Continuidad política con la CCI, combate político de fracción y
reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias
(Extractos del informe de actividades de la Fracción Interna de la CCI, junio 2005)

A continuación publicamos extractos del informe de actividades que nuestra fracción ha discutido y adoptado. Remitimos a nuestros lectores a la presentación que se hace en la introducción de este boletín. Evidente, absolutamente, es decir sin nuestra exclusión en marzo 2002, este informe debería haberse discutido en el interior mismo de la CCI y sometido al voto de sus militantes. Según nuestras propias reglas organizativas, y según la tradición del movimiento obrero, deberíamos haber participado en los trabajos del 16º Congreso, deberíamos haber podido discutir y combatir también el informe de actividades presentado por la mayoría oportunista de nuestra organización. Es la vida misma de nuestra organización la que se encuentra afectada y la ausencia de debates y de confrontación política de las dos líneas opuestas e irreconciliables, la oportunista y derechista de los liquidacionistas y la marxista representante de la izquierda encarnada por nuestra fracción, que deberían haber tenido lugar en su seno y frente al conjunto del proletariado, debilitan todavía más a la CCI misma y facilitan el trabajo destructor de la liquidación. No hay duda de que nuestra presencia en su seno y nuestro combate permanente contra las derivas y revisiones políticas y teóricas habrían encontrado un eco aún mayor y servido de puente de apoyo para una resistencia acrecentada y organizada contra el oportunismo y la liquidación de la CCI.
Por nuestra parte, y con el fin de contrarrestar al máximo de nuestras posibilidades este debilitamiento y esta sequía de la vida política de una parte importante del campo proletario, llevamos a cabo nuestro combate abierta, públicamente, y llamamos a todas las fuerzas comunistas a participar. Es también con este espíritu y con esta preocupación que publicamos este informe, el cual es tanto un balance de actividades de nuestra fracción como un balance de la deriva política de nuestra organización.

[...] Podemos decir que continuidad y combate políticos son dos características esenciales de nuestra fracción [Y esto] significa que todo balance de nuestras actividades solamente puede hacerse en relación a la evolución (y balance) de nuestra organización, a saber, la CCI. Los tres primeros informes [de nuestra fracción1] son esencialmente un balance crítico de las actividades y orientaciones políticas de la CCI. Y es a partir de estos balances que nuestra fracción proponía orientaciones alternativas a la orientación oportunista del liquidacionismo. Incluso si no estamos ya formalmente en la CCI, y por tanto estamos separados de la vida cotidiana de nuestra organización, el balance de la fracción que sigue no puede ser también más que un balance de la CCI, y no puede evaluarse más que sobre esta última...

Pero primeramente recordemos cuáles eran las principales orientaciones que nuestra fracción quería destacar desde su origen:

Frente a esta situación, nuestra Fracción retoma por su cuenta el Llamado del colectivo (2) y se propone:

A la simple lectura de estas orientaciones, parece evidente que no solamente han sido puestas en práctica y realizadas –basta con ojear los sumarios de nuestros boletines-, sino que además siguen estando actualmente en el centro mismo de nuestra actividad. Corresponderá pues a la discusión no solamente trazar un balance crítico de esta incontestable realización (nos parece que ninguno de nosotros podrá defender que no fueron establecidas y desarrolladas) sino también reafirmarlas o bien, lo que este informe no defenderá, definir nuevas [...]

Antes del 15º congreso de la CCI en 2003, estimamos que “a pesar de su deriva oportunista, la CCI no ha traicionado aún al campo proletario” (presentación del Boletín 13). ¿Es esto aún valedero? Debemos responder explícitamente a esta cuestión porque define “la fase de ‘fracción interna’ o de ‘lucha por el enderezamiento de la organización’, [que] lejos de ser una ‘etiqueta organizativa’, lejos de ser un ‘juego táctico’ con la actual CCI, corresponde e impone, nos impone, un método y orientaciones de acción y reflexión muy precisas y bien delimitadas”. (ídem).

Así, pues, debemos retomar la evolución política real de la CCI y nuestro combate de fracción. Lo haremos desde la primavera de 2003. Esta fecha corresponde a la vez a plazos organizativos (nuestro anterior informe y el 15º congreso de la CCI) así como a acontecimientos históricos importantes (la guerra en Irak y las luchas obreras masivas en Francia mayo-junio 2003). Si bien la dinámica oportunista de la CCI es el factor que determina el combate de nuestra fracción, es conveniente señalar que uno de los ejes principales de este combate, si no es que el principal, es la intervención política de nuestra fracción ante los otros grupos del campo proletario, en primer lugar hacia el BIPR, que integraremos también en este balance general.

EL COMBATE CONTRA LA DERIVA OPORTUNISTA DE LA CCI

La resolución del 15º congreso internacional de la CCI

El rechazo de la alternativa histórica “guerra o revolución”

El primer acontecimiento de importancia –los tomaremos en orden cronológico- es la revisión por la CCI de uno de los principios del marxismo y del movimiento obrero: la alternativa histórica guerra o revolución. Cierto, esta revisión no ha sido conocida más que después de la guerra en Irak y las huelgas obreras de la primavera de 2003 en Francia. Pero la introducción de esta revisión, como lo señalan por otro lado los liquidadores mismos, es anterior a esos acontecimientos. Además es de importancia histórica y marca un paso importante en la deriva oportunista. De hecho. esta resolución “fundamenta” en gran parte las diferentes revisiones oportunistas que se han manifestado en los meses siguientes.

“La crisis económica (...) sigue profundizándose, pero contrariamente al periodo de 1968 a 1989, mientras que la salida de esas contradicciones solamente podía ser la guerra o la revolución, el nuevo periodo abre la vía a una tercera posibilidad: la destrucción de la humanidad, no a través de una guerra apocalíptica, sino a través de un avance gradual de la descomposición (...). La descomposición (...) podría a plazo minar la capacidad del proletariado de responder como clase (...). En el nuevo escenario, la clase obrera podría ser derrotada de una manera más o menos abierta y menos directa, simplemente al no lograr responder a la crisis del sistema y dejándose arrastrar cada vez más en la espiral de la decadencia”. (Resolución del 15º congreso de la CCI, Revista Internacional 113, subrayado nuestro).

Nuestra fracción reaccionó inmediatamente ante esta revisión de una posición fundamental del marxismo en el boletín 21. Desde entonces no ha dejado, cada vez que es posible, de denunciar esta toma de posición y de apelar a una parte de los militantes de la CCI, sea individualmente durante los encuentros (RP en París por ejemplo), sea en diversos artículos (Sobre el 16º congreso de RI, Llamado a Rivoluzione..., véase boletines 25, 27), a tomar conciencia y luchar contra esta revisión y por otra parte, de interpelar e invitar al conjunto de los grupos y elementos del campo proletario a reaccionar. Si podemos afirmar que hemos sabido, globalmente, asumir plenamente nuestro papel de fracción y de defensa de un principio central del movimiento obrero ante su traición, es conveniente también constatar que solamente recientemente, es decir tardíamente, el BIPR (¿y Le Prolétaire? Si es así, aún más tímidamente) ha manifestado su conocimiento de esta postura y su gravedad para, si no denunciarla, al menos mencionarla aquí a o allá (en su prensa un poco, en las discusiones individuales). Sabemos que nuestra denuncia ha tenido un impacto en el interior mismo de la CCI y que ha provocado fuertes remolinos y un fuerte malestar políticos: apareció abiertamente, y aparece todavía abiertamente, en la prensa territorial de la CCI (RzIz por supuesto, pero no solamente) en retruécanos de frases que tratan de conciliar las “dos posiciones” y manteniendo silencia sobre la denuncia y... en la reacción furiosa y... políticamente impotente de la liquidación (véase por ejemplo la nota del artículo Las raíces marxistas de la descomposición, Revista Internacional 117) que trata de descalificarnos como militantes sin responder a la cuestión política.

¿Se puede decir que nuestra denuncia ha sido, y sigue siendo un freno, a la imposición completa de esta revisión en el interior mismo de la CCI? ¿Que ha tenido un impacto inmediato, real, concreto incluido en el interior de nuestra organización? Plantear la cuestión, si vale, ya que se plantea en todos los planos, tiene su importancia porque se trata de ver si el combate de nuestra fracción tiene también un impacto positivo en el interior mismo de nuestra organización al frenar la deriva oportunista. La heterogeneidad de la prensa, las confusiones y contradicciones manifiestas, la respuesta rabiosa de la liquidación que esquiva vergonzosamente la cuestión política, muestran que no solamente nuestro combate ha tenido efectos positivos sino que además puede permitir, puede servir de punto de apoyo, no hay que dudarlo, para que una oposición interna, una reacción de clase surja en el seno de la CCI. Afirmar esto no quiere decir que esta reacción logrará desarrollarse más allá de una resistencia pasiva y dispersa.

Y evidentemente, nuestra denuncia y combate en este plano han llamado la atención de todo el campo proletario, grupos e individuos, incluidos los simpatizantes y militantes de la CCI, que estaban ciertamente, en su gran mayoría, en la ignorancia de esta revisión, o no veían todo su significado político. Sin embargo, en este plano, el campo proletario no se inmiscuye verdaderamente, en todo caso no al nivel necesario. Por lo menos, subestima este combate. Esto no debe desanimarnos tanto más que esta lucha contra el oportunismo actual de la CCI apenas comienza en la medida en que, con toda evidencia, va a acentuar sus ataques contra el conjunto del campo proletario, y en particular tratará de atajar y destruir la dinámica actual de discusiones, debates, confrontación abierta de las posiciones políticas, en breve la dinámica de reagrupamiento internacional de los revolucionarios, gran victoria desde el punto de vista del liquidacionismo de la CCI actual –de su intervención en Argentina ante el NCI (3).

La tendencia al rechazo de la lucha de clases y el abandono de la posición sobre el imperialismo

La resolución no se detiene en la revisión explícita de una posición de siempre del marxismo. Santifica la misma dinámica a la revisión y al rechazo de principios marxistas tales como la lucha de clases y el imperialismo.

En el nuevo escenario, la clase obrera podría ser derrotada de una manera más o menos abierta y menos directa, simplemente al no lograr responder a la crisis del sistema y dejándose arrastrar cada vez más en la espiral de la decadencia (...) La clase obrera en este periodo ha sido confrontada no solamente a sus debilidades políticas, sino también al peligro de perder su identidad de clase bajo el peso de un sistema social en plena desintegración” (punto 15) afirma la resolución del 15º congreso. Otros pasajes de esta resolución introducen la misma tendencia al abandono del principio central del marxismo, a saber que “la lucha de clases es el motor de la historia”. Nuestra crítica a la resolución señala también este punto tanto más que fue a continuación de las huelgas de la primavera de 2003, es decir luego de la intervención derrotista de la CCI y de la intervención decidida de nuestra fracción sobre la base de las posiciones y la experiencia militante de la CCI. En la medida en que esta cuestión se expresa más en términos de tendencia que en términos de revisión abiertamente reivindicada, este punto denunciado entonces de encuentra posteriormente en el centro de nuestro combate en la realidad concreta de las luchas obreras.

“El abandono de esas instituciones [ONU y OTAN] del “derecho internacional” representa un avance significativo del caos en las relaciones internacionales (punto 8). (...) En el periodo de la descomposición capitalista, el movimiento hacia la formación de nuevos bloques está constantemente contrarrestado por la contratendencia de cada país a defender sus intereses nacionales inmediatos ante todo, por la tendencia al cada uno para sí. Las profundas divisiones entre países europeos sobre la guerra en Irak han mostrado que “Europa” está lejos de formar un bloque coherente como algunos elementos del movimiento revolucionario tienen tendencia a afirmarlo”.

Este punto también es denunciado en nuestra crítica. Ese rechazo a la noción de imperialismo constituye incluso desde el inicio mismo de nuestra fracción, desde el 11 de septiembre de 2001 y los atentados en los Estados Unidos, la primera cuestión “no organizativa” sobre la cual hemos llevado a cabo una batalla abierta en nuestro boletín (véase boletín 5 y 6) y durante nuestra última participación en una reunión de la CCI, el BI plenario de enero de 2002. Sobre esta cuestión también, nuestra intervención ha tenido un impacto en el campo proletario al impulsar el debate y la clarificación política (véase las tomas del posición del BIPR y también las en parte críticas de Prolétaire) así como en la CCI (una vez más esto se ha manifestado abiertamente en RzIz pero también en las tomas de posición contradictorias de la prensa de la CCI).

Detrás de todas esas impugnaciones se encuentra la cuestión de la “Descomposición” como visión global (e incluso globalizante) de la situación del capitalismo que es una visión por lo menos idealista, que le da la espalda cada vez más abiertamente al marxismo y que se manifiesta en análisis e intervenciones oportunistas. En particular, rompe con la noción de decadencia. Así que hemos tenido que defender la problemática y la cuestión a la cual la CCI había tratado de responder en la época sobre la situación histórica inédita abierta con el fin del bloque imperialista del Este y de la URSS en concordancia, en el marco mismo de la decadencia.

La guerra en Irak

El contenido político del volante del 20 de marzo de 2003 que la CCI distribuyó, o más bien que supuestamente distribuyó, durante el estallido de la guerra en Irak, denuncia correctamente la guerra imperialista y defiende también correctamente que solamente la lucha de la clase obrera puede oponerse a la guerra imperialista y poner fin al capitalismo. Cierto, en ningún momento, destaca el hecho de que la oposición de Francia y Alemania constituye el establecimiento de un polo imperialista alternativo y que por tanto marca una dinámica burguesa afirmada hacia la guerra imperialista generalizada. la posición desarrollada tiende pues a subestimar la gravedad y el significado de la guerra, y sobre todo del enfrentamiento entre las principales potencias imperialistas. La guerra en Irak es para la CCI un momento de del desarrollo del cada uno para sí y del caos imperialistas.

El volante denuncia también al pacifismo. Cierto, aquí también correctamente, digamos en sí. Pero la toma de posición está más allá de la situación y la denuncia es atemporal. Sin embargo, es sin duda sobre el pacifismo reducido a simples ilusiones que la falta de convicción y compromiso militante se expresa más:

Esas ilusiones solamente pueden desarmar toda oposición real al curso hacia la guerra que el capitalismo lleva consigo de manera ineluctable. Peor aún, preparan el enrolamiento en la guerra: ya que puede existir un “buen” capitalismo “pacífico” y “respetuoso de los intereses del pueblo”, entonces hay que tomar las armas cuando esté amenazado por el “mal” capitalismo “belicista” y “antidemocrático”. Es por ello que estas ilusiones son deliberadamente impulsadas por todas las fuerzas políticas de la clase dominante y ante todo por los partidos de los sedicente “izquierda”, de los socialdemócratas a los trotskistas” (¡Contra la guerra imperialista! ¡Contra las ilusiones pacifistas! ¡Por la lucha de clase en todos los países!, volante de la CCI del 20 de marzo de 2003).

Sin embargo, el contenido del volante es globalmente justo al punto que nos dispusimos a distribuirlo (y que uno de nuestros militantes lo hizo en su lugar de trabajo). Ante el rechazo de la CCI (véase boletín 18), hemos difundido nuestro propio volante y el del BIPR. Pero si bien la deriva oportunista de la CCI no se manifiesta particularmente en el contenido político de su volante, se expresa en cambio de manera deslumbrante en la más que tímida movilización de los militantes de la CCI para las manifestaciones (París 22 de marzo y sobre todo el 3 de abril en México) y en el hecho de que el volante... no fue difundido masivamente (al punto que en París el liquidador en jefe Peter –este hecho se repitió además en otras ocasiones-, único militante movilizado para la ocasión a pesar del preaviso de huelga para esta jornada de acción sindical en todos los sectores de la función pública, no distribuye el volante en la manifestación del 3 de abril sobre los retiros mientras que trae una mochila llena y nosotros le proponemos ayudarle.. ver Boletín 19). Es particularmente a nivel militante y organizativo que el oportunismo, en la ocurrencia bajo la forma de deserción del combate político, se expresa.

La fracción interviene:

La Fracción propuso al BIPR, al PCI y a la CCI ayudar a la difusión de cualquier volante internacionalista, con el cual estuviera de acuerdo, que produjeran esto grupos. Igualmente llamó a todos los militantes internacionalistas aislados a unirse a estos grupos políticos para hacer escuchar lo más fuertemente posible la voz proletaria.” (Boletín 18).

El volante del BIPR destaca toda una serie de reacciones proletarias, cierto que limitadas pero no menos reales, contra el desencadenamiento de la guerra. Esas reacción serían posteriormente completamente ignoradas por la CCI. Por nuestra parte, las retomamos en ese boletín 18 y citamos algunas otras en Bélgica y Francia.

Sin embargo, no es alrededor de este acontecimiento que la deriva oportunista de la CCI se manifiesta más abiertamente, en todo caso que aparezca como tal a los ojos de la mayoría de los elementos del campo proletario (recordemos además que la resolución del 15º congreso aún no ha sido adoptada, y meno aún conocida). Pero la ruptura política y militante que constituye el liquidacionismo con la CCI de siempre se afirmaría de manera tajante y deslumbrante en los dos meses siguientes, durante las huelgas francesas de mayo-junio de 2003.

Las huelgas de la primavera de 2003

No volveremos en este informe sobre esta experiencia de lucha, sobre el “análisis” de nuestra organización de origen y su intervención abiertamente de esquirol, abiertamente derrotista, cuando tuvo lugar; ni sobre nuestra propia intervención activa, dinámica (tanto ante la clase como ante el campo proletario como un todo); ni tampoco sobre todo el combate político que siguió contra la liquidación de la experiencia militante de la CCI, en particular de los años 1970-1980, contra la falsificación de la intervención de la CCI durante las huelgas de 1995. Estamos seguros que los camaradas recuerdan aún lo esencial de lo que pasó. Si no, es posible referirse directamente a los boletines.

Sabemos que nuestra intervención (volante desde fines de abril, volante-balance al final del movimiento, comunicado y tomas de posición en el boletín sobre las dinámicas del movimiento y nuestra intervención) tuvo un eco importante tanto en la CCI (es a partir de esto que la liquidación nos prohíbe el acceso a las reuniones públicas) y entre sus militantes, como en el seno del campo proletario (grupos e individuos). No volver al respecto en detalle no debe impedirnos subrayar que hemos jugado plenamente nuestro papel de fracción interna al arrancar de las manos mismas del liquidacionismo la bandera de la CCI de los años 1970-1980 al punto que la resolución del 16º congreso de RI de 2004 fue obligada a reconocer la pérdida de la bandera, a “rechazar los esquemas del pasado” sobre la lucha de clases. Nuestra intervención también ha participado –es difícil decir en qué medida, pero el hecho no es menos cierto- en tomas de posición del todo correctas –si bien un poco retrasadas en el tiempo, si bien con orientaciones muy generales- del BIPR y de Prolétaire. Y ha atraído la simpatía, a veces activa, de muchos militantes o simpatizantes aislados. Es decir que a la vez, hemos combatido y derrotada en esta ocasión a la liquidación ante los ojos de todos, hemos defendido las adquisiciones y posiciones de la verdadera CCI, a la vez que hemos logrado atraer alrededor de esas orientaciones generales e inmediatas de lucha a los otros componentes del campo proletario, lo que la CCI no había logrado hacer nunca hasta entonces.

Las huelgas del invierno 2003-2004 en Gran Bretaña e Italia

Las huelgas “salvajes” de los correos británicos y los transportes urbanos italianos, contra las directivas sindicales y contra las prohibiciones legales de huelga (preavisos) y la intervención de la CCI en esas ocasiones confirman las tendencias y las contradicciones internas aparecidas en la primavera. Confirman también nuestro análisis sobre la reanudación internacional de las luchas, la validez de nuestras orientaciones de intervención, y la capacidad del BIPR (sobre todo BC), y en un grado menor del PCI, de situarse resueltamente en el sentido del combate obrero creciente: a partir del reconocimiento de una dinámica hacia el renuevo de las luchas obreras, llamados concretos y realizables a la lucha, a la extensión fuera de la corporación a la organización por los trabajadores mismos, y al combate contra los sabotajes sindicales.

Las contradicciones internas de la CCI aparecen abiertamente en el tratamiento diverso, diferente, heterogéneo, de las publicaciones territoriales de la CCI sobre esas huelgas. En particular RI y la Revista Internacional ignoran soberbiamente esos movimientos, luego terminan por reproducir de manera truncada el artículo de RzIz que saludaba la lucha de los tranviarios milaneses como manifestación de la reanudación obrera. La huelga de los correos británicos permanece desconocida por los lectores franceses de la CCI durante varios meses. Igualmente, el reconocimiento por WR desde noviembre de 2003, mediante la publicación de un artículo que retoma el informe sobre la situación adoptada por el BI plenaria que sin embargo acaba de tener lugar, y que anuncia un “viraje” en la dinámica de la lucha de clases, es pasado en silencio también por la prensa francesa. Es solamente al cabo de casi un año, que ésta retoma explícitamente el análisis de un viraje en la lucha de clases cuidándose de hablar de reanudación... evidentemente para no tener que reconocer nuestra posición.

Aprovechemos la ocasión para señalar de paso que esta última actitud propia de las sectas políticas, tomar posición en un sentido u otro en función y oposición sistemática a las tomas de posición de los otros grupos políticos, era una de las principales características de lo que la CCI había calificado en la época, con razón o no, poco importa aquí, como “parasitismo político”.

Pero la heterogeneidad de la prensa y la existencia de una contratendencias que resiste al derrotismo oficial no significa que exista una dinámica afirmada contra la deriva oportunista. Por ejemplo, la toma de posición de WR sobre la huelga de correos (véase boletín 23, tal como la de Internationalism sobre otra huelga en los EUAS, son incapaces de avanzar orientaciones concretas y realizables de lucha, limitándose a llamar a “recuperar la autoidentidad de clase”, y al atrincherarse detrás del dominio y control final de los sindicatos sobre esos movimientos para concluir con un cuestionamiento de la realidad de lo que llaman “el viraje”. El marco de la descomposición vuelve entonces forzosamente para intentar darle una coherencia a todo ello, coherencia dada por las maniobras exitosas de la burguesía contra la clase obrera y la impotencia de esta última. En tanto los obreros de los transportes urbanos están en huelga salvaje y su movimiento se extiende durante dos meses, contra las directivas sindicales, para RzIz “la clase obrera debe ahora enfrentarse de nuevo con la verdadera cara de los sindicatos para comenzar a impugnarlos, para comenzar a buscar una autonomía para sus luchas”.

Es pues, incluso en el mejor de los casos (RzIz, WR) una incapacidad y un abandono creciente de la necesidad para la clase obrera de asumir un combate político contra las fuerzas burguesas, sindicatos e izquierdistas en particular, lo que se impone en las tomas de posición de la CCI. Y es sobre todo la huida ante las responsabilidades políticas y militantes concretas, reales, dinámicas, “dirigentes”, ante la lucha de clases esta vez, lo que se expresa aquí y confirma la indecisión y la huida ante el combate político de clase en general.

Es interesante detenernos precisamente en este momento de nuestro balance cronológico. Porque conviene destacar que globalmente, los puntos de deriva política oportunista aparecidos hasta entonces, y que acabamos de resumir y reunir, marcan “traiciones” teóricas y políticas en relación a las posiciones y principios comunistas. De cierta manera, para un lector, un simpatizante, o un militante político, incluido de la CCI misma, no atento, sin rigor teórico ni político, o sin experiencia, esos elementos, nuestra crítica y denuncia, pueden aparecer como ardides abstractos de “especialistas”, si es que no son completamente ignoradas, sin ver la importancia y las consecuencias políticas dramáticas que contienen.

Pero esta dinámica incluye necesariamente otro aspecto, que puede ser segundo en el tiempo, pero que son las implicaciones políticas concretas de esas traiciones “teóricas”: las tomas de posición concretas y la intervención militante ante la situación, ante los acontecimientos de la lucha de clases. Y aquí desafortunadamente, los resultados son ya catastróficos desde el punto de vista proletario. Sobre todas las cuestiones importantes, las posiciones adoptadas por la CCI de los liquidacionistas se han puesto del lado y han defendido abiertamente la ideología burguesa:

Desde 2003, las tomas de posición de la CCI actual ante la aceleración de la historia, el surgimiento de acontecimiento concretos que interpelan directamente al proletariado internacional y lo revolucionarios, vienen a concretar de manera catastrófica en el plano político y organizativo, esta deriva que podría aparecer todavía hasta entonces como “abstracta”, como sin consecuencias políticas concretas.

2003 : una clarificación de los retos y el combate político

Es a partir de ese momento, luego de la guerra en Irak y las huelgas francesas, que comienza a aparecer claramente dos dinámicas opuestas en el interior del campo proletario: de un lado el BIPR, el PCI, nuestra fracción y cierto número de simpatizantes del campo proletario que tienden y logran situarse sin equívoco en el sentido de los intereses históricos del proletariado sobre cada acontecimiento particular, “del buen lado de la barricada”, y del otro la CCI liquidacionista que aparece cada vez más como la punta de lanza, el punto de avanzada de las posiciones oportunistas, pequeñoburguesas y burguesas, en el seno del proletariado, al posicionarse casi sistemáticamente del lado incorrecto de la barricada, es decir frecuentemente con los mismos argumentos, si no es que con las mismas posiciones, que los medios de difusión burgueses y las campañas ideológicas. Esta misma separación ya se ha afirmado y ahora se acentúa, sobre la cuestión crucial, central, del reagrupamiento de las fuerzas comunistas. Nuestra intervención y puesta en evidencia de esta separación , de estas dos dinámicas, ha sido esencial para plantear clara, abiertamente, los términos del combate contra el oportunismo actual (...).

[... En el interior de nuestra fracción, durante las huelgas de la primavera de 2003 en Francia...] hubo un real esfuerzo colectivo, al precio de discusiones intensas, por lo menos en París, para a la vez retomar y apoyarse sobre la experiencia y las adquisiciones de la CCI, liberándose a la vez de eventuales esquemas construidos. En particular, hemos sido capaces de comprender las especificidades de este movimiento, su dinámica particular, apoyándose en las experiencias pasadas (1986, 1995 en particular). Para sintetizar a grandes rasgos, hemos sabido reconocer que la dinámica de desarrollo de la lucha no se invertía después del fracaso de la extensión en el plano nacional luego del 13 de mayo (contrariamente a la dinámica de 1986 por ejemplo), sino que buscaba otras vías mediante lazos geográficos en los barrios y villas tejidos por las “asambleas” de diferentes órdenes y otras delegaciones masivas, por medio de la disputa de la dirección de las manifestaciones de calle a los sindicatos, etc... (véase boletines 19, 20 y 22).

El año 2003 marca, pues, un momento muy particular, una etapa, en la aceleración de la deriva política y organizativa –es después de la reunión pública de junio 2003 sobre las huelgas que se nos prohíbe definitivamente estar en esas reuniones- de la CCI y en la cristalización de las fuerzas políticas presentes. Es en ese momento que nuestra fracción comienza a imponerse como continuidad de la verdadera CCI. Y es también en ese momento que el BIPR entabla una intervención decidida hacia nuestra fracción y nos reconoce como la continuidad de la CCI: “Así vuestro documento aparece muy diferente del nuestro, el de octubre 2002, que consideramos aún válido y utilizamos en las manifestaciones donde podemos ir (...) No sabemos si la CCI está actualmente moribunda (lo que parece) pero lamentamos ver que la Fracción Interna retoma casi perfectamente el antiguo rol y posiciones de la vieja CCI” (Carta del BIPR a la fracción sobre nuestro volante difundido durante las manifestaciones pacifistas contra la guerra en Irak, Boletín 19, junio 2003). Esta apreciación no impedirá al BIPR continuar y desarrollar su intervención hacia nuestra fracción. En esta ocasión, tenemos la capacidad de “repercutir”, de atrapar la bola al vuelo, para responder al BIPR, La concepción marxista de la historia en ese número del boletín, y de retomar y defender la concepción marxista ... de la CCI. Enseguida, en los números siguientes, retomamos y desarrollamos la concepción de la CCI sobre la decadencia, la serie de artículos La decadencia del capitalismo y el marxismo. Es decir, que se emprende públicamente un combate político, ante el conjunto del campo proletario que reconoce ahora la realidad de esta lucha política, con miras a defender las adquisiciones y experiencia de la CCI frente a su liquidación.

La defensa de las adquisiciones y la experiencia de la CCI en la intervención y en el reagrupamiento

Luego de las huelgas francesas, se hace evidente que la CCI está atravesada por contradicciones internas. Es también evidente que nuestra intervención ha provocado dudas y turbación en el seno de nuestra organización. La prohibición para que asistamos a las reuniones públicas es una expresión. Durante el verano, la prensa trata de justificar su derrotismo durante las huelgas apoyándose de manera esquemática en las huelgas de diciembre de 1995 y desnaturalizando la realidad y sobre todo la realidad de la intervención de la CCI de entonces. Así que somos llevados a volver sobre esta experiencia y a defender a la vez el análisis y nuestra intervención ante las incomprensiones del campo proletario (por ejemplo en las reuniones de lectores del PCI, en el boletín) pero también contra las falsificaciones de la nueva CCI. Esta lucha y el significado de nuestro combate de fracción toma toda su amplitud cuando RI es llevado, por una parte, a denunciar la huelga del verano de 2003 de los intermitentes del espectáculo, al decir que cuando hacen huelga “son empujados a cortar la rama de la cual están asidos: cada vez que un espectáculo o festival es cancelado, es una ocasión perdida para lograr un contrato, y un paso cierto hacia el desempleo para la mayor parte de ellos” (RI 338, septiembre 2003); y por otra parte a “defender”, o más bien a tratar de justificar su intervención en las huelgas de la primavera, al reconocer que sus militantes, lo raros que intervinieron (en Lyon y Nantes), llamaron a la reanudación del trabajo desde el 22 de mayo, en lo más fuerte de las huelgas y el movimiento.

En el mismo momento, y de manera paralela y complementaria, la política sectaria de la CCI que se expresa todavía esencialmente, en todo caso públicamente, solamente ante nuestra fracción, nos obliga a retomar y defender toda la experiencia de la CCI en materia de reagrupamiento, de discusión y debate en el interior del campo proletario, La liquidación del combate por el reagrupamiento de los revolucionarios en los boletines 23 y 24.

El atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid

Diez días después de los atentados de Madrid, el 21 de marzo, publicamos una toma de posición situándolos en la continuidad de la situación abierta el 11 de septiembre de 2001, como un momento particular de la marcha hacia la guerra emprendida por las burguesías de las grandes potencias imperialistas tanto a nivel de las rivalidades imperialistas inmediatas como a nivel de la imposición a la clase obrera de una ideología pacifista y nacionalista en nombre de la “guerra contra el terrorismo”. En el mismo sentido, el BIPR, tres días después de nosotros, el 24, defiende que “el terrorismo es un arma de la guerra burguesa. Frente a la marcha del capitalismo hacia la guerra y la barbarie, la única fuerza que puede frenar ese curso es la clase obrera”.

Este acontecimiento proporciona un nuevo momento en la deriva oportunista de la CCI (véase nuestro boletín 24). La CCI también denuncia los atentados como “un acto de guerra”. Pero el marco de comprensión de los acontecimientos es completamente otro y las implicaciones políticas también. Por un lado, se reafirma con fuerza (RI) el reino del “cada uno para sí” en lugar de la dinámica a la polarización imperialista y por tanto la imposibilidad absoluta de una marcha hacia una guerra mundial generalizada. Por su parte, WR tiende a dejar la puerta abierta a esta posibilidad. Sin embargo, de manera totalmente empírica [...], la CCI se ve obligada a reconocer que existe un “tandem” franco-alemán.

Pero es sobre todo ante el terrorismo que se marca la deriva oportunista: “Independientemente de saber qué potencia imperialista o fracción de la burguesía se aprovecha de las acciones terroristas, éstas tienden cada vez más a escapar de los planes trazados por los que les han dado nacimiento. (...) Como el aprendiz de brujo, la ‘creatura’ tiende a volverse incontrolable” (RI 345).

Esa visión de un terrorismo que se vuelve incontrolable apareció ya luego de los atentados del 11 de septiembre en los EUA cuando la CCI presentó a Bin Laden como alguien “que se volvió incontrolable para sus viejos amos” americanos. Esto tiene consecuencias extremadamente negativas y peligrosas: si se sigue a la CCI liquidacionista, resultaría que el terrorismo no sería ya un momento de los enfrentamientos imperialistas entre las grandes potencias.

Igualmente, con los atentados en los EUA habían comenzado los saludos a la “solidaridad humana”. Madrid es la ocasión para poner otra capa saludando la solidaridad de los que donaron posteriormente su sangre en los hospitales. Amalgamando estas “donaciones” de sangre como expresión de “ese sentimiento de solidaridad” con “el desarrollo de la solidaridad de la cual es portadora la clase obrera”, la CCI de los liquidacionistas defiende que “los revolucionarios y el conjunto del proletariado mundial debe clamar, alto y fuerte, su solidaridad con las víctimas”.

Una deriva oportunista y sectaria que continúa y hay que combatir

Desde entonces, es en todos los planos ya citados que la CCI se hunde en el oportunismo, la revisión de sus posiciones clásicas y el abandono del marxismo. Consecuencia directa del abandono de la alternativa histórica de “guerra o revolución” en provecho de una “tercera vía”, RM no duda en declarar que países como Haití están perdidos para la revolución. O también, consecuencia directa del dogmatismo ciego y sordo, que la burguesía mexicana apoya a la burguesía americana en el momento de la guerra en Irak mientras ésta se opone abiertamente, en particular votando en la ONU contra la intervención militar americana.

Pero sobre todo, la intervención de la sección en Alemania en el momento de la huelga salvaje en Opel, octubre de 2004, en Bochum, marca la concreción en la intervención inmediata del revisionismo craso que se apodera de la CCI. El volante distribuido es una verdadera liquidación de la huelga como arma esencial de la clase obrera. Lo que ya se anunciaba en la resolución del 15º congreso internacional, el abandono del principio marxista de la lucha de clases, se confirma y ratifica mediante la intervención de la sección alemana (véase boletín 29). Al interrogarse sobre la huelga como medio de lucha para la clase obrera actualmente, mientras que toda la burguesía denuncia la huelga y llama a los obreros de Bochum a reanudar el trabajo lo más pronto posible, con el sindicato al frente, la CCI declara que “en tales situaciones, la huelga como medio de intimidación del adversario pierde mucho de su eficacia (...) La huelga pierde una buena parte de su poder de amenaza”. Es evidentemente catastrófico para nuestra organización, para la credibilidad de la CCI histórica y de toda la Izquierda comunista. Después de la primavera 2003 en Francia, es un verdadero trabajo de esquirol, un apoyo directo a la burguesía, a sus sindicatos que están abiertamente contra la huelga y la sabotean, el que se cumple de nuevo de manera inmediata. Y una vez más, la CCI se encuentra del mismo lado de la barricada que la burguesía en un acontecimiento particular, pero importante, de la vida del capitalismo. No solamente, la CCI desarma a la clase obrera retirándole el arma de la huelga, sino que además justifica la no participación en ésta.

Otro momento fuerte de la deriva y la “irracionalidad” del pensamiento nuevo de la CCI, el análisis de la reelección de G. Bush. Ésta se comprendo como un debilitamiento de la burguesía estadounidense y la dominación de lo irracional y el obscurantismo en el proceso electoral americano (5). De nuevo, nuestra organización desarma al proletariado internacional al rechaza de hecho el verdadero significado de la reelección de Bush: la confirmación de la voluntad imperialista agresiva y ofensiva, hacia la guerra generalizada, de la burguesía norteamericana (véase nuestro boletín 30).

Podríamos multiplicar los hechos de este tipo. En particular aquéllos en los cuales la CCI actual retoma por su cuenta los mismos argumentos de la burguesía y en los que presenta análisis “invertidos” de la situación que presentan a la burguesía como muy debilitada cuando ella sal reforzada de tal o cual acontecimiento como la reelección de Bush o bien nuevamente el resultado y las implicaciones políticas francesa y sobre todo internacional de los referendos francés y holandés. En lugar de armar al proletariado ante los peligros reales, la lucha de clase resuelta que lleva a cabo la burguesía, que le amenaza, la nueva CCI ¡le “tranquiliza”, le calma y desarma!

Paralelamente a esta deriva en el plano político y teórico, la deriva en el plano organizativo también continúa: servicio de guardia en las reuniones públicas, violencias físicas, disolución de la reunión pública cuando la relación de fuerzas físicas no está en su favor, provocaciones contra nuestros militantes, contra el BIPR también (Nápoles), rechazo a vendernos la prensa, utilización de los simpatizantes, polémicas groseras y odiosas hacia otros grupos, sabotaje deliberado de la reunión pública del BIPR en París el 2 de octubre de 2004, etc... ataques escandalosos contra los otros grupos, y sobre todo destrucción de los nuevos elementos que surgieron en Argentina; y ausencia creciente de movilización de los militantes, falta de convicción militante, adhesiones sin principio, inepcias políticas proferidas durante encuentros, sectarismo exacerbado, vacío de intervención durante el Festival de LO últimamente, etc...

Conviene dedicar un apartado a las declamaciones triunfalistas presentadas regularmente en la prensa de la CCI acerca de las nuevas integraciones. Los nuevos elementos que la CCI ha integrado, o está por integrar (Francia, España, Alemania...), con frecuencia con lazos familiares estrechos, son visiblemente integrados sobre una base oportunista (tanto en el plano organizativo –la historia de las organizaciones revolucionarias es la historia de la lucha contra el clanismo- como político –la descomposición). En particular, esos nuevos camaradas parecen particularmente afectados por el sectarismo y el rechazo a la confrontación política abierta y frontal de las diferentes posiciones políticas –sin hablar de su “antiparasitismo” ciego. Es decir, que son integrados sobre otros principios que los de la verdadera CCI. Es en este sentido que hemos comparado su integración con la ola de integración de nuevos militantes durante la bolchevización de los PC en los años 1920, la famosa “Promoción Lenin”. Tal como en los PC de entonces, estas integraciones presentadas como manifestaciones de éxito del oportunismo buscan ocultar las debilidades políticas a los ojos de los militantes y simpatizantes. Sabemos que muchos militantes de la CCI actual tratan de consolarse de las derivas y abandonos políticos, u ocultárselos y olvidarlos, mediante el hecho y el argumento de que “hay jóvenes y nuevos”. Típico del centrismo vergonzoso y de la renuncia militante...

Sin embargo, existe una resistencia sorda, dispersa, casi “subterránea”, en parte inconsciente, en parte “vergonzosa”, que la liquidación no puede hacer desaparecer de un día al otro. La expresión más “regular” de resistencia, no declarada, pero sin embargo real, es la de Rivoluzione. Hemos señalado la heterogeneidad de la prensa territorial de la CCI. Pero ésta parece con frecuencia más el fruto de viejos reflejos que de una voluntad política consciente. Los camaradas italianos son los únicos que expresan de manera constante, como lo hemos señalado, y al menos en parte consciente, de una resistencia política al oportunismo. Hemos tenido razón de aprovechar esta oportunidad para, de manera fraternal, tender una pértiga a los camaradas incluso si fue sin ilusión alguna sobre algún resultado inmediato. Pero debemos continuar con esta política: a saber, denunciar firme, duramente, sin concesiones, las expresiones del oportunismo abierto y declarado, y por otra parte aprovechar todas las expresiones de resistencia, que solamente pueden ser centristas, para llamar la atención, tanto de los camaradas en cuestión, como del conjunto del campo proletario sobre el hecho de que... la CCI todavía no está muerta para el proletariado.

Se trata pues aquí, en este punto del informe, de afirmar que la CCI no está muerta para el proletariado y que existe todavía un combate por el enderezamiento de esta organización. Evidentemente, el hecho de que utilice y retome cada vez más “argumentos” burgueses, cuando no proporciona argumentos tales como el caos que abren la puerta al apoyo a los EUA por ejemplo, para desarrollar sus “análisis” oportunistas le conduce inexorablemente hacia el campo adverso. Pero a pesar de esto, sigue presentando posiciones –cierto que inconsecuentes- internacionalistas y comunistas sobre las cuestiones esenciales a las cuales es confrontado el proletariado. No es por tanto declarando prematuramente su muerte que podemos combatir su influencia nefasta y defender sus adquisiciones y experiencia histórica, sino precisamente luchando contra la deriva oportunista frente a la clase obrera y frente al campo proletario en su conjunto. Se trata, pues, de un combate de fracción, el cual sigue estando al orden del día.

La experiencia de estos tres últimos años durante los cuales hemos reafirmado esta orientación de lucha de nuestra fracción contra el oportunismo, confirma al más alto punto que esta orientación es complementaria con la que busca el reagrupamiento de las fuerzas comunistas tal como se presentan en la actualidad. Lejos de alejarnos de esas fuerzas, y del principal polo de reagrupamiento que representa el BIPR, es en este combate contra la liquidación y por la defensa de la verdadera CCI que hemos participado activa, directamente, y en primer plano, en el reforzamiento político y organizativo de este polo. La liquidación de la CCI no se ha equivocado: desde septiembre de 2004 y la ruptura del NCI argentino con ella, y sobre todo desde la voluntad de este último de acercarse al BIPR, es un verdadero trabajo de destrucción y ataques en regla y sistemático el que ha desarrollado como nunca. Se trata de su orientación de actividades y de su preocupación política principales (6).

Esta dinámica acentuada y redoblada es a la vez la reacción del liquidacionismo al desarrollo de la dinámica de reagrupamiento internacional alrededor del BIPR y su reconocimiento de su pérdida de control de la situación, de su fracaso definitivo futuro. Ha fracasado en hacer desaparecer nuestra fracción. Ha fracasado en hacernos renunciar a la CCI, a sus posiciones y adquisiciones. Ha fracasado en impedir nuestro acercamiento fraternal alrededor del BIPR y al debate con este último de las posiciones clásicas de la CCI. Ha fracasado en alejar al BIPR de nuestra fracción y de su papel activo como polo de reagrupamiento internacional. En breve, ha perdido la mano y no tiene nada que ofrecer a los nuevos elementos que surgen. Es exactamente lo que muestra la experiencia de los camaradas argentinos (véase boletines 28 y 29).

EL COMBATE POR EL REAGRUPAMIENTO DE LAS FUERZAS COMUNISTAS

La dinámica de reagrupamiento alrededor del BIPR

Desde la primavera de 2003, las relaciones de nuestra fracción con el BIPR, y a un nivel claramente menor con el PCI-Le Prolétaire esencialmente con sus militantes, se han desarrollado al más alto punto. Jamás la CCI había logrado desarrollar tales relaciones de intervención, discusión, trabajo, y confianza con los camaradas del BIPR, con la organización política. Lejos de desanimarnos ante lo que podía parecer a veces como un desinterés por parte del Buró, y que sin duda era solamente un estudio serio y paciente por su parte, hemos continuado incansablemente desarrollando nuestras relaciones con éste (correo, invitaciones, debates, difusión de volantes, reproducción de artículos y volantes, expresión de solidaridad durante los ataques de la CCI liquidacionista como la de Nápoles, colaboraciones técnicas tales como traducciones y difusión de la prensa, etc...). Pero es sobre todo nuestra –la suya y la nuestra- capacidad y voluntad de desarrollar un verdadero debate sobre las cuestiones de fondo, teóricas, en divergencia entre la CCI y el PCI, lo que ha permitido desarrollar las relaciones y el acercamiento político en curso. Consecuentes con las posiciones clásicas de la CCI, y con el reconocimiento de que el BIPR se había vuelto el único polo de reagrupamiento internacional, a pesar de las divergencias y debilidades políticas que encontramos, hemos impulsado y ayudado para que desarrolle su intervención tanto en Francia como en México, allí donde la fracción está presente, como internacionalmente. Si bien no ha habido necesidad de nosotros para desarrollar su intervención en Alemania ante el GIS, en cambio nuestro apoyo y participación activa en la intervención en Argentina es una concreción particular de esta política.

Actualmente, el reto sigue siendo convencer al BIPR de que debe continuar asumiendo una presencia política regular en Francia, en particular en París, y de participar con todas nuestras fuerzas en el desarrollo de su intervención en América Latina, en particular en Argentina.

El otro reto es llevar a su culminación las discusiones sobre la decadencia (en particular lograr saber en dónde están “exactamente” las divergencias” y sobre la cuestión del partido.

En este panorama positivo, hay que lamentar sin embargo una cierta pasividad y dificultad del BIPR para asumir una presencia política en Francia por una parte, y a tomar toda su parte del combate contra el oportunismo y el sectarismo destructor de la CCI. En este plano, pues, como en los otros, debemos continuar mostrando el camino asumiendo en primera línea este combate.

Las perspectivas de acercamiento político con el BIPR, en el centro de nuestra orientación política, cualquiera que sea la evolución de las divergencias políticas y, por tanto, cualquiera que sea el grado de acercamiento organizativo final, y el desarrollo de este último a nivel internacional dan mucho entusiasmo y son jalones para el futuro partido.

Nuestra orientación política de combate sistemático contra el desarrollo del oportunismo de la CCI ha permitido desarrollar un nivel de relación con el BIPR como nunca antes la CCI misma y el BIPR habían logrado hacerlo. Circunstancias históricas y “objetivas” diversas han favorecido esta dinámica. Pero es sobre todo el retorno a los principios mismo de la CCI en materia de reagrupamiento, y por tanto su defensa y realización concreta ante todos los grupos y elementos del campo proletario, sin exclusión y sin concesión, lo que ha alimentado esta postura y la han permitido. Puede parecer curioso para quienes no han comprendido, o han dado la espalda a las concepciones de la CCI en la materia, que sea justamente en la defensa de las adquisiciones de la CCI que este acercamiento se haya desarrollado más. Para nosotros no hay nada de sorprendente.


Nada de sorprendente porque el oportunismo de la CCI actual, al que hemos calificado como liquidacionista, no se contenta con liquidar a nuestra organización. Ataca y busca destruir al conjunto del campo proletario tanto a nivel organizativo –los ataques y provocaciones de todo tipo contra el BIPR y Le Prolétaire, la tentativa de eliminación de los camaradas argentinos del NCI...- como a nivel político y de principios.

Como este informe lo pone en evidencia, hay una agravación considerable de la deriva oportunista, que ha pasado en poco tiempo del dominio de los errores de análisis general (incomprensión del periodo histórico abierto con el 11 de septiembre, en particular de la dinámica de bipolarización imperialista, incomprensión de la dinámica de reanudación de las luchas obreras...) al nivel de las posiciones programáticas de la CCI (abandono de la decadencia por la “Descomposición”(7), abandono de la guerra imperialista generalizada como perspectiva del capitalismo, abandono de la noción de curso histórico determinado por la lucha de clases). Después, también rápidamente, la CCI liquidacionista ha comenzado a rechazar posiciones fundamentales del marxismo y del movimiento obrero tales como la de la alternativa histórica “guerra o revolución”, o incluso la de la lucha de clases como motor de la historia. Y, finalmente, en un tiempo récord si se considera que el capitalismo en el periodo actual no ha impuesto aún a la clase obrera y los revolucionarios grandes y dramáticos combates históricos, la CCI actual se posiciona cada vez más sistemáticamente del lado burgués de la barricada en cada situación (luchas, huelgas, campañas políticas e ideológicas de la burguesía contra la clase obrera, guerra imperialista...).

Y todo esto en nombre de la CCI, de su tradición y del crédito político y militante que había podido ganar durante más de tres décadas. Y todo esto también en nombre de la Izquierda comunista, y en particular de la Izquierda italiana. Quiérase o no, el oportunismo actual, su expresión más peligrosa, a saber la CCI de los liquidadores, que no tiene comparación con las otras expresiones de oportunismo de estos últimos años, ataca al conjunto de las fuerzas comunistas existentes y les impone un combate político.

Es este nuevo hecho, esta nueva realidad “histórica” de la Izquierda comunista, en relación estrecha con la nueva situación histórica abierta en 2001, la que empuja al combate común de las fuerzas dinámicas y comunistas, a su acercamiento, a su reagrupamiento y a la clarificación de las diferentes posiciones.

Se ha vuelto claro para todos, que la confrontación política indispensable, necesaria, con las verdaderas posiciones de la CCI, no se hace con la CCI “oficial” oportunista sino con nuestra fracción. Y la clarificación política de las diferentes posiciones se hace en el combate de clase contra el capitalismo y su dinámica actual y, a la vez, en el combate contra el oportunismo de la CCI actual, contra su influencia destructiva en el campo proletario, la expresión más alta y peligrosa actual del oportunismo.

Junio-julio 2005.


Notas:

1 Desde su constitución en octubre 2001, nuestra fracción hizo suyo el informe (véase boletín Nº1) redactado y presentado en nombre de la mayoría del antiguo Secretariado Internacional (SI) para la reunión del BI (Buró Internacional, órgano central de la CCI) plenario de septiembre 2001. El segundo informe (véase boletín 6) fue presentado por nuestra fracción, en su nombre, para el BI plenario de enero 2002, justo antes de nuestra exclusión definitiva en marzo 2002. Y después, hubo un tercero que fue realizado en octubre 2002 para el 15º congreso de la CCI, cuando ya habíamos sido excluidos desde hacía varios meses, el cual constituye la presentación del boletín 13. En el boletín 14 siguiente reproducimos además la Resolución sobre el trabajo de la fracción adoptado en mayo 2002. Si a esto se añade la Declaración de constitución del Colectivo, agosto 2001, y la Declaración de constitución de la fracción, octubre 2001 (boletín 1), tenemos un conjunto de textos que jalonan la historia de nuestra fracción y expresan la continuidad de nuestro combate contra el oportunismo.

2 El Colectivo fue el primer reagrupamiento minoritario contra la política liquidacionista en el seno de la CCI. Se constituyó en agosto de 2001 (véase Epílogo del historial del SI, boletín 25).

3 Es exactamente lo que anuncia la resolución de actividades adoptada en el 16º congreso internacional (Revista Internacional 122, julio 2005) : “La defensa del NCI ante los ataques conjuntos del ‘Círculo’, de la ‘Ficci’ y del BIPR muestra la vía a toda la CCI para el desarrollo de la organización (...) En la continuación de este esfuerzo, debemos en particular buscar: (...) intensificar nuestra ofensiva contra el parasitismo, no solamente contra la ‘Ficci’, sino también contra los grupos que tienen un impacto internacional como el GCI”.

4 Cuando redactamos este informe, aún desconocíamos la resolución sobre la situación internacional del 16º congreso internacional de la CCI. La afirmación de esa resolución (punto 6) según la cual “la guerra mundial no constituye la amenaza concreta para la humanidad que fue durante la mayor parte del siglo XX” ya no nos sorprende.

5 "El hecho de que el candidato que seleccionó [Kerry] no haya sido elegido (...) constituye una expresión del debilitamiento de la potencia americana (...) La clase dominante americana está confrontada a dificultades crecientes en su capacidad para manipular el circo electoral (...) La irracionalidad producto del temor y la impotencia, ha dominado estas elecciones” (Internationalism 132, nov 2004, RI 352, dic 2004).

6 Véase la resolución de actividades adoptada en ese congreso, que se cita en la tercera nota de este informe.

7 Esta liquidación de la posición de siempre de la CCI sobre la decadencia acaba de ser oficialmente anunciada y reivindicada por el 16º congreso de la CCI que acaba de tener lugar: “En todo caso, el ciclo crisis-guerra-reconstrucción ha terminado y la crisis actual, en la incapacidad de desembocar en la guerra mundial, es el factor primordial de la descomposición del sistema. Continúa, por tanto, empujando al sistema hacia su autodestrucción”. (Resolución sobre la situación internacional, punto 14, Revista Internacional 122). El anuncia, sin ningún argumento, sin ninguna discusión, del fin de uno de los fundamentos teóricos de la decadencia, a saber el reconocimiento del “ciclo crisis-guerra-reconstrucción”, marca la liquidación de una de las posiciones programáticas de la CCI.


Fracción interna de la CCI - Boletín 32