“Quien
sea capaz de reflexionar, observará que al luchar contra el
oportunismo de la II Internacional no borramos toda su historia, no
declaramos que su actividad de 20 años ha sido solamente un
simple malentendido. Descubrimos que en la II Internacional el
oportunismo ha tomado la delantera y ha conducido a la quiebra de
esta organización. Y continuamos las tareas de su ala
marxista, pero en una nueva situación.” |
Con este nuevo número de nuestro boletín, continuamos nuestro combate por el reagrupamiento de las fuerzas comunistas, lo cual pasa, entre otras cosas, por una lucha encarnizada contra el oportunismo y todas sus expresiones actuales.
Desgraciadamente, el movimiento obrero ha pagado caro las fechorías del oportunismo que siempre ha resultado ser el principal peligro en los momentos decisivos, tales como en vísperas de una guerra o movimiento revolucionario. Es este mismo oportunismo el que gangrenó a la Segunda Internacional hasta hacerle dar el viraje decisivo de apoyo a la primera guerra imperialista. Las corrientes de izquierda de la Internacional socialista no esperaron al momento fatídico del 4 de agosto de 1914 para combatir los gérmenes de esta deriva desde su primera aparición: tal es el sentido del combate de Lenin, Karl Liebknecht (de quien publicamos una carta a J. Guesde fechada en 1912, en la que él anticipa el curso de los acontecimientos), de Rosa y otros.
El oportunismo de hoy –el oportunismo de siempre- tiene dos funciones: infiltrar las posiciones burguesas en el programa político marxista, y atacar de manera central las expresiones políticas organizadas alrededor de dicho programa así como a los elementos que se acercan a él.
La más clara expresión de este oportunismo actual se manifiesta particularmente a través de la política llevada a cabo por la organización de la cual somos fracción: La CCI. Tal penetración de la ideología burguesa bajo la forma de oportunismo ha sido identificada, demostrada y denunciada públicamente en múltiples ocasiones por nuestra fracción, y sobre cuestiones tan fundamentales para la clase obrera como:
- La cuestión de la lucha de la clase y la intervención de los revolucionarios que ve a la CCI adoptar cada vez más actitudes derrotistas y de esquirol ante las luchas obreras en nombre de un “análisis” dictado por la necesidad de acomodar , a todo precio, todos los hechos y elementos en el “marco” de la teoría de la Descomposición, o bien ignorarlos;
- La cuestión de la guerra y de la responsabilidad particular que tienen los revolucionarios de denunciar desde ahora los preparativos, el camino y los medios establecidos por la burguesía para arrastrar al proletariado detrás del carro de la unión nacional. Habíamos revelado ya el carácter oportunista de las tomas de posición de la CCI a propósito de una tercera vía, la descomposición, al lado de la alternativa histórica de guerra o revolución. En el presente número criticamos el posicionamiento de esta organización acerca de las elecciones en los EUA, así como el que respecta a la catástrofe del tsunami en Asia.
Si bien la situación (por su gravedad y lo que está en juego) exige a todos los comunistas (y por tanto a nosotros mismos) que le consagren la casi totalidad de su tiempo y energía; mantenemos la convicción (con la voluntad que le acompaña) de que también es esencial –en interés de nuestra clase, tanto a nivel inmediato como histórico- proseguir este combate contra la deriva oportunista de la CCI y sus profundos perjuicios.
Nuestra convicción debe significar claramente, en particular para los “liquidadores” que se han apoderado de nuestra organización, que nuestra determinación para combatirlos se mantiene entera e incluso se ha redoblado. Si bien hasta ahora no hemos logrado hacerle soltar sus garras mortales de nuestra organización (¡y estamos lejos de desesperarnos!) pueden estar seguros que haremos todo lo posible para contrarrestar su sucia política e impedirles hacer más daño. No les dejaremos, porque ellos son los vectores conscientes o inconscientes, de la penetración de la ideología burguesa en el interior del campo proletario; y en el camino de la construcción del partido de clase, son los principales saboteadores del indispensable esfuerzo de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias.
Por todas estas razones, llamamos a todos aquellos (grupos y elementos) que nos leen, no solamente a no subestimar ni ignorar (y aún menos a menospreciar) esta parte de nuestro trabajo. Deben estar conscientes de que es también su combate si verdadera y totalmente quieren tomar a cargo y defender los intereses del proletariado.
El combate de nuestra fracción contra los “liquidadores” no debe quedar reservado a nosotros, porque se trata fundamentalmente del combate contra el oportunismo. Y el oportunismo no tiene únicamente a la CCI como blanco. Su verdadero objetivo es la clase obrera, su combate histórico y las expresiones políticas de este combate.
Fracción interna de la CCI - Boletín 30