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TEXTOS DEL MOVIMIENTO OBRERO
PROBLEMAS ACTUALES DEL MOVIMIENTO OBRERO INTERNACIONAL (Extractos)
Artículo publicado en Internationalisme n° 19 (marzo 1947)

La existencia del partido revolucionario del proletariado está directamente condicionada por la vida de la clase, por la existencia de un movimiento de lucha, por la tendencia en el interior de la clase a la independencia ideológica, en una palabra, por la existencia de un movimiento obrero vivo e independiente. La obra de la investigación teórica y de la formulación doctrinal no es el carácter distintivo del partido, aunque esta obra siga siendo una de sus tareas constantes.

En cierta medida, se puede decir que la constitución del partido está necesariamente precedida por el cumplimiento previo de cierta suma de trabajo teórico. La doctrina, el socialismo como ciencia no deriva en absoluto de la lucha de clase; pero, al igual que ésta, tiene sus raíces en el desarrollo histórico de la sociedad y de su modo de producción, y en el desarrollo cultural y en la ciencia que le sigue. El trabajo de investigación teórica sigue siendo, pues, una tarea constante de los militantes revolucionarios, independientemente de la coyuntura de la lucha de clase contingente, en tanto que la existencia del partido está condicionada por este trabajo teórico y es directamente función de la contingencia, de la coyuntura de la lucha de clase.

Un siglo de experiencia del movimiento obrero nos aporta esta enseñanza y confirma lo que acabamos de enunciar más arriba. Cada periodo prolongado de retroceso del movimiento obrero, o de estancamiento de la lucha, entraña el hundimiento, la desaparición inevitable del partido. La alternativa se plantea entonces de este modo: o el mantenimiento organizativo del partido, lo que solamente puede hacerse a expensas de su doctrina y su programa revolucionario; al querer a todo precio pegarse a las masas, termina reflejando el estado de ánimo contingente, atrasado, acomodándose y transigiendo ideológicamente así con este periodo de retroceso, es decir cayendo en el oportunismo; o bien el partido deja de existir momentáneamente en su función como tal -es decir que toma conciencia de la imposibilidad momentánea, para él, de jugar un papel determinante en la vida de la clase- y renuncia conscientemente a la voluntad de ser, en lo inmediato, el organismo político dirigente de los movimientos contingentes. Es entonces, no solamente organizativa y numéricamente, sino igualmente en su función, que el partido desaparece para dar nacimiento en su lugar a un organismo de elaboración y desarrollo de los fundamentos teóricos de la ideología de la clase, un organismo que mantiene y desarrolla la conciencia de los objetivos históricos de la clase, a través del cual se continúa la toma de conciencia del proletariado. Este organismo que nosotros llamamos fracción -pero cuyo nombre, fracción, grupo u otro, importa poco, siendo lo importante la conciencia que se tiene de su función histórica- es el eslabón que asegura la continuidad histórica de la clase y la herramienta más indispensable para la construcción del futuro partido, cuando las condiciones objetivas de reanudación de la lucha de clase hayan surgido.

Hemos citado la resolución que Marx presentó durante la discusión en la Liga de los Comunistas luego del fracaso de los movimientos revolucionarios de 1848. En esta resolución, Marx combate violentamente la tendencia Wilich-Shapper que quería mantener la Liga de los Comunistas, en un periodo de retroceso y reacción, en su forma y su función tal cual era en el periodo del ascenso revolucionario. La escisión en la Liga se hizo sobre este punto. Durante los primeros años, la tendencia Wilich-Shapper parecía haber obtenido la victoria, no solamente debido a que había mantenido la mayoría y la organización de la Liga, sino también por todas las manifestaciones ruidosas y escandalosas que suscitaba o en las cuales participaba con las otras formaciones políticas de la emigración alemana, mientras que la fracción de Marx y Engels parecía haber sido reducida al silencio o no existir. Pero trece años después, en un periodo de reanudación real de las luchas obreras, durante la fundación de la Primera Internacional, encontraremos a Marx, Engels y sus camaradas ocupando los primeros puestos del movimiento, tomando un lugar preponderante en el trabajo de constitución de los partidos del proletariado, en tanto que la tendencia Wilich-Shapper será completamente volatilizada, sin dejar detrás de sí ninguna traza, y cuyo aporte teórico y práctico a la nueva organización de la clase habrá sido nulo.

El cartismo desapareció con la desaparición de las condiciones que le dieron nacimiento. El Partido bolchevique -que los trotskistas gustan tanto de citar y tomar como ejemplo sin conocer siquiera su verdadera historia- fue en realidad, en el periodo entre 1905 y 1917, más bien una fracción -con función de fracción- que un partido. En cambio el trotskismo sólo ha podido constituirse como partido en un periodo de retroceso con la condición de dejar de ser revolucionario.

Es el movimiento vivo de las luchas de clase el que hace al partido y no el partido el que hace al movimiento. Esta verdad evidente y simple es totalmente desconocida por todos lo que siguen siendo trotskistas-que-se-ignoran y que incluso creen firmemente no serlo.

“Tienes completa razón al decir que es imposible superar la apatía contemporánea mediante teorías. Yo generalizaría incluso este pensamiento diciendo que jamás se ha podido vencer la apatía por medios puramente teóricos; es decir, que los esfuerzos de la teoría por vencer esta apatía han engendrado discípulos y sectas o bien movimientos prácticos que han sido infructuosos, pero que jamás han suscitado un movimiento mundial real, ni un movimiento general de los espíritus. Las masas no entran en el torrente del movimiento, tanto en la práctica como en el espíritu, más que mediante la fuerza efervescente de los acontecimientos.” (Carta de Lasalle a Marx, 1854).


Boletín Comunista 45 - FICCI