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COMBATE CONTRA EL OPORTUNISMO
17º Congreso de la "nueva" CCI: una confirmación de la degeneración

Abandono del marxismo y oportunismo político

En el número anterior de nuestro boletín denunciamos ya el nuevo paso que la actual CCI está franqueando, en su cada día más acelerada deriva política oportunista, ahora con su flamante teoría de la “nueva vía del capitalismo hacia el apocalipsis a través de una catástrofe ecológica”. Tal teoría del “apocalipsis ecológico” no solamente tiende a arrojar al bote de basura la alternativa histórica del capitalismo decadente, que el marxismo y en particular las organizaciones de la Izquierda comunista han destacado a lo largo de más de un siglo, entre guerra imperialista generalizada o revolución proletaria internacional; además, retoma llanamente uno de los temas “democráticos” actualmente más en boga de la burguesía, tema cuyo objetivo es apartar al proletariado de su lucha de clase y desviarlo hacia las preocupaciones de la supuesta “sociedad civil” y de los individuos aislados: el de la “responsabilidad de los seres humanos de salvar la Tierra”.

La resolución sobre la situación internacional del 17º congreso internacional de la CCI no hace sino remachar aún más esta nueva orientación del “apocalipsis ecológico”. Contra toda la teoría marxista (resumida en la posición de la “vieja” CCI del ciclo de crisis-guerra-reconstrucción-nueva crisis, que el congreso internacional anterior había ya rechazado abiertamente 1), contra toda la evolución histórica del capitalismo decadente (que ha conducido ya a dos guerras mundiales), y contra toda la evidencia actual (creciente armamentismo, conflictos y alineamientos imperialistas, campañas ideológicas que preparan la guerra…)-, la actual CCI vuelve a afirmar, con aplomo e “ingenuidad” -al grado que la clase más sanguinaria que ha conocido la historia, la burguesía, se le podría agradecer, que:

el espectro de la guerra mundial ha dejado de amenazar al planeta” (Revista Internacional 130, Resolución sobre la situación internacional de 17º congreso, punto 7. La traducción al español de esta y las siguientes citas es nuestra).

Pero el 17º Congreso ha ido aún más lejos. Ahora, ya ni siquiera el “cada uno para sí”, las pugnas imperialistas “irracionales” y el “caos militar”, corolarios de la supuesta imposibilidad de una nueva guerra mundial debida a la “descomposición social”, resultaría ser el peligro mayor para la supervivencia de la humanidad, tal como lo venía afirmando la propia CCI desde hacía ya muchos años. Hoy, ha “descubierto” –varias décadas después de la organización ecologista burguesa "Greenpeace"- una “amenaza aún mayor para la especie humana”: ¡la contaminación ambiental!

El caos militar que se desarrolla por el mundo (…) no es la única manifestación del atolladero histórico en el cual se encuentra el capitalismo, ni, a plazo, la más amenazante para la especie humana. Hoy, se ha vuelto claro que el mantenimiento del sistema capitalista tal como ha funcionado hasta ahora conlleva la perspectiva de la destrucción del medio ambiente que permitió el ascenso de la humanidad” (ídem, punto 10 de la Resolución).

Es así como –decíamos en nuestro boletín anterior- “mientras el proceso que lleva a una guerra imperialista generalizada se instaura prácticamente, mientras este proceso en marcha impone al capitalismo llevar a cabo una ofensiva económica, política e ideológica contra el proletariado internacional, cargada de consecuencias inmediatas sobre el conjunto del proletariado internacional –sin mencionar la sangre vertida, las muertes, las masacres y los sufrimientos masivos que le ocasiona desde ahora-, mientras la perspectiva de la guerra imperialista no solamente determina los diferentes alineamientos imperialistas y su evolución, sino también la relación de fuerzas histórica entre las clases, entre burguesía y proletariado, en breve, mientras la guerra imperialista se plantea directa e indirectamente como una cuestión crucial a la cual están ya confrontados el proletariado y sus minorías revolucionarias, la CCI nueva, tal como la propaganda burguesa, tal como los medios de difusión, tal como los ecologistas de todos los países, desvía la atención hacia una ‘catástrofe ecológica man-made – creada por el hombre- que, en el espacio de algunas generaciones podría transformar la Tierra en un planeta tan inhóspito para la vida humana como el planeta Marte’”.2

Así, la resolución del 17º congreso de la CCI, marca el grado alcanzado por el revisionismo teórico y el oportunismo político de esta organización. Pero, adicionalmente, un segundo documento publicado, el informe sobre los trabajos de este congreso, nos remite a otro aspecto de la trágica deriva de la actual CCI, a decir verdad, al aspecto primario, al más profundo y esencial, que es el de su degeneración organizativa.

Abandono de la construcción del partido revolucionario…

La razón fundamental del surgimiento y existencia de la Corriente Comunista Internacional, en tanto que organización de revolucionarios centralizada a escala internacional, ha sido siempre la de servir como medio, como cimiento, para la construcción de un nuevo partido comunista mundial, órgano indispensable de la lucha revolucionaria del proletariado. Para la verdadera CCI, desde siempre, “sea cual sea la intensidad de las luchas llevadas a cabo por la clase obrera, sólo podrá llegar a la emancipación si es capaz de dotarse de una de las armas más importantes y cuya carencia le salió tan cara en el pasado: su partido revolucionario” (Manifiesto del Primer Congreso de la CCI, 1976).

A lo largo de toda su historia, la serie de debates y combates alrededor de cuestiones organizativas tanto frente a las diversas organizaciones del campo de la Izquierda comunista, como en su interior, son testimonios de los esfuerzos constantes de la Corriente por sentar las bases de este nuevo partido. Debates y combates, por una parte, contra las tendencias “sustitucionistas” (es decir, las que consideran que el partido puede “sustituir” en ciertos aspectos y tareas al conjunto de la clase obrera). Pero sobre todo, debates y combates entre una tendencia que persistía en la necesidad de la construcción de una militancia colectiva, disciplinada y combativa y de una organización que tendiera hacia la construcción del partido, que desarrollara el “espíritu de partido”, enfrentada a las tendencias antipartido, en particular a las tendencias “consejistas” (que minimizan, subestiman o de plano niegan el papel del partido, a cambio de la existencia de los consejos obreros) existentes tanto en el exterior como en el interior de la propia CCI, y que, complementariamente, favorecían una militancia de tipo “círculo estudiantil”, anarquizante, individualista, excéntrica (militantes “hilo rojo”, “integrales”, “gurús o “jefes geniales” que están por encima del común de los militantes y sobre todo por encima de la disciplina y marco organizativos) dentro del movimiento obrero. De hecho, la crisis interna de la CCI, abierta en 2001, ha sido el último combate entre estas tendencias, el cual resultó en la censura y exclusión de la tendencia que –bien o mal- defendía el “espíritu de partido”, y en la reificación de las tendencias antipartido e individualistas, representadas por lo que hemos llamado la “facción liquidacionista”.

El informe sobre los trabajos del 17º Congreso, a pesar de su discreción sobre lo que ha pasado concretamente, y sobre todo a pesar de lo almibarado y ambiguo –por no decir hipócrita- de su tonalidad general, refleja exactamente la desastrosa situación interna de la CCI "oficial", la profundización de su degeneración organizativa. Veamos esto más de cerca.

Primeramente, en ninguno de los dos amplios documentos sobre el congreso dados a conocer (resolución sobre la situación internacional e informe sobre los trabajos del congreso) existe ya ni una sola referencia a la necesidad de la construcción del partido revolucionario.3 No se trata aquí de que la CCI debería repetir dogmáticamente “hay que construir el partido”, Se trata solamente de remarcar el hecho de que un congreso internacional no ha mencionado esta cuestión fundamental, ni al abordar el tema de las luchas obreras, ni al tratar sobre el surgimiento de minorías, o de la relación con otros grupos, ni siquiera al trazar las perspectivas del movimiento, ni al tratar de las responsabilidades de los revolucionarias ni de la propia CCI. Se trata de que la construcción del partido, aspecto fundamental para la clase obrera, para el desarrollo de su movimiento revolucionario, ha quedado completamente fuera del ámbito de las preocupaciones de la actual CCI

…y acercamiento al consejismo

Se podría pensar que el 17º congreso, al invitar a varios grupos políticos desmentiría lo que decimos, pues demostraría la preocupación de la CCI por el agrupamiento de los revolucionarios y por tanto por la construcción del partido. Por el contrario, el carácter de tal invitación demuestra precisamente que la actual CCI está abandonando esta responsabilidad. El informe del congreso se atreve a comparar esta última invitación a varios grupos políticos con la actitud de la CCI durante sus primeros congresos y durante las conferencias internacionales de los grupos de la Izquierda comunista de la segunda mitad de los años 1970. Pero ¿cuál era el criterio de la CCI para invitar a otros grupos a sus congresos, para participar en las iniciativas de conferencias internacionales, para debatir y confrontar sus posiciones? Pues, precisamente, la construcción del futuro partido revolucionario mundial:

La organización de los revolucionarios es un órgano esencial de la lucha del proletariado tanto antes como después de la insurrección y la toma del poder. Sin ella, sin partido proletario, porque su ausencia expresaría una inmadurez en la toma de conciencia, la clase obrera no puede realizar su tarea histórica: destruir el sistema capitalista y edificar el comunismo (…)
Tras la más profunda contrarrevolución de la historia del movimiento obrero, una de las tareas más importantes que les toca a los revolucionarios es la de contribuir activamente en la reconstrucción de ese órgano fundamental de la lucha proletaria: el partido proletario (…) La preparación de ese surgimiento hoy exige:
- La recuperación de las adquisiciones fundamentales de las experiencias pasadas de la clase obrera,
- La actualización de esas adquisiciones a la luz de las nuevas condiciones de la vida del capitalismo y de la lucha de clases,
- El esfuerzo de discusión entre los diferentes grupos comunistas, con la confrontación y esclarecimiento de sus posiciones respectivas, condiciones indispensables para establecer las bases programáticas claras y coherentes que exigirá la formación del partido mundial proletario.
“… la CCI estima que esas discusiones son un elemento importantísimo en el proceso de agrupamiento de las fuerzas revolucionarias que tiene que llevar a su unificación en el seno del partido mundial del proletariado, arma esencial de su combate revolucionario.” (Revista Internacional 17. Resolución presentada por la CCI a la Segunda Conferencia Internacional. 1979).

La reapropiación de las experiencias históricas de la clase obrera, la confrontación y clarificación de las posiciones políticas entre los grupos con miras al establecimiento del programa de la revolución y a la unificación de los revolucionarios en un partido mundial, instrumento indispensable de la lucha del proletariado. Tal era el criterio esencial, la postura organizativa fundamental de la “vieja” CCI, de la verdadera CCI.

Hoy, no solamente esta postura organizativa programática central está ausente en la invitación que la actual CCI ha hecho a ciertos grupos a su 17º Congreso, sino que se hace evidente que la CCI no le queda ya ni un residuo de su combate contra las tendencias consejistas a (las cuales alguna vez llegó a considerar entre las tendencias dentro del movimiento obrero que más ponían en riesgo el destino del movimiento revolucionario), tal como se aprecia en la actitud de “sobarle el lomo”, es decir, en la actitud completamente condescendiente, laxa y conciliadora, en relación a agrupaciones tales como la OPOP (una de las “invitadas” al 17º congreso), de cuyas posiciones lo menos que se puede decir es que se emparentan ampliamente con el consejismo (si no es que con el anarquismo), pero sobre las que no encontramos la menor pizca de crítica por parte de la CCI, a pesar de que según el mismo informe estas organizaciones han sostenido relaciones de “debate y colaboración” desde hace ya “varios años”.4

Y es conveniente precisar aquí una cuestión, para evitar falsos debates. No nos referimos a que una organización como la CCI pueda o no pueda mantener lazos, discusiones, conferencias, o incluso invitar a sus congresos, a agrupaciones que se reivindiquen de las posiciones “consejistas”. Seguramente que no. La “vieja” CCI misma, hizo esfuerzos por mantener el debate con las últimas expresiones históricas del consejismo como Spartakusbund. Incluso la GCF (Izquierda Comunista de Francia), había, en su época, solicitado a conferencias comunes a grupos consejistas.5 Pero ambas lo hacían, precisamente, basándose en el principio de la confrontación y clarificación de posiciones, particularmente sobre la cuestión de la necesidad y función del partido de clase, que es el punto más débil del consejismo. Pero la actual CCI hace todo lo contrario: O bien omite abordar con la OPOP este tema fundamental, a sabiendas que esto llevaría a una relación “ríspida”; o bien, si es que existe ese debate, la CCI actual lo oculta a los ojos de la clase (la única referencia del informe del 17º congreso a una discusión concreta entre la CCI y la OPOP se refiere a un debate sobre… ¡el materialismo histórico!). En cualquiera de los dos casos se trata de una grave expresión de oportunismo político.

Por otra parte, de forma simétrica, complementaria al abandono de la construcción del partido, el informe sobre el 17º congreso pone en evidencia nuevamente otro aspecto del proceso de degeneración organizativa de la CCI a partir de 2001: la imposición de métodos retomados del stalinismo como único medio para mantener la cohesión interna de la organización. Y ello por más que estos pretendan maquillarse con nuevas “teorizaciones”, cada vez más alejadas del combate del proletariado, tal como la que ha dado a conocer el 17º congreso, pomposamente llamada “cultura del debate”.

La nueva "cultura del debate"…

Según el informe publicado, la discusión sobre la “cultura del debate” constituyó uno de los platillos fuertes del congreso. Basta examinar el resumen que nos da el informe, para darnos cuenta de que este nuevo engendro “teórico” de la actual CCI no solamente liquida, precisamente, el principio de la CCI original de “confrontación y clarificación de posiciones con miras a la unificación de los revolucionarios en un partido mundial”, sustituyéndolo por el de la “discusión tolerante con miras a pasar de la confusión a la claridad”, sino que, de manera más general, constituye una herramienta de aniquilación de las posiciones y método de discusión y clarificación marxista que había heredado (y transmitido) la propia CCI.

- Primeramente, en relación a la confrontación organizativa en el interior de la propia CCI:

"La presentación y discusión de esta cuestión han puesto en evidencia que, en todas las escisiones que hemos conocido en la historia de la CCI, una tendencia al monolitismo había jugado un papel fundamental (...) estas escisiones eran en su mayor parte una manifestación de las más extremas de una falta de cultura del debate e incluso de una visión monolítica (17º congreso de la CCI: un fortalecimiento internacional del campo proletario. Revista Internacional 130).

Según la nueva “teoría” de la CCI, resulta que las “escisiones en la historia de la CCI” no han sido ya, a fin de cuentas, producto de profundas divergencias político-organizativas, en particular sobre la concepción de la función y funcionamiento de la organización de revolucionarios, sino que la causa de éstas ha sido… “una falta de cultura del debate”. Así, sencillamente, de un plumazo, se borra toda la historia, lecciones y experiencia de los combates organizativos que la propia CCI –mal o bien- llevó a cabo en su seno a lo largo de tres décadas. Se borra, en especial, la historia, lecciones y experiencia de los combates contra las recurrentes expresiones en el seno de la CCI de tendencias consejistas, anarquizantes e individualistas, (producto éstas, tanto de la ruptura orgánica resultante de la contrarrevolución stalinista, como del origen estudiantil de muchos de sus primeros militantes) y que, en su “mayoría”, son la causa verdadera de las escisiones que se han producido. Este borrado de la historia le resulta del todo conveniente a la facción liquidacionista que dirige actualmente la CCI, en la medida en que ella misma se ha convertido en la expresión más caricatural de esas mismas tendencias. Se explica así, por ejemplo, cómo, los mismos que en 1992 calificaban a una de estas escisiones –en este caso la FECCI, que posteriormente se convertiría en el grupo "Perspectiva Internacionalista"- como “centristas con respecto al consejismo”, no tengan hoy inconveniente en participar tomados del brazo con esta misma FECCI en conferencias y “declaraciones internacionalistas” comunes.6 No es que la FECCI haya cambiado sus posiciones; son los liquidacionistas actuales quienes también han virado hacia el “centrismo respecto al consejismo”.

- Segundamente, la CCI liquida llanamente el método marxista de confrontación de posiciones y clarificación:

"Es necesario señalar la persistencia de cierto número de debilidades. La primera de estas debilidades es una tendencia a plantear cada discusión en términos de conflicto entre el marxismo y el oportunismo, entre el bolchevismo y el menchevismo o incluso de lucha entre el proletariado y la burguesía. Tal postura solamente tendría sentido si tuviéramos la concepción de la invariabilidad del programa comunista. (...) Pero si aceptamos que el marxismo no es un dogma, que la verdad es relativa, que no está fija sino que constituye un proceso y por tanto que no dejaremos nunca de aprender porque la realidad misma cambia permanentemente, entonces es evidente que la necesidad de profundizar, pero también las confusiones e incluso los errores, son etapas normales, incluso necesarias, para llegar a la conciencia de clase. (...)

La mayor parte de las discusiones en el interior de la organización, y muchas de las discusiones que tenemos fuera, no son confrontaciones entre posiciones burguesas y posiciones proletarias. Son discusiones en las que, sobre la base de posiciones compartidas y de un objetivo común, profundizamos de manera colectiva en una dirección que va de la confusión a la claridad." (Ídem).

En esta cita, cada oración es un puro sofisma:

Primer sofisma. "Es una debilidad plantear cada discusión en términos de conflicto entre marxismo y oportunismo…” Que no todas las discusiones deben plantearse en términos de marxismo y oportunismo o de lucha entre proletariado y burguesía, es cierto. No obstante, ciertas discusiones deben, imperativamente, plantearse en esos términos. Incluso, la experiencia histórica real muestra el peligro no del “exceso” sino de la debilidad de los revolucionarios para plantear los debates en términos políticos tajantes, en términos de clase y de lucha de clases, como lo muestra el caso del partido socialdemócrata alemán de la segunda internacional.

Segundo sofisma. “El marxismo no es un dogma y la verdad es relativa y cambiante, por lo que las confusiones y errores son etapas normales y necesarias”. El marxismo no es un dogma, el programa no es invariante, y la verdad es relativa. No obstante, existen ciertos principios, fronteras, posiciones y lecciones de clase, determinados históricamente ya sea a lo largo del capitalismo, o bien solamente de una etapa de éste, cuyo abandono significa desviarse de la lucha del proletariado, si no es que traicionarla. Por lo demás, la CCI “olvida” que, es precisamente bajo la bandera del “marxismo no es un dogma” que se han desarrollado siempre las tendencias revisionistas estilo Bernstein o Henri de Man.

Tercer sofisma. “La mayor parte de las discusiones son sobre la base de posiciones compartidas y de un objetivo común.” No obstante, también hay discusiones sobre la base de posiciones que aparentemente son “compartidas”, pero en realidad son “divergentes”. Por ejemplo, la OPOP puede creer que comparte con la CCI el objetivo de la revolución proletaria, sin embargo una discusión sobre esta cuestión mostraría una profunda divergencia entre la idea que la OPOP tiene de la revolución, según la cual consistiría en la “toma de fábricas para ponerlas a funcionar en provecho de los obreros”, y la que tiene la CCI –si es que aún mantiene su posición original- según la cual revolución solamente puede partir de la destrucción del Estado burgués y la instauración de la dictadura del proletariado, en tanto que la “toma de fábricas” sin destrucción del Estado capitalista es (¿o era?) para la CCI solamente una peligrosa mistificación que la historia ha sancionado ya con dolorosas derrotas de clase obrera (España 1936).

Cuarto sofisma. “Profundizamos en una dirección que va de la confusión a la claridad.” Este último pasaje es, verdaderamente, de antología. Dejemos de lado toda la historia de las organizaciones revolucionarias en degeneración –incluida la propia CCI- en las que la “profundización” tomó la dirección contraria, “de la claridad a la confusión”. Lo que la oración quiere reafirmar es, nuevamente, que las discusiones deben plantearse no en términos “brutales” de “conflicto”, no en términos de lucha de clases, sino más bien en términos “cultos”, en términos de “superación de la confusión y alcance de la claridad”. No obstante, se olvida que la “confusión” política en el proletariado y en sus propias organizaciones de clase no se debe tanto y solamente a la falta de desarrollo de los acontecimientos (a "la realidad cambiante"), que impiden “alcanzar la claridad”, sino más bien al dominio de la ideología de la burguesía. Por ejemplo, que la CCI se hunda actualmente en una confusión dramática sobre la alternativa histórica del capitalismo no se debe tanto a que existan elementos concretos, históricos y actuales en la evolución de los conflictos imperialistas que refuercen su nueva visión de una "tercera vía" opuesta a la alternativa de "guerra o revolución", sino más bien a que esta organización ha sido ganada por la propaganda de la burguesía, la cual, entre otras cuestiones machaca a través de todos sus medios la cercanía del “apocalipsis ecológico”. Por ello, el proceso de discusión y reflexión en el seno del proletariado y de sus organizaciones que va “de la confusión a la claridad” es también, y ante todo, un proceso que forma parte del conflicto entre las clases, que existe concretamente como un combate contra la penetración y el dominio de la ideología burguesa.

¿Para que sirve, a fin de cuentas, toda esta estúpida cháchara de los liquidacionistas de la CCI sobre la “cultura del debate” que lo único que hace es negar insistentemente el inevitable carácter de confrontación contradictoria y de lucha de clases del proceso de clarificación que llevan a cabo las organizaciones revolucionarias, si no solamente para justificar su propio oportunismo, sus propias concesiones a la política e ideología burguesas? … Y, de paso, también para maquillar los “métodos” de “debate” empleados contra sus verdaderos opositores.

… y los viejos métodos de corte “bolchevizador”

Pero esta nueva “teoría” de la actual CCI adquiere todo su verdadero significado, si recordamos los métodos de “bolchevización” 7 empleados a partir de 2001, por los mismos que hoy predican la “cultura del debate”, para imponer su política en el interior de la organización, y en especial para deshacerse de los militantes opuestos a ella (algunos de los cuales formarían nuestra Fracción): Presiones psicológicas, perquisiciones en la casas para sustraer archivos, procesos inquisitoriales a escala internacional, chantajes sobre las familias, delaciones e instauración de “autocríticas” al estilo maoísta, prohibición de publicar textos opositores, prohibición y exclusión de fracciones políticas, desmoralización -hasta provocar su dimisión- y exclusión de militantes opositores, formación de una comisión permanente de vigilancia de la “pureza ideológica” –sic- fuera de todo control de la organización, y servicio de guardia de golpeadores para callar a los militantes excluidos... Todo ello rociado de los más floridos insultos, calumnias y amenazas contra los militantes opositores. 8 Todas estas presiones, insultos, calumnias fueron incluso justificadas “teóricamente” en un texto interno “sobre la indignación revolucionaria”. ¿A qué vienen ahora, entonces, todos estos hipócritas –y verdaderamente perversos- golpes de pecho actuales de los liquidacionistas de la CCI sobre la “cultura del debate”, y las lecciones que pretende dar sobre“saber escuchar”, “no inhibir el debate” y “no aplastar al adversario”?

Evidentemente, esta desdichada “teoría” de la “cultura del debate” no está dirigida a los militantes excluidos por la CCI que formaron nuestra Fracción Interna, pero tampoco a los grupos serios del campo proletario, los grupos que se reivindican de la Izquierda comunista, a los cuales el informe sobre el 17º congreso juzga como grupos “con actitud sectaria". Esta nueva “teoría” está dirigida, en primer lugar a los grupos que entran en contacto con la actual CCI, y que no conocen su historia: Es, pues, además de una justificación de su propio oportunismo, una tapadera de sus procedimientos bolchevizadores-stalinistas.

La degeneración organizativa de la CCI alcanza un nuevo grado

Por último, estamos persuadidos de que la “teoría” de la “cultura del debate” tiene, además de las dos anteriores, una tercera función: el de servir como un instrumento adicional de la facción liquidacionista para aplastar cualquier residuo de “críticas” u “oposición” que aún pudiera expresarse en el interior de la organización. Tal vez pecamos de subjetividad y “optimismo” al considerar que, seis años después de la crisis organizativa de 2001, pudiera haber aún alguna resistencia a la política oportunista y al revisionismo teórico de los liquidadores. Sin embargo, es el mismo informe del 17º congreso el que, a pesar del lenguaje críptico que utiliza, nos da un indicio de ello, al constatar:

Junto a los importantes progresos cumplidos por nuestra organización, la persistencia de secuelas y ‘cicatrices’ de las dificultades pasadas en cierto número de secciones. Esto es la prueba de que la construcción de un tejido organizativo sólido jamás termina, que requiere de un esfuerzo permanente por parte del conjunto de la organización y de los militantes”. (17º congreso de la CCI.- La responsabilidad de los revolucionarios)

Al lado de este reconocimiento de la “persistencia de secuelas y 'cicatrices' de las dificultades del pasado”, es inquietante también el silencio que guarda la prensa de la CCI sobre sus debates internos. Mencionemos, a manera de ejemplo, el “debate sobre la moral” el cual, a pesar de haber sido considerado por la propia CCI como “crucial” para la clase obrera y sus minorías, y después de tres años de haberse iniciado, la CCI sigue manteniendo en el más completo silencio los términos de tal debate (y ello a pesar de que aparecieron diversas respuestas del campo proletario al texto de “orientación” de la CCI que supuestamente debía servir como eje de tal debate): Hasta el día de hoy, no sabemos qué discusiones han existido, qué posturas se han confrontado, si han surgido divergencias, o si la organización se ha homogeneizado completamente alrededor del nefasto texto de “orientación” sobre la moral... Después de que el congreso pasado de Revolution Internationale (sección de la CCI en Francia) mencionara vagamente la existencia de una cierta “fragmentación” y por tanto la “continuación” del “debate”, ahora, el informe de 17º congreso internacional, no solamente no ha emitido ninguna resolución ni declaración, sino que, por el contrario, ha omitido cuidadosamente cualquier mención al que se consideraba tan “crucial” debate. ¿En qué terminó el famoso texto de orientación sobre la moral? ¿Por qué tal silencio? El lector de la prensa de la CCI no tiene ninguna idea. En todo caso tenemos una nueva prueba de que la tal “cultura del debate” es un mero bluff destinado a pescar incautos del exterior y a callar a los descontentos en el interior de la organización 9

Por lo demás, el informe también evita cuidadosamente aclarar en qué consisten concretamente aquéllas “secuelas y cicatrices de las dificultades pasadas” –aún existentes en varias secciones-. Sin embargo, estas deben ser lo suficientemente serias como para conducir a los liquidacionistas a tomar una medida que no se atrevieron a llevar a cabo antes, ni en el momento más fuerte de su ofensiva: Modificar los estatutos de la CCI para “legalizar” la existencia de la tristemente célebre “comisión de investigación”, la expresión más concreta y tangible del proceso de “depuración” vivido por la CCI desde el 2001:

el congreso ha decidido, sobre la base de esta necesidad y partiendo del rol fundamental jugado por esta comisión en los años pasados, darle un carácter permanente, inscribiendo su existencia en los estatutos de la CCI. Esto no es en nada una ‘innovación’ por  parte de nuestra organización". (…)” (ídem).

Desde el origen de nuestra Fracción hemos denunciado el significado de esta desdichada “comisión de investigación”. 10 La CCI actual persiste en su pretensión de que la existencia de este tipo de organismos es “tradicional” en las organizaciones políticas de la clase obrera. Habría que preguntarle nuevamente, entonces, por qué no estaba contemplada en los estatutos originales de la propia CCI. Asimismo ya hemos mostrado que, la aparición de este tipo de organismos, lejos de ser una “tradición” expresa, precisamente, la aparición de un proceso de degeneración organizativa, tal como es el caso de la “comisión de investigación” que cristalizó en 2001 en la CCI, cuya función era definida así por los propios liquidacionistas:

La organización tiene que luchar con la mayor determinación por la confianza (confidence and trust) dentro de sus filas. Las comisiones de investigación son herramientas para restablecer esta confianza. Pero aunque no haya enemigo de clase en actividad y la organización esté confrontada con expresiones de una ideología ajena al proletariado, estas (las comisiones) sirven también como herramienta para detectar estas ideologías y conductas ajenas. (…) Una comisión de investigación solo puede cumplir su tarea si disfruta de total independencia...” (Informe de actividades para el BI plenario de la CCI, de septiembre de 2001. Ver también el Boletín de la fracción Nº 1).

Así, tenemos que, por un lado, los liquidacionistas parlotean sobre una supuesta “cultura del debate que no debe "plantear cada discusión en términos de conflicto entre el marxismo y el oportunismo, entre el bolchevismo y el menchevismo o incluso entre el proletariado y la burguesía", que debe favorecer la “discusión colectiva que va de la confusión a la claridad”, etc., pero por el otro lado y al mismo tiempo, instituyen y “legalizan” en el interior de la organización una “comisión de investigación permanente” –independiente y por encima de cualquier otra instancia organizativa, tal como los órganos centrales los cuales son mandatados y por tanto ellos sí "no independientes" - cuyo fin es el de “detectar” y combatir las “ideologías y conductas ajenas al proletariado".

Estos dos aspectos –“cultura del debate” y “comisión de investigación”-, aparentemente contradictorios, son, en realidad complementarios. La “cultura del debate” le sirve de parapeto a los liquidacionistas, pues en aras de que “la mayoría de las discusiones no debe verse como enfrentamiento entre marxismo y oportunismo”, evita que, en el interior de la organización, sus cada vez más extravagantes y ajenas al proletariado “teorizaciones” sean criticadas en profundidad y caracterizadas como lo que son: oportunismo, concesiones a la ideología burguesa, abandono de las posiciones marxistas. La comisión de investigación, en cambio le sirve precisamente para “detectar” y “depurar” a la organización de quienes aún expresan descontento, de quienes aún tienen “secuelas” o “cicatrices”, es decir de quienes aún defienden –así sea tímidamente- las verdaderas posiciones de la verdadera CCI.

La “grandeza” del 17º Congreso de la CCI

Según los liquidacionistas que hoy conducen a la CCI a su hundimiento en tanto que organización política revolucionaria del proletariado, el 17º congreso habría sido el más grandioso, el más importante de toda la historia de la CCI:

La primera cosa que es importante señalar, respecto al que ha tenido lugar en la primavera pasada –el 17º congreso de la CCI-, es que su importancia ha sido aún mucho mayor que el de los anteriores, que éste marca una etapa de grandeza 11 en su vida de más de treinta años” (Informe sobre el 17º congreso).

Ciertamente, si hay algo de lo que no se puede acusar a los liquidacionistas es de “falsa modestia”. Y, ciertamente, el 17º congreso de la CCI podría ser “el más importante de toda su historia”, aunque no exactamente en el sentido que pretenden atribuirle esos señores y señoras, sino por la gravedad de los abandonos de las posiciones marxistas, y de la propia CCI, tanto teórico-políticos, como organizativos:

- Abandono de la teoría marxista de la decadencia y de la alternativa histórica de guerra o revolución, para adoptar la tesis del "apocalipsis ecológico" y por tanto ideología burguesa del ecologismo.

- Abandono de la tarea organizativa primordial de construcción del partido mundial del proletariado, en aras de una apertura a las concepciones consejistas.

- Abandono de la confrontación política con los grupos históricos del campo proletario que se reivindican de la Izquierda comunista y acercamiento organizativo y político hacia organizaciones emparentadas con cierto consejismo de nuevo cuño (si no es que con el anarquismo y el altermundismo).

- "Legalización" de los procedimientos de “depuración ideológica” en el interior de la organización, a título de “tradición de las organizaciones del proletariado”.

- Censura sobre las secuelas del debate y de las críticas hacia las orientaciones planteadas por los liquidacionistas…

Ciertamente, el 17º congreso de la CCI será recordado por la “grandeza”… de los pasos dados hacia el hundimiento de la actual CCI en su degeneración organizativa y su deriva oportunista.

Ante esta triste y dramática exhibición que ha dado el 17º congreso de la CCI, nuestra Fracción solamente resiente lo modesto y limitado de sus propias fuerzas, ante el aumento de las responsabilidades que pesan sobre su espalda, porque le corresponde más que nunca salvaguardar, profundizar y transmitir los principios políticos, teóricos y organizativos que dieron origen a la CCI, así como el legado de sus métodos de funcionamiento organizativo, de debates, de vida interna colectiva, de construcción de una organización política proletaria, de verdadera vanguardia, militante y combativa, en una palabra de todo lo que le llevaron a convertirse, en un tiempo, en la organización de la Izquierda comunista más influyente a escala internacional, en un verdadero polo de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias.

Principios y métodos que la actual CCI, la CCI “formal”, tira cada día un poco más a la basura.

Ante el “grandioso” fiasco que ha resultado ser el 17º congreso de la CCI, la Fracción Interna se declara nuevamente como la continuación de la CCI “histórica”. Seguiremos convocando a todos los grupos del campo proletario, de la Izquierda comunista, a todos los elementos proletarios en búsqueda de clarificación, coherencia y militancia políticas a continuar todas las tareas indispensables de confrontación, de clarificación del programa revolucionario del proletariado, así como apoyando y contribuyendo a todas las iniciativas organizativas que contribuyan a la construcción del partido proletario mundial.

En cuanto a los camaradas que, en el interior de la CCI, aún mantienen una chispa –por débil que sea- de conciencia, de fuerza de voluntad y de valentía, como para oponerse a que el proceso degenerativo de la organización llegue a su punto final, les decimos: ¡Levántense camaradas, exprésense públicamente, resistan abiertamente, pues el tiempo no está a favor de nuestra organización, la CCI! ¡Pueden contar con el apoyo de los grupos del campo proletario, de la Izquierda Comunista! ¡Contarán, totalmente, con el apoyo de nuestra Fracción!

Septiembre de 2007.


Notas:

1 "En la decadencia, las contradicciones económicas impulsan al capitalismo a la guerra, pero la guerra no resuelve esas contradicciones. Al contrario, las profundiza. En todo caso, el ciclo crisis-guerra-reconstrucción ha terminado y la crisis actual, en la incapacidad de desembocar en la guerra mundial, es el factor primordial de la descomposición del sistema. Ésta continúa pues impulsando al sistema hacia su autodestrucción". (Resolución sobre la situación internacional del 16º congreso de la CCI, Revista internacional 122, 2005. Los subrayados y la traducción al español son nuestros).

2 Boletín Comunista Nº 40. ¡La CCI actual prosigue el abandono de sus bases políticas!

3 Este abandono sobre la construcción del partido es notable también en la prensa de la CCI, especialmente en sus debates con diferentes grupos: La cuestión no se plantea ya.

4 Las posiciones de la OPOP, en particular su “carta de principios” se pueden consultar –en portugués- en su propio sitio internet: http://www.opopssa.info/histopop.html . Tendremos sin duda la ocasión, en un próximo boletín, de examinar las posiciones de esta agrupación.

5 Véase el folleto de la CCI sobre la Izquierda comunista de Francia que publica la correspondencia con la Communistenbond de los Países Bajos durante la conferencia de la Izquierda comunista de 1947.

6 Véase el artículo: ¿Para qué sirve la FECCI? De la irresponsabilidad política al vacío teórico. Firmado: FM. Artículo memorable porque ya desde entonces su autor contribuía a la “cultura del debate”, adjetivando a la FECCI como “mentirosos”,  “estúpidos”, “parásitos” e “inútiles”. Revista Internacional nº 70, 1992. Y sobre la actual actividad conjunta entre la FECCI y la CCI véase: A revolutionary conference in Korea http://www.internationalist-perspective.org/IP/ip-texts/korea_rev-conference.html .

7 La “bolchevización” hace referencia al periodo inicial de degeneración de la Tercera Internacional, que preparó al ascenso definitivo del stalinismo, y que consistió en la política de “depuración” (léase: eliminación) de las fracciones de izquierda comunista que aparecían en todas las secciones de la Internacional (en los partidos comunistas) precisamente como reacción ante proceso de degeneración oportunista que empezaba a vivir aquélla. En nuestros boletines iniciales hemos mostrado cómo, en la CCI se instauró, a partir de 2001, un proceso análogo de “bolchevización” –guardando las proporciones políticas e históricas, claro- el cual llevó al ascenso de lo que llamamos la facción liquidacionista y al proceso de degeneración organizativa y política en el que se hunde actualmente la CCI.

8 Toda esta situación está relatada a lo largo de nuestros boletines. Como mero ejemplo, tomamos al azar uno, el Nº 35, en el que denunciamos la agresión física contra dos militantes de la Fracción a manos del servicio de orden de la CCI, ocasionado por intentar acercase a una de sus reuniones “publicas”: “Aparte de los violentos golpes que asestan 'valientemente' a 2 militantes comunistas aislados, su 'argumentación', particularmente representativa del estado real de la CCI actual, iba del muy 'político' '¡vayan a lamerle el culo al BIPR!' al muy 'militante' '¡cállate el hocico!' (...) Esto habla de su transformación en relación a la concepción original de la CCI en cuanto a las relaciones entre militantes y grupos del campo proletario. Esto habla, en fin, de la manera en que la CCI juzga a las organizaciones de la izquierda comunista, y en particular al BIPR". ¡Esto habla también de la verdadera “cultura del debate” de los liquidacionistas!

9 Sobre nuestra crítica al texto de “orientación” de la actual CCI sobre la moral (del cual consideramos haber demostrado que está plenamente emparentado con el revisionismo a la De Man), véase Boletines 38 y 39.

10 Véase, por ejemplo el Boletín Nº 1 de la Fracción, octubre de 2001.

11 “Première grandeur” en francés.

Boletín Comunista 41 - FICCI