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REVISTA DE PRENSA
EL CAMPO PROLETARIO Y LAS ELECCIONES ESTADOUNIDENSES
¡Ni ruptura, ni corrección, la política de Obama va a continuar la política de Bush!

Las elecciones estadounidenses de 2008 que han tenido como resultado la elección de Barak Obama tenían como objetivo, para la burguesía estadounidenses, reafirmar la política imperialista seguida desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 por los gobiernos de Bush y escoger al hombre y al equipo gubernamental que pudiera enfrentar lo más eficazmente posible la nueva situación creada por la agravación brutal de la crisis económica mundial. Cada elección, y con mayor razón en la primera potencia imperialista mundial, es una ocasión para la burguesía de reforzar la mistificación electoral y democrática, y un momento para reforzar, o suscitar, “la unidad nacional”. En particular en esta ocasión, la mistificación electoral y democrática se ha visto particularmente credibilizada por la supuesta ruptura con la política imperialista de Bush, que Obama representaría según lo dicen todos los medios de difusión. Asimismo, la elección del primer presidente “de color” en los Estados Unidos ha permitido desarrollar una intensa y amplia campaña sobre el “sueño americano” –es decir, la defensa de la democracia burguesa- reforzando así el sentimiento de unidad nacional.

Así pues, éstas elecciones han cumplido ampliamente su función para la burguesía estadounidense y representan un innegable éxito político para ella.

¿Qué denuncian los grupos comunistas?

¿Cuáles han sido las tomas de posición de los principales grupos del campo proletario frente a este acontecimiento y esta intensa campaña ideológica? Una de las piedras angulares de la Izquierda Comunista es su denuncia de las elecciones y del parlamentarismo, del mito esencial de la democracia, en la cual esta corriente política (siguiendo a Lenin y la Tercera Internacional) ve la máscara detrás de la cual se afirma la dictadura de la burguesía.

Acerca de la elección de Barak Obama a la presidencia de la primera potencia mundial, los grupos que se reivindican de esta tradición de la Izquierda comunista de manera global han destacado las posiciones justas y adecuadas. Nuestra fracción quiere, primero, subrayar que grupos como el PCI (“Le Proletaire”) o como el BIPR (del que hemos encontrado una toma de posición sobre estas elecciones sólo en lengua italiana en su sitio Internet), al igual que la CCI, han resaltado la obscena batalla mediática alrededor de la elección del señor Obama como 44º presidente de los Estados Unidos.

Tanto los unos como los otros han sabido destacar la idea fundamental según la cual, cualquiera que sea la persona destinada a ocupar el puesto, la primera cosa que define la política que será llevada a cabo consistirá en defender los intereses de la burguesía nacional. Y por ello, dada la situación, tendrá que continuar ayudando a los sectores de la economía en dificultades debido al acceso de crisis y, por tanto, continuar y reforzar los ataques contra la clase obrera -en primer lugar- y contra el conjunto de la población.

Esta defensa de los intereses nacionales pasa por dos ejes esenciales que los grupos en cuestión han sabido reconocer y destacar. La preparación guerrera; la defensa del papel de primera potencia imperialista mundial, por un lado, y por el otro, las medidas económicas que agravarán las condiciones de trabajo y de vida de nuestra clase.

Bajo un título sin ninguna ambigüedad(1), los camaradas del PCI –Le Proletaire, escriben, especialmente, lo que sigue:

La situación internacional cada vez más tensa obligará a Barak Obama, como a sus predecesores, a defender los intereses imperialistas por medio de la gigantesca máquina militar de los Estados Unidos -¡incluso ya antes de su elección había criticado a Bush por la insuficiencia de su esfuerzo de guerra en Afganistán!. Los choques entre potencias capitalistas están destinados a agravarse en las diferentes partes del mundo: en Medio Oriente evidentemente, pero también en África, en Asia y en las zonas petroleras del Cáucaso, tal como lo hemos visto este verano. Y en Europa también, cuna histórica del capitalismo y foco de las guerras interimperialistas, donde se acumulan los factores de crisis y de tensiones.” (Texto disponible en el sitio Internet del PCI).

Respecto a la situación que espera a la clase obrera en los Estados Unidos, después del opio electoral, el PCI continúa:

¡La ilusión electoral, ese potente medio de defensa del orden establecido, ha funcionado así perfectamente! Millones de proletarios, negros, blancos, hispanos y otros, han creído que era posible cambiar por lo menos un poco su situación mediante la vía electoral, democrática, pacífica y legalista. Han creído que el día del voto todos los individuos eran iguales y que la política del Estado estaba determinada por el número de votos obtenidos por tal o cual candidato.” (Ídem)

Pues:

Ya sean de izquierda o de derecha, socialistas o conservadores, demócratas o republicanos, los gobiernos burgueses sólo se movilizan para defender los intereses capitalistas.” (Ídem).

Las cosas son dichas claramente y lo que está en juego para nuestra clase está planteado. El PCI cumple su función de propaganda.

Los camaradas del BIPR, hasta donde hemos podido ver, se contentan con una toma de posición en lengua italiana, por la voz de su periódico Battaglia Comunista. Hay que lamentar que estos camaradas no hayan juzgado bueno dar una versión al menos en inglés sobre el tema, sin embargo, hay que decir que esta toma de posición es perfectamente justa.

El título de esta toma de posición anuncia ya el eje de lo que va a seguir; el de la profundización de la crisis económica: “Obama gana y la crisis avanza” (Vince Obama e avanza la crisi. BC del 12 de noviembre de 2008, traducción nuestra).

Esta verdad primera desemboca en un artículo esencialmente centrado sobre el desarrollo de la crisis económica que, como lo dice el subtítulo concluye que “no existe margen para las promesas electorales sin ataques contra el proletariado”. (Non ci sono margini per le promesse elettorali se non attaccando il proletariato. Idem).

Al final del artículo, sin embargo, se afirman claramente los dos imperativos a los cuales está sometido el Estado capitalista de los Estados Unidos, como todos los otros: hacer frente, a la vez, a la necesaria preparación guerrera y, a la vez, a una clase obrera cuyas condiciones de vida van a ser aún más golpeadas:

Los recursos que Obama puede utilizar serán destinados en cada caso a apoyar al gran capital, en tanto que tiempos aún más sombríos esperan a los millones de proletarios americanos, cada vez más arrojados al abismo de la pobreza más obscura.

Todo esto en un marco internacional que verá a los Estados Unidos inevitablemente conducidos a enfrentar adversarios imperialistas cada vez menos dispuestos a aceptar pasivamente la potencia absoluta del dólar, alimentando así los impulsos hacia la guerra.” (ídem).

Nuevamente aquí, además de denunciar el circo electoral, los camaradas destacan con justeza la perspectiva de doble filo en la cual está encerrado el mundo capitalista, y el conjunto de la sociedad con él. El Estado norteamericano, como todos los Estados capitalistas, se ve hoy confrontado al doble imperativo de marchar resueltamente hacia la guerra mundial y al mismo tiempo de atacar a la clase obrera.

En cuanto a la CCI, ésta parece darle mayor eco a estos hechos y, por ejemplo, publica artículos en varios idiomas a propósito de las elecciones de los Estados Unidos. Hay que creer que, a pesar de su inexorable deriva oportunista, mantiene algunos reflejos y nos da gusto.

En un artículo de la prensa de la sección de la CCI en los Estados Unidos (Internationalism Nº 148, octubre 2008-enero 2009) se puede leer una toma de posición perfectamente correcta y que subraya, incluso, los dos ejes esenciales en los cuales la burguesía se debate:

Obama ha prometido el cambio, pero esta promesa es sólo una ilusión. Toda esta campaña no ha sido más que una mentira hipócrita, que se ha aprovechado de las esperanzas de una población, y sobre todo de una clase obrera terriblemente afectada por la miseria y la guerra.

Los verdaderos ganadores de estas elecciones no son los “José el plomero”, símbolo del “americano promedio”, ni los afroamericanos que forman parte de la clase obrera americana, sino la burguesía americana y sus representantes. Es claro que los mismos ataques incesantes van a continuar abatiéndose sobre los obreros. La miseria también seguirá agravándose inexorablemente. Obama no ha sido tampoco un candidato de la “paz”. Su crítica esencial hacia Bush es sobre el hundimiento en Irak y sobre su política que ha dejado al imperialismo americano incapaz de responder de forma apropiada a los desafíos planteados a su dominio. Obama prevé enviar más tropas a Afganistán y ha declarado claramente que los Estados Unidos deberán estar listos para responder militarmente a cualquier amenaza contra sus intereses imperialistas. Sin contar que ha sido fuertemente crítico en relación a la incapacidad de la administración Bush para responder al nivel requerido a la invasión de Georgia por Rusia del verano pasado. ¡Ese es el campeón de la paz!”.

Más adelante, en esee mismo artículo, la CCI afirma incluso que:

No hay pues nada que esperar para la clase obrera de esta llegada al poder de Obama. Para la clase dominante, en cambio, esta elección representa un éxito más allá de sus sueños más disparatados.”

O también que:

La euforia postelectoral –tal como los bailes en la calles para saludar la victoria de Obama– es un testimonio de la extensión de la victoria política de la burguesía. El impacto de esta elección es comparable a la victoria ideológica que ha aparecido inmediatamente después del 11 de septiembre de 2001.”

Notemos que la CCI juzga estas elecciones y el escándalo al cual han dado lugar como una victoria política de la burguesía de los Estados Unidos. Volveremos sobre esta cuestión más adelante, a propósito de otros juicios por parte de la CCI y respecto también del mito electoral hace algunos años a propósito de la elección de G. W. Bush para su segundo mandato.

En otro artículo, publicado en Revolution International Nº 396 de diciembre de 2008 titulado “Obama, presidente de los Estados Unidos: es siempre la burguesía la que gana las elecciones” se defiende el mismo tipo de posición.

Después de haber constatado, con razón, el éxito de la mistificación electoral: “Esta elección ha logrado levantar una enorme ola de esperanza de cambio de sus condiciones de vida miserables a millones de explotados y oprimidos gracias a una gigantesca operación publicitaria alabando el milagro de “la unión nacional”, tan querida por la burguesía”, así como el control político la burguesía americana, el articulo continúa relativizando correctamente la medida de este éxito político frente a la realidad de la crisis económica y de sus consecuencias económicas e imperialistas: “La “loca esperanza” suscitada por “el efecto Obama” no puede llevar más que a una muy rápida y terrible desilusión. Con el efecto bumerang de los ataques, las quiebras, el desempleo, la miseria, la continuación de la política guerrera, la recesión y el endeudamiento que tocan a la puerta, el retorno a la realidad será duro.”

Parece, pues, a primera vista, que las tres corrientes principales de la Izquierda comunista se encuentran sobre un análisis globalmente idéntico, no solamente sobre el papel y la función del circo electoral -que es lo menos que se puede esperar de esta tendencia política- sino también sobre lo que está en juego actualmente para el mundo capitalista y las contradicciones en las cuales se encuentra: la preparación guerrera y el aumento de la lucha de clases frente a la agravación brutal de la crisis económica.

La ambigüedad de la denuncia de la CCI

Tras esta convergencia de tomas de posición, hay sin embargo matices que revelan divergencias -y sobre todo dinámicas diferentes por parte de estos grupos- en cuanto al análisis, y por tanto en cuanto a las perspectivas que trazan de la situación. El PCI y el BIPR, en este caso Battaglia Comunista, fundamentan sus tomas de posición respectivas sobre un análisis coherente con sus tomas de posición anteriores y su comprensión teórica, lo que le permite asentar sólidamente su posición –si bien nosotros podemos tener divergencias sobre tal o cual aspecto debido, sobre todo en cuanto a Le Proletaire, a las diferencias programáticas.

No sucede lo mismo con la toma de posición de la CCI, la cual está en completa oposición con el análisis que hizo sobre la reelección de Bush en 2004, para quien, según la CCI de entonces, “el mantenimiento (…) del poder se había vuelto imposible” (Internationalism Nº 132, diciembre 2004) lo que volvía a su rival demócrata Kerry el candidato de la burguesía estadounidense, quien normalmente debería haber sido el elegido. Inevitablemente, su toma de posición actual se encuentra fuertemente debilitada en la medida en que no nos explica cómo “las motivaciones electorales de una mayoría de electores americanos [no] han estado determinadas [ahora] por factores que apelan a todo, menos a la razón y la lucidez” (ídem), contrariamente a 2004, ni tampoco cómo la burguesía estadounidense ha podido invertir una situación en la cual “la irracionalidad, producto del temor y la impotencia, ha dominado estas elecciones” de 2004 (Revolution International No. 352). En resumen, ¿cómo la burguesía estadounidense gangrenada por la “Descomposición” ha podido reaccionar, cuando incluso el equipo Bush en el poder era completamente inadecuado, hasta el punto de presentar un balance catastrófico hoy, siempre según la propia CCI?

La debilidad de su toma de posición actual, debido a la contradicción manifiesta con el análisis anterior sobre las elecciones de 2000 y de 2004, abre la puerta a tomas de posición falsas y peligrosas actualmente.

En primer lugar, la afirmación actual según la cual “ésta ha permitido ante todo recredibilizar el juego electoral y el retorno al escenario de la mistificación 'democrática' con el fin de enmascarar provisionalmente la quiebra del capitalismo, para los Estados Unidos, como para el mundo entero”, que esta elección “ha permitido revalorizar la vieja fachada del electoralismo y del mito democrático, que había sido puesta en dificultades desde 2000 y que había conducido a un sentimiento de desencanto en relación al 'sistema' en mucha gente.” (Internationalism Nº 148, 2008) reintroduce la idea de que la burguesía estadounidense había perdido todo el control y dominio de su juego político desde la primera elección de Bush(2) y que el mito democrático había quedado particularmente debilitado. Y ello le impide comprender, por el contrario, la fuerza y el juego político de la burguesía estadounidense, ni en su política frente al proletariado, ni en su marcha hacia la guerra imperialista… desde 2001. Es lo que, en cambio, sobre la base de las posiciones originales de la CCI, nos habíamos permitido recordarles entonces a los militantes de la CCI en nuestro boletín 30(3) y lo que permite hoy comprender y explicar el éxito político que constituye para la burguesía estadounidense la elección de Obama.

En segundo lugar, y sin duda más grave aún, la toma de posición actual de la CCI, según la cual “con la victoria de Obama, sobre todo había que “borrar” la imagen catastrófica de los Estados Unidos luego de los ocho años Bush (calificado como el peor presidente conocido en la historia de los Estados Unidos) (RI No. 396), es decir, que la política imperialista llevada a cabo por Bush no correspondía a los intereses del capitalismo estadounidense, participa en fortalecer dos mistificaciones, dos temas de propaganda, particularmente peligrosos para el proletariado y que la burguesía se ha encargado de martillar: por una parte, que la política de Obama podría ser “diferente”, más “pacifista”, más respetuosa de los “derechos del hombre”, menos agresiva, en el plano imperialista; y por otra parte, que las acciones guerreras de Bush, supuestamente dictadas por su irracionalidad y su inadecuación, no correspondían a un proceso inexorable del capitalismo mundial hacia la guerra imperialista generalizada. En lugar de aportar crédito a las mentiras de la burguesía, los revolucionarios tienen el deber de afirmar que la política llevada a cabo por Bush era LA política necesaria de la burguesía de los EUA. Que es este mismo tipo de política la que llevará a cabo Obama. Es lo que hacen claramente los artículos de Proletaire y Battaglia Comunista. En este sentido, se puede afirmar sin temor a equivocarse que Bush -y su equipo- ha sido “the right man in the right place” (el hombre correcto en el lugar correcto”, el más apto para lo que se requería) desde el punto de vista de la burguesía. Los ataques contra la clase obrera, las acciones guerreras que ha conducido eran exactamente las políticas que la burguesía de los Estados Unidos debían llevar a cabo. Y Obama continuará en esta misma dirección.

Pero la CCI actual difícilmente puede regresar sobre su análisis de las elecciones de 2000 y 2004 –y sobre otras tomas de posición también falsas y peligrosas- y esto debilita considerablemente su toma de posición actual. En efecto hay un marco “teórico”, una postura “teórica”, que fundamenta estas tomas de posición contradictorias, falsas y peligrosas: su concepción sobre la pretendida fase de “Descomposición” en la cual dicha descomposición sería permanente y definitiva y se ejercería cada vez más fuertemente sobre el conjunto de la sociedad, en particular sobre la clase obrera. Es ésta la que explicaría las dos selecciones de Bush y la supuesta incapacidad de la burguesía estadounidense para controlar su “circo electoral”:

“Como la descomposición sigue acelerándose, la clase dominante americana se une a otras naciones capitalistas como Francia en sus dificultades para controlar el circo electoral” (Internationalism Nº 132). Es también la descomposición la que explicaría que “la América profunda, los sectores rurales, sumidos bajo los efectos de la crisis en la miseria creciente, la desmoralización y la ausencia de toda perspectiva, han sido particularmente permeables a estos temas místicos, permitiendo satanizar al extranjero (¡el musulmán fanático!) como responsable de todos los males”. (ídem).

Pero ¿cuestionar esta visión de la fase actual de “Descomposición”? ¿no sería como cuestionar su dogma? Los retos políticos internos de esta organización serían entonces enormes: Habría que cuestionar las posiciones políticas que han aparecido desde, por lo menos, 2001:

- El abandono de la alternativa histórica de guerra o revolución (15 Congreso de la CCI, 2003);

- el abandono del fundamento de la decadencia, el ciclo crisis-guerra-reconstrucción (16 Congreso de la CCI, 2005);

- el rechazo del peligro de guerra imperialista generalizada (16 Congreso de la CCI) a cambio de un supuesto apocalipsis ecológico (17 Congreso, 2007);

- el rechazo de las teorías derrotistas sobre el peso de la descomposición sobre el proletariado;

- el rechazo del supuesto peligro permanente de clanismo sobre el funcionamiento de las organizaciones comunistas –y que pasa por rechazar la justificación ideológica de nuestra exclusión y poniendo y el cuestionamiento de la validez del combate con miras a eliminar nuestra fracción y sus militantes-, etc.

Sin embargo, es por esta vía que los militantes de la CCI aún fieles a las posiciones de nuestra organización, deben comprometerse si quieren sinceramente que su organización se desprenda de las ilusiones y mistificaciones burguesas en las cuales cae cada vez más; para que se susme, sólidamente, sobre un terreno firme, a nuestra fracción y las otras organizaciones de la Izquierda comunista en la defensa clara de los intereses del proletariado frente a este tipo de sucesos.

Seamos claros: tal como no hemos dejado de repetirlo desde nuestra exclusión de la CCI en marzo de 2002, no decimos a estos militantes, si los hay, que abandonen la CCI. Continuamos, por el contrario, llamándoles a asumir el debate, y por tanto el combate político, dentro de la CCI con el fin, ya sea de recuperar a la organización a sus posiciones originales y a sus responsabilidades históricas actuales, ya sea de asumir una actividad minoritaria en su interior con el fin de que haya la mayor clarificación política posible. En ambos casos, si bien la primera solución es la más deseable, aunque actualmente la más improbable, llamamos a estos camaradas a tomar contacto con nuestra fracción.

Es lo más abierta y públicamente posible que este debate y combate deberían llevarse a cabo, es decir frente al proletariado, frente al campo proletario, con el fin de que este último como un todo salga lo más fortalecido y unido posible. En un período en el que la crisis y las guerras se vuelven cada vez más agudas, en el que la presión de la ideología de la burguesía sobre los proletarios se multiplicará, y en el que los retos de clases se volverán igualmente agudos, el proletariado internacional tiene una necesidad urgente de que sus minorías políticas de vanguardia sean lo más claras posible y hablen con una sola voz, lo más unida y coherente posible.

La Fracción, 20 de diciembre de 2008.


Notas:

1. Barak Obama, nuevo portavoz de los intereses de la clase dominante americana”. El subtítulo es, además, un claro llamado a la clase obrera de Estados Unidos para que abandone lo más rápidamente posible sus ilusiones sobre la llegada al poder de un hombre presentado como más favorable a sus intereses. Tal subtítulo dice: “Al renovar con sus grandes tradiciones de lucha, el proletariado americano deberá combatir la futura política de sangre y lágrimas de la presidencia Obama”. Texto disponible en el sitio Internet del PCI.

2. “A pesar de la fuerte participación y la actitud responsable de Kerry, la mistificación democrática ha sufrido nuevamente un serio retroceso para la burguesía. Entre amplios sectores de la población, la campaña del 'no importa quién excepto Bush” se ha vuelto una verdadera cruzada, una ocasión para corregir un serio error en la historia política americana (...). El fracaso de la campaña de los medios de difusión burgueses para modificar la división del trabajo político en favor de los demócratas ha provocado una frustración ampliamente extendida, incluso depresiones, sobre cómo tal movimiento democrático podía haber fracasado en desalojar a un presidente impopular” (Internationalism 132, diciembre 2004).

3. “¿Cómo es posible que no vean [los militantes de la CCI] por el contrario que estas elecciones han sido un éxito importante para la burguesía estadounidense? Que la mistificación democrática y electoral ha salido fortalecida y credibilizada. Que la política imperialista estadounidense ha salido reafirmada y lanzada a la cara de los rivales imperialistas como un desafío. ¿Cómo no pueden ver que el hecho de que la 'América profunda, los sectores rurales, sometidos por los efectos de la crisis a la miseria creciente, a la desmoralización y a la ausencia total de perspectivas han sido particularmente permeables a esos temas místicos, que permiten diabolizar al extranjero (el musulmán fanático) como el responsable de todos los males' (Revolution Internationale), significa que ésta ha sido particularmente sensible al lenguaje nacionalista y guerrero?.¿Cómo no pueden ver que el hecho de que otra franja importante de la población estadounidense haya sido particularmente sensible, antes, y sin duda aún más ahora luego de las elecciones, a los temas 'antiguerra', pacifistas, democráticos, 'de izquierda', participa en la creación de las mejores condiciones para la instauración de un movimiento pacifista de izquierda, es decir sobre temas y en un terreno burgueses? ¿Cómo no pueden ver que estos dos fenómenos constituyen precisamente la instauración de un dispositivo político del cual tiene necesidad el aparato de Estado de la burguesía estadounidense para comprometerse de manera aún más decidida y determinada en su política imperialista y guerrera? ¿No tenemos aquí precisamente las condiciones políticas clásicas de una falsa oposición guerra o pacifismo para tratar de arrastrar al conjunto de la población, y particularmente a la clase obrera estadounidense? Excepto que se crea que el pacifismo burgués, incluso radical, el mismo que va a desarrollarse con el resultado de estas elecciones, no sea el arma principal de la burguesía para conducir a la clase obrera al terreno de la guerra imperialista, detrás del Estado burgués... Otra puerta oportunista que se abre en relación al internacionalismo proletario”. (Boletín 30, marzo 2005).


Boletín Comunista 45 - FICCI