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COMBATIR AL OPORTUNISMO
A propósito de la lucha contra el CPE
LA DERIVA CONSEJISTA DE LA CCI ACTUAL

Volvemos aquí sobre la intervención de la CCI actual en la lucha contra la “CPE” de principio de 2006 en Francia. En nuestro boletín anterior denunciamos ya los elementos más burdamente oportunistas de esa intervención, aquellos que daban abiertamente la espalda a las posiciones e intereses de nuestra clase1. Ahora nos pronunciamos sobre el análisis que esta “nueva” CCI ha desarrollado respecto a esta lucha para ver:

Desde la crisis organizativa de 2001, hemos tenido ya la ocasión de señalar y mostrar cómo las tomas de posición e intervención de la CCI en las luchas obreras de estos últimos años han roto abiertamente con su experiencia pasada: indiferentismo durante las luchas en Argentina de 2001; derrotismo durante las luchas en Francia de 2003; trabajo de rompehuelgas durante la huelga “salvaje” en la fábrica OPEL de Bochum en Alemania en octubre de 20042. En la primavera pasada, aunque (¡por fin!) se implicó en una lucha, en este caso la lucha contra el CPE, desafortunadamente su intervención no ha sido una excepción a la regla.

1.- Una intervención sin objetivo

La lucha contra el CPE: ¿un ejemplo para toda la clase obrera?

Con toda razón, la CCI consideró que este movimiento tenía un carácter proletario –contrariamente, por ejemplo, a lo que había defendido a propósito de las luchas obreras de 2001 en Argentina. Desafortunadamente, aunque aquí dejaba de lado su indiferentismo anterior y parecía iniciar un viraje, este aspecto fue el único correcto en su análisis. Porque sobre el resto, la comprensión de la CCI está marcada por la visión, la ilusión en el mejor de los casos, de que la dinámica de esta lucha (en particular de su extensión a todos los sectores del proletariado en Francia) podía ser dejada en manos de los estudiantes mismos. Que ellos eran el ejemplo a seguir. Prácticamente todos los volantes y artículos que la Corriente realizó durante este período saludaron “un combate de clase ejemplar (Revista Internacional 125, Tesis sobre el movimiento estudiantil, Presentación). Hasta el punto de avanzar en el título de un artículo de Revolution Internationale 367, que “la solidaridad del movimiento de los estudiantes [es] un ejemplo para toda la clase obrera”; en su volante del 16 de marzo, que “la movilización y las asambleas de los estudiantes nos muestran el camino”; y, dirigiéndose solamente a los estudiantes, que “su movimiento, su valor, su sentido profundo de la solidaridad da el ejemplo a toda la clase obrera”; hasta concluir que “los hijos de la clase obrera que están a la vanguardia del movimiento de los estudiantes, son los únicos que pueden abrir una perspectiva a toda la sociedad”. (Saludo a las jóvenes generaciones, 17 de marzo. Traducido al español y subrayado por nosotros). Algunos militantes de esta CCI no vacilaron en declarar más tarde en los foros del acto anual de Lutte Ouvrière que “los obreros españoles en lucha de Vigo han seguido el ejemplo de los estudiantes franceses…”

Esta visión era, a la vez, falsa desde el punto de vista de las necesidades de la lucha, ilusoria para los estudiantes y engañosa para el conjunto de la clase obrera. A pesar del carácter proletario de esta lucha, los estudiantes siguen siendo una parte, aunque combativa, débil e inexperimentada de la clase obrera. Por sí sola no podía imponer una relación de fuerza al Estado burgués, ni desarrollar una dinámica que permitiera la extensión real del combate. El destino de la lucha dependía del hecho de que otros sectores de la clase obrera, más centrales, más determinantes, más experimentados, se lanzaran a la lucha abierta mediante la huelga, que tomaran la dirección y pudieran así imponer una perspectiva más amplia y una relación de fuerzas más favorable 3.

La CCI de hoy y mayo de 1968

El error de análisis –y por tanto la intervención errónea, en este caso privilegiando únicamente la intervención hacia el sector estudiantil– se duplica con un cuestionamiento político, en incluso de principio, importante: “los hijos de la clase obrera que están a la vanguardia del movimiento de los estudiantes, son los únicos que pueden abrir una perspectiva a toda la sociedad”. A fin de fundamentar esta afirmación abiertamente revisionista, las Tesis son llevadas a comparar mayo del 68 y la lucha de 2006: “La movilización actual de los estudiantes, particularmente debido a su capacidad para organizarse y abordar de forma reflexiva los problemas que le son planteados, incluido el de la violencia, están, debido a esto, mucho más cerca de la revolución, del derrocamiento violento del orden burgués, de lo que podían estar las barricadas de Mayo de 1968(…)”(Revista Internacional 122, Tesis sobre el movimiento estudiantil, punto 17. Traducido al español y subrayado por nosotros).

Esta comparación es no solamente “osada”, sino que revisa abiertamente la posición que la CCI ha defendido siempre respecto a mayo de 1968. “Las barricadas de mayo” jamás tuvieron importancia para la verdadera CCI. Siempre denunció “todos esos ‘análisis’ o explicaciones (que) ponen el acento en el papel espectacular del movimiento estudiantil e intentan minimizar el papel de la clase obrera (…)” (Revista Internacional 14, Mayo 68, la reanudación de la lucha proletaria). La fuerza de mayo de 1968 no estuvo jamás en las manifestaciones de estudiantes, que eran consideradas por nosotros como la “cumbre” y la última manifestación de resistencia de una capa social marcada esencialmente por la ideología burguesa y sobre todo pequeñoburguesa.

La fuerza de mayo de 1968 estuvo en las huelgas obreras que han “trastornado irreversiblemente la situación histórica. 10 millones de obreros, en el corazón de la zona más industrializada del mundo, habían cerrado con estruendo una puerta de la historia: la de casi 40 años de aplastamiento ideológico del proletariado, 40 años de contrarrevolución triunfante”. (Revista Internacional 53, 1988). Todavía en 1993, continuábamos denunciando -contra las Tesis de hoy- el hecho de que “lo que fue, por el número de participantes y la duración, la mayor huelga de la historia, se presenta hoy como una agitación estudiantil [… mientras que …] lo que vino a trastornar todo, lo que transformó ‘los acontecimientos de Mayo’ en una explosión mayor fue la entrada en escena del proletariado. Es en el momento en que, a mediados del mes de mayo, se lanza casi por completo a la batalla, paralizando la casi totalidad de los mecanismos esenciales de la maquinaria económica, que las cosas serias comenzaron (Revista Internacional 74, ¿Qué queda de Mayo del 68?).

Y, precisamente, ¿qué queda de mayo del 68 entre los liquidadores de la CCI? ¡Ahora ellos se reivindican del movimiento estudiantil de 1968 y no del movimiento obrero! La lucha reciente de los estudiantes contra el CPE tiene una naturaleza proletaria que no tenían las “barricadas de mayo del 68”. Si hay un paralelo que hacer entre el movimiento de 1968 y el de 2006, debe hacerse entre las huelgas obreras de mayo de 1968 y la lucha contra el CPE. Así, todos los límites y debilidades del movimiento de 2006, así como la intervención que convenía llevar a cabo, aparecen entonces claramente: La debilidad principal del movimiento, y lo que su jugaba políticamente en este combate de clase, fue el hecho de que la clase obrera trabajadora, su parte más determinante, no se unió a los estudiantes en la huelga abierta, masiva, prorrogable (de duración indefinida). Por ello, no pudo ponerse al frente de la lucha y darle otra dimensión, aun cuando participó masivamente en las manifestaciones de calle detrás de los sindicatos”. (Boletín Comunista No. 35, Las lecciones de la lucha contra el CPE, subrayado por nosotros). Una vez más, la continuidad de la CCI es asegurada por nuestra fracción.

Para quien aún tenga en la memoria las lecciones de siempre de nuestra organización, sobre mayo del 68 y sobre las luchas de los años 1980, el punto de vista de la CCI de los liquidadores se desploma, “la movilización y las asambleas de los estudiantes [no] nos muestran [ya] el camino (volante del 16 de marzo) y las Tesis no se sostienen.

La sobreestimación del movimiento contra el CPE

Es sobre la base de esta visión errónea, que da la espalda a las posiciones mismas de la CCI de origen, que olvida dónde se sitúa y cómo se expresa la fuerza del proletariado, que esta organización ha sobreestimado completamente la realidad del movimiento contra el CPE y la fuerza de los estudiantes. Este análisis, que se encuentra en las Tesis, sobrevalúa de manera inaudita la realidad de este movimiento en por lo menos tres planos: la dinámica misma de la lucha entre los estudiantes; la situación general de la relación de fuerzas entre proletariado y burguesía en Francia; y la pretendida debilidad de la burguesía, de su aparato estatal. Veremos también que esta sobreestimación del movimiento está directa y estrechamente ligada al olvido de la dimensión política permanente de la lucha de clases; en breve, a una subestimación consejista de esta dimensión y, en consecuencia, del papel real de las organizaciones revolucionarias.

¿Asambleas a imagen de los consejos obreros de 1917?

En un paralelo sorprendente y más que audaz4 con las revoluciones rusa y alemana, las asambleas de los estudiantes nos son presentadas como si hubieran funcionado “sobre el modelo de los consejos obreros: la riqueza de las discusiones en las que cada quien puede tomar la palabra y expresar su punto de vista, la forma en que la tribuna organiza los debates, los votos, la creación de diferentes comisiones, el nombramiento de delegados elegibles y revocables ante las asambleas generales soberanas; toda esta dinámica, este método de lucha son los que surgieron en los mementos más elevados de la lucha de clases: en 1905 y 1917 en Rusia, en 1918 en Alemania (…)” (Véase la reseña de la reunión pública de París del 12 de marzo, publicada en Internet. Traducido al español y subrayado por nosotros). Las Tesis se extienden más de una página en la descripción de cómo se organizaban las asambleas generales, con el fin de probar que fueron el “pulmón del movimiento”. Se la ahorraremos a los lectores. Sólo señalamos que el texto publicado solamente en inglés: “Notas de las luchas de los estudiantes en Francia”5 saluda el “extraordinario grado de organización”.

Se puede constatar que tenemos ante nosotros una verdadera apología, si no es que un culto a la autoorganización de la lucha, tomada en sí, independientemente del enfrentamiento político contra las fuerzas burguesas, aspecto que abordaremos a continuación.

¿Posibilidad de una huelga de masas y un pánico de la burguesía?

Acompañando a esta apología de las asambleas estudiantiles, la presentación de las Tesis –que fue hecha posteriormente, y por tanto supuestamente fríamente y luego de una reflexión- da prueba de una sobreestimación aun más increíble de la situación general y de la relación de fuerzas entre las clases. Según ésta, el proletariado francés habría estado al borde de la huelga de masas.

Por otro lado, el peligro de un desencadenamiento espontáneo de huelgas directamente en el sector directamente productivo, como había sucedido en mayo de 1968, estaba cada vez más presente”. (Ídem. Presentación de las Tesis). Es necesario notar aquí que la CCI nos indica la posibilidad real de una generalización de la huelga al conjunto de la clase obrera se desarrolló “cada vez más” a todo lo largo de la lucha contra el CPE. Dicho de otra manera, que la relación de fuerzas inmediata entre las clases, proletariado y burguesía, se inclinaba “cada vez más” hacia el proletariado.

¿Cómo explica la CCI actual tal situación? Por un considerable debilitamiento de la burguesía francesa y de todo su aparato estatal, político en primer lugar. Según las Tesis, “una de las características más importantes del episodio actual de la lucha de clases en Francia, es que ha sorprendido casi totalmente al conjunto de los sectores de la burguesía y de su aparato político (partidos de derecha, de izquierda y organizaciones sindicales). Es uno de los elementos que permite comprender también la vitalidad y la profanidad del movimiento como la situación extremadamente delicada en la cual se encentra la clase dominante en este país en este momento”. (punto 4). Y según estas mismas tesis, “la camarilla de Villepin está alarmada (…)”.

En cuanto a los sindicatos, “no previeron que serían masivamente desbordados en la mayor parte de las ciudades universitarias (…). La CGT es ridiculizada (…). Los sindicatos se desenmascaran a sí mismos por sus propias triquiñuelas (…). Es por ello que algunos de los periodistas más inteligentes han podido decir en la televisión: ‘Los sindicatos han sido humillados’. Han sido ‘humillados’ igualmente por las manifestaciones espontáneas de los estudiantes en las calles de la capital el 14 de marzo” (Saludo a las nuevas generaciones, 17 de marzo) 6.

La realidad es que, contrariamente a lo que pueden contar esos mitómanos de la política, la burguesía jamás perdió realmente el control de la situación, en la medida en que el verdadero peligro, para ella, no podía venir del sector estudiantil por muy combativo que fuera. Se nos podría replicar a este nivel que, a pesar de todo, bajo la presión, Villepin tuvo que retroceder y retirar su CPE. Pero ¿dónde está la victoria de los estudiantes, en tanto que es claro que continuarán, con o sin sus diplomas, alimentando los batallones de trabajadores subempleados y desempleados? ¿dónde está su fuerza? ¿en sus asambleas charlatanas e impotentes?7 ¿en las manifestaciones donde, finalmente, toda la izquierda (incluido el PS, que había sido rechazado al principio del movimiento) fue invitada?

El verdadero peligro para la burguesía solamente podía provenir de los principales sectores de la clase obrera, es decir, de los sectores productivos. La clave de la situación era ( y será siempre) esta. Contrariamente a lo que afirman gratuitamente las Tesis, las principales fracciones del proletariado en Francia no estaban dispuestas a luchar abiertamente y aún menos a desencadenar “espontáneamente” huelgas, es decir, a emprender un combate político directo contra las maniobras sindicales. Contrariamente a lo que dice la CCI actual, que ha olvidado las lecciones que sacamos de mayo del 68, la burguesía ha retenido una importante: hacer todo lo posible para evitar que los obreros, si bien sentimentalmente “solidarios” con los estudiantes, no se les unieran en el combate abierto. Y, en 2006, este riesgo era tanto más tomado en cuenta por la burguesía por cuanto los estudiantes que estaban en lucha, que estaban concernidos por el CPE, representan a las jóvenes generaciones del proletariado.

El supuesto desbordamiento de los sindicatos se manifestó… en su control global de las manifestaciones de calle (las fechas, los itinerarios y sobre todo el hecho de que, en las marchas, los contingentes de obreros y estudiantes no pudieran “mezclarse”) y sobre todo en el hecho de que lograron sin dificultad asfixiar la menor voluntad de lucha abierta y colectiva en las empresas.

2.- La posición consejista recupera terreno

El seguidismo consejista de la CCI actual

Pero la CCI nueva no solamente hace errores de análisis y da prueba de la más lamentable desorientación frente a la lucha de clases. Muestra ahora cada vez más claramente que zozobra en el más vulgar consejismo, liquidando así el combate que siempre ha llevado a cabo en su interior la CCI contra las “tendencias consejistas”, en particular las lecciones y adquisiciones trazadas de los debates que se desarrollaron en los años 1980 sobre esta cuestión. En efecto, la CCI actual da prueba del seguidismo más grosero hacia los estudiantes y los “jóvenes”, adulando su inexperiencia y sus ilusiones, presentando su movimiento como “ejemplar” y a estos “jóvenes estudiantes” como la vanguardia del proletariado. No solamente como lo hemos mostrado más arriba, la realidad es completamente distinta –los estudiantes hoy son un sector débil del proletariado, sin experiencia y sensible a la ideología burguesa y pequeñoburguesa- sino que además, esta visión revela una tendencia que la CCI había rechazado claramente en su combate contra el consejismo: “El espíritu de indecisión y el seguidismo de los consejistas que adulan la menor acción de los obreros son particularmente peligrosos en este período” (Revista Internacional Nº 40, El peligro del Consejismo, 1985).

Como lo plantea Lenin: “¿en qué consiste el papel de la socialdemocracia sino en ser el ‘espíritu’ que no sólo se cierne sobre el movimiento espontáneo sino que eleva a este último al nivel de ‘su programa’? Pues no ha de consistir en seguir arrastrándose a la cola del movimiento, cosa que, en el mejor de los casos, sería inútil para el movimiento y en el peor de los casos, extremadamente nocivo”. (Lenin. ¿Qué hacer?- Cap. II. La espontaneidad de las masas.- c) El “grupo de autoemancipación”).

El rechazo de la indispensable confrontación con las fuerzas de la burguesía

¿Cuál es el “error” de orden consejista, cargado de consecuencias para el futuro, que se introduce en esta ocasión y se santifica en las Tesis? Es el “olvido” de la importancia política, en las luchas que lleva a cabo nuestra clase, de la confrontación concreta con las fuerzas de la burguesía. Este “olvido” se expresa particularmente en la subestimación de la acción de la burguesía en el interior mismo de las luchas. Si, en la lucha “de los estudiantes”, las asambleas eran a la imagen de los consejos de 1917 y 1919, en una situación en que existía un “peligro de huelgas en el sector productivo”, ¿cómo imaginar que los partidos de izquierda e izquierdistas, y los sindicatos no hayan intervenido en su seno para sabotearlas? ¿Cómo imaginar entonces que no haya habido un verdadero enfrentamiento político en el interior de estas asambleas? ¿No es precisamente lo que sucedió en el interior de los consejos obreros en Rusia y Alemania, para retomar el osado paralelo de la CCI? La visión que la CCI actual nos entrega representa una subestimación completa de la acción misma de las fuerzas de la burguesía en el interior de las luchas. Y deja completamente de lado la necesidad de enfrentamiento político con la burguesía, y en primer lugar con sus fuerzas sindicales y políticas que se encuentran en el interior mismo de la clase obrera, en las empresas, en las asambleas, en las manifestaciones…

Esta táctica de la burguesía con miras a ocupar el terreno (…) constituye en el momento actual una verdadera ofensiva política de la burguesía contra el proletariado. Este último no puede evitar esta batalla política que le es impuesta. No puede, ni debe, dejar a los partidos de izquierda y sindicatos maniobrar libremente sobre el terreno de la defensa de sus condiciones de vida, sino que debe oponerse y enfrentar resuelta y sistemáticamente sobre este terreno sus maniobras” (Revista Internacional 44, Resolución del 6° Congreso de la CCI adoptada en noviembre de 1985, subrayado nuestro). “Dejar a los partidos de izquierda y sindicatos maniobrar libremente” es exactamente a lo que remite el saludo sin reserva, el destacar la ejemplaridad de las asambleas estudiantiles que hace la actual CCI. Al hacerlo, se une al grupo consejista Perspectives Internationalistes que saluda, en la lucha contra el CPE, “la tentativa de mantener un control sobre el movimiento, lejos de los partidos políticos y(…) lejos de los sindicatos”, y que invita así abiertamente a los proletarios a desertar del combate en lugar de armarlos contra la acción del enemigo de clase en su seno. La apología de las asambleas estudiantiles, presentadas como ejemplo a seguir, no es más que la expresión de la deserción, por parte de la CCI de los liquidadores, del enfrentamiento político real con las fuerzas políticas de la burguesía en el interior de la lucha y las asambleas.

La apología oportunista del apolitismo

Esta deriva hacia el consejismo es abiertamente enarbolada y reivindicada en las Tesis. Al comparar mayo del 68 y el movimiento de 2006, y al subrayar la mayor profundidad de éste último, hacen una apología del apolitismo: “Es por ello también, paradójicamente, que los temas “radicales” o “revolucionarios” están muy poco presentes en las discusiones y preocupaciones de los estudiantes de hoy. Mientras que los del 68 habían transformado, en muchas partes, las facultades en foros permanentes de debate de la cuestión de la revolución, de los consejos obreros, etc., la mayoría de las discusiones que tienen lugar hoy en las universidades giran alrededor de cuestiones mucho más “terrenales”, como el CPE y sus implicaciones, la precariedad, los medios de lucha (bloqueos, asambleas generales, coordinaciones, manifestaciones, etc.). Sin embargo, su polarización alrededor del retiro del CPE, que aparentemente muestra una ambición mucho menos ‘radical’ que la de los estudiantes de 1968, no significaría una menor profundidad del movimiento actual en relación al de hace 38 años. Todo lo contrario”. (Punto 12, subrayado nuestro).

Señalemos de paso que el uso del “paradójicamente” revela la conciencia del eminente redactor de las Tesis de que lo que desarrolla aquí está en contradicción y ruptura con toda la visión que la CCI defendía hasta entonces sobre la necesaria politización de las luchas. Y este uso del término “paradójicamente” permite además, a los militantes de la CCI que aspiraran todavía a un poco de memoria, aplastar ésta sin muchas dificultades, y tragarse el platillo de la liquidación sin demasiados retortijones de estómago.

A riesgo de despertar aun más los rencores y odio hacia nosotros, intentaremos una vez más refrescar la vergonzosa memoria de los militantes de la CCI sobre lo que decíamos y defendíamos en positivo, ellos y nosotros, en común, sobre la dimensión política de mayo del 68. ”La palabra ‘revolución’ se escucha en todas las bocas y las cuestiones de saber lo que era o había sido posible, como habían sido las grandes luchas obreras del pasado, se volvieron temas centrales de discusión (…). Se discutía en todas partes: en las calles, en las fábricas ocupadas, en las universidades y en los liceos, en las ‘casas de estudiantes’ de los barrios obreros, transformados en lugar de reunión política por los ‘comités de acción’ locales. El lenguaje del movimiento obrero que llama las cosas por su nombre: burguesía, proletariado, explotación, lucha de clases, revolución, etc. se desarrollaba porque era naturalmente el único capaz de abarcar la realidad (Revista Internacional 74, ¿Qué queda de mayo de 1968?, 1993).

¿Cuántas veces en el pasado, en continuidad con el movimiento revolucionario marxista, nuestra organización combatió la visión consistente en rechazar la dimensión política del combate de la clase contra los anarquistas y consejistas de todo tipo? Hay que recordar lo que Marx decía de Bakunin en 1870: “Este asno ni siquiera ha comprendido que todo movimiento de clase como tal es necesariamente un movimiento político y siempre lo ha sido”. Engels le hará eco, un año más tarde, en su discurso en Londres: “La experiencia de la vida actual, la opresión política que le es impuesta, por los objetivos ya sea políticos o sociales, obligan a los obreros a ocuparse de la política quiéranlo o no. Predicarles la abstención sería arrojarlos a los brazos de la política burguesa”. Décadas más tarde, Lenin desarrollará esta cuestión contra el “economismo”: “En vez de exhortar a marchar hacia delante, a consolidar la organización revolucionaria y extender la actividad política, comenzaron a incitar a volver atrás, hacia la lucha exclusivamente tradeunionista. Se proclamó que ‘la base económica del movimiento es velada por la aspiración constante de no olvidar el ideal político’” (Lenin. ¿Qué hacer?- Cap. II. La espontaneidad de las masas.- b) Culto de la espontaneidad).

Al hacer la apología de lo ”terrenal” en detrimento de lo “radical”, la nueva CCI se une así claramente con todos aquéllos a quienes el marxismo, a lo largo de su historia, ha combatido constantemente, a todos aquéllos que tienden a desnaturalizar y desarmar la lucha de la clase obrera, tanto en el plano cotidiano como histórico.

El fetichismo de la autoorganización “pura” sin enemigo de clase

Siguiendo el hilo de lo anterior, la CCI actual presenta, pues, las asambleas estudiantiles como el ejemplo a seguir. “La solidaridad y el valor de los estudiantes en lucha son ejemplares. La libertad de expresión y la cultura del debate que se han visto en las asambleas generales masivas de los estudiantes, decisiones y mociones con miras a ampliar, profundizar y organizar el movimiento adoptadas a mano levantada luego de discusión, la elección de delegados responsables ante las asambleas, es la verdadera “democracia”, ¡es decir, el control directo y responsable por los estudiantes de su lucha!” (Volante del 16 de marzo). Éstas habrían sido la marca del carácter de clase de la lucha y de la madurez del movimiento. “El carácter profundamente proletario del movimiento queda igualmente ilustrado en las formas que se da, particularmente las de las asambleas generales soberanas en las cuales se manifiesta una vida real, que no tienen nada que ver con las caricaturas de ‘asambleas generales’ convocadas habitualmente por los sindicatos en las empresas (…). Se muestra claramente la oposición que se hace aquí entre las asambleas sedicentemente “soberanas” de los estudiantes y las “caricaturas” de asambleas en las empresas, en las cuales incluso los sindicatos están abiertamente presentes y en las cuales estos intervienen abiertamente para sabotear las luchas. ¿Pero qué es lo que representa la realidad y el futuro de los combates proletarios? ¿Asambleas vacías como por milagro de sindicatos e izquierdistas o bien asambleas donde se enfrentan fuerzas burguesas y fuerzas proletarias? Es interesante, pues, mostrar aquí la visión de la CCI actual que tiene la genialidad de encontrar la “vida real” de la clase fuera de la lucha de clases.

El culto a la espontaneidad: otra característica del consejismo

Las Tesis no abordan directamente la cuestión de la espontaneidad. Pero el informe que la prensa de la CCI hizo de una reunión pública en Brasil la desarrolla como representativa de la fuerza y profundidad del movimiento contra el CPE. “Efectivamente, una de las características tanto del movimiento de Salvador 2003, como de las movilizaciones contra el CPE ha sido su carácter espontáneo. Estos movimientos surgen espontáneamente como respuesta de las jóvenes generaciones de futuros proletarios a la precariedad que intenta imponer la burguesía mediante las medidas que toma para enfrentar la crisis económica. El movimiento tiende así a organizarse espontáneamente dándose sus propios medios de lucha. En el caso del movimiento de los estudiantes en Francia, esto se concreto en asambleas generales soberanas con delegados elegidos y revocables por éstas, comités de huelga, etc., gracias a la propia dinámica del movimiento y a la debilidad relativa de las fuerzas de encuadramiento sindical en estos sectores, mucho menos fuertes que en los lugares de trabajo. El movimiento pudo así oponerse a la acción de los sindicatos y de las organizaciones estudiantiles que tienden a mantener el movimiento en el marco de las barreras de la legalidad burguesa y a controlarlo para mejor asfixiarlo” (Revolution internationale 371, Dos reuniones públicas comunes en Brasil. Traducido al español y subrayado por nosotros).

No volveremos aquí sobre el carácter espontáneo del movimiento estudiantil que no nos parece tan evidente. Y aún menos sobre su capacidad para “oponerse a la acción de los sindicatos y las organizaciones estudiantiles”. Hemos visto que no es así. Tampoco volveremos ya sobre el carácter “soberano” de las asambleas que han abandonado su poder de decisión y acción a los sindicatos e izquierdistas, e incluso al Partido Socialista. La espontaneidad se presenta aquí como el principal elemento que manifiesta la calidad del movimiento, el que permitió a las asambleas ser supuestamente “soberanas”, el que “así” permitió “oponerse a la acción de los sindicatos”, mientras que ello no fue así. Es importante ante todo recordar la manera cómo nuestra organización sabía, antes de su deriva actual, evaluar ésta en el marco de las luchas inmediatas:

Los movimientos espontáneos no traducen necesariamente un nivel de conciencia más elevado que los movimientos que se desarrollan ante el llamado de los sindicatos:

- Por una parte, numerosas luchas surgidas espontáneamente, han sido y son todavía recuperadas fácilmente por los sindicatos.

- Por otra parte, la ocupación sistemática del terreno social por la izquierda en la oposición conduce frecuentemente a los sindicatos a tomar la delantera de los combates portadores de un fuerte potencial de toma de conciencia.

- Finalmente, en ciertas circunstancias históricas, especialmente aquellas en donde la izquierda está en el gobierno, como fue el caso frecuentemente durante los años 60-70, huelgas espontáneas e incluso salvajes, pueden ser solamente la simple traducción práctica de la oposición declarada de los sindicatos a toda lucha sin por ello expresar un nivel elevado de la conciencia en la clase. (Revista Internacional 47, Resolución sobre la situación Internacional adoptada en junio de 1986, Subrayados nuestros).

Esto era en la época en que la CCI consideraba que, cuando la clase expresa su combatividad, las asambleas, incluso en las luchas convocadas y organizadas por lo sindicatos, son lugares de “vida real” de los que la clase debe tomar la dirección, y no caricaturas de asambleas en nombre de una visión abstracta e idealista de la “autoorganización“, en nombre de una imaginaria lucha de clases “pura”.

Sobre este culto a la espontaneidad, recordemos sobre todo lo que decía Lenin: “Frecuentemente se oye decir: la clase obrera tiende espontáneamente hacia el socialismo. Esto es completamente justo en el sentido de que la teoría socialista determina, más profunda y certeramente que ninguna otra, las causas de las calamidades que sufre la clase obrera, y precisamente por eso los obreros la asimilan con tanta facilidad, siempre que esta teoría no retroceda ante la espontaneidad, siempre que esta teoría someta a la espontaneidad (…) La clase obrera va de modo espontáneo hacia el socialismo, pero la ideología burguesa, la más difundida (y constantemente resucitada en las formas más diversas), se impone, no obstante, espontáneamente más que nada al obrero.” (Lenin. ¿Qué hacer?- Cap. II. La espontaneidad de las masas.- b) Culto de la espontaneidad.- Nota de pie de página).

Conclusión

Durante nuestro debate y nuestro combate contra el consejismo en los años 1980, nuestra organización, la CCI, advertía contra el “peligro del consejismo [que] aunque se manifiesta plenamente en los acontecimientos revolucionarios, es un peligro desde ahora [para] el débil medio revolucionario” (Revista Internacional 40, El peligro del consejismo. 1985. Disponible en el sitio Internet de la CCI). En aquélla ocasión nuestra organización había terminado por desembarazarse de algunas de sus debilidades de orden consejista ligadas a su constitución en 1968. Es así que durante esos años nuestra organización había integrado plenamente la cuestión de la necesidad vital de la organización política del proletariado, el partido, y había desarrollado toda una comprensión y una práctica de “organización militante y combativa” en la perspectiva de los enfrentamientos revolucionarios y de la constitución del partido mundial del proletariado.

Convergencias con los grupos consejistas, huida ante el combate político contra las fuerzas de la burguesía, subestimación del papel dirigente y de vanguardia política de las organizaciones comunistas, fetichismo de la autoorganización, culto a la espontaneidad y al seguidismo, la CCI actual liquida no solamente las adquisiciones políticas de nuestra organización, la experiencia y tradición de la izquierda comunista, sino también el combate del marxismo contra el anarquismo y el de Lenin contra el economismo. La ironía de la historia quiere que al liquidar más particularmente las lecciones de los años 1980 sobre la intervención de los revolucionarios, la responsabilidad del partido y el papel de la conciencia de clase en la lucha revolucionaria del proletariado, la CCI de la liquidación se une ahora al consejismo de un grupo como Perspectives internationalistes 8 cuyos principales miembros… habían dejado a la CCI precisamente durante aquél combate contra el consejismo. Sobre este plano también, el círculo se ha cerrado.

El peligro del consejismo no se encuentra, pues, únicamente entre los negadores del partido; puede amenazar incluso a una organización revolucionaria tan armada como la CCI. Es tanto más peligroso por cuanto frecuentemente el consejismo no osa decir su nombre y se esconde detrás de un reconocimiento formal del marco programático y organizativo centralizado”. (ídem)

El consejismo de la CCI nueva, de la CCI de los liquidadores, se vuelve tanto más peligroso por cuanto “no osa decir su nombre y se esconde detrás de un reconocimiento formal del marco programático y organizativo” de la verdadera CCI y de la continuidad política con la Izquierda Comunista Internacional. Así, cuestión tras cuestión, posición tras posición, palmo tras palmo, principio tras principio, nuestro marco programático y nuestra experiencia política y organizativa son sistemática y metódicamente desmontados, destruidos, liquidados. Solo nuestra fracción los defiende aun.

Pero nos cuidaremos de limitar el peligro del consejismo “oculto” a tan sólo la CCI de la liquidación. Que se haya apoderado de la parte actualmente más débil del campo proletario, de su ala oportunista derechista, no significa que los otros componentes de este campo estén inmunizados. El llamado y la atracción del consejismo es una amenaza permanente contra las organizaciones comunistas actuales. La renuncia –política y no psicológica- ante las dificultades – el temor –político- ante el enfrentamiento de clases, ante el combate político, las vacilaciones y el pesimismo –políticos- ante el papel y la eficacia del combate cotidiano de los comunistas y de sus organizaciones, la dispersión y las dudas –políticas- sobre la posibilidad y la necesidad de la organización política, del partido mundial del proletariado, ejercen una presión permanente contra el conjunto del campo proletario y de los militantes comunistas.

Pensamos que el consejismo constituye el mayor peligro para el medio revolucionario desde ahora, y mucho más que el sustitucionismo, se volverá un gran peligro para la intervención del partido en las luchas revolucionarias futuras”. (Ídem.)

Diciembre de 2006.


Notas:

1 En nuestro boletín anterior mostramos que este era el caso a propósito de la violencia de clase y también cuando esta organización llama a los obreros a solidarizarse con “los CRS –la policía antimotines- heridos” () y a los estudiantes “a hacer oír su voz, a participar masivamente y en calma en la manifestación del sábado 18 de marzo contra el trabajo precario y el desempleo, contra la represión, contra los atentados al derecho de huelga. El derecho de huelga, la libertad de expresión son adquisiciones de la lucha de la clase obrera del siglo XIX” (Volante de la CCI del 16 de marzo, subrayado nuestro).

2 Remitimos a nuestros lectores a nuestro boletín (ver del número 19 al 23 y el número 28 sobre el increíble volante de la CCI que interroga a los obreros en huelga “salvaje” sobre la utilidad de la huelga, mientras que el conjunto de la burguesía, con los sindicatos a la cabeza, la condenaban y amenazaban a los obreros; un verdadero trabajo de rompehuelgas…

3 Remitimos a nuestros lectores a nuestro boletín 35 para leer o releer nuestra toma de posición sobre esta lucha.

4 Más allá de la “fraseología hueca y sonora” y “ultrarrevolucionaria” (como decía Marx contra los bakuninistas) tomada por estos señores, uno puede legítimamente demandarse si su “audacia” es la prueba de una ignorancia crasa de la historia del movimiento obrero o el signo de un embalamiento pequeñoburgués.

5 La misma que nos da a conocer y que saluda el hecho de que “la asamblea general de la facultad de Censier adoptó una moción ‘de apoyo a los estudiantes heridos, contra los daños hechos a los inmuebles, y de simpatía hacia los CRS [la policía anti motines] heridos’ [pues] los hijos de los CRS que son mal pagados, también son afectados por los ataques del gobierno…”

6 Se podría dar otras citas que van en el mismo sentido, por ejemplo: “Para la CCI es claro que este movimiento de la juventud escolarizada asusta a la clase dominante. El señor Villepin y sus pequeños camaradas, de derecha como de izquierda, simplemente tienen temor de que la creatividad de los estudiantes de Censier dé malas ideas al conjunto de la clase obrera. (…) El silencio de los medios de difusión, la falsificación de sus informaciones, el manoseo de sus cámaras, de sus reportajes, y de sus entrevistas tienen un solo significado: son una ilustración del temor de la burguesía. Y este temor es tanto mayor por cuanto los estudiantes más conscientes, son los que están hoy a la vanguardia del movimiento”. (Exposición en la reunión Pública de París del 11 de marzo de 2006). Todavía mejor, el 23 de marzo en un volante, la CCI señalaba que “este movimiento de solidaridad de toda la clase obrera ha suscitado una profunda inquietud en el seno de la burguesía mundial. Subrayados nuestros. Es impresionante ¿verdad?

7 Los mismos militantes de la CCI lo han reconocida vía los “reproches” llorones dirigidos hacia los izquierdistas, durante el pasado evento de Lutte Ouvrière, según los cuales la “coordinación nacional” no respetaba las decisiones de las asambleas.

8 Hay otros dominios sobre los cuales la CCI de los liquidadores converge últimamente a grandes pasos hacia los temas ideológicos, no marxistas, que han desarrollado grupos de tendencia consejista como Perspectives Internationalistes. Además de la firma de la Declaración internacionalista desde Corea contra la amenaza de guerra. (ver nuestro boletín 37), la CCI comparte cada vez más la postura y el método de PI y de otros similares para abordar cuestiones como la solidaridad, la moral, etc., La diferencia es que hace ya mucho tiempo que PI no se reivindica de la CCI y que critica abierta y honestamente sus fundamentos programáticos y organizativos…


Fracción interna de la CCI - Boletín Comunista (Nº 38)