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SITUACIÓN INTERNACIONAL

A continuación publicamos el volante que difundimos desde inicios de octubre de 2011, en el momento en que la fuerza de la movilización de la clase obrera en Grecia comenzaba verdaderamente a quebrar la censura de los medios de difusión internacionales. Algunos días más tarde, estos no podían ya hacer el vacío sobre la valerosa resistencia de los proletarios, desde hace ya mas de dos años, contra la sucesión sin fin de planes de austeridad cada vez más brutales. La fuerza de este movimiento respondía también a las campañas de la burguesía con miras a presentarnos los “movimientos de los indignados” como ejemplos a seguir, mientras que, desde el punto de vista del proletariado, son callejones sin salida, incluso trampas.

Durante las jornadas de huelga del 18 y 19 de octubre, la fuerza del proletariado en Grecia se expresó claramente en la dinámica hacia el enfrentamiento político con el Estado, hasta el punto en que la burguesía griega tuvo que utilizar a la milicia del partido stalinista contra la movilización obrera (reproducimos también, luego de nuestro volante, la denuncia que la Tendencia Comunista Internacionalista hizo al respecto, y que hacemos nuestra). En efecto, mientras que la clase obrera buscaba impedir que los diputados llegaran al parlamento para votar un enésimo plan de austeridad, éste sólo pudo actuar “con toda tranquilidad” gracias a la represión violenta ejercida por los golpeadores del partido stalinista. Algunos días más tarde, durante la fiesta nacional griega, muchas manifestaciones nacionales, incluso desfiles militares, tuvieron que ser interrumpidos, incluso suspendidos, debido a la oposición de los manifestantes, hasta el punto que muchos políticos y hombres de Estado, entre ellos el presidente, tuvieron que huir de las “ceremonias oficiales”.

Este proceso de enfrentamiento al Estado y al poder político -verdadera dinámica de “huelga de masas”- constituye un inicio de “politización” de la lucha de clases que, por supuesto, apenas está en sus inicios y todavía es ampliamente insuficiente para hacer retroceder, aunque sea momentáneamente, a la burguesía en sus ataques. Sin embargo, y contrariamente al apoliticismo y a la reivindicación de “más democracia” destacados por los diferentes movimientos de “indignados”, la clase obrera en Grecia muestra claramente, a los proletarios de todos los países, la vía a seguir, confirmando así plenamente la orientación de nuestro volante: la lucha de clases y el enfrentamiento político con el Estado.


¡Sigamos el camino que nos muestra el proletariado en Grecia!

¡Qué me importa si nos vamos a la quiebra: ya estamos en quiebra!”, es lo que piensa hoy un proletario griego en lucha, al igual que muchos de sus hermanos de clase. Y todos recalcan en coro:

¡No al desempleo, no a los despidos!, no a la miseria!, consigna a la cual hacen eco sus hijos estudiantes -cuyo futuro está totalmente bloqueado-: “¡Queremos libros, maestros, escuelas!”.

Así, son ya casi tres años durante los cuales la clase obrera de Grecia se ha negado a pagar por la crisis capitalista, tres años en los que ha resistido a los sucesivos planes de austeridad y de miseria cada vez más violentos, tres años de lucha, y durante los cuales los medios de difusión internacionales han censurado la información sobre el combate cotidiano de nuestros hermanos de clase. Y cuando esos charlatanes patentados se ven obligados a mencionar en sus columnas las manifestaciones callejeras y las huelgas más importantes en Atenas o Salónica (en particular las que afectan a los transportes, por lo cual es difícil callar completamente), es sólo para desnaturalizar su significado y contenido.

Son ya casi tres años de que la movilización obrera se mantiene y no se apaga: aún recientemente ha tenido lugar la enésima jornada de huelga y manifestación masiva, y otras están por tomar el relevo; tres años en que las manifestaciones callejeras se despliegan en todas las ciudades en diferentes ocasiones, tres años de estallido de huelgas en tal o cual sector, las cuales se extinguen y luego vuelven a brotar con mayor vigor; tres años en que la economía del país se encuentra paralizada parcial o totalmente; tres años en que las principales ciudades del país se encuentran regularmente bloqueadas por las huelgas y las manifestaciones; tres años en que cada obrero griego reencuentra, en las manifestaciones y en las reuniones de obreros, a sus familiares jubilados, a sus hermanos y hermanas asalariados -ya sean del sector privado o público- o a los cada vez más numerosos desempleados, sin hablar de sus hijos estudiantes arrojados a la calle; tres años durante los cuales los proletarios se han negado a plegarse a la política inmunda y arrogante del capital en crisis; de hecho, tres años de rechazo a la lógica capitalista de miseria y de muerte.

¡Que se larguen el gobierno y la troika!”, es lo que los manifestantes griegos gritan en las calles. Son igualmente ya casi tres años durante los cuales el conjunto del proletariado griego se levanta contra la voluntad del gobierno del Partido Socialista (PASOK) y de los organismos internacionales de la burguesía -a la sazón, la llamada “troika” formada por el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Central Europeo-, que busca hacer pagar al proletariado la crisis de su sistema de explotación; tres años en que la clase obrera, y detrás de ella todas las capas no explotadoras -taxistas, pequeños artesanos, profesionistas...-, se confronta al conjunto de la burguesía mundial; tres años en que ésta, de acuerdo y unida, se dedica sin descanso a hacer pagar la “primera” factura de su crisis a los proletarios y a la población de Grecia. ¿“Primera” factura? Sí, porque ella sabe, como lo sabemos todos, que después del proletariado de Grecia, es a cada clase obrera de cada país, una tras otra, que la burguesía querrá hacer pagar la factura de su propia crisis. ¿Acaso no ha comenzado ya por todas partes del mundo y en todos los continentes? ¿No ha demandado Obama y la burguesía estadounidense a los gobiernos europeos poner orden en sus asuntos económicos, mientras que estos últimos demandan lo mismo a los primeros? ¿No es la clase dominante de Alemania, apoyada por todos sus cómplices europeos, la que el mando de la Unión europea y del BCE dicta a todos los Estados del viejo continente el rumbo a seguir?

La burguesía nos ha declarado una guerra a muerte, en todos los países de todos los continentes. Y no puede retroceder. ¡No hay que hacerse ilusiones al respecto! La crisis que la golpea y que quiere hacernos pagar es irreversible, y marca la quiebra histórica del capitalismo. ¡Aceptar los sacrificios sería suicidario para nosotros! ¿No nos ha demandado sacrificios desde hace décadas? Con que otro resultado si no la quiebra generalizada y la miseria dramática para todos, la cual ya ni siquiera trata de ocultarnos.

Los que afirman -partidos de izquierda y sindicatos- que “hay dinero en la bolsa de los ricos y hay que hacerles pagar”, es decir, los que quieren hacernos creer que la solución está en que el Estado pueda “pagar la deuda”, tratan de arrastrarnos y encerrarnos en el terreno y la lógica capitalistas, detrás de la defensa de la economía nacional contra los llamados especuladores extranjeros, detrás del Estado capitalista. Es necesario, como hacen los obreros de Atenas a quienes “no les importa la quiebra capitalista”, rechazar ese terreno. Pues es una trampa, y esos mismos partidos de izquierda, izquierdistas, sindicatos que no han cesado de sabotear nuestras luchas durante todos estos años, tratan aún de imponernos la lógica del capital y de los sacrificios. Hay que rechazar esta lógica y estos sacrificios. “El Estado nos debe dinero” gritan los proletarios griegos. Es su voz la que hay que extender y, como ellos, rechazar los falsos chantajes del tipo de “pago de la deuda o quiebra general”.

¡Cuando gritemos verdaderamente, ustedes se van a dar cuenta!” clamaban los más determinados manifestantes de Atenas. Tienen razón. Es indispensable rechazar los sacrificios mediante la lucha masiva. Ciertamente, se puede hacer retroceder a la burguesía, al menos momentáneamente. Pero no hay que hacerse ninguna ilusión hoy: renovará en cuanto pueda sus ataques contra nosotros. El capitalismo en crisis no tiene ya los medios para hacer una excepción con alguna parte del proletariado internacional; y mientras conserve el poder, es decir el poder del Estado -“democrático o no”-, no dejará de multiplicar sus ataques contra nuestras condiciones de existencia.

Obreros, proletarios, para que nuestra cólera y nuestro rechazo hagan retroceder a los explotadores y su lógica infernal, no sólo debemos expresarla masivamente sino, sobre todo, debemos tomar el control de la dirección de nuestras luchas, lo que significa: no dejarlo en las manos de los sindicatos ni de los apóstoles de “hacer pagar a los ricos”. Debemos organizar nosotros mismos la extensión y la unificación de nuestro combate. Hay que organizarlo mediante nuestras asambleas generales soberanas, mediante nuestros delegados elegidos y revocables en cualquier instante, mediante nuestras delegaciones masivas que salgan a buscar la solidaridad activa de otros sectores obreros, mediante el paro de la producción en las empresas con la huelga y la ocupación de las calles con la manifestación. Así, como los proletarios griegos, bloquearemos esta sociedad a la cual la burguesía se aferra y que solamente sirve a sus intereses pero de ninguna manera a los nuestros.

Este es el camino que ha comenzado a tomar el proletariado en Grecia. Es el camino que nos muestra. Es el camino que debemos retomar en todos los países.

Pero hacer retroceder a los explotadores no será suficiente. Hay que quitarles el ejercicio del poder y destruir su Estado. Tal es la responsabilidad histórica del proletariado. La crisis y la quiebra general del capitalismo vuelve a poner ésta en el centro de la situación histórica, en el centro del destino de la humanidad.

Obreros, proletarios, nuestra clase no solamente tiene la necesidad de defender sus intereses económicos y materiales inmediatos, también tiene la responsabilidad de salvar a la humanidad entera de la miseria y de la guerra generalizada que la crisis del capital conlleva inevitablemente. No hay, pues, otra solución que la de abatir este sistema para construir otra sociedad, sin clases, sin explotación del hombre por el hombre, y sin guerra. Nuestros hermanos de clase, en Grecia, nos indican el inicio del camino. Así, parafraseando a la gran revolucionaria Rosa Luxemburg en 1918, podemos decir que hoy “en Grecia el problema sólo puede plantearse... y es en este sentido que el porvenir en todas partes pertenece al proletariado revolucionario”.

8 de octubre de 2011,
La Fracción de la Izquierda Comunista Internacional.


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