la clase obrera calle sus reivindicaciones y, en nombre de la unidad nacional, acepte los sacrificios hasta el supremo de su vida misma. Es exactamente lo que la dinámica actual de luchas no indica. Por el contrario.

La situación histórica que se abre ahora conlleva, inevitablemente, un curso hacia enfrentamientos masivos, frontales, violentos, entre la burguesía y el proletariado.

Esta situación es inédita en la historia: no -evidentemente- una situación de grave crisis económica -mencionemos solamente 1929-, ni de marcha hacia la guerra -mencionemos los primeros años del siglo XX y los años 1930-, ni tampoco el ascenso de la lucha de clase del proletariado hacia enfrentamientos masivos y violentos entre burguesía y proletariado -en este sentido ¿no es tiempo de poner al día el periodo revolucionario de 1917 a 1923?-. Lo inédito es, en cambio, el hecho de que estos tres elementos, estos tres factores, estas tres dimensiones de la situación -la crisis, la guerra y la lucha de clases- se presente al mismo tiempo en la cita de la historia, favoreciendo así la puesta al desnudo de la realidad del capitalismo ante los ojos de las grandes masas del proletariado.

Inédita es la situación histórica que ve a la burguesía, en un fondo de crisis económico dramático que expresa claramente la quiebra del capitalismo, tener que marchar resueltamente -porque no tiene otra elección- hacia la guerra imperialista generalizada, mientras que el proletariado internacional, única fuerza capaz de oponerse a esta macabra perspectiva, única fuerza revolucionaria capaz de echar abajo al capitalismo, no está sometido ni derrotado, ni ideológica, ni política, ni físicamente; mientras que éste responde a la crisis mediante la lucha, mediante su lucha de clase; mientras que éste se desprende de la ideología burguesa y de sus ilusiones sobre la eternidad del capitalismo.

Históricamente, la burguesía no se encuentra en las mejores condiciones, desde su punto de vista, para enfrentar a su enemigo mortal en confrontaciones decisivas. Históricamente la situación es favorable para el proletariado.

Hacia conmociones en el campo proletario

En este curso hacia enfrentamientos de clases masivos, es una parte esencial, fundamental, de sí mismo que no le puede faltar al proletariado: sus organizaciones políticas. Las mismas que, desde ahora, participan en la preparación de la fundación de su partido político mundial, con miras a su dirección política hacia su lucha revolucionaria. Esta fracción particular del proletariado internacional, reagrupada actualmente en el interior de lo que llamamos el campo político proletario, va a ser también inevitablemente afectada e incluso conmocionada por la aceleración de la situación. Este campo, hoy extremadamente minoritario en el seno de la clase obrera, disperso, políticamente debilitado por el peso del oportunismo y el sectarismo en su interior, no deja, sin embargo, de tener los medios y las fuerzas para hacer frente a la situación y a sus propias responsabilidades históricas. La situación actual y sobre todo el ascenso del proletariado van a provocar necesariamente un proceso de clarificación y de decantación en su interior, y por tanto a impulsar las fuerzas y las tendencias más dinámicas y las más a la “izquierda” en el interior de este medio y en el interior mismo de las organizaciones políticas existentes -las que pertenecen a la Izquierda comunista- a enfrentarse e imponerse ante las tendencias y los reflejos sectarios y oportunistas.

La capacidad de que ha dado prueba el BIPR para reagrupar alrededor de él, sobre bases claras, a nuevas fuerzas como los camaradas del GIS en Alemania, es una manifestación de esta dinámica. Manifiesta la voluntad de esta organización para trazar perspectivas de apertura y de reagrupamiento y para realizar las orientaciones que se ha dado durante su última conferencia en mayo de 20082 . Es esto un avance, una postura política que buscamos apoyar y en la cual deseamos participar al máximo de nuestras fuerzas.

Hacer lo posible para favorecer el reagrupamiento, es también hacer lo posible por que las fuerzas comunistas hablen con una sola voz cuando sea posible. Es en este espíritu, con la misma voluntad de trabajar concretamente por el reagrupamiento y la clarificación política, que favorecemos la expresión unida y única de los revolucionarios cuando esto es realizable. Desde su constitución, nuestra Fracción siempre ha defendido esta orientación. Ahora, en este boletín, una vez más, no dudamos en retomar por nuestra cuenta un artículo de la CCI actual, ¡La lucha masiva nos muestra el camino: solidaridad con los trabajadores de las Antillas!, así como un volante del BIPR, distribuido el 28 de febrero pasado, contra la represión estatal: Solidaridad con la Librería Calusca y Cox 18.

Retomar por nuestra cuenta un artículo de la CCI actual, no cambia en nada nuestra apreciación sobre el hecho de que esta organización está en una deriva oportunista y revisionista grave. No cambia en nada nuestra denuncia de la facción liquidacionista que ha tomado el control de nuestra organización y que le conduce por la vía, ineluctable si no se le pone un alto, de la revisión y la liquidación de sus posiciones de principio y de su plataforma política. Invitamos a nuestros lectores a tomar conocimiento del artículo en este boletín que pone en evidencia el “bluff” (que es sobre todo una trampa que conduce a una deriva política) que constituye el nuevo y falso debate “económico” sobre la posguerra y los años 1950-60 de pseudoprosperidad.

La CCI está en dificultades pero no está aún muerta para el proletariado. Lo hemos afirmado ya en varias ocasiones en este boletín. En el medida en que no está muerta, y en la medida en que la situación histórica se acelera, en que el proletariado entra en combates de clases determinantes históricamente, no dudamos que todo esto tendrá, tarde o temprano, de una u otra manera, una influencia directa en el interior mismo de esta organización, al igual que sobre los otros componentes del campo proletario.

Si la situación histórica actual, por su aceleración, por la gravedad de lo que está en juego, influye directamente sobre la vida de las organizaciones comunistas, si revela las contradicciones y las oposiciones, abiertas o latentes, también les apela a asumir las responsabilidades por las cuales la clase les ha hecho surgir. Les corresponde revelar el desafío histórico poniendo todas sus fuerzas al servicio de la clarificación política y de la unidad de su campo. ¡En los combates que se perfilan en el horizonte, el proletariado tendrá cada vez más necesidad de una vanguardia política que sea fuerte y que le hable claro!

Marzo 3, 2009.


Notes:

1. Por ejemplo, la difusión engañosa de la lucha de los obreros británicos en Escocia, presentada como una lucha nacionalista y antiextranjeros. Remitimos a nuestros lectores a la denuncia de estas mentiras en los artículos de la CCI (en inglés): Strikes in oil refineries and power stations: The class struggle is for all workers! (World Revolution 321) y del BIPR-CWO Energy Construction Workers' Strikes in Britain: A First Response to the Economic Crisis (www.ibrp.org). La misma tentativa ha sido montada por la burguesía y los medios de difusión franceses, aunque ha fracasado, para presentar la lucha masiva de los obreros de las Antillas francesas como “racial”, “antiblancos” y nacionalista (ver el comunicado en este número).

2 Véase el artículo "Après 25 ans du BIPR, bilan et perspective" (“Luego de 25 años del BIPR, balance y perspectiva”) aparecido recientemente en su prensa.


Boletín Comunista 46 - Fracción Interna de la CCI