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DEBATE EN EL CAMPO PROLETARIO
Correspondencia con los CIM (Canadá)

Publicamos a continuación un intercambio de correspondencia entre los Comunistas Internacionalistas de Montreal (CIM) y nuestra Fracción. Hemos integrado lo más que ha sido posible a los camaradas de Montreal a los trabajos de nuestra “Reunión general” del pasado invierno durante la cual nuestra fracción adoptó una Resolución de actividades (ver Boletín comunista Nº 43). Hemos invitado a los camaradas a discutir y a pronunciarse sobre este documento que, para nosotros, podría constituir también un marco de actividades para los elementos o grupos que se aproximan a las posiciones de la Izquierda comunista. Es a partir de esta discusión sobre nuestro documento, que se ha desarrollado la correspondencia que presentamos, y que evidentemente continúa desarrollándose entre nosotros.


Carta de los camaradas del CIM del 10 de abril de 2008

Queridos camaradas,

[...]

Hemos estudiado las resoluciones de la FICCI. Encontramos que el texto pone mucho énfasis sobre la necesidad del Partido, de la organización y la clarificación del programa comunista; sobre el combate contra el oportunismo, puntos con los cuales estamos totalmente de acuerdo

Nos gustaria tener más precisiones sobre lo que ustedes entienden por consejismo, no está claro. Para nosotros, históricamente el consejismo es la lucha por la instauración de consejos o soviets omitiendo la construcción del partido, ya sea porque éste se haya en retraso con relación a la clase, ya sea porque la clase está entrampada en una perspectiva antipartido. Si el término consejismo difiere de esto para ustedes, habría que definirlo en primer lugar.

Por otro lado, la resolución vuelve sobre la importancia del BIPR en tanto que polo de reagrupamiento. Estamos de acuerdo al respecto y pensamos que la propuesta de un volante común para el 1º de mayo entre la FICCI y el BIPR puede ser un pequeño paso en “el combate por el reagrupamiento –en el sentido histórico del término- de las fuerzas comunistas”.

Una resolución pone también el acento sobre el hecho de que “la clase revolucionaria está lejos de haber sido derrotada, ni física ni ideológicamente”. Ponemos aquí un bemol cuando ustedes dicen que la clase revolucionaria, es decir, el proletariado, no se encuentra derrotada ideológicamente. El proletariado, en tanto que clase consciente, no existe en el presente. Está completamente dominado por el economismo. Para nosotros, parece haber un exceso de optimismo en esta resolución al igual que en sus análisis sobre las luchas obreras actuales. La idea misma del partido de clase internacionalista no se encuentra presente o es marginal en el interior de las luchas actualmente.

En el interior del campo proletario, el impulso a la discusión entre los grupos de la Izquierda comunista (IC), debería ser la primera etapa hacia el reagrupamiento en un polo. Debemos crear una dinámica de discusión entre los individuos y los grupos que tienen la voluntad de debatir. El “boletín de discusión e información internacional” ofrecerá esta posibilidad.

Un último punto cuando dicen: “esto no quiere decir que ignoremos el necesario fortalecimiento numérico de las organizaciones ya existentes, incluso de nuestra fracción, mediante la integración de nuevos militantes”. Encontramos este punto importante, habida cuenta el número microscópico de militantes de la IC y del promedio de edad también. Estudiaremos este punto en el futuro para ver qué podemos hacer por nuestra parte para los CIM.

En los próximos meses, nuestro trabajo de grupo se concentrará en la constitucion de una plataforma. Esto no es con una óptica de un repliegue sobre nosotros mismos, sino más bien de una formación ideológica con miras a una mayor homogenización política del grupo. Esto es también necesario para que nuestras intervenciones en la clase sean hechas con una real perspectiva revolucionaria internacionalista. Por último, contrariamente a lo que creíamos el año pasado, no tenemos los conocimientos técnicos y sobre todo el tiempo como para poner en marcha una página web ya sea para los CIM o para el boletín. Deseamos concentrar nuestro tiempo en la constitución de una plataforma, para no poner la carreta delante de los bueyes.

Saludos fraternales,
Steve por los CIM.


Nuestra respuesta del 19 de mayo de 2008

París, 19 de mayo de 2008.

La Fracción interna de la CCI a los Comunistas internacionalistas de Montreal,
Queridos camaradas,

Hemos leído su toma de posición sobre la resolución de actividades que nuestra fracción ha adoptado en enero pasado. Desde el inicio de nuestra discusión interna, teníamos la ambición de trazar perspectivas y orientaciones válidas no solamente para nuestra fracción, sino también y sobre todo, para el conjunto del campo proletario. Es con este espíritu que hemos llevado a cabo nuestra discusión interna. Es con este espíritu que hemos concebido, discutido, enmendado, y adoptado esta resolución. Es con este espíritu que hemos enviado a ustedes, que sin duda son “los más próximos” a nuestras posiciones actualmente, el documento sin esperar a su publicación en nuestro boletín y que les hemos solicitado sus comentarios.

Constatamos que es con el mismo estado de espíritu, la misma preocupación, que ustedes han leído, discutido y adoptado una posición que se inscribe globalmente en el marco político, las perspectivas y las orientaciones planteadas. Hacemos notar que los acuerdos que manifiestan sobre el documento, abarcan, en grandes líneas, sobre las perspectivas generales de la situación histórica actual y sobre las orientaciones principales de actividades y de intervención para los comunistas que se plantean. Nos volveremos al respecto aquí. ¿Este documento puede también servirles, en lo esencial, como texto de referencia para su propia actividad? ¿Pueden reconocerse en este amrco de análisis? ¿Pueden inscribirse en estas orientaciones de actividades? Si tal fuera el caso, habría cumplido una de lass funciones, sin duda la principal, que nosotros queríamos darle.

Todo indica en lo que han escrito que ello puede ser así. En particular su acuerdo y comprensión de que

en el interior del campo proletario, el impulso a la discusión entre los grupos de la Izquierda comunista (IC), debería ser la primera etapa hacia el reagrupamiento en un polo, (que) debemos crear una dinámica de discusión entre los individuos y los grupos que tienen la voluntad de debatir (y que) el “boletín de discusión e información internacional” ofrecerá esta posibilidad”, es la manifestación más evidente -aún si tenemos dificultades para poner en marcha concretamente este boletín.

Para nosotros y sobre la base de sus escritos y su postura política, esta resolución puede también ser, al menos parcialmente, al menos en sus grandes líneas, su resolución; puede proporcionarles un marco de referencia y orientación para sus actividades; y así participar en el fortalecimiento y desarrollo del CIM como grupo.

En la misma perspectiva, nos indican que han decidido elaborar una plataforma política que permita “asentar” la actividad de su grupo. Esto va en el mismo sentido y es incluso complementario con lo anterior. Desde el inicio de nuestras relaciones, y en particular durante nuestra visita, hemos apoyado todo lo que favorece y va en el sentido de una definición política por su parte y de la elaboración de una plataforma política. ¿Podemos participar en este proceso? ¿Podemos participar en sus discusiones, como lo hicimos durante su discusión de las plataformas del BIPR y de la CCI? Esta sería, además, una discusión que podría reproducirse en el boletín de discusión y que podría constituir su primer número.

Todo indica que debemos, y podemos, reforzar nuestros vínculos y nuestro trabajo en común. Ello es tanto más necesario por cuanto tenemos un campo proletario tan débil y disperso con el riesgo de que el aislamiento y la impotencia le hagan desaparecer. Sobre este tema, les habíamos propuesto planear una visita hace algunos meses. Ustedes respondieron que tal encuentro era entonces difícilmente realizable. Renovamos nuestra propuesta –para el otoño por ejemplo. O bien ¿No podrían ustedes -al menos un camarada- venir a Europa? Un encuentro físico nos permitiría no solamente impulsar una dinámica de debate y clarificación entre nosotros, sino también planificar y hacer avanzar concretamente un trabajo en común, como por ejemplo la cuestión del boletín de discusión.

Estas son, camaradas, antes de abordar las cuestiones y el desacuerdo que ustedes expresan, las reflexiones que su correo ha provocado en nuestra fracción.

El consejismo

Respecto al consejismo, no haremos aquí un largo desarrollo. Históricamente el consejismo está en ruptura con la corriente llamada “comunismo de consejos” que se desarrolló a partir de los años 1920, principalmente en Alemania. Por ejemplo, el “comunismo de consejos” reconocía la revolución rusa como una revolución proletaria y reconocía la necesidad y el papel del partido, como lo manifiesta la constitución del KAPD.

En cambio, el consejismo que se desarrolla realmente a partir de los años 1930, rechaza la experiencia de octubre 1917, a la que considera como una revolución burguesa, cuando no como un simple golpe de Estado de los bolcheviques, y rechaza toda organización política (puede haber graduaciones en el rechazo a la organización política). Desde entonces, se puede considerar que el consejismo, sobre todo estas últimas décadas, se ha convertido, como “corriente”, prácticamente en izquierdista. No desarrollaremos aquí sobre este último punto que, además, sigue siendo para nosotros una cuestión abierta, no zanjada.

Lo que es seguro, es que el consejismo actual, como manifestación moderna del economismo combatido por Lenin, representa un peligro mortal para el proletariado y sus minorías políticas, debido al rechazo, en el mejor de los casos a la simple subestimación, de la dimensión política del combate de clase y por tanto del combate, tanto a la vez teórico y político, particularmente entre las minorías revolucionarias, como práctico y concreto ante las luchas obreras en el combate por su dirección política. Tendremos sin duda la ocasión de volver a comentar al respecto. Solamente mencionemos aquí, que nosotros nos reivindicamos del combate de Lenin contra el economismo del ¿Qué hacer? Que sigue siendo una referencia y herramienta.

Sobre la evolución de la relación de fuerzas entre las clases

Queremos sobre todo tratar aquí el desacuerdo, importante según nosotros, que expresan respecto a nuestra apreciación presentada como “optimista” de las luchas obreras. De hecho, el debate que plantean se remite al método que los revolucionarios deben de emplear para analizar las situaciones históricas y las dinámicas de la lucha entre las clases. Es un viejo tema de desacuerdo en el interior del campo proletario, en particular entre la CCI de ayer, y Bataglia comunista, luego el BIPR. La resolución, dicen ustedes,

pone también el acento sobre el hecho de que 'la clase revolucionaria está lejos de haber sido derrotada, ni física ni ideológicamente'. Ponemos aquí un bemol cuando ustedes dicen que la clase revolucionaria, es decir, el proletariado, no se encuentra derrotada ideológicamente. El proletariado, en tanto que clase consciente, no existe en el presente. Está completamente dominado por el economismo. Para nosotros, parece haber un exceso de optimismo en esta resolución al igual que en sus análisis sobre las luchas obreras actuales. La idea misma del partido de clase internacionalista no se encuentra presente o es marginal en el interior de las luchas actualmente”.

Se trata de una cuestión amplia, que es difícil abordar como tal, de una sola vez, por lo que es conveniente primero evacuar las falsas cuestiones ligadas a la comprensión que unos y otros puedan tener sobre los términos utilizados. Intentemos, destacar de entrada algunos elementos de clarificación.

¿Qué entendemos por “el proletariado no está derrotado ideológicamente?”. Si uno se queda en un razonamiento de “negro o blanco”, se puede pensar que esto significa que “el proletariado es victorioso, o por lo menos 'realizado' ideológicamente”. Es decir, que tendríamos un proletariado que, armado de una conciencia de clase ampliamente extendida en sus filas –y por tanto con un partido consecuente- estaría a la ofensiva contra el capitalismo. Evidentemento esto no es así. Ustedes habrán notado que el párrafo siguiente de la resolución evoca dos dimensiones de la conciencia de clase: “Entre los elementos materiales, las fuerzas materiales, que van a participar en la evolución de la relación de fuerzas entre las clases, la principal de ellas resulta ser la de la conciencia de clase –conciencia de su misión histórica como clase revolucionaria y de su programa comunista- y de su extensión entre las grandes masas obreras”. Como lo recordamos en nuestro documento señalando “la influencia tan reducida” [del campo proletario, según nosotros el principal “depositario” de la conciencia de clase actualmente] en las grandes masas proletarias”, estamos muy… consientes de que la conciencia de clase está muy poco extendida entre las grandes masas del proletariado. Y, por tanto, que estas grandes masas estan ampliamente sometidas a la ideología burguesa.

Sin embargo, hace falta reflexionar en una cuestión: ¿acaso el proletariado está actualmente en la misma situación que a finales de los años 1930? ¿O también como en 1945? ¿O en los años 1950? ¿Acaso actualmente el proletariado adhiere a los ideales de la burguesía, tal como adhería al final de los años 1930 a los ideales antifascistas y democráticos, o a “la defensa de la patria socialista en la URSS”, al grado de aceptar los sacrificios y de participar activamente en la guerra imperialista? ¿No hay diferencias en la situación del proletariado, en la relación de fuerzas de éste y el capital, a todo lo largo de aquéllas interminables décadas de contrarrevolución y actualmente?

Cierto, sus grandes mases han estado siempre sometidas a la ideología y a las campañas mediáticas intensas –y aún esto con frecuencia no dura mucho, como se ve, por ejemplo, sobre la cuestión de la lucha contra el terrorismo. Pero no adhiere a estos temas ideológicos. ¿Qué es lo que prueba que no adhiere a estos ideales? Precisamente la realidad de las luchas obreras actuales, por limitadas que sean. Y sobre todo la dimensión política de estos combates de clase, por limitada que sea esta dimensión, que se manifiesta en el rechazo a los sacrificios económicos, y sobre todo por la expresión, por débil que sea, de no dejarse arrastrar por los sindicatos y los partidos de izquierda sobre los ideales burgueses.

La preparación de la guerra imperialista supone para el capitalismo el desarrollo de una economía de guerra en la que el proletariado, evidentemente, soporta el más pesado fardo. Así, es desde ahora luchando contra la austeridad como obstaculiza estos preparativos, y como demuestra que no está dispuesto a soportar los sacrificios aún más terribles que le exigiría la burguesía durante una guerra imperialista. Prácticamente, la lucha de clase, incluso por objetivos limitados, representa, para el proletariado, una ruptura de la solidaridad con “su” capital nacional, solidaridad que se le exige precisamente manifestar en la guerra. Ésta expresa igualmente una tendencia a la ruptura con los ideales burgueses como “la democracia”, “la legalidad”, “la patria”, el falso “socialismo”, por la defensa de los cuales se apelará a los obreros a hacerse masacrar y a masacrar a sus hermanos de clase. Ésta permite, en fin, que se desarrolle su unidad, condición indispensable de su capacidad para oponerse, a escala internacional, a los ajustes de cuentas entre los bandidos imperialistas” (El curso histórico. Tercer congreso de la CCI, 1979. Revista Internacional Nº 18).

Estos elementos, estos criterios, son extremadamente importantes para analizar la relación de fuerzas histórica entre las clases y para poder definir cuál es el curso –el curso histórico- o si se prefiere la dinámica de la lucha entre las clases actualmente y en el período futuro.

Los revolucionarios deben saber reconocer los diferentes momentos de la lucha histórica entre las clases. “En cambio, las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines...” (Carlos Marx. El 18 Brumario de Luis Bonaparte, cap. I).

No hay solamente una oleada revolucionaria en 1917- 1923 de un solo bloque, que no conoce más que una sola victoria y una sola derrota –lo que ya manifestaría la realidad de la existencia de un curso, o dinámica, histórica, ya que este curso, o dinámica, ha podido invertirse. Hay diferentes momentos y diferentes dinámicas en este período. Igualmente,, no hay un solo y único momento del periodo de contrarrevolución desde el fin de los años 1920 a los años 1960. Hay por lo menos tres momentos o tres fases importantes, en los años 1920-1930 de los cuales desgraciadamente revolucionarios como Trotsky, y luego otros en el interior mismo de la Izquierda italiana -la minoría de Bilan que se compromete en la guerra de España- no supieron reconocer su realidad y dinámica, lo que los empujó a errores gravísimos. Del mismo modo, en la actualidad prácticamente todas las corrientes de la Izquierda Comunista, incluida la corriente bordiguista, reconocen que hubo una ruptura a finales de los años 1960 en la dinámica de la lucha de clases. Y sin embargo todos reconocemos que la extensión de la conciencia de clase entre las grandes masas no ha permitido la constitución del partido de clase y nadie plantea la idea de que podríamos habernos encontrado en un período prerrevolucionario que habría manifestado una ofensiva del proletariado.

Desde 1968, hay un renuevo de las luchas obreras con diferentes fases, retrocesos y recuperaciones; es decir, con momentos de mayor combatividad y otros de menor combatividad, de momentos con expresiones –ciertamente aún limitadas- de avance de la conciencia de clase y de retroceso de ésta. Es claro que las campañas ideológicas contra el comunismo que acompañaron la desaparición del bloque del Este y de la URSS provocaron no solamente una menor voluntad de lucha, sino también un retroceso de la conciencia de clase en las grandes masas. La idea, por vaga y confusa que fuera, de otra sociedad y de la revolución, se desvaneció momentáneamente incluso entre las capas obreras que habían mantenido esta esperanza.

Desde 2001 (Argentina) hay de nuevo una reanudación -lenta y difícil- de las luchas obreras, de las cuales algunas tienden a ir más allá del simple economismo –esperamos que hablemos aquí de la misma cosa. Las diferentes tentativas de tomar el control, o de autorganización, reveladas no solamente por nosotros, sino también por el BIPR y varios grupos bordiguistas, al punto que estos han lanzado la consigna de autorganización en sus volantes, manifiestan la voluntad, por débil que sea, de disputar a los sindicatos la dirección de las luchas. Entramos aquí, por limitadas que sean estas repetidas experiencias, en una dimensión política del combate de clase que contradice la afirmación que ustedes hacen.

En fin, el último elemento de su crítica es el hecho de que la idea misma de partido no está presente en las luchas obreras. Cierto, esto es una manifestación de la debilidad de la extensión de la conciencia de clase en la clase. Pero ello no es suficiente para negar toda reanudación de las luchas, ni aún menos toda dinámica de desprendimiento de la ideología burguesa durante y mediante las luchas, por débil y difícil que esto sea.

Tales son camaradas, los primeros elementos de respuesta y reflexión –y de crítica- que queremos comunicarles. Esta cuestión es tanto más importante para las organizaciones comunistas por cuanto pretenden ser capaces de asumir eficazmente sus tareas de vanguardia política, de dirección política, en las luchas tanto nivel inmediato, como general, tanto a nivel de su intervención en las grandes masas de la clase obrera como entre las minorías revolucionarias. Equivocarse sobre la dinámica, o peor aún ignorar que pueda haber diferentes momentos, diferentes cursos, puede llevar a los comunistas, ya sea a encontrarse navegando al borde del río, mientras que deberían arrojarse al centro y al frente de la corriente, bajo riesgo de quedarse en la orilla, lejos de la oleada, ya sea a encontrarse enmedio del río a contracorriente, lo que sería aún más dramático y peligroso -pues uno puede agotarse y terminar ahogado.

Es claro que esta discusión es vasta y que abarca diferentes cuestiones tanto políticas como teóricas. Nos corresponde distinguir lo que se refiere a malos entendidos sobre la utilización de algunos conceptos, con las cuestiones de fondo. Esperamos haber comenzado a clarificar en dónde se sitúan las diferencias.

Esperamos su respuesta a este extenso correo.

Saludos fraternales.

La Fracción interna de la CCI.


Carta de los CIM del 29 de junio de 2008

Hola, queridos camaradas

[...]

La parte que sigue podría publicarse en el próximo boletín como primer debate sobre sus resoluciones de actividades.Sí, nos reconocemos en su marco de análisis, pero con las restricciones enumeradas a continuación.

1.- En su resolución 4, escriben: “[El BIPR] constituye el único verdadero polo al cual los elementos y grupos que tienden a acercarse a las posiciones de la Izquierda comunista pueden referirse y alrededor del cual pueden realmente 'reagruparse'”.

Estamos de acuerdo parcialmente. En septiembre de 2007, en un espíritu de unidad, propusimos al GIO [grupo adherente al BIPR, que actúa en Canadá - Nota del traductor al español)], ayudarle a la difusión de algunos de sus textos o a organizar actos en común. Escribimos: “Poco importa la forma de esta colaboración por el instante; deseamos simplemente darles a conocer nuestra voluntad de hacer progresar las fuerzas de nuestro campo”. Nunca recibimos respuesta, ni siquiera un acuse de recepción. En mayo de 2008 difundimos un texto a nuestros contactos y en el CMAQ [sitio de Internet - NT] para explicar nuestra no participación en un volante y una manifestación de izquierdistas el 1º de mayo. Pero la respuesta del militante del GIO en el sitio del CMAQ fue: “saludamos aquí la primera crítica de la declaración del CIM hecha por el camarada de la Nefac de Montreal (anarquistas) porque se trata de un comentario de principio según su punto de vista y anima una verdadera discusión” mientras que este mismo militante del GIO jamás ha querido debatir con nosotros.

En Canadá, aceptar que el BIPR sea un polo de reagrupamiento, significaría enviar a los camaradas a las filas del GIO. Pero está fuera de discusión enviar a los simpatizantes hacia este pseudopolo de reagrupamiento. Nuestra experiencia de militantes desde hace varios años nos muestra que el GIO oportunista ha actuado y actúa aún como un repelente no solamente del BIPR, sino para toda la izquierda comunista. Su resolución 7 nos confirma que la lucha contra el oportunismo en las filas de la IC es muy importante: “Para las organizaciones comunistas de la clase, el combate contra el oportunismo no es solamente una necesidad en sí, es también un elemento esencial del combate que deben llevar a cabo para su reagrupamiento.”

Por otra parte, el BIPR, se rehúsa aún a ser considerado como un polo de reagrupamiento. ¿Cómo, a largo plazo, podríamos mantener este punto de vista?

2.- En su resolución 1: “contrariamente a lo que prevalecía en los años 1930, años que han permitido la burguesía preparar la Segunda Guerra Mundial, la clase revolucionaria está lejos de haber sido derrotada ni física, ni ideológicamente”. Ustedes no nos han convencido con su respuesta. Por lo demás, estamos debatiendo acerca de todas las formas de dominación ideológica actual del proletariado por la burguesía. De este debate resultará un texto para nuestra plataforma. Estamos completamente de acuerdo con este extracto del volante del 1º de mayo del BIPR: “ella (la clase obrera) ha perdido el sentido de su identidad y sucumbe a la ideología de la burguesía en todas sus variantes: el más cerrado separatismo regional, nacionalismo clásico, integrismo religioso, para terminar en el reformismo más o menos tradicional.”

Estamos de acuerdo en el hecho de que si la clase obrera actúa más radicalmente, enfrentará un fracaso estrepitoso o incluso peor que el del proletariado alemán en 1918-24 ante la ausencia de un partido. Tal como el BIPR lo menciona en su volante del 1º de mayo: “Pero la lucha proletaria, aún si es más violenta y radical, permanecerá aún en el marco del sistema si no se beneficia de la dirección política de su partido de clase.”

Del mismo modo, ustedes dicen que: “El grado de influencia del campo proletario depende, además de su propia actividad e intervención en la clase obrera, de la extensión de la conciencia política en la clase misma, en sus grandes masas, extensión que conducirá hasta la formación del partido comunista mundial.”

Que la clase obrera esté menos dominada que en los años 30, es verdad, pero actualmente esta dominación no es uniforme, depende de las diferentes capas del proletariado y de los diferentes continentes. Es también verdad que esta dominación varía cualitativamente según las épocas. Así, hacia el final de los años 1960 y 1970, la clase obrera llevó a cabo varias luchas de envergadura como la huelga de 10 millones de trabajadores en 68 en Francia. Ha sabido temporalmente extirparse la dominación ideológica y organizativa de los sindicatos. Es una adquisición internacional de nuestra clase, pero la dominación ideológica de la burguesía, finalmente ha terminado por retomar el control.

El partido revolucionario internacional está aún por construirse.

3.- Individuos del campo proletario del tipo: un individuo = un partido, o una revista, o un grupo, o un sitio de Internet, o incluso un afiliado, son un daño para para la construcción del partido, inútil nombrarlos, son bien conocidos. Por sus acciones, incluso si algunos apoyan de dientes para afuera la construcción del partido revolucionario internacional, dañan la construcción de este partido. La ausencia de debate en el interior del campo proletario favorece la eclosión de estos individuos aislados. En principio, estamos aún de acuerdo con la creación de un “'boletín de discusión y de información internacional' que llamaría a todos –grupos, militantes, elementos aislados- los que quisieran participar activamente (política y materialmente) para volverlo un lugar de debate permanente y un punto de referencia para todos los elementos y grupos que la clase hace y hará surgir”, y también como instrumento de intervención en la clase, pero para nosotros esto no es la prioridad. Esto sería como poner la carreta delante de los bueyes. No tenemos las energías suficientes, debemos terminar las discusiones entre nosotros para la redacción de una plataforma. Ustedes han recibido partes ya de esta plataforma. Consideramos que debemos ampliarnos en términos de cantidad de militantes. Planeamos pues para el año próximo poner en marcha nuestro propio periódico de agitación para dar a conocer las posiciones políticas de la izquierda comunista en la clase. El artículo del boletín 43 nos aclara muy bien sobre una prensa militante. Nosotros estamos también por la aparición de un periódico para reforzarnos numéricamente con la misma perspectiva que ustedes lo dicen en la resolución 5: “Si bien abordamos aquí el proceso de reagrupamiento de los revolucionarios esencialmente en el plano de la confrontación y la clarificación de las diferentes posiciones existentes en el interior del campo proletario, esto no quiere decir que ignoremos el necesario fortalecimiento numérico de las organizaciones ya existentes, incluso de nuestra fracción, mediante la integración de nuevos militantes.”

Les deseamos buenas vacaciones para las próximas semanas.

Saludos internacionalistas.

Steve por los CIM.


Nuestro correo del 3 de agosto

París, 3 de agosto de 2008,
La Fracción interna de la CCI a los CIM,

Queridos camaradas,

Su correo fechado 29 de junio plantea varias cuestiones a partir de la discusión sobre nuestra resolución de actividades. Son tres: el BIPR como polo de reagrupamiento; la situación del proletariado internacional actualmente y la relación de fuerzas entre las clases; y cómo deben intervenir los revolucionarios, y más particularmente ustedes mismos, los CIM. En la medida en que hemos ya respondido a la cuestión de la relación de fuerzas entre las clases, dejaremos de lado aquí este tema. Ya tendremos otra ocasión para volver al respecto.

Sin embargo, su correo y los argumentos que plantean ante nuestra resolución de actividades, hacen aparecer un matiz importante, sino es que una divergencia, en nuestras respectivas posturas, que nos parece importante exponer y señalarles. Al final volveremos sobre esto.

Es primero sobre el tercer punto de su carta que queremos intervenir. Tomamos acta de las dificultades actuales para realizar en conjunto un boletín de discusión internacional, si bien lo lamentamos en la medida en que el período y la situación del campo proletario necesitan este tipo de iniciativas con el fin de reforzar y animar una verdadera dinámica de reagrupamiento internacional. Será para más adelante, con toda seguridad. En cambio, si bien estamos completamente de acuerdo sobre la necesidad de que ustedes se doten de una plataforma política –posición que apoyamos desde el principio- no comprendemos bien su voluntad de dotarse de “un periódico de agitación”. Cierto, ustedes realizarían este periódico, según nos parece, después de haber adoptado su plataforma. Esperamos que sea así porque en caso contrario, sería verdaderamente una situación de “poner la carreta delante de los bueyes”, con el riesgo de precipitarse en una agitación sin principios y sin orientación política a semejanza de lo que hacen los pequeños grupos izquierdistas. Sin embargo, contemplar una orientación de agitación significa que ustedes consideran que el período se presta para ello, es decir, que el proletariado internacional, o por lo menos la clase obrera (¿en Canadá?), tiene la capacidad de comprender y responder a tal agitación. Pero ¿no está eso en contradicción con su apreciación de una clase obrera que “ha perdido el sentido de su identidad y sucumbe a la ideología de la burguesía en todas sus variantes: el más cerrado separatismo regional, nacionalismo clásico, integrismo religioso, para terminar en el reformismo más o menos tradicional”? (volante del BIPR del 1º de mayo que ustedes citan y retoman). Lanzarse a una intervención de agitación cuando la clase obrera no es susceptible de comprenderla y responder es particularmente peligroso y conlleva el riesgo de provocar desorientación, desmoralización y dimisión entre quienes se hacen los portadores de ella. Y añun peor aún si piensan, como ustedes, que la clase obrera está completamente derrotada ideológicamente. Incluso desde nuestro punto de vista, a saber el de un “proletariado no derrotado ideológicamente” –y que tiende a retomar el camino de las luchas-, una intervención de agitación es inconcebible actualmente y revelaría una postura inmediatista y activista propia de la impaciencia izquierdista.

En lo que respecta a la cuestión del reagrupamiento de los revolucionarios, ustedes afirman estar “de acuerdo parcialmente” con nuestra afirmación de que el BIPRes actualmente el único polo de reagrupamiento internacional. Si se lee bien el correo de ustedes, de hecho proclama un acuerdo por principio, por preocupación de unidad, es decir “en general”, y expresa un desacuerdo en la práctica inmediata y local de sus relaciones con el BIPR en Canadá, es decir con el GIO: “En Canadá, aceptar que el BIPR sea un polo de reagrupamiento, significaría enviar a los camaradas a las filas del GIO.” dicen ustedes. Nos parece que su comprensión, o su postura, sobre la cuestión del reagrupamiento es particularmente limitada: limitada a Canadá, es decir que remite a una visión local; y limitada a lo inmediato. Mientras que la cuestión del reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias se plantea a nivel internacional e histórico, y que cada momento, concreto, inmediato –que no puede ser ignorado, ni subestimado- del proceso debe ser aprehendido en consecuencia –incluida su relación particular con el BIPR.

Primero, la cuestión del reagrupamiento de las fuerzas comunistas no se limita al solo reagrupamiento de los militantes en una sola organización. Cierto, al final, el reagrupamiento debe también conducir al reagrupamiento de los militantes comunistas en el partido. Pero hay todo un proceso que conduce a este objetivo en el que el reagrupamiento “organizativo”, o el reforzamiento numérico –que no se trata de subestimar- no es el elemento principal, y aún menos el elemento motor, dinámico. El elemento dinámico de este proceso es la confrontación y la clarificación políticas de las posiciones existentes y resultantes de la experiencia histórica en relación con la intervención organizada, y si es posible “unida”, en la clase. Es esto lo que nos enseña la experiencia histórica, en particular la de las fracciones de izquierda de la socialdemocracia antes y durante la Primera Guerra Mundial, la de la fracción bolchevique, de la izquierda alemana, holandesa, italiana, hechas de debates, de confrontaciones, de oposiciones, (Lenin – Rosa Luxemburgo), de escisiones incluso (bolcheviques – mencheviques, Lenin – Trotsky) y de intervención unida ante la clase durante los grandes acontecimientos históricos. Es también lo que nos enseña, en un período de curso contrarrevolucionario, la experiencia de la izquierda italiana en los años 1930, que no cesó de impulsar la realización de conferencias de las izquierdas con el fin de confrontar las posiciones con el fin de que pudieran emerger verdaderas fracciones de la Izquierda; en Francia por ejemplo.

Constatar y defender que el BIPR es actualmente el único polo reagrupamiento de las fuerzas comunistas –no volveremos aquí sobre la realidad del campo proletario, extremadamente débil, disperso, en parte gangrenado por el oportunismo, sufriendo de sectarismo- no significa que sea necesario adherir a todo precio a éste. Por lo demás, él mismo no empuja en este sentido. Esto significa que es necesario luchar para reforzar al campo proletario como un todo, siendo claro que en el centro de este campo hay una organización que sirve de referencia principal y de polo de reagrupamiento; debemos ayudar a que el BIPR sea plenamente consciente de esta responsabilidad y que la asuma lo mejor posible, y debemos impulsar a que el conjunto de grupos y elementos que se sitúan, o se aproximan, al campo proletario participen en la confrontación y la clarificación de las diferentes posiciones –incluyendo las que no son del BIPR- que existen, históricamente, en el interior de este campo; y si ello corresponde a una homogeneidad política real, a que se reagrupen formalmente con el BIPR, o con algún otro grupo de éste campo. Pero esto no es la prioridad, ni la premisa, ni el primer paso, y solamente puede ser el resultado de un proceso. Es en este sentido que su comprensión que reduce, o por lo menos tiende a reducir, el reconocimiento del BIPR como polo de reagrupamiento a la sola adhesión de militantes a esta organización revela, según nosotros, una visión muy reducida, y por tanto truncada en lo esencial, de la cuestión del reagrupamiento.

Una de las dimensiones más importantes de un polo de reagrupamiento es la de servir como polo de referencia política. Y es exactamente el papel que el Buró juega. Ustedes mismos son un ejemplo. Desde su constitución en CIM, no han dejado –con razón (pero no solamente)- de referirse al BIPR, a su organización, a su programa, a sus posiciones, a su intervención, etc.

Continuando, la cuestión del reagrupamiento de las fuerzas comunistas no se plantea país por país, y menos aún localmente. El internacionalismo de los comunistas no es solamente una posición de principio en caso de “guerra imperialista”. Este principio determina, debe determinar, toda la visión y toda la práctica, incluso cotidiana, de los comunistas. Donde quiera que esté, y de donde quiera que venga; cualquiera que sea su lugar de su nacimiento y su pasaporte, un comunista sigue siendo un comunista por completo, con las mismas tareas y las mismas responsabilidades. Y toda organización comunista, por limitada que sea su presencia geográfica, tiene como responsabilidad política la de intervenir en la situación internacional e histórica tal como sobre todas las situaciones locales y nacionales –en la medida de sus posibilidades y medios, evidentemente. No es por azar si en Italia el partido comunista se llamaba Partido Comunista de Italia y no Partido Comunista Italiano. Es sin duda ese uno de los aportes más importantes, si bien frecuentemente ignorado o subestimado, de la Izquierda italiana, incluso con relación a la Tercera Internacional que siguió marcada por una concepción todavía “nacional” y federalista del partido mundial. Desde ese punto de vista, la concepción de la CCI y la de la corriente bordiguista confluyen cuando consideran que hoy el partido, e incluso los grupos políticos, son de entrada no solamente internacionalistas sino también internacionales, con tareas internacionales y que deben constituirse de entrada como organizaciones internacionales centralizadas, incluso aunque solamente tengan una presencia limitada localmente.

Y aquí, llegamos a la diferencia de fondo entre nosotros y el BIPR- ¿y con ustedes también?- sobre la cuestión que evocábamos al principio esta carta. Según nosotros, el BIPR mantiene aún una visión y un enfoque de tipo federalista cuando insiste sobre la necesidad del reagrupamiento una vez que los grupos nacionales han adquirido una realidad y una influencia políticas en sus países de origen, y ello sin detenerse mucho sobre las posiciones programáticas, sin contar que los grupos que adiheren al BIPR tengan concepciones, posturas políticas no siempre homogéneos, si no es que ni siquiera las mismas posiciones políticas. Se trata aquí de la misma visión que la de la Tercera Internacional. Su carta y sus argumentos revelan que ustedes conservan esta visión y esta posición. Mostremos de paso que la visión de ustedes sobre el reagrupamiento, retomada de la del BIPR, les lleva a dudar del papel central de… éste actualmente: “Por otra parte, el BIPR, se rehúsa aún a ser considerado como un polo de reagrupamiento. ¿Cómo, a largo plazo, podríamos mantener este punto de vista?”.

Pero volvamos a nuestro planteamiento. Estimamos que este enfoque de la cuestión del reagrupamiento no es el mejor y que representa cierto número de peligros. En particular, el riesgo de que los elementos que han militado en grupos izquierdistas no lleven a cabo un proceso de ruptura política clara y zanjada con su actividad política anterior; o peor aún, que haya elementos (o grupos) que se contenten con un acuerdo rápido y superficial con la tradición y las posiciones de la Izquierda comunista, y en particular con las del grupo histórico al cual adhieren. Todo proceso de reapropiación y clarificación políticas es necesariamente largo y difícil y debe ser llevado a cabo de manera sistemática lo más profundamente posible. Y no puede haber un atajo. Tales insuficiencias, falta de ruptura con el izquierdismo, debilidad en la clarificación política, son siempre un riesgo para el futuro ya que las posiciones y concepciones izquierdistas que no han desaparecido pueden volver rápidamente en momentos cruciales. Pero, en el marco de una visión de tipo “federalista” del proceso de reagrupamiento, son aún más peligrosas en la medida en que la organización está “abierta” a concepciones y posiciones heterogéneas debido a que la adhesión de cada grupo, y por tanto su “legitimidad” política, su “autoridad” política, está basada primeramente en su experiencia y su realidad particular en el plano nacional, y no en primer lugar sobre su adhesión y su capacidad para defender el marco y la experiencia teórico política de la Izquierda comunista.

Para terminar, en cierta medida, su situación ante el BIPR es muy parecida a la nuestra. Por nuestra parte, y si bien intentamos mantener las mejores relaciones con el camarada de Bilan et Perspectives [publicación en Francia del BIPR. NT], no basamos nuestra relación con el BIPR a partir de su representación en Francia, sino sobre el BIPR como organización internacional, que tiene una tradición histórica vía el PCint-Batagglia Comunista. Es nuestra relación general, global, con el BIPR, la que determina nuestra relación con su grupo en Francia. Y no a la inversa. Nos parece que es la misma problemática que ustedes deberían contemplar en su relación con el BIPR, aún si las relaciones particulares con el GIO son, por el momento, difíciles.

Tales son, camaradas, las reflexiones que su correo ha provocado entre nosotros. Hemos juzgado útil presentarlas lo más directa y francamente posible. Insistimos: no hay un atajo en el proceso de reagrupamiento y clarificación políticas. Hay que cuidarse de caer en la impaciencia y el inmediatismo. Esperamos haber logrado responder a algunas de sus cuestiones, si no es que al menos hacerles reflexionar sobre otras –en particular sobre nuestra concepción de fondo. [...]

Saludos fraternales.
La Fracción interna de la CCI.


Boletín Comunista 44 - FICCI