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El campo proletario y la crisis económica actual
Revista de prensa
¿Cómo analizan la crisis económica las principales organizaciones de
la Izquierda comunista?

Entre la algarabía mediática que predomina desde hace varios meses, no es fácil ubicar precisamente la gravedad de la situación económica del capitalismo.

Mentiras sobre la realidad de la crisis económica, disimulo sobre su amplitud, distracción de los verdaderos retos contenidos en la situación actual, tales son los rodeos mediante los cuales toda la clase dominante busca desviar la atención de las poblaciones, la de los obreros en particular, respecto a la gravedad del período presente. Todo ello tiene solamente un objetivo: cercenar la cólera en aumento, impedir la reflexión y la toma de conciencia obrera, verdaderos motores de una inevitable confrontación decisiva entre las clases.

El análisis que son llevados a desarrollar los revolucionarios es tanto más precioso para la clase obrera por cuanto constituye el primer escudo contra el ruido ensordecedor de los periódicos burgueses. A pesar de su débil eco, es, históricamente, el alimento principal para una comprensión y una reflexión profunda, una herramienta en el armamento político del proletariado.

Crisis en el corazón de la producción

La prensa revolucionaria(1) es la única en haber puesto en evidencia que la crisis actual no tiene nada de “coyuntural” o episódico; que no es sólo “un mal momento que pasará de cualquier modo”.

No, la crisis de las “subprimas”, la de la esfera financiera, luego la de la caída de los valores de la bolsa, o la del petróleo, no han sido fenómenos aislados, sin ligazón los unos con los otros, como se ha buscado convencernos. No son más que espasmos sucesivos que revelan una sola y única crisis del sistema capitalista agonizante.

No estamos, pues, en una situación donde se pasaría de un sector enfermo a otro, sin ninguna relación entre ellos, sino más bien en una espiral sin fin, en la que todos los elementos amplifican y aceleran la marcha inexorable del sistema capitalista en su agonía.

Los economistas de la clase dominante hacen grandes esfuerzos para demostrarnos que las diferentes fases de esta crisis, cuyos orígenes fijan en el mejor de los casos, a principios de 2007, se han desarrollado con total independencia unos de los otros, con la voluntad evidente de ocultar, a los ojos de los proletarios en particular, la gravedad de la situación y las consecuencias venideras sobre las condiciones de vida, los salarios y las condiciones de trabajo de estos mismos proletarios.

Contra ello, la prensa revolucionaria ha mostrado cómo estas diversas manifestaciones, eslabones reveladores de una crisis más general y profunda del sistema capitalista, estaban estrechamente imbricadas por una parte, pero sobre todo que los tradicionales paliativos utilizados por la burguesía para conjurar el mal, quedarían en adelante sin efecto.

El párrafo siguiente es de la CWO, órgano en Gran Bretaña del BIPR que, en su prensa, aporta regularmente una importante contribución a la comprensión de la naturaleza de la crisis económica actual:

Es pues evidente, -como ya lo habíamos previsto- que la política consistente en inundar el mercado de liquidez, seguida hasta ahora por la FED y los otros principales bancos centrales del mundo ha fracasado. Si bien, por un lado, el hundimiento del sistema financiero ha sido evitado, por otro lado, lejos de estimular la recuperación de la llamada economía real, ello ha inducido el paso de la especulación financiera del mercado obligatorio de la deuda a los mercados de materias primas y productos de primera necesidad. Uno puede hacerse una idea de la extensión del fenómeno observando al sector petrolero, en el que por cada barril real de petróleo intercambiado, doscientos barriles son comprados y vendidos en transacciones de papel. Esta demanda ficticia, que de cualquier forma se agrega a la demanda real condujo al aumento de precio, y aunque éste no refleje la relación real entre la oferta y la demanda, todo el petróleo vendido –ya sea en transacciones de papel o real- es vendido a este precio. Y así, vemos este fenómeno paradójico de la estanflación en el cual los precios suben aun cuando la economía se estanca.

Por lo menos la mitad del aumento masivo de precios del petróleo en los últimos meses es debido a este género de maniobras. Y es lo mismo en cuanto a los precios de las materias primas agrícolas, como los cereales. Un ejemplo típico: una tonelada de arroz que costaba 365 dólares a principios de 2008, cuesta ahora alrededor de 760 dólares. ¡Exactamente el doble, y esto es apenas el principio!

Este reparto perpetuo de la producción de capital ficticio con el objetivo de apropiarse de manera parasitaria del plusvalor –aunque en teoría debería por lo menos ser necesario contenerle en un marco más reducido- es la prueba más clara de que es ahora intrínseco al proceso mismo de acumulación del capital y es por tanto inseparable de él.” (Revolutionary perpspectives nº 46 “The Economic Crisis is Structural, Deep-Seated and World Wide”. Traducido por la fracción).

Y, añadimos, es en el corazón de la producción que esta crisis tiene su fuente. Es a partir del centro vital del capitalismo, en el sistema productivo, donde se sitúa el desplome y es a partir de la producción que se va a desencadenar un hundimiento en cascada.

El periódico Le Proletaire nº 488 (marzo-abril 2008) en su artículo “Crisis económica capitalista y lucha de clases” ilustra bien el proceso que se despliega ante nuestros ojos. Después de un pasaje donde comenta la crisis “inmobiliaria” y “financiera”, y después de haber puesto en un marco marxista la comprensión que debe imponerse con relación a tales episodios, Le Proletaire muestra y afirma: “Sin embargo, la mayor pérdida… no ha sido registrada por un banco, sino por General Motors… en otro tiempo el símbolo de toda la potencia industrial de los Estados Unidos… Esto demuestra que la crisis no se limita al sector financiero y bursátil.”

¿Qué salida a la crisis del capitalismo?

La CCI tiene el mérito de plantear, en dos artículos (Revolution Internationale 390 y 391) una cuestión fundamental: “¿Existe una salida a la crisis?”. Constata justamente que “la capacidad del Estado capitalista para ‘acompañar’ a la crisis mediante paliativos se ha debilitado”, que “la nueva caída que se anuncia será, como consecuencia, aun más brutal y más abrupta que las anteriores.” Señala igualmente de manera justa las consecuencias futuras de los sobresaltos para las condiciones de vida del proletariado: “los ataques contra el proletariado y la humanidad entera van a ser aun más crueles y destructivos: proliferación de guerras imperialistas, ataques sobre los salarios, aumento del desempleo y la pobreza, multiplicación de la miseria.”

Cada quien a su manera, con más o menos insistencia o precisión, los otros grupos del capo proletario delinean esta “respuesta”: la guerra, que arriesga aportar la burguesía ante la situación, si el proletariado no interviene rompiendo el ciclo infernal en el cual ha entrado el capitalismo.

De entrada, Le Proletaire nº 48 (ya citado) es explícito:

No todos los capitalistas pueden salvarse de la crisis; ésta solamente puede ser superada mediante la eliminación de los más débiles y el reforzamiento de los más fuertes. Esto es verdad para las empresas y los capitalistas “individuales”, pero lo es también para los Estado capitalistas: la crisis económica, que se traduce en destrucción de capitales y liquidación de empresas, conlleva también en su estela rivalidades, enfrentamientos y guerras interestatales.”

En cuanto a Revolutionary Perspectives, y para seguir con el mismo artículo ya citado, afirma:

La crisis es pues estructural, y en la medida en que la principal potencia del mundo se encuentra en su epicentro, está destinada a volverse más extensa y más aguda que todo lo que ha tenido lugar hasta ahora. El capitalismo ya ha vivido la experiencia de crisis similares a finales de los años 1880 y a principios de los años 1900, y nuevamente a finales de los años 20 del siglo pasado. Y si bien las armas eran menos potentes hubo ya tantas devastaciones, hambre y sangre vertidas en todos estos períodos como para evocar las palabras '¡Ya nunca jamás!' Y una vez más se confirma que la barbarie no puede ser detenida sin poner fin al capitalismo.” (Revolutionary perpspectives nº 46 “The Economic Crisis is Structural, Deep-Seated and World Wide”. Traducido del inglés por la fracción).

Más allá de los reajustes estrictamente económicos, es precisamente la marcha forzada hacia la guerra imperialista generalizada la que constituye, desde el punto de vista del capitalismo, la única respuesta posible. En otros términos, el ciclo “crisis-guerra-reconstrucción” sigue siendo completamente de actualidad y la alternativa para el conjunto de la sociedad sigue siendo y se vuelve más que nunca: guerra imperialista mundial o revolución proletaria.

Un aspecto merece ser señalado a la vista de la serie de artículos a los cuales nos hemos referido. Es el de que, si bien todos los grupos ven la crisis económica, su naturaleza profunda y su gravedad, solamente la CCI, atada a su “teoría del caos” (de la cual busca librarse periódicamente) incompatible con la perspectiva guerrera como única salida capitalista a la crisis, no tiene nada claro que decir a la clase obrera.

Esto muestra que no es suficiente tener un análisis puntualmente justo de la situación, en este caso de la crisis económica; hace falta también y sobre todo tener perspectivas justas para proponer a la clase obrera, y un marco marxista para ello. Este marco es el de la alternativa histórica actual.

A falta de ello, no se puede más que empujar a la clase en la confusión, hacia la desmoralización y por ende, en los brazos de la burguesía.

Agosto 2008.


Notas:

1 Nos referimos aquí a la prensa de las principales organizaciones de la Izquierda comunista: el BIPR, Le Prolétaire, la CCI...


Boletín Comunista 44 - FICCI