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COMENTARIOS ADICIONALES
LUEGO DEL RECHAZO (21 DE ENERO DEL 2005) AL ACUERDO FIRMADO POR EL SINDICATO TWU CON LA DIRECCIÓN

Luego de la redacción de nuestra toma de posición sobre la huelga de los proletarios de los transportes, metro y autobuses, de la ciudad de Nueva York, un elemento adicional ha venido a confirmar la dimensión histórica e internacional de esta lucha. El 21 de enero, un mes después de que la huelga de tres días terminó en la amargura y con un sentimiento de inconclusa, los asalariados de la empresa fueron convocados para pronunciarse mediante referendo sobre el acuerdo firmado entre el sindicato, el sindicato (Transit Workers Union) y la dirección de la empresa (Metropolitan Transit Authority).

Por 11,234 votos contra el acuerdo y 11,227 a favor, es decir, por 7 votos de diferencia, los trabajadores rechazaron el acuerdo firmado por el sindicato. Siete votos de diferencia sobre 22,000 votantes pueden parecer insignificantes, si no es que algo casual.

sin embargo... Fue sobre el terreno mismo del Estado capitalista, en el marco de sus reglas y leyes antihuelga y antiobrero, en el voto individual, en el secreto del aislamiento, sin poder medir y sentir la fuerza del colectivo obrero, sin debatir en asamblea general, en la dispersión de los sectores más combativos, conductores de autobús, de metro, obreros de talleres reparación y de mantenimiento, etc…, diluidos en medio de otros sectores tradicionalmente menos combativos (administrativos, directores) y más aislados, sobre el terreno mismo del enemigo de clase, a saber el marco del voto, el tema del voto, el “ritmo” del voto, en las condiciones más desfavorables, fue que los obreros por lo menos rechazaron el acuerdo. Y esto después de un mes de una huelga de tres días durante la cual los huelguistas sufrieron una presión mediática inusitada, hecha de insultos y amenazas de una violencia increíble, y que habría podido desembocar en una desmoralización y sentimiento profundo de impotencia, si no es que de derrota. Y esto mientras que esta presión mediática no había cesado desde entonces hasta el mismo día del voto. Tal como no habían cesado las presiones del sindicato y las amenazas de la represión de las “autoridades” de la ciudad y de la MTA.

Este resultado es tanto más remarcable por cuanto una parte importante de los proletarios de MTA, en particular los más viejos, habrían podido conformarse con la preservación de sus condiciones iniciales de retiro, las que inicialmente habían sido cuestionadas y luego “finalmente” preservadas –con el propósito de dividir-. Todas las condiciones, desde el punto de vista de la burguesía, estaban reunidas para que el acuerdo firmado por el sindicato fuera ratificado, y que los obreros sufrieran un golpe más profundo. Sin embargo, no fue lo que sucedió.

Esto significa que los trabajadores han logrado resistir la presión generalizada que han tenido que sufrir desde hace más de un mes. Esto significa que han podido resistir esta presión debido a que han sentido el apoyo de la población y lo barrios obreros de Nueva York, a pesar de las mentiras e insultos de los políticos, periódicos y televisión que les acusaban de comportarse como Bin Laden. Esto significa también que han resistido la intimidación y el terror de la represión que han sufrido (tres días de retención de salario por cada día de huelga) y a las amenazas de multas y prisión que les han dirigido. De golpe, todos y cada uno comprenden mejor el significado real de la terminación de la huelga en diciembre. Lejos de ser una victoria total de la burguesía y en particular del sindicato, la reanudación del trabajo también significó la comprensión de los obreros de una relación de fuerzas momentánea que no estaba entonces ya a su favor, ante la ausencia de perspectivas más amplias en el momento mismo en que la represión masiva iba a caer.

La cuestión que se plantea ahora necesariamente a los obreros es la de las perspectivas de lucha. ¿Es oportuno emprender una huelga abierta desde hoy? O bien ¿ No es mejor organizarse y preparar una lucha más masiva y más extensa desarrollando y extendiendo los contactos tomados durante la huelga con otros sectores (tales como los maestros) y en los barrios obreros?

Nos es difícil apreciar más de cerca la situación inmediata y las potencialidades. Desgraciadamente, el único grupo de la izquierda comunista presente en Nueva York, la sección americana de la CCI, no ha podido hasta el día de hoy, proporcionar más elementos, ni siquiera avanzar perspectivas más inmediatas.

Sin embargo, el rechazo del acuerdo, en las condiciones en que se ha desarrollado la huelga de diciembre, en las condiciones que han separado la huelga del referendo, confirman, al más alto punto, que la huelga de los transportes neoyorquinos expresa la realidad y la fuerza dinámica de la tendencia a la reanudación internacional de las luchas obreras frente al atolladeros del capitalismo en el plano económico y sus ataques contra las condiciones de vida del proletariado por todo el mundo. Incluso en el primero de los países capitalistas, incluso en la ciudad más altamente simbólica del capitalismo y de su potencia. Incluso se ha vuelto un factor de desarrollo al interpelar directamente a todos los proletarios del mundo.

Todos han podido ver que los ataques que sus hermanos de clase de Nueva York sufrían eran exactamente los mismos que los suyos.

Todos han podido ver que las dificultades que encuentran para desarrollar sus luchas eran del mismo tipo y que se oponían a los mismos enemigos, Estado, gobierno, patrones, sindicatos, represión, periódicos a la orden, campañas mediáticas odiosas y masivas.

Todos han podido medir también el nivel de violencia, de terror, de dictadura de clase, la oposición irreductible y encarnizada que la “demócrata y liberal” burguesía americana expresa al más alto grado hacia “su” clase obrera. Todos han podido comprender que la violencia de la lucha de clase conducida por la burguesía americana no era más que la expresión de la violencia que la burguesía internacional no vacilará un minuto en ejercer, cuando no lo hace ya, contra el conjunto del proletariado mundial.

Todos han podido medir también la necesidad de trazar perspectivas políticas de lucha históricas e inmediatas.

¿Qué hacer frente al Estado burgués y el conjunto de sus fuerzas políticas y sindicales? Un gran número de entre ellos han podido también interrogarse sobre la necesidad de organizarse y avanzar perspectivas de combate, y hasta interrogarse también sobre la necesidad de un “partido obrero” al discutir y defender las necesidades inmediatas e históricas de la lucha.

Son también estas necesidades políticas y de organización las que la huelga de los proletarios de Nueva York plantea a su vez, llevando así a un nivel superior la experiencia y las lecciones de la reanudación internacional de las luchas.

5 de febrero de 2006.


Fracción interna de la CCI - Boletín 34