Reproducimos a continuación dos volantes (uno en la versión en español de este boletín) publicados recientemente por el BIPR. El primero es un volante distribuido durante el movimiento estudiantil en Québec (volante de Internationalist Notes, sección del BIPR en Canadá), el segundo es el volante distribuido con ocasión del 1º de mayo de 2005 en varios países de Europa, así como en Canadá, México y Argentina. Al publicar estos volantes queremos, por supuesto, contribuir a que se conozcan mejor las posiciones internacionalistas de esta organización, pero también saludar la calidad de sus intervenciones en las luchas y mostrar así cómo debe manifestarse la responsabilidad de los verdaderos comunistas en relación a su clase, lo que, desafortunadamente cada vez con mayor frecuencia, es lo opuesto de lo que hace la CCI, la organización que nos excluyó.
Han pasado ya cinco años sin que el capitalismo pueda desprenderse del fardo de la más grave recesión económica de la segunda posguerra. Inmediatamente después del 11 de septiembre de 2001 la burguesía internacional comenzó a declarar que las dificultades de la economía mundial se debían exclusivamente a los ataques terroristas de Al Qaeda contra los Estados Unidos de Norteamérica y a la consecuente inestabilidad política. Pero, como siempre, la clase dominante mentía a sabiendas.
En realidad, la actual recesión comenzó mucho antes del 11 de septiembre con el estallido de la burbuja especulativa de la new economy (“la nueva economía”) en marzo del 2000, y las verdaderas causas hay que buscarlas única y exclusivamente en las contradicciones del modo de producción capitalista. La recesión se ha originado en el corazón del sistema capitalista internacional, Estados Unidos, Unión Europea y Japón, y hace sentir sus nefastos efectos a todo el planeta: conflictos comerciales, guerra permanente y un dramático empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo del proletariado.
No es una casualidad que desde el inicio del nuevo milenio se venga combatiendo, sin parar, una guerra tras otra. El imperialismo estadounidense invadió primero Afganistán para abatir al gobierno de los talibanes, apenas unos años antes sus fieles aliados; después, con el pretexto de exportar la democracia y destruir las armas de destrucción masiva que tenía Saddam Hussein, desencadenó una nueva guerra “preventiva” contra Irak. Éstas son guerras por el control del mercado petrolero, llevadas a cabo por el imperialismo norteamericano y sus aliados para defender hasta las últimas consecuencias la renta financiera y petrolera derivada del papel hegemónico de su moneda y del hecho de que el precio del petróleo se expresa en dólares.
La extensión de la miseria, el aumento del nivel de explotación de la fuerza de trabajo, el alargamiento de la jornada laboral, la reducción del salario, el desempleo masivo, la precarización del empleo, han sufrido una aceleración con la actual recesión económica; todo esto, a su vez, como consecuencia de una crisis más general del sistema capitalista. Los gobiernos de todos los Estados, ya sean de derecha o izquierda, han recortado las pensiones, los fondos para las educación pública, para la salud, para el transporte público: en una palabra, el objetivo perseguido no es otro que el de acabar con el llamado “estado social”, allí donde aún existe. La crisis del capitalismo es internacional, y como tal es pagada a un alto precio por el conjunto del proletariado mundial.
La propuesta del reformismo radical de dar a todos un rédito de ciudadanía o un salario mínimo asegurado sirve solamente para arrojar humo a los ojos de la clase trabajadora. El capitalismo en crisis, para alimentar su propio ciclo de acumulación, está obligado a atacar al proletariado, imponer salarios cada vez más bajos y ritmos de trabajo cada vez más elevados; “salario asegurado” ¡cómo no!.
Trabajadores y trabajadores de todo el mundo, la cuestión no es luchar por un caritativo e imposible rédito ciudadano o por un salario “garantizado”, que nunca lo estará, sino luchar por derribar a este sistema social basado en la explotación del trabajo asalariado. Contra el ataque internacional de la burguesía es necesario que el conjunto del proletariado sepa defenderse internacionalmente, rompiendo con las fuerzas políticas burguesas y con la lógica sindical, ya sea cogestionaria –instrumento exclusivamente para la defensa de los intereses patronales- ya sea un falso sindicalismo alternativo.
Es necesario relanzar la lucha desde abajo, autoorganizándose, sin la intervención sindical; lucha que surja verdaderamente del proletariado y que tenga la capacidad de extenderse hacia otros sectores de la clase obrera.
Pero la sola reanudación de la lucha de clase por parte del proletariado no es suficiente para abatir al sistema capitalista. Es necesario reconstruir el nuevo partido internacional e internacionalista del proletariado. Un partido político que, luego de haber ajustado las cuentas críticamente con el stalinismo y las diferentes variantes de sus herederos, sepa guiar al proletariado internacional en la defensa de sus intereses de clase y en la preparación de la alternativa al sistema capitalista: el comunismo.
Contra las guerras imperialistas y la lógica de la ganancia, por el relanzamiento de la lucha de clase y la reconstrucción del partido internacional revolucionario del proletariado.
Buró Internacional por el Partido Revolucionario. - 1º de mayo de 2005.
Fracción interna de la CCI - Boletín 31