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El movimiento de los “indignados”, aún sin una verdadera cólera de clase

A continuación reproducimos la toma de posición de los camaradas de la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI) sobre las manifestaciones que ocupan las plazas de las grandes ciudades españolas, en particular la de La Puerta del Sol en Madrid. Apoyamos completamente esta toma de posición, la cual retomamos por nuestra cuenta. No tiene sentido presentar otra toma de posición para defender las mismas orientaciones políticas. En el periodo actual y sobre todo en el venidero, con sus inevitables confrontaciones de clases cada vez más masivas, que los comunistas puedan expresarse e intervenir con una misma voz sólo puede favorecer el desarrollo del combate histórico del proletariado y la clarificación entre los proletarios de la alternativa histórica de guerra imperialista o revolución comunista.

En particular, apoyamos la defensa del carácter de clase de este movimiento, y por tanto su dimensión política, que plantea claramente la cuestión de la destrucción del capitalismo y de la necesidad de la revolución proletaria, así como los medios para alcanzar estos objetivos. Además, al subrayar el carácter de clase del movimiento, la TCI pone en guardia a los jóvenes (y también a los menos jóvenes) proletarios que protestan, contra la disolución del carácter proletario del movimiento en categorías tales como el “pueblo”, los “ciudadanos”, los “jóvenes”. Solamente aferrándose con determinación como una lucha de la clase obrera, es como este movimiento podrá desarrollarse; y al desarrollarse defender, o hacer avanzar sus reivindicaciones frente al Estado burgués, y sólo así podrá desprender una verdadera perspectiva revolucionaria. Y en cambio no logrará lo anterior si se deja encerrar en el terreno de las consignas democráticas diversas y variadas, tales como la de “¡democracia real, ya!” que muestran la intensa campaña ideológica que lleva a cabo la clase dominante en beneficio de la democracia burguesa en los movimientos de clase en Túnez y Egipto.

Además, contra las tentativas de presentar a las nuevas “tecnologías” (internet, “redes sociales”, etc.) como la panacea y el motor del movimiento, el texto de la TCI defiende por el contrario la experiencia histórica de la clase obrera, sus métodos de lucha y sus objetivos históricos: “golpear al corazón del sistema productivo”; la solidaridad entre proletarios con trabajo y desempleados; “extender y radicalizar el conflicto social sobre líneas de clase”; “revolucionar al conjunto de la sociedad (…) y construir una nueva”; “construir una vanguardia revolucionaria”. Estas orientaciones se oponen y son contrarias a las ilusiones democráticas y a las celebraciones ditirámbicas, sin crítica alguna, de las asambleas generales y de las reuniones en las plazas españolas, a su fetichismo; son opuestas y contrarias al mito y a la trampa de la autorganización como único medio y finalidad.

Tales son las orientaciones básicas que permitirán deshacer las trampas de las fuerzas burguesas, e impedir ser conducidos a callejones sin salida, en particular a la trampa de la “democracia ahora”. Tales son las orientaciones de clase, únicas que pueden permitir a este movimiento desarrollarse y afirmar la defensa de los intereses inmediatos, materiales, de los proletarios, tanto con trabajo como desempleados. Y sobre todo, tales son las orientaciones que pueden permitir llevar a este terreno de clase, al terreno de la única perspectiva revolucionaria posible, no sólo al conjunto de los proletarios, sino también detrás de ellos a la mayor parte de la población.

En fin, otro mérito de la toma de posición de los camaradas de la TCI, es que responde también a las expectativas de los proletarios de otros países europeos, de los países árabes, y de otros continentes, que vuelven los ojos hacia sus hermanos de clase en España.

En este sentido, la Tendencia Comunista Internacionalista asume verdaderamente las tareas de la vanguardia política del proletariado, las tareas de dirección política, o si se prefiere de orientación política. Cada vez que lo haga, puede estar segura de todo nuestro apoyo y participación.

30 de mayo de 2011

La Fracción de la Izquierda Comunista Internacional.


El movimiento de los “indignados”, aún sin una verdadera cólera de clase

El movimiento de los jóvenes “indignados” españoles ha surgido de improviso, pero sin que fuera inesperado, de la aparente calma social europea. A partir del día que irrumpió en la escena (15 de mayo, de allí su nombre de “15-M”), sus filas han engrosado rápidamente, llevando a miles y miles de personas a las calles, rebasando incluso las fronteras nacionales.1

A pesar de la importante y pesada presencia en su interior de las fuerzas políticas de la izquierda institucional, globalmente la movilización fue espontánea y se dio a conocer de boca en boca y a través de las “redes sociales” más que por las consignas de algún partido.

Según el manifiesto del movimiento “¡Democracia real, ya!”, principal promotor de la manifestación, lo que reivindicarían los jóvenes en las calles sería “más democracia e igualdad social”2. Para muchos, hay una evidente semejanza entre el 15-M español y los “grillini” italianos.3 Esto es evidente incluso para su jefe Beppe, quien de hecho no tardó en presentarse en la plaza de Barcelona subrayando la similitud de las consignas -contra los oligarcas de partido, por la exclusión de los acusados de corrupción de las listas electorales y por una democracia participativa- respecto a las suyas. En este plano, se puede señalar que el principal beneficiario del movimiento podría ser Izquierda Unida4, que en el actual sistema electoral resulta muy desfavorecida.

Pero es muy dudoso que una tal descripción del movimiento sea exhaustiva. Si bien entre las numerosas mantas desplegadas en la Puerta del Sol había una grande, en negro, que proclamaba “La crisis es el capitalismo”, ninguna de las referencias en la red ha hablado de ello. Así mismo, han sido pocos los que han ubicado correctamente lo que ha impulsado a tantos jóvenes a salir a las plazas a lo largo del país. Si se recurre a los datos más recientes, se verá que en España el número de desempleados aumentó en 34,406 de febrero a marzo, alcanzando ya la cifra total de 4.3 millones de personas (según las cifras adulteradas del ministerio del trabajo); tan sólo en el sector de los servicios se han perdido casi 15 mil empleos en un mes, y en febrero la tasa de desempleo en España era ya de 20.5%, la cifra más alta de la Unión Europea. Si se observa solamente la desocupación juvenil, ésta afecta al 44.6% de los jóvenes menores de 25 años. El gobierno español espera contener la deuda pública por abajo del 74.3% en 2010, a condición de poder reducir y abatir drásticamente el gasto público y el déficit presupuestario, que actualmente alcanza el11.4%. Cualquiera que resulte electo en las próximas elecciones locales, particularmente, deberá gestionar la situación con unas finanzas ya ampliamente en rojo. Las municipalidades y las regiones abarcan casi la mitad del total del gasto público.

El movimiento, en efecto, es mucho más variado de cómo se describe, marcado por un profundo malestar social, el cual radica en el fondo en las características particulares del sistema productivo español, y más en general en la crisis del capitalismo global, que golpea la rampante economía española de durísima manera. La verdadera mala hierba que domina es el capitalismo mismo, como lo han escrito justamente los jóvenes españoles en Madrid. Este mal, que afecta sobre todo a la aplastante mayoría proletaria de la población, ciertamente que no puede ser curado con ilusorias inyecciones de democracia y equidad social. Las aspiraciones sociales más profundas que los jóvenes tratan de expresar en las plazas son fundamentalmente legítimas y debemos apoyarlas, participando activamente en las manifestaciones y animando su desarrollo. Sin embargo, los comunistas deben decir claramente que la esperanza de igualdad social y de participación real en la “democracia” no puede lograrse “¡ya!” sin derrocar de manera radical y completa al sistema social actual. Es evidente que el rico banquero o industrial no estará jamás verdaderamente al mismo nivel de un obrero o de un joven desocupado en tanto los primeros sigan controlando los medios de producción; en cuanto al joven desempleado, lo mejor que puede esperar es encontrar un trabajo en el que será explotado según las condiciones del “mercado”.

En todo caso, nosotros, proletarios, no tenemos que ocuparnos de la suerte de un sistema que se nutre con nuestra explotación. En cambio queremos arrojar ácido en las raíces de esta mala hierba, queremos golpear en el corazón del sistema productivo, buscando por todas partes la solidaridad entre los obreros que tienen trabajo y los que lo han perdido o jamás lo han encontrado.

En España, y en todas partes, el objetivo debe ser extender y radicalizar el conflicto social sobre posiciones de clase, para revolucionar la sociedad entera y construir desde abajo una nueva, que responda a las necesidades humanas y no a las de la ganancia. En España y en todas partes, la perspectiva es la de construir una vanguardia revolucionaria cuya tarea es unificar y proporcionar una dirección política a este profundo malestar social. De otro modo, la plaza sólo habrá servido como vía de escape para desfogar el resentimiento y la indignación “popular”; sin ser capaz de destacar ninguna perspectiva de clase, sin dejar una toma de conciencia más amplia y profunda de los intereses de clase contradictorios presentes, sin que aparezca la perspectiva global y final que puede suprimir definitivamente a este sistema de producción que es la causa profunda de la inestabilidad social actual.

Battaglia Comunista #6, 2011

Tendencia Comunista Internacionalista.

[traducido por la FICI]


Notas:

1. A la medianoche del 21 de mayo, 25,000 personas se encontraban reunidas en la Puerta del Sol en Madrid. Los jóvenes, que constituían la mayoría de la manifestación, no hicieron caso de la prohibición de manifestarse decretada en víspera de las elecciones. En ese mismo momento, 10,000 personas se manifestaban en la Plaza de Cataluña en Barcelona, y miles más hacían lo mismo en las calles de todas las principales ciudades de España.

2. . En resumen, hay muchas propuestas de mayores reformas democráticas: abolición de varias leyes, entre otras la electoral, que se consideran injustas; hacer referendum para las leyes más importantes; abolición de la monarquía; separación completa entre Estado e Iglesia y supresión del financiamiento estatal a ésta; separación y no interferencia entre política y poder judicial; medidas contra la corrupción y el exceso de poder de la “casta política” que incluye la apertura de las listas electorales, exclusión de todos los acusados de corrupción que tienen cargos públicos; reforma al financiamiento de los partidos políticos; supresión de privilegios de la “clase política” respecto a sus pensiones vitalicias; descentralización administrativa, con mayor capacidad para las regiones, provincias y municipalidades a nivel de la gestión del presupuesto; mayor democracia directa mediante redes de web y telecumunicaciones. El otro eje directriz es la lucha contra la desigualdad social: reforma fiscal para favorecer a los ingresos más bajos; impuesto a las ganancias financieras; nacionalización de los bancos que han sido salvados con fondos estatales; reducción de la precariedad; salario mínimo. En fin, reivindicaciones ambientales y pacifistas: clausura inmediata de todas las centrales nucleares y apoyo a las fuentes de energía alternativas; más transporte público y reducción de los autos particulares; pistas de bicicletas y transporte gratuito para desempleados; reducción de los gastos militares y que el ejército no intervenga en diversos escenarios de guerra.

3. Beppe Grillo es un artista italiano alternativo quien, a partir de la idea de que el régimen político italiano estaba ya más allá de la broma, creó su propio movimiento político con el nombre de Cinque stelle (Cinco estrellas). Este es el jefe a quien se hace referencia en la siguiente frase.

4. Izquierda unida es una coalición política constituida en 1986 cuando varias organizaciones se opusieron a que España se sumara a la OTAN. Agrupaba a varias organizaciones izquierdistas, verdes, socialistas de izquierda y republicanos, pero estaba dominada por el Partido Comunista Español (PCE). Terminó por rebasar a éste en los sondeos y llegó hasta el 9%, pero posteriormente decayó.