POSICIÓN SOBRE LA RESOLUCIÓN SOBRE LA SITUACIÓN INTERNACIONAL DEL 15° CONGRESO DE LA CCI

La Resolución sobre la situación internacional adoptada por el 15° congreso de la CCI en la primavera de 2003, y publicada en la Revista internacional 113, marca una etapa importante, a decir verdad fundamental, en el proceso oportunista que vive esta organización. Es abierta, pública, explícita y oficialmente -¿qué puede ser más oficial que una resolución de congreso?- que la CCI adopta una posición oportunista y rechaza una adquisición fundamental, central, y de principio del marxismo. Este revisionismo queda bien resumido e ilustrado en el pasaje siguiente :

"La crisis económica (...) sigue profundizándose, pero al contrario del periodo de 1968 a 1989, cuando la solución a estas contradicciones de clase solamente podía ser la guerra o la revolución, , el nuevo periodo abre la vía a una tercera posibilidad : la destrucción de la humanidad, no a través de una guerra apocalíptica, sino a través de un avance gradual de la descomposición " (Resolución sobre la situación internacional, punto 17, subrayado por nosotros) 1.

Este rechazo abierto a la alternativa histórica de "guerra o revolución" estaba contenido ya en las nuevas posiciones de la CCI sobre la "descomposición". Liquida una adquisición del movimiento obrero y un principio. Como lo veremos enseguida, es el fruto de las concesiones, de las aperturas al oportunismo y la ideología burguesa acumuladas desde hace cierto tiempo y concentradas en ese documento. Y a su vez este rechazo oportunista, este revisionismo en relación a los fundamentos y posiciones de la CCI –y según nosotros del marxismo-, aceleran la deriva oportunista y, en particular la liquidación de otros principios del proletariado. Si alguien podía dudar aún sobre la gravedad del proceso en curso revelado por la crisis interna de esta organización, con sus "nuevos" principios y sus nuevas prácticas organizativas, ahora esta duda ya no está permitida: el daño es profundo, generalizado y de pronóstico mortal.

En estas condiciones, el que la resolución presente un carácter general incohherente, que no ofrezca ninguna perspectiva clara a los militantes, sólo un montón de argumentos contradictorios también y con frecuencia estúpidos, es solamente una consecuencia política inevitable del abandono de los principios marxistas. Esta incoherencia se expresa al plantear dos visiones contradictorias, que no pueden coexistir e incluso que se eliminan una a la otra : la visión clásica de la CCI sobre la decadencia del capitalismo y la nueva visión cada vez más dominante sobre la "fase de Descomposición". La incoherencia expresa también el hecho de que aún hay una cierta resistencia, sin duda informal y latente, al proceso teórico y político oportunista; pero sobre todo el hecho de que ya no es posible asumir de manera consecuente, es decir militante, un verdadero debate interno ni una verdadera confrontación política de posiciones (2)con una orientación clara, franca, ni una "contraorientación" también clara y franca. El resultado es un texto hecho de “chile y de dulce”, que ahoga algunos restos de marxismo en concepciones que se muestran cada vez más como revisionistas.

Pero, índice del grado alcanzado por el curso oportunista, la contradicción "Decadencia-Descomposición" finalmente queda "resuelta" en beneficio de la Descomposición. Y entonces, inevitablemente, la resolución adoptada no se conforma con abrir la puerta a la revisión de las posiciones y principios marxistas sobre la materia. Zanja en este sentido y deja libre paso al revisionismo.

La resolución abarca treinta puntos y cuatro apartados distintos: la crisis del liderazgo americano, decadencia y descomposición, la irracionalidad de la guerra, y la lucha de clase. Es de hecho en la segunda parte, decadencia y descomposición, que se expresa más abiertamente el pensamiento profundo de la nueva CCI, la que determina todos los otros puntos, y sobre todo la que revisa los principios y posiciones comunistas, especialmente posiciones políticas tan fundamentales como las de la decadencia del capitalismo, sobre el curso imperialista y sobre el curso de la lucha de clases.

1- El oportunismo rechaza siempre los fundamentos del marxismo

Además de la introducción "clásicamente" oportunista de una tercera vía a la alternativa histórica de guerra o revolución, veremos cómo la resolución adoptada por el 15° congreso tiende a rechazar el principio mismo de lucha de clases y, con él, las posiciones fundamentales que se desprenden sobre el plano político. Se puede afirmar que la liquidación de la alternativa histórica –la que siempre ha sido destacada y defendida por el movimiento comunista a todo lo largo de la historia del movimiento obrero- contiene inevitablemente el rechazo teórico, político y práctico de la lucha de clases. Es además una constante del oportunismo rechazar la lucha de clases.

No es por casualidad que los principios de la lucha de clases como motor de la historia y en consecuencia de la alternativa histórica que de estos se desprende, actualmente de guerra o revolución, queden afirmados desde las primeras lìneas del Manifiesto comunista en 1847.

"La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra : opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces, y otras franca y abierta ; lucha que termino siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugnan des deux classes en lutte (...). Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividièndose, cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente : la burguesía y el proletariado (Ed Progreso, subrayado por nosotros).

Estos fundamentos de la concepciòn marxista fueron retomados por la Segunda internacional y fueron el centro de un combate contra el oportunismo que quería rechazarlos. Frente a la alternativa histórica, guerra o revoluciòn, planteada por la izquierda marxista en el interior de la Segunda internacional, el oportunismo de los revisionistas de entonces (Bernstein) y posteriormente de los centristas (Kautsky) se manifestaba en su rechazo a esta alternativa, descrita como ”simplista” por los oportunistas, en provecho de una tercer vía: la reforma y la vía pacífica y gradual hacia el socialismo. Esta posición conducía inevitablemente al rechazo de la lucha de clases como “motor de la historia” "Bernstein abandona así la lucha de clases" decía Rosa Luxemburg, principio fundamental e “invariable” del marxismo; "el ‘marxista’ Kautsky ha enunciado un absurdo monstruoso y una contraverdad, al haber ‘olvidado’ la lucha de clases” escribe Lenin en La revoluciòn proletaria y el renegado Kautsky.

Rosa Luxemburg reafirma el principio de la lucha de clases en Reforma social o revolucióna (1898): "Desde que existen sociedades de clase y que la lucha de clases constituye el motor esencial de la historia, la conquista del poder político ha sido siempre el objetivo de todas las clases ascendentes así como el punto de partida y el punto de llegada de todo periodo histórico”. En este pasaje defiende la noción de lucha de clases como “el motor esencial de la historia” y le da un contenido preciso y real al reafirmar de este modo la alternativa histórica: la lucha por el poder político como “punto de partida y punto de llegada de todo periodo histórico”.

Las citas de Marx, de Lenin, de Trotski, de Bordiga, de la Izquierda italiana –para citar solamente a algunos- sobre la lucha de clases y su contenido indisociable, la lucha económica y la lucha por el poder político, la insurrección y la dictadura del proletariado, no faltan. Es una de las adquisiciones teóricas y políticas de la Izquierda a todo lo largo de la historia del movimiento obrero.

En la Tercera internacional, “la realización del socialismo en un solo país” planteada por el stalinismo proponía a su vez una tercera vía a la alternativa histórica, tercera vía que, además de la traición al principio internacionalista, rechazaba la lucha de clases internacional. Es pues una constante del oportunismo el presentar una tercera vía al conflicto entre las dos clases antagónicas, tercera vía que, inevitablemente, va acompañada de un rechazo de lucha de clases.

2- El abandono de los principios de la lucha de clases y de la alternativa histórica “guerra o revolución”

Un siglo después de Bernstein, ¿qué nos dice hoy la CCI?

“Aunque la descomposición del capitalismo sea el resultado de ese bloqueo histórico entre las clases(3), esta situación no puede permanecer estática. La crisis económica (...) sigue profundizándose. Sin embargo, contrariamente al periodo 1968-1989 en que la salida de estas contradicciones de clase no podía ser otra que la guerra o la revolución, el nuevo periodo abre la vía a una tercera posibilidad: la destrucción de la humanidad. No a través de una guerra apocalíptica sino a través de un avance gradual de la descomposición que podría, a la larga, ahogar la capacidad del proletariado para responder como clase, y de la misma manera hacer un planeta inhabitable, metido en un torbellino de guerras regionales y de catástrofes ecológicas. Para llevar a cabo una guerra mundial la burguesía debería comenzar por enfrentar directamente y derrotar a los principales batallones de la clase obrera, después movilizarlos para que marchen tras los estandartes y la ideología de nuevos bloques imperialistas En el nuevo guión (el de la descomposición), la clase obrera podría ser derrotada de una manera menos abierta y menos directa, simplemente no siendo capaz de responder a la crisis del sistema y dejándose arrastrar cada vez más por el remolino de la decadencia... (Revista Internacional 113, versión al español, punto 17. Las negritas aquí y en las citas siguientes de la resolución son nuestras).

Volveremos más adelante sobre la última frase que termina este punto 17. Antes, mostremos varios aspectos particularmente importantes.

La introducción claramente oportunista de una “tercera vía”

En primer lugar, encontramos en este punto la afirmación explícita y oficial de la existencia –perdón “posibilidad”- de una tercera vía. Pero la idea misma de tercer vía se opono a la alternativa histórica, “simplista” según el oportunismo, de “guerra o revolución”. Aquí se trata de la afirmación explícita, abierta, de la revisión de una tesis clásica del movimiento obrero:

“Estamos situados hoy ante esta elección: o bien triunfo del imperialismo y decadencia de toda civilización, y por consecuencia, como en la Roma antigua, la despoblación, la desolación, la tendencia a la degeneración; o, bien, victoria del socialismo, es decir, de la lucha consciente del proletariado internacional contra el imperialismo y contra su método de acción: la guerra. Este es un dilema de la historia del mundo, un o bien, o bien, todavía indeciso, cuyos platillos se balancean ante la decisión del proletariado consciente” (La crisis de la socialdemocracia. Folleto de Junius – Ed. Roca, Rosa Luxemburg, subrayado nuestro).

Cierto, y como lo decimos en el prámbulo, otros puntos y pasajes de esta resolución pueden aparecer con contradicciòn con este punto. Tratan de presentar esta tercera vía como una nueva alternativa, o bien como la confirmación de la alternativa clásica: "El dilema histórico al que está hoy enfrentada la humanidad no es revolución o guerra sino revolución o destrucción de la humanidad.” (punto 14). O bien "está la comprensión de parte de la burguesía de que la marcha hacia la guerra no puede hacerse ahorrándose una confrontación con la resistencia de su víctima principal, la clase obrera” (punto 22). ¿Dos o tres vías? El punto 17 ha zanjado ya la cuestión y enseguida veremos que la revisión queda confirmada.

La tendencia oportunista al abandono de la lucha de clases

Por lo pronto sigamos viendo el contenido del punto 17. La descomposición “... podría, a la larga, ahogar la capacidad del proletariado para responder como clase (...). En el nuevo guión (el de la descomposición), la clase obrera podría ser derrotada de una manera menos abierta y menos directa, simplemente no siendo capaz de responder a la crisis del sistema y dejándose arrastrar cada vez más por el remolino de la decadencia.” Estas frases que están en condicional –solicitamos al lector que lo tenga en memoria- abren prudentemente, por el momento, la puerta a la idea de que la clase obrera podría ser derrotada sin combatir.

Como lo hemos dicho, varios pasajes de la resolución presentan más o menos correctamente otra perspectiva, la del enfrentamiento inevitable de las clases, de la lucha de clases, principio mismo de siempre del marxismo, y el clásico de la CCI sobre el curso histórico a los enfrentamientos de clase (4): “En el contexto del curso histórico actual la perspectiva para la lucha de clases sigue siendo el retorno de luchas masivas en respuesta a la agudización de la crisis económica” (punto 25). Del mismo modo, el punto 2 termina con “el deslizamiento hacia la recesion abierta genera, desde ya, toda una nueva oleada de ataques contra las condiciones de vida de la clase obrera”. ¿Entonces cuál es la perspectiva? ¿Cuál es el curso histórico? ¿Es hacia los combates de clase, a la lucha de clases? ¿Es a los enfrentamientos de clase? ¿O bien es a la derrota obrera sin combate? La perspectiva dada a los militantes y a la clase obrera es de las más confusas y contradictorias.

Mientras vemos cómo la última frase del punto 17 zanja la contradicción, recordemos aquí algunos de los pasajes que se oponen a la posición de la CCI sobre el curso histórico a los enfrentamientos de clase y que evacúan, liquidan, la visión marxista sobre la lucha de clases:

"La clase obrera en este periodo está enfrentada, además de a sus debilidades políticas, al peligro de perder su identidad de clase, ahogada por el peso de un sistema social en plena desintegración” (punto 15). Ya no es la burguesía a quien enfrenta la clase obrera, sino a la “presión del Peso de la Descomposición” que, según la actual CCI, se ejerce sobre el conjunto de la sociedad pero sobre todo sobre la clase obrera. Fuera, pues, la lucha de la burguesía contra la clase obrera en el plano ideológico y político. Ésta queda reemplazada por el nuevo motor de la historia: el “Peso de la Descomposición”.

El punto 16 trata de resolver la contradicción y termina volviendo la cosa todavía más confusa:

“Este peligro [“perder su identidad de clase, ahogada por el peso de un sistema social en plena desintegración”, punto 15] (es el resultado) sobre todo, de las tendencias más omnipresentes de la descomposición, de la atomización acelerada de las relaciones sociales, de la generalización de conductas propias de gángsters, etc., y más importante que todo esto, del ataque sistemático contra la memoria de la experiencia y de la perspectiva históricas propias del proletariado, un ataque que la burguesía ha desarrollado sobre los raíles del ‘hundimiento del comunismo’”.

Sobre todo” de las tendencias más omnipresentes de la descomposición y “más importante que todo esto” del ataque de la burguesía... Compréndalo quien pueda. ¿Qué determina la situación actual de la clase obrera? “sobre todo” la descomposición o bien “más importante que todo eso” la relación de fuerzas entre las clases?

Esta resolución muestra claramente que es el fruto de un compromiso entre dos orientaciones que se eliminan una a la otra, dos tendencias opuestas y contradictorias –desafortunadamente no declaradas ni asumidas políticamente internamente(5) lo que la teoría del clanismo como explicación para las crisis de las organizaciones revolucionarias impide. Una lectura superficial puede dar la impresión de que la resolución no zanja la cuestión. Enseguida veremos que este no es ya el caso.

Por lo pronto, este carácter en apariencia “centrista” y “conciliador” de la resolución permite a los militantes de la CCI responde a las críticas que señalan los “resbalones” más groseros debidos a la tendencia “descomposición”, al oponer las tesis todavía marxistas aún presentes en la resolución. Esta tentativa desesperada por reconciliar lo irreconciliable alcanza la mayor confusión: La clase obrera “puede perder a la larga toda conciencia de su existencia como clase independiente. Este proceso de pérdida de conciencia se intensifica diariamente por la acción de la descomposición –en los niveles espontáneo y objetivo-; lo que no impide que además la clase dominante utilice conscientemente todas las manifestaciones y fenómenos de la descomposición para acentuar la atomización de la clase obrera” (punto 16). En este pasaje las dos tendencias se reúnen formal y difícilmente. Mientras que la frase sobre la acción de la burguesía pretende ocultar la contradicción, el “lo que no impide” que la introduce solamente la subraya más. E indica, de paso, las concesiones -¿tácticas?- hechas por la tendencia “descomposición” actualmente dominante en la CCI a los restos dispersos de tendencia marxista que aún subsisten.

Lo importante para el lector y el militante es mostrar que la descomposición está mucho más allá de la lucha de clases y que aquélla, cuando es expresada por la burguesía, es solamente una utilización de la descomposición en detrimento del proletariado y que solo interviene como complemento de los “obscuros efectos” que ésta tiene sobre los obreros. Resulta, pues, que el factor determinante de la situación histórica, de la relaciín de fuerzas entre las clases, es la descomposición, que el proletariado se encuentra atacado en primer lugar torique, du rapport de forces entre les classes, est bien la décomposition, que le prolétariat se trouve attaqué en premier lieu, “sobre todo” por la Descomposición, verdadero nuevo “motor esencial” de la historia. Es lo que concluye sin ambigüedad el punto 17.

El final del punto 17 o la victoria del oportunismo

Recordemos nuevamente lo esencial de ese punto:

“...el nuevo periodo abre la vía a una tercera posibilidad: la destrucción de la humanidad (...) En el nuevo guión (el de la descomposición), la clase obrera podría ser batida de una manera menos abierta y menos directa, simplemente no siendo capaz de responder a la crisis del sistema y dejándose arrastrar cada vez más por el remolino de la decadencia [es decir “sin enfrentamiento frontal”, sin lucha de clase. Y enseguida el punto termina con la frase de conclusión siguiente:] Resumiendo, una perspectiva mucho más peligrosa y difícil le espera a la clase obrera y a las minorías revolucionarias”. La última frase zanja la cuestión. La puerta se abría con el empleo del condicional “podría”. Ahora esa puerta se cruza con el indicativo “le espera”. Fuera la alternativa histórica guerra o revolución. Fuera el curso a los enfrentamientos de clases. Fuera la lucha de clases.

¿Será que esta liquidación de los principios mismos de la lucha de clases es simplemente una falla de redacción? “Sobre todo” una resolución de congreso normalmente se redacta con anticipación y es discutida por todos los militantes, y enmendada si los militantes lo consideran necesario durante el congreso mediante un debate general. Con todo lo cual las fallas de redacción normalmente deberían quedar excluidas o por lo menos limitadas. Pero esta liquidación se desprende de forma natural, lógica, necesaria, de la apertura de las puertas al revisionismo. Las contradicciones presentes en el documento, y a decir verdad en la prensa de la CCI desde hace ya algún tiempo, sino es que desde hace varios años, y que no habíamos podido discutir, ni siquiera plantear, en el seno mismo de la CCI (6) en el mejor de los casos son solamente la manifestación de algunos restos marxistas que se niegan a desaparecer completamente. En el peor de los casos, y de hecho cada vez más, son solamente un ropaje para ocultar el oportunismo abierto. Finalmente, la liquidación de los principios operada por el punto 17 se repite, confirma, subraya, argumente en el punto 23 lo que confirma que esta revisión de los principios y posiciones políticas no se debe digamos a un... aturdimiento colectivo. Desafortunadamente es mucho más grave.

Citemos las cuatro primeras oraciones insertando nuestros comentarios. Este punto 23 aparentemente trata por última vez de reconciliar lo irreconciliable, loque produce oraciones que se contradicen abiertamente. Pero su objetivo es finalmente confirmar y sancionar la liquidación del principio de la lucha de clases como motor de la historia vistiéndola con un ropaje “marxista” y en “continuidad” con las posiciones de la CCI:

“Todo esto demuestra claramente que el curso histórico no se ha invertido incluso si en el periodo de descomposición, las condiciones en que se expresa se hayan modificado profundamente.”

Esta oración se refiere directamente a un punto citado antes en la resolución, según el cual la burguesía está consciente de la necesidad de atacar al proletariado para la guerra imperialita. Se trata de un recuerdo formal de la posición tradicional de la CCI.

“Lo que ha cambiado con la descomposición es la naturaleza de una posible derrota histórica que puede no venir de un choque frontal entre las dos principales clases en conflicto sino de un lento reflujo de las capacidades del proletariado para constituirse en clase dominante, en cuyo caso el punto de no retorno sería más difícil de discernir, lo que es el caso en cualquier catástrofe definitiva. Es el peligro mortal al que la clase obrera está confrontada hoy día.

Notemos aquí de entrada el abandono del condicional que todavía se empleaba prudentemente en el punto 17. El empleo del indicativo y el olvido del “podría” zanja la cuestión. Pero sobre todo, esta visión de derrota obrera sin combate entre las clases, “sin choque frontal entre las clases”, está en contradicción flagrante con la oración anterior, con la posición de la CCI sobre “el curso histórico a los enfrentamientos de clases”, y en ruptura con el marxismo.

“Nosotros estamos convencidos de que este punto no ha sido aun alcanzado y de que el proletariado conserva todavía la capacidad de redescubrir su misión histórica.”

La afirmación gratuita de este “convencimiento” no convence, y solamente es para dar la ilusión de que no se está tanto en contradicción con las posiciones clásicas de la CCI. El lector atento habrá notado que la insistencia, los argumentos y la afirmación de este punto son acerca de la derrota obrera sin combate y no acerca del curso a los enfrentamientos de clases. Y sobre todo, habrá notado que el punto 24 que le sigue rechaza todas las experiencias concretas y recientes de luchas obreras –Argentina, bomberos en Gran Bretaña (7) confirman su desprecio creciente y su tendencia al abandono de la lucha de clases.

La utilización del indicativo presente al final del punto 17 no es una torpeza, ni un “aturdimiento” colectivo –lo que ya en sí sería particularmente significativo del estado de la CCI y de sus militantes. Se confirma en el punto 23. Tal como se confirma la deriva creciente de la CCI y su curso oportunista que alcanza ahor abierta y “oficialmente” a sus posiciones y análisis sobre la situación histórica. Por fin, y después de casi quince años de oposición desgastada y desafortunadamente no puesta sobre la mesa, no debatida –con excepción del 8º congreso de la CCI-, la introducción del veneno ideológico burgués de la descomposición y el caos, elevados al rango de categoría absoluta, ha terminado por liquidar “oficialmente·l a posición de la CCI sobre la lucha de clases.

Tenemos aquí, pues, un claro rechazo de las tesis clásicas del marxismo sobre el tema. En este caso, y para retomar la cita de Rosa Luxemburg aderezada con la salsa de los oportunistas de hoy “la lucha de clases [ya no] constituye el motor esencial de la historia, [ésta ha sido reemplazada por la Descomposición,] la conquista del poder político [ya no es] el objetivo de todas las clases ascendentes así como el punto de partida y el punto de llegada de todo periodo histórico [ya que uno de los dos protagonistas no es ya una clase social, sino una fatalidad, una abstracción, una idea, la Descomposición]. Aquí todo comunista se da cuenta inmediatamente de las enormes brechas y del ataque particularmente mortal que se hace contra la teoría marxista. Y es la CCI actual, nuestra organización, la que portadora de esto...

3- El rechazo de la teoría del imperialismo

La parte decadencia y descomposición que acabamos de abordar, basta ampliamente para desvelar la orientación oportunista de la CCI y la liquidación política de nociones y posiciones esenciales, de principios, no solamente de la CCI misma sino también del marxismo. En estas condiciones, esta deriva tiene necesariamente implicaciones oportunistas en los otros planos de la situación internacional. Nos contentaremos ahora de mostrar algunos que se presentan de nuevo bajo la forma de contradicciones entre la posición anterior de la CCI, basada en el marxismo y su posición sobre la decadencia y la nueva posición que introduce la ideología de la descomposición.

El punto 1 expresa de entrada la contradicción a la cual se halla confrontada la CCI: La misma preparación de la guerra [en Irak] ha provocado ya la primera discordia abierta entre EE.UU., de un lado, y la única otra potencia que podría “presentar su candidatura” para dirigir un nuevo bloque antiamericano, Alemania. Las divisiones entre las grandes potencias por la cuestión irakí han sido la oración fúnebre de la OTAN, poniendo de manifiesto que Europa, lejos de constituir ese bloque, está desgarrada por profundas divergencias sobre las cuestiones clave de las relaciones internacionales.”

Aquí se muestra, cierto que empíricamente, luego del suceso, el hecho más significativo desde el punto de vista histórico de la guerra en Irak. La oposición abierta de Alemania como potencia imperialista. El hecho de que el pasaje insiste más sobre las divisiones de Europa que sobre la dinámia a la bipolarización, es decir, sobre la obligación para casi todos los Estados del planeta de pronunciarse en ese momento, en esta ocasión, y de elegir, en ese momento, en esta ocasión, en función de dos polos, el americano o el franco-alemán, tiende evidentemente a reducir el significado y la comprensión real del acontecimiento. De cualquier modo, este pasaje se sitúa claramente en un terreno marxista.

El punto 6 continúa en el mismo sentido: “los Estados Unidos han optado por una política de intervención militar mucho más masiva y directa, con el objetivo estratégico de rodear Europa y Rusia tomando el control de Asia Central y el Oriente Medio”.

Aún mejor, el inicio del punto 8 plantea la esperanza de que la CCI pueda componerse: “El audaz proyecto americano de alzar una barrera de acero alrededor de sus principales rivales imperialistas es la verdadera explicación de la guerra de Afganistán, del asalto contra Irak y de la intención declarada de ocuparse de Irán. Sin embargo las actuaciones de EE.UU. no han tardado en recibir la respuesta correspondiente de parte de sus principales rivales.”

¿Cuál ha sido esa respuesta por parte de Alemania y Francia? “han dado un giro determinante”. Efectivamente, lo que habíamos puesto en evidencia luego del 11 de septiembre de 2001, y con nosotros y desde su punto de vista los otros grupos comunistas, y que había sido rechazado en ese entonces por la CCI, se ha realizado suficientemente como para que la CCI se vea obligada a reconocerlo con posterioridad.

No podemos dejar de mencionar el “sin embargo”, que introduce la idea de una oposición, o de dinámicas diferentes, distintas, entre la ofensiva americana contra sus rivales y la “respuesta correspondiente de parte” de estos útlimos. Mientras que se trata de la misma dinámica. Este “sin embargo” adquirirá todo su significado enseguida.

Más allá de los análisis respectivos, todos los grupos comunistas han reconocido esta dinámica imperialista que opone a los Estados Unidos de un lado y a sus principales rivales europeos, Alemania en primer lugar. La conclusión lógica de esos pasajes de la resolución, de este reconocimiento empírico de los hechos por la CCI, para toda organización marxista no puede ser sino el reconocimiento de una dinámica hacia la polarización imperialista que por lo demás era previsible y prevista por todo el campo revolucionario. El único desacuerdo que puede existir es sobre el grado de avance de esta dinámica.

Y sin embargo, en tanto que la resolución da los elementos para tal conclusión, la CCI extrae otra diferente. Debido a que “La burguesía americana considera cada vez más a esta institución [la ONU] como un instrumento de sus principales rivales y dice abiertamente que no tendrá ningún papel en la ‘reconstrucción’ de Irak [manifestación evidente de que la ONU se ha vuelto el objeto directo de una rivalidad imperialista en el sentido “clásico”, es decir marxista del término, hacia un nuevo “orden” alrededor de dos polos imperialsitas, la conclusión del punto es lo opuesto de toda lógica y de toda visión marxista- el “sin embargo” subrayado más arriba toma aquí todo su significado:]. El abandono de estas instituciones [ONU y OTAN] de “derecho internacional” representa un avance significativo en el desarrollo del caos en las relaciones internacionales” (punto 8); pero el caos significa en el plano imperialista para la CCI, el “cada uno por su lado”, es decir una dinámica totalmente opuesta a la de la formación de bloques imperialistas antagónicos.

¡Qué olvido de la historia! ¡Qué olvido del marxismo! ¡Qué olvido de las posiciones clásicas del movimiento obrero sobre el imperialismo! Si las rivalidades y la oposición imperialistas en el seno de la ONU y de la OTAN son la expresión del caos, entonces ¿qué decir de la disolución de hecho de la Sociedad de las Naciones con el retiro de Alemania y Japón en 1933? ¿Ya la descomposición? ¿El caos? ¿Era aquél un momento particular de la tendencia a la constitución de los bloques o bien su “contratendencia”? Es necesario recordar que la tendencia a la constitución de los bloques imperialistas no se realiza plenamente más que con la declaración de guerra en 1939? Inevitablemente, la ideología importada de la descomposición conduce al cuestionamiento de la explicación marxista de todas las guerras imperialistas y de la historia del siglo veinte.

Todo el punto 8 (y lo mismo para toda la resolución en su globalidad) destaca, en un primer momento, las posiciones clásicas del marxismo sobre las relaciones imperialistas, pero ¡cataplum!, su final va en el sentido opuesto y liquida dichas posiciones. Esta última frase parece como un añadido, como redactada por alguien más, como el fruto de una negociación de mercader, de una “moción” de síntesis a la manera de las adoptadas por los partidos burgueses, de izquierda en particular, en nombre de su unidad burguesa. En todo caso este punto 8 trata todavía una vez má de reconciliar dos visiones al precio de una nueva contradicción. Ésta se manifiesta más abiertamente aún en el punto 9 que le sigue. Las frases que se citan a continuación se siguen una a la otra, e insertamos nuestros comentarios:

“La resistencia a los planes americanos por parte de la alianza entre Francia, Alemania, Rusia y China muestra que, enfrentados a la superioridad masiva de los EE.UU. sus principales rivales no tienen otra opción que agruparse contra ella. Esto confirma que la tendencia a la constitución de nuevos bloques imperialistas sigue siendo un factor real en la situación actual”.

Muy justo: por lo demás no hay nada de sorprendente, ni de nuevo. ¿Un resto de marxismo o simplemente un reconocimiento empírico de los hechos? En todo caso, esta afirmación se inscribe en la visión clásica del marxismo sobre el imperialismo y, según nosotros, sobre la noción de decadencia del capitalismo.

Pero sería un error confundir tendencia con hecho consumado” [Gracias por el recordatorio. ¿Con qué fin se hace aquí este recordatorio del “método”? Para rechazar finalmente lo que acaba de afirmarse en nombre de la descomposición que aparece aquí claramente en oposición a la decadencia y a la posición marxista sobre el imperialismo], sobre todo porque en el periodo de la descomposición capitalista el movimiento hacia la formación de bloques está constantemente contrarrestado por la tendencia de cada país a defender sus intereses nacionales inmediatos por encima de todo y por la tendencia de ir cada uno para sí, cada uno a la suya. Las profundas divisiones entre países europeos sobre la guerra en Irak han mostrado que “Europa” está lejos de forma un bloque coherente –como ciertos elementos del movimiento revolucionario tienen tendencia a afirmar.”

¿Qué orientaciones pueden sacar de este fárrago los militantes de la CCI? Además de las enormes incoherencias de un punto al otro, e incluso aquí en el mismo punto, la estupidez de los argumentos es afligente: “la tendencia de cada país a defender sus intereses nacionales inmediatos por encima de todo” sería opuesta a la tendencia a la constitución de bloques imperialistas según la resolución. Es justamente lo contrario, ya que la necesidad de defender “sus intereses inmediatos por encima de todo” es lo que empuja a cada país a buscar alianzas y a reagruparse con otros. “Sus principales rivales no tienen otra opción que agruparse” decía la resolución misma, ¡apenas unas líneas más arriba! ¿Cuántos militantes habrán leído esta resolución? O bien la han leído y están políticamente descerebrados; o bien no la han leído y han dimitido de su “responsabilidad individual”(8) de militante comunista. ¿Cómo y después de qué discusiones ha sido votada? Que los militantes la hayan leído o no, dice mucho sobre el estado real de la CCI y sus militantes, mucho más en todo caso que las baladronadas que aparecen en su prensa. Dice mucho también sobre las condiciones, y sobre todo el significado político real de las adopciones unánimes y los votos unánimes de las diferentes resoluciones y textos. Señalemos de paso que comprendemos mejor cómo los militantes han podido adoptar la ubuesca resolución sobre nuestra segunda (¡!) exclusión (para reirse un rato se puede leer esta resolución en nuestro boletín 19).

4- La irracionalidad del pensamiento de la nueva CCI

La aceptación de tales incoherencias y el voto de una resolución tal –hay que decir que ésta viene luego del voto y adopción de textos tales como el de acerca de la confianza (véase Revista Internacional 111 y 112) o, más ridículo aún, el de la indignación revolucionaria (véase en el boletín 13 nuestro informe de actividades)- solamente podía llevar a aceptar y votar las más crasas. Mostremos solamente una.

Alimentada por la visión de la “descomposición” y del “cada uno por su lado” que se opone a la bipolarización imperialista, veamos lo que la CCI llega a decir al final del largo punto 20:

“... el desplome del bloque ruso fue un anticipo de lo que será el final del capitalismo pues la incapacidad para mantener la aceleración de la carrera de armamentos constituyó uno de los factores clave de su caída. Y aunque el bloque americano haya buscado deliberdamente ese resultado, hoy son los Estados Unidos mismos quienes van hacia una situación similar aunque a ritmo más lento”.

Y la resolución no emplea el condicional para decir que los Estado Unidos ¡van a terminar como la URSS ! ¿Para cuándo la secesión de la Georgia norteamericana? ¿De Alaska? ¿Hay que argumentar contra tal estupidez? Ésta no es más que una simple consecuencia de la Idea de la Descomposición desarrollada por la CCI y aplicada de manera absoluta a todos los fenómenos. En el plano de los principios, el abandono de la posición clásica del marxismo sobre el imperialismo y las incoherencias y contradicciones tal como se expresan en los puntos 8 y 9 autorizan todas las libertades. Particularmente la de ridiculizar los aportes de la CCI sobre la cuestión imperialista.


Todo es bueno para liquidar la lucha de clases

Más allá de las burradas de la CCI actual, hay posiciones nuevas que están cargadas de consecuencias tanto en el plano inmediato como en el plano histórico. Hemos visto cómo la ideología de la descomposición y del caos se oponía al reconocimiento real de la lucha de clases e incluso conducía a abandonarla. Pero hay otra vía, más inmediata, para el abandono de la lucha de clases que se relaciona con la cuestión de la guerra imperialista. Aparece en el punto 9.

Además de la tendencia al cada uno por su lado que se opone a la tendencia a la constitución de nuevos bloques, hay otra “fuerza” más precisamente y para respetar la letra y el espíritu del texto, otro hecho, que se opondría a esta tendencia, según la actual CCI: “el hecho de que la clase obrera no ha sido derrotada, lo cual implica que no ha sido posible todavía crear las condiciones sociales e ideológicas para formar nuevos bloques guerreros”.

El 15º congreso de la CCI ha considerado verdaderamente que que ”crear las condiciones sociales e ideológicas para formar nuevos bloques guerreros” era imposible entonces, en ese momento? ¿No había ningún peligro inmediato, ningún combate inmediato para llevar a cabo, ningún reto inmediato para el proletariado internacional y los revolucionarios? En tanto que se levantaban, en medio de la guerra de Irak, gigantescas campañas y manifestaciones pacifistas organizadas a nivel mundial? La idea “absoluta”, en sí, según la cual “el hecho de que la clase obrera no ha sido derrotada” significaría la imposibilidad para la burguesía de atacar a la clase obrera también sobre el terreno del enrolamiento imperialista, es una puerta abierta para la deserción del combate contra la guerra imperialista. Constituye una nueva apertura para el abandono de la lucha de clases.

¿Cómo ser realmente eficaz en la denuncia si no se comprende justamente que las campañas pacifistas se inscriben completamente en la creación de las “condiciones sociales e ideológicas” para los bloques y la guerra imperialistas? ¿Cuál era el tema central de los pacifistas europeos? Pues la preparación ideológica para un futuro enrolamiento en la guerra en nombre del pacifismo contra el promotor de guerra americano? ¿Cuál era uno de los temas de la burguesía americana? Pues la complascencia europea hacia los dictadores y promotores de guerra. ¿No se trata en este caso de temas ideológicos particularmente portadores de la creación “de condiciones ideológicas para nuevos bloques guerreros?

De hecho, la CCI y sus militante han sido llevados a corregir, con retardo y solamente en parte, el tiro presionados por los acontecimientos y a hacer como si hubiera un peligro para la clase obrera. ¡De hecho, la CCI y sus militantes han dado la espalda, al menos en este plano y al menos en parte, a la resolución que acababan de adoptar! Esto habla nuevamente del estado de la CCI actualmente y del valor político y militante de sus tomas de posición, incluidas las adoptadas por el órgano soberano que es el congreso internacional. Textos y tomas de posición que no son ya leídos, o apenas, ni realmente discutidos, y que pueden ser contradichos, rechazados, algunos días después de su adopción por unanimidad según la prensa de la CCI. Esta es la CCI actual.

Esta es la realidad política de la CCI, aunque trate, a pesar de las dimisiones y los retiros, de mantener la fachada de la tienda lo más brillante que sea posible. Pero no hay gran cosa en el aparador. La jactancia y la ilusión comienzan a salir a la luz del día.

5- La descomposición y la “desorientación” de la CCI

Último punto a destacar sobre esta resolución: la apreciación que se da sobre la situación de las fuerzas revolucionarias y el peligro que les acecha.

... las fuerzas de la Izquierda comunista están inmersas en la más peligrosa desorientación...” (punto 3). Evidentemente, además de ella misma, para la CCI las fuerzas de la Izquierda comunista están constituidas por el BIPR y los grupos de la corriente bordiguista esencialmente. Todos los “parásitos” entre los cuales estamos, están excluidos para siempre.

¿En qué el BIPR y los bordiguistas estarían actualmente en peligrosa desorientación? Que se esté de acuerdo o no con sus posiciones programáticas y con sus posiciones políticas, no se puede sino constatar que estas corrientes han manifestado una constancia y una coherencia polítcas tanto en el plano de la defensa de los principios, de los análisis, de los posicionamientos, como en el plano militante a todo lo largo del periodo abierto por el 11 de septiembre de 2001, y esto ante acontecimientos históricos importantes. ¿De quién habla pues la CCI, cuando dice que están en “peligrosa desorientación”? Si no es el BIPR y los grupos bordiguistas, y en la ausencia de algún grupo consejista, si los otros son todos parásitos y son rechazados de la Izquierda, qué queda si no la CCI misma? ¿Qué queda si no la desorientación de la CCI misma? Nuevamente otra contradicción que los militantes no han querido ver...

Esta desorientación de la CCI se manifiesta particularmente en su tendencia a la sectarización. ¿No se encuentra actualmente alcanzada por el mal inherente a las sectas, la paranoia (9) ? Igualmente, esta desorientación se muestra en el hecho de atribuir a los otros su propia imagen y sus propios defectos, de prestarles sus propias intenciones; esta propensión se ha vuelto incluso una marca de fábrica de la facción liquidacionista en la cual, reconozcámoslo, es excelente. Cuando la CCI en manos de los liquidadores habla de desorientación en los otros, de hecho les atribuye su propia desorientación, tal como cuando los liquidacionistas hablan de maniobras secretas y de calumnias entre los otros, les atribuyen sus propias maniobras y sus propias calumnias. ¡Y dios sabe si tenemos con qué probarlo!.

¿En qué se manifiesta esta desorientación según la resolución?

Las enormes presiones de un mundo capitalista en descomposición han ido acentuando las viejas debilidades oportunistas y sectarias en el seno del medio político proletario, generando en él importantes regresiones políticas y teóricas que lo han llevado a subestimar la gravedad de la situación a la que están enfrentados el proletariado y sus minorías revolucionarias y, en fin, oscureciendo toda real comprensión de la naturaleza y la dinámica del conjunto de la época histórica”. (punto 3). Dejemos de lado las presiones de la descomposición por el momento y se reconocerán los males que afectan, no al “medio político proletario”, sino precisamente a esta misma resolución, y con ella a la CCI: regresiones políticas y teóricas, subestimación de la situación, obscurecimiento de la dinámica de la situación histórica actual. Por eso decimos que los liquidacionista son excelentes en el arte de atribuir a los otros sus propias faltas y defectos. Es por otra parte una técnica, un método de manipulación clásica de la burguesía, tanto hacia los individuos como hacia organizaciones políticas.

¿Cuál es la causa de esta desorientación según la resolución? El no reconocer la Descomposición:

“Para la clase obrera cualquier dimisión frente a la lógica de la descomposición irá limitando su capacidad de responder a la crisis a la que la humanidad está confrontada(10); pues, de igual modo, la minoría revolucionaria corre también el riesgo de ser derribada y destruida por el ambiente pútrido que la rodea y que penetra en sus filas bajo la forma de parasitismo, del oportunismo, del sectarismo y de la confusión teórica”. (punto 30).

Más allá, una vez más, del hecho de que los males mencionados se aplican particularmente, si no es que únicamente, a la CCI misma, lo que todos los grupos y todos los militantes aislados constatan más o menos, estos males sería el producto de una “ dimisión frente a la descomposición”. Esta teoría de la descomposición, y tal como se ha vuelto mayoritariamente “defendida” en la CCI actualmente es un verdadero veneno ideológico. Es particularmente significativo que la prensa burguesa internacional –por ejemplo Le Monde Diplomatique de septiembre de 2003 o también algunos editorialistas del International Herald Tribune- desarrolle cada vez más sobre el caos. La “teoría” del caos que aparece cada vez más claramente como una emanación ideológica de una clase dominante profundamente decadente, manifiestamente ha infectado a la CCI y la facción familiar, el núcleo duro de los liquidacionistas, es el principal vector. Esta teoría es un verdadero caballo de Troya teórico en el seno del campo revolucionario. Permite particularmente evacuar la lucha de clases y la alternativa histórica entre el capitalismo y el comunismo. Luego de haberla impuesto en la CCI, el liquidacionismo querría imponerla al conjunto del campo proletario.

Este veneno ideológico, cuando actúa en el interior de una organización revolucionaria, conduce inevitablemente al abandono de la lucha de clases, al abandono del terreno y del combate políticos contra las campañas ideológicas de la burguesía, al desánimo y la desmoralización militante, a la “desorientación y al oportunismo, al sectarismo y a la confusión teórica”.

En la continuación del punto 30, luego de haber afirmado formalmente y por encima su “confianza en la clase obrera y en las fuerzas revolucionarias”, a las que sin embargo acaba de presentar como en “peligrosa desorientación”, la resolución vuelve a la carga sobre su trabajo de desmoralización y destrucciòn de los militantes: “los errores graves cometidos hoy [debidos a la dimisión ante la descomposición] son ya un obstáculo para la futura formación del partido de la clase obrera”.

Efectivamente “los errores graves cometidos” por la CCI, y que acaban de sancionar la resolución de su 15º congreso internacional, constituyen “un obstáculo para la futura formación del partido de la clase obrera” porque se manifiestan, por una parte, en el oportunismo declarado:

- por el abandono de principios tales como la lucha de clases, la alternativa histórica, o bien sobre el imperialismo;
- por la confusión política generalizada;
- por la subestimación de la situación;
- por la huida política y militante ante los combates que hay que llevar a cabo. ¿No es exactamente el contenido y el sentido de la resolución?

Y, por otra parte, se manifiestan también en el sectarismo exacerbado que se expresa en las polémicas sin fundamento, caricaturales, de las posiciones de otros grupos, o bien en el rechazo a debatir sobre el fondo de las verdaderas cuestiones políticas planteadas por unos y otros, incluidos “los parásitos” entre quienes estamos.

A decir verdad, la CCI oportunista de hoy se excluye de la dinámica hacia la formación del futuro partido. Ya ningún grupo comunista la considera como interlocutor válido. Y un número creciente de militantes aislados se distancian descorazonados ante la lectura de sus campañas de calumnias y de denuncia pública de los militantes en desacuerdo. Los debates y la confrontación de las posiciones políticas se llevan a cabo independientemente de ella, y de hecho contra su deriva oportunista. El proceso de confrontación de las posiciones y de clarificación política, el proceso de reagrupamiento de las fuerzas comunistas, el proceso histórico hacia la constitución del partido mundial del proletariado se hacen en oposición, en parte incluso en reacción, al proceso oportunista que sufre la CCI actualmente. Hay dos dinámicas opuestas e irreconciliables en el “campo revolucionario” alrededor de la cuestión del partido mundial del proletariado.

Para nosotros, la Corriente Comunista Internacional se está volviendo un obstáculo para ese proceso. Seamos claros, no decimos que se haya pasado al campo de la burguesía como cualquier grupo izquierdista. Hace falta mucho más para decir que una organización revolucionaria ha desaparecido para el proletariado. Pero su sectarismo y el descrédito que imprime a la idea misma de organización comunista son un obstáculo para el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias. Y su oportunismo creciente en los planos teórico y político son cada vez más un obstáculo para la clarificación política y para el indispensable reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias.

La resolución del 15º congreso muestra una sola cosa: la CCI no está ya en la CCI actual. El día de hoy nuestra fracción es la continuidad de la CCI de ayer tanto en el plano de los principios como de las posiciones políticas y organizativas. Fuera de nuestra fracción, ya no puede haber continuidad histórica con la CCI.

7 de septiembre de 2003.

1 Esta resolución no ha sido publicada en el sitio Internet de la CCI, ni en inglés, ni en francés... Es interesante constatar que la CCI juzga más útil poner en su sitio preferentemente sus calumnias, denuncias, exclusiones contra nuestra fracción en lugar de textos que tratan de cuestiones centrales como esta resolución que supuestamente debe dar perspectivas y servir de referencia para todo un periodo, o sus últimos avances teóricos como el “Texto de orientación sobre la confianza” o el todavía más fundamental sobre “La indignación revolucionaria”.

2 Hay necesariamente una relación entre la deriva organizativa, resultado primero del 14º congreso de la CCI de mayo 2001 y la eliminación de los opositores entre ellos nuestra fracción, y la deriva política fundamental sobre las posiciones políticas generales. La primera actúa sobre la segunda, que a su vez acentúa y acelera la primera. La parte final de nuestro Historial del SI lo muestra concretamente.

3 [Nota de la traducción al español : en la versión original francesa de la resolución, tal como aparece en la Rint, se lee écart historique entre les classes, algo así como “descarte histórico entre las clases”; sin embargo el traductor de la versión al español de la RInt no ha acusado recibo de esta nueva formulación teórica de su organización, y ha preferido seguir utilizando el concepto anterior de bloqueo histórico. De allí la siguiente nota nuestra del francés, incomprensible para los lectores de la versión española:] Esta nueva formulación, más bien imprecisa, parece remitir a la noción de “bloqueo entre las clases” de finales de los años 1980 y principios de los 1990, bloqueo que se expresaba en la incapacidad de las dos clases antagónicas para imponer su solución respectiva a la crisis, de allí sin duda el “descarte”, el cual “fundamentaba” la noción de descomposición..

4 Remitimos a nuestros lectores a nuestros textos de debate con el BIPR sobre esta cuestión del curso histórico con el cual está en desacuerdo. Véase en particular el boletín nº 19, La concepción marxista de la historia.

5 Los principales miembros de la facción familiar y liquidacionista, su “núcleo duro”, están muy conscientes de las contradicciones y la oposición de estas dos tendencias. Desde hace mucho tiempo comenzaron a introducir el veneno ideológico del caos y la descomposición en el interior de la CCI y a impulsar el abandono de la lucha de clases. La única ocasión en que se pusieron “a descubierto”, la única ocasión en que esta cuestión fue planteada abiertamente y debatida, durante el 8º congreso de la CCI en 1989, recibieron la crítica siguiente: “Hay otra tendencia que (...) pone la cuestión de la descomposición como una cosa, una fatalidad que caería sobre el proletariado y eso es todo (...) Pero cuando se habla de descomposición, hay que tener cuidado de no considerarla unilateralmente, ver solamente una cara como las tendencias que se manifestaron ayer. Estas visiones, si se las lleva a su extremo lógico muestran que no ven más que una cara de la misma moneda: la cara de la descomposición ‘sin importancia’ (...) Para las otras, se cae en el exceso inverso ‘hay una especie de maldición que pesa sobre el proletariado, una especie de fatalidad que puede descomponerle’”

(Actas del 8°congreso, junio 30- julio 1° y 2 de 1989, subrayado por nosotros). Esta crítica, formulada por el militante MC, principal fundador de la CCI, y de quien la facción liquidacionista se reivindica como heredera exclusiva y como continuidad política de manera particularmente falaz en la actualidad (véase en este número del boletín las condenas anticipadas de MC a la política y prácticas organizativas de la CCI actual), señala los dos aspectos principales: la fetichización de la descomposición como un absoluto, una fatalidad, dice él, independiente de la lucha de clases. Después de esta crítica, el elemento portador de esta ideología de la descomposición siempre se ha rehúsado a defender su punto de vista, prefiriendo hacerlo pasar suavemente en los artículos, en los informes, por medio de su papel en la organización y de su influencia manipuladora sobre sus próximos. Este es uno de los elementos que aparece sin ambigüedad en las notas del SI que se presentan en el Historial del SI.

6 Remitimos una vez más a nuestro Historial del SI que traza muy bien, y sin contestación posible, el rechazo maniobrero –especialmente durante el 14º congreso de RI en 2000- por parte de los miembros más eminentes de la facción liquidacionista, a plantear abiertamente sus divergencias políticas de entonces –por ejemplo Louise se atrincheró a todo lo largo del congreso en un silencio fastidioso y rehúsando “defender sus convicciones”. Recordemos también, para los militantes de la CCI, la actitud de esta misma Louise, la principal portadora de la teoría de la descomposición quien era responsable del informe de actividades para el 13º congreso de RI (1998). Este informe presentaba una visión particularmente negra y derrotista de la militancia comunista en nombre del “peso de la Descomposición” que había sido criticado y que ella se había negado a defender abiertamente.

7 La CCI podría añadir la experiencia de las luchas en Francia, que ha rechazado como manipuladas por la burguesía y con una clase obrera “confundida y desorientada” (RI 336 junio 2003).

8 La "responsabilidad individual" ha sido uno de los estandartes levantados por la facción liquidacionista en el seno de la CCI para justificar a posteriori sus triquiñuelas, sus maniobras, sus reuniones y discusiones secretas, sus denigraciones y campañas de calumnias en los corredores a todo lo largo de los años 1996-2001 contra los militantes que les oponían el marco colectivo y las discusiones abiertas como reglas de funcionamiento. Ahora se ve en que ha terminado esta “responsabilidad individual” a la salsa liquidacionista: en la irresponsabilidad y la dimisión de los militantes.

9 La última manifestación de esta paranoia de secta es el artículo de RI 338 de septiembre 2003 que anuncia la prohibición de que asistamos a las reuniones públicas de la CCI. Un extracto: “De hecho, la principal preocupación de los miembros de la FICCI durante su participación en las manifestaciones y reuniones públicas de la CCI es saber QUIÉN está ausente, QUIÉN está presente, QUIÉN hace qué y QUIÉN dice qué con el fin de poder enseguida publicar todos los hechos y gestos de nuestros militantes. ¡Es un trabajo digno de los agentes de información! No podemos prohibir a los miembros de la FICCI el presentarse a las manifestaciones para vigilarnos. En cambio, podemos impedirles hacer su sucia labor de soplones en nuestras reuniones públicas. En estas últimas no tienen la posibilidad de expresarse desde que les hemos exigido como condición para que tomen la palabra, que nos devuelvan primero el dinero robado a la CCI. La única razón que motiva su presencia es la vigilancia de tipo policíaco y enganchar a elementos interesados en nuestras posiciones”. Sin comentarios.

10 ¿Qué quiere decir este fárrago? Absolutamente nada, es puro aire. " Para la clase obrera cualquier dimisión frente a la lógica de la descomposición irá limitando su capacidad de responder a la crisis ". ¿Qué puede querer decir para la clase obrera “dimisión frente a la descomposición” si no la dimisión ante la lucha de clases? ¿Y qué quiere decir “capacidad de responder a la crisis” si no capacidad para la lucha de clases? Conclusión de esta frase pomposa y hueca: ¡la dimisión ante la lucha de clases solamente puede privar a la clase de su capacidad para la lucha de clases! Otro avance teórico. Por la dignidad e inteligencia de la mayor parte de los camaradas de la CCI, y por la amistad y el respecto que les guardamos, esperamos finalmente que sean muchos los que no hayan leído la resolución.

Boletín Comunista Nº 21 – Fracción interna de la CCI